Si tuviera que explicar a alguien qué es la soberbia, le pondría la entrevista que Pepa Bueno hizo a José María Aznar el pasado miércoles. El ex presidente es la soberbia con piernas. Bueno, y con abdominales. Y con dosis ingentes de defectos paralelos a la soberbia, o quizá consecuencia de la misma. Aznar es insolente, arrogante, despreciativo, orgulloso hasta la náusea… Aznar es un puto asco. Incapaz no ya de reconocer sus errores, sino de haber cometido un solo error en toda su vida, Aznar es la última persona que necesita este mundo: alguien capaz de poner en marcha una guerra injusta e ilegal que causó miles de muertos, que destrozó a millones de familias, que ha alimentado el actual terrorismo… y que carece de capacidad para reconocer que se confundió, que no existían las armas de destrucción masiva, que tras su guerra de mierda este planeta es un lugar más inseguro, más triste, peor.
Aznar vive en su propia posverdad. No cambiaría “ni una letra ni una coma” de lo que defendió sobre el 11-M. No va a “pedir disculpas por defender el interés nacional de España” en el caso de la guerra de Irak. Niega conocer la existencia de una caja b en el PP. Asegura que no se equivocó al hacer vicepresidente a Rodrigo Rato y que acertó al nombrar a Mariano Rajoy como su sucesor. ¿Se puede ser más necio?
Aznar dice que se dedica a muchas cosas, entre ellas la inteligencia artificial. Y tanto. Carece de inteligencia emocional. Su absoluta incapacidad para la empatía, para la autocrítica, para la humanidad, me causó una mezcla de asco y pena. Más aún que Felipe González, número dos en el ranking de políticos soberbios. ¿Qué cojones tiene el poder que destruye a los hombres, a algunos, hasta convertirlos en basura?
Un motivo para NO ver la televisión
Lydia Loveless
Cd: Boy Crazy and singles.
Edita: Bloodshot Records.
No es un disco nuevo, pero es un gran disco. Es un Extender Play con cinco canciones grabadas en 2013, cuando la asilvestrada Lydia Loveless estaba de gira teloneando a los Supersuckers. Su tercer disco, el primero realmente grande, puesto que rezumaba una energía y una honestidad sorprendente. Y carecía de desperdicio: las cinco canciones son auténticos trallazos de Americana en estampida.
Pues bien, a ese EP ya clásico, con cinco canciones imprescindibles, los chicos de Bloodshot le han añadido seis nuevos cortes y lo han reeditado con una hermosa portada feminista. Entre las nuevas canciones, caras B y temas inéditos registradas entre 2012 y 2015, destacan dos versiones. “Alison”, la eterna balada del primer disco de Elvis Costello. Y “Would Die For You”, del legendario “Purple Rain” de Prince. En ambos casos Loveless consigue el equilibrio perfecto entre el respeto al tema original y el riesgo imprescindible para justificar la nueva versión.
El resulta de la suma del EP original y las caras B y descartes tiene sentido, resulta coherente y merece la pena. La hija bastarda, musicalmente hablando, de Lucinda Williams, recupera para sus seguidores y para el resto del planeta un trabajo que fue recibido con entusiasmo por la prensa especializada norteamericana: “Es una prueba más de que Loveless es un gran talento, y si su próximo álbum es tan bueno como éste, correrá el riesgo de convertirse en una gran estrella”.