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Ni piedad ni perdón

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset, reconoce el error cometido al entrevistar en “La Noria” a la madre del Cuco y llora ante los medios su pena mora: “Nos equivocamos, nos equivocamos muchísimo, y si supierais cuán doloroso es equivocarse… a veces cuán humillante y cuán difícil corregir rápidamente un error”. ¡Pobre Vasile, arrepentido de haber sembrado de mierda los cerebros de los telespectadores españoles durante décadas! ¡Lástima de Vasile, consejero delegado de una cadena que el pasado año consiguió un beneficio neto de apenas 70,5 millones de euros, un 45.6% más que durante 2009! ¡Perdonemos pues a Vasile, un hombre que demuestra tener su corazoncito cuando ofrece muestras sin duda sinceras de arrepentimiento!

Mientras el cocodrilo derramaba lágrimas a espuertas en la gala-reunión con sus anunciantes, celebrada el pasado miércoles en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, su cadena continuaba emitiendo basura del mismo calibre que siempre. Cuando escribo estas líneas, en pleno horario de protección al menor, Coto Matamoros se burla de los telespectadores obesos que consultan a Karmele pidiendo ayuda (16:55). Antonio David, el ex guardia civil, asegura que su ex mujer, Rocío Carrasco, le ha sido infiel en numerosas ocasiones (17:29). “Juro por Dios, y juro por mis padres, que me cueste lo que me cueste me voy a llevar a la familia Ostos por delante”, amenaza Mila Ximenez (17:40).

“Cualquier problema vuestro es un problema nuestro, y si el problema vuestro lo hemos causado nosotros, tenemos que solucionarlo nosotros, lo sabemos perfectamente”, insistió Vasile, con las orejas gachas y el rabo entre las piernas. ¿Hablaba de los telespectadores? No, por dios, hablaba de los anunciantes. “Aunque la audiencia nos interesa, vuestro apoyo nos interesa mucho más”, se le escapó a Giusseppe Tringali, consejero delegado de Publiespaña.

La emisión total de publicidad en televisión creció en España en el segundo trimestre de este año un 10,7%, hasta los 7.560 minutos diarios, según el último “Índice de la televisión” realizado por Zenithmedia. Pero de esos 7.560 minutos emitidos al día, los telespectadores solo ven una media 21,5. De todas las cadenas, Telecinco es la cadena que más publicidad perdido el último año, emitiendo un 16,1% menos que en 2010.

La gallina de los huevos de oro está acatarrada. Después de la entrevista a la madre del Cuco en “La Noria”, la fuga de las marcas publicitarias y el aumento del desprecio del telespectador por la publicidad, en Telecinco están preocupados. Tanto como para que Vasile pida perdón, en uno de los mayores ejercicios de hipocresía en la historia de la televisión. Sabe que la telebasura puede sobrevivir sin telespectadores, la parte débil de la cadena, pero no sin publicidad, el lado rentable.

Ni piedad, ni perdón.

 

Telecinco apesta

¿Se le pueden quitar las manchas a un leopardo? En Telecinco quieren convencernos de que es posible, de que podemos renegar de la genética. Acojonados por el rechazo de los anunciantes, que han dejado de financiar la sordidez moral e intelectual que supone “La Noria”, Paolo Vasile y sus secuaces intentan maquillar la imagen de una cadena pestilente. Han suprimido “Enemigos” y “Resistiré”, dos de sus más conflictivos excrementos audiovisuales. ¿Telecinco sin telebasura? Misión imposible: a estas alturas, no hay ambientador en el planeta como para aliviar el hedor a mierda que expele esa cadena. La publicidad se ha dado cuenta, y comienza a alejarse. Y ya sabemos que, sin pasta, los italianos se quedan en nada.

Aquellos que cobran del estercolero están, lógicamente, a favor de su continuidad. Mercedes Milá, que estrenó el lunes un programa que apesta a fracaso (“El comecocos” arrancó con un ridículo 3,2% de audiencia), fue a presentarlo a “La Noria”, y aprovechó para mezclar churras con merinas en un burdo intento por confundir a la audiencia: “Por supuesto que vengo a apoyar a La Noria en Telecinco, y a todo lo que huela a libertad. Lecciones, las mínimas…”.  ¿Libertad? ¿Lecciones? Aquí el único problema es que un programa, en una cadena que es una concesión del Estado Español, ha pagado 10.000 euros a la madre de un presunto asesino por entrevistarla.

“La cantidad que ha recibido (la madre del Cuco) no hace rico a nadie”, dice sin ponerse colorada María Antonia Iglesias, en otros tiempos periodista y ahora tertuliana-basura, en una entrevista a “El periódico”. Y luego Iglesias habla de cinismo y doble moral, pero no de la suya, ojo, sino de la de aquellos que piensan que el mundo sería mucho mejor si no existiesen programas como “La Noria”. “¿Desmontar “La Noria”? Sería una barbaridad y un golpe contra la libertad de expresión, porque el programa no es solo espectáculo y sexo, sino que hay debate político. Y ese debate es muy incómodo para la derecha por su audiencia y repercusión. Y me parece desconcertante que se consiga esta reacción a través de un bloguero”.

Acabáramos… Para denunciar la bajeza moral de un programa de televisión no basta con ser bloguero. Hay que ser Stephen Hawking, Michel Houellebecq, Sergiu Celibidache o, cuando menos, Sergio Ramos. ¡Pobres María Antonia Iglesias y Mercedes Milá, que en lugar de ganarse la vida con el periodismo tienen que hacerlo en Telecinco!

 

Un motivo para NO ver la televisión

 

 

 

Buitres y vacas locas

Se acabó la prohibición: diez años después, los buitres podrán alimentarse de nuevo con el ganado que encuentren muerto en el campo. “Grandes noticias: ¿quién no ha tenido que dejar alguna vez el cadáver de una mula torda tirado en una dehesa?”, pensará el lector con guasa. No se pase usted de listo… Superar el trauma de las vacas locas, esa encefalopatía espongiforme bovina causada por priones, es un momento de alegría para la España rural. Buenas noticias para los carroñeros alados, de nuevo con comida abundante, que coincide con las malas nuevas para los coprófagos audiovisuales: “La Noria” ofreció el pasado sábado sólo unos minutos de publicidad de apenas cinco marcas (Pato WC, Vitaldent, Wilkinson, Pronto y la película El gato con botas). ¿Malos tiempos para la telebasura?

Hablamos de buitres y de vacas locas. Jordi González, presentador de “La Noria” (Telecinco), se siente orgulloso de la enseñanza recibida: “Estoy muy bien educado: fui a colegios de pago”, dijo el sábado sin que se pudiese apreciar un ápice de ironía o inteligencia en su rostro. Inmediatamente después de tan obsceno comentario, González dio paso a los hermanos Calatrava, un dúo de cómicos que no atraviesa el mejor momento de su carrera. A continuación hizo lo propio con Vicente Ruiz El Soro, un torero que, me temo, tampoco vive sus mejores días a nivel económico y profesional.

Marginada por la publicidad, “La Noria” agoniza sumergida en su propia mezquindad: sin dinero no puede pagar la nómina de asesinos y familiares, con lo que tiene que recurrir a marginales de segunda división. No se preocupen por González y compañía: la característica principal de los carroñeros es su adaptabilidad a las circunstancias. Sobrevivirán…

Seguimos hablando de buitres y de vacas locas. Rosa Díez se retrata en una entrevista en el diario El País. Vera Gutiérrez Calvo le pregunta por la postura de su partido sobre la ley del aborto. “No nos parece que sea un tema que haya que llevar en el programa”, responde la candidata de UPyD a la Presidencia del Gobierno. La periodista insiste, preguntando si su partido votaría a favor en caso de que el PP quisiese derogar la ley actual y volver a la anterior. Ante un mínimo ejercicio de periodismo, Díez se desmorona: “No me pronuncio sobre hipótesis que no se han producido”. Y su respuesta a la pregunta de si “apoyaría la inclusión de la cadena perpetua revisable en el Código Penal” suena aún más ambigua: “Apoyaríamos el debate al respecto”.

Pero el momento sublime llega cuando la periodista recuerda a Díez que UPyD propone la limitación de mandatos a dos legislaturas para los cargos públicos. “Pero usted lleva media vida ejerciendo cargos públicos”, remata como si nada Vera Gutiérrez Calvo. La política responde:

- Sí, pero no en este partido. En otro que no creía en la limitación de mandatos.

– ¿Ésta será entonces su última legislatura?

- Me parece que me quedaría esta y otra ¿no? Porque lo hemos aprobado ahora.

– ¿Empezaría a contar ahora?

- Creo que se interpreta así.

No olvidemos que Rosa Díez, como los hermanos Calatrava, forma parte de los esa selecta nómina de personajes que han sido entrevistados en “La Noria”.

 

Un motivo para NO ver la televisión.

Stoner

Autor: John Edwards Williams.

Editorial: Baile del sol.

“La gran ventaja de la ignorancia es que permite de vez en cuando la alegría del descubrimiento”, escribió Antonio Muñoz Molina tras leer, hace unos días, la poesía de Tomas Tranströmer, último ganador del Nobel de Literatura. Exactamente esa es la sensación que he tenido al terminar “Stoner”, la maravillosa novela del escritor tejano John Edwards Williams. Alegría por el descubrimiento, sorpresa por la grandeza de la sencillez y la profundidad de la historia y, sobre todo, un enorme placer por disfrutar de un clásico ignorado.

Stoner cuenta la vida gris de un gran hombre, aunque podría parecer lo contrario… William Stoner, hijo de humildes campesinos de Misuri, se convierte en profesor y consagra su vida a la enseñanza de la literatura. Un trabajo gris, ensombrecido por algunos compañeros hostiles y una mujer triste y depresiva, pueden hacer que la vida de Stoner parezca poca cosa. No, nuestro hombre no es un perdedor: sólo es una persona íntegra. En estos tiempos corruptos, en los que la berlusconización se extiende como la peste, leer sobre un hombre honrado resulta algo único y fascinante. Sobre todo cuando quien lo cuenta es un escritor como Edwards Williams, capaz de ofrecer en esta obra una memorable colección de personajes conmovedores.

En el “Stoner” de John Edwards Williams se escuchan ecos de los mejores Bernard Malamud, Philip Roth y Saul Bellow. No se deje amilanar por la espantosa portada y sumérjase cuanto antes en este relato descomunal sobre la belleza de la sencillez. ¡Uno de los libros más emocionantes que he leído en los últimos años!

Noche de cucos

Rosalía García, la madre biológica de El Cuco, cobró 10.000 euros por ser entrevistada anoche en La Noria (Telecinco). No sabemos cuál fue el caché de Mario Conde, pareja de lujo de esa señora en una de esas noches especiales que confirman al programa presentado por Jordi González como uno de los más sucios y hediondos en la historia de la televisión. Solo faltó José Bono, habitual de este espacio, para completar un esperpento audiovisual sin parangón: cuando parece que no se puede ser más miserable, más rastrero, cínico y esperpéntico, ahí está La Noria superándose a sí misma.

Les evitaré detalles sobre la entrevista, una farsa protagonizada por dos seres marginales en busca de perras. En un lado, la marginalidad social de una madre de la que sólo vimos las manos, el pelo, la espalda, las rodillas… nunca el rostro. En el otro, la marginalidad intelectual de una María Antonia Iglesias implicada en esta tomadura de pelo, la pobre, también por dinero. Si les interesa ahondar en la nada, en el morbo de una entrevista hueca, lea El Mundo, el periódico de la doble moral, ese cuyo director critica que se cobre por la entrevista (olvidando a Trashorras) pero la cuelga de inmediato en su web: “La madre de El Cuco asegura que nunca perdió el control sobre su hijo”.

¿10.000 euros por la entrevista? Una auténtica miseria. Nada más presentar a la madre, Jordi González tuvo que dar paso a un bloque de publicidad. El primero de muchos. Durante la emisión de “La Noria” Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, se debió retorcer de placer en su despacho viendo cómo los anuncios atiborraban el programa. La niña asesinada, los padres destrozados, una sociedad entera descompuesta… ¿A quién le importa? Algún día Paolo Vasile hará las maletas, se despedirá con un corte de mangas y se marchará a Italia para no volver, dejando en nuestro país una cantidad de basura absolutamente insoportable: el resultado de todos sus años de trabajo.

Noche de cucos, por tanto. Cucas la madre y María Antonia Iglesias. Y cucos Vasile, Jordi González y hasta el famoso padre de Mari Luz, que no quiso perderse un show de estas proporciones. Una noche de pajarracos en la que no podía faltar Mario Conde, el chorizo que imparte lecciones de moral y economía. Pero eso es otra historia que, como dijo Kipling, deberá ser contada en otra ocasión.