En un tren, un hombre lanza exabruptos de índole sexual contra una mujer, a la que después realiza tocamientos. El compañero del agresor es un guardia civil que, en lugar de socorrer a la víctima e impedir los abusos, graba la escena con su teléfono móvil mientras se ríe y se burla. El agente, condenado a una pena de seis meses de inhabilitación para empleo o cargo público por omisión del deber de perseguir delitos, ha sido indultado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que ha rebajado la sanción a una multa de 500 euros. El indulto faculta al guardia civil, hijo del concejal y secretario general del Partido Popular en Lena (Asturias), para seguir en el cuerpo.
Horas después, un hijo de Alberto Ruiz Gallardón, recuerde, el ministro de Justicia que indultó al guardia civil que grabó una agresión sexual en lugar de impedirla, huyó tras chocar con dos turismos y casi atropellar a una mujer. En lugar de detenerse a rellenar el parte del seguro se refugió en el domicilio paterno. Según testigos, “por la forma de andar y de actuar iba en evidente estado de embriaguez”. Un suceso que recuerda otra fuga ilustre, la protagonizada recientemente por la presidenta del PP madrileño Esperanza Aguirre en plena Gran Vía.

Pasa la vida, pasan los años, pasan los dictadores y los caciques, pasa esta democracia de medio pelo, y todo sigue igual. En España mandan los de siempre, abusan los de siempre, dan doctrina los de siempre. Aquellos que extienden los carnés de patriota. Gallardón, ese hombre que disfruta casi tanto dando clases de valores y de moral como escuchando el sonido de su propia voz, ahora calla. Su hijo Alberto da por aclarado el suceso con un críptico desmentido en El País: “1. Ni la noche del viernes 13 de junio al sábado de junio, ni la noche del sábado 14 de junio de 2014 al domingo 15 de junio de 2014, tuvo (ni estuvo implicado en) ningún accidente de tráfico; es más, dicha noche no condujo ningún vehículo. 2. En consecuencia con lo anterior, y en cualquier caso, no es cierto que ninguna de las referidas noches se diese a la fuga de un accidente de tráfico”.
Lástima de ministro mudito, porque, como dijo el escritor francés Émile Zola, “si silencias la verdad y la ocultas bajo tierra, ésta no hará otra cosa que crecer”. Aguirre sin embargo no calla ni debajo del agua: “Es hora de que las plazas dejen de ser trincheras para albergar la fiesta de la continuidad y de la esperanza. Es la hora del Rey, es la hora del pueblo, es la hora de España”. Y continúa este demencial discurso añadiendo algunas de esas frases que me avergonzarían profundamente, en caso de no producirme auténtico asco: “protagonizar la historia, abolir las sombras, de avivar el letargo y de demostrar al mundo entero que somos un gran país, que mira hacia el futuro tras haber sorteado mil y una tempestades… Si el jueves, como es deseable y muchos deseamos, Madrid es un clamor, un feliz rompeolas de todas las Españas sabremos con certeza que aquello que nos une es mucho más profundo de lo que nos separa”.
Aquello que nos separa es mucho más profundo de lo que nos une. Y Esperanza Aguirre lo sabe. Lo sabe cuando se para en un cajero de la plaza de Callao, cuando se da a la fuga golpeando una moto de la policía, cuando nombra a dedo a su sucesor, cuando dice que ella destapó la trama Gürtel, cuando se ríe al leer la noticia del hijo de Gallardón…
Aquello que nos separa de Aguirre y de Gallardón es mucho más profundo de lo que nos une. Afortunadamente. Infinitamente más profundo. Somos casi dos especies diferentes. Oligarcas, el gobierno de ricos del que hablaba Aristóteles, contra ciudadanos. Así de fácil, así de diferente, así de terrible.

P.D.
Los dibujantes que abandonaron la revista El Jueves tras ser censurada su portada sobre el rey lanzan hoy mismo un cómic de 75 páginas (digital) con el que pretenden dar el adiós a Juan Carlos I y la bienvenida a Felipe VI. La cosa tiene muy buena pinta, y cuesta solo (un mínimo) de 1,5 euros. Se puede conseguir pinchando aquí: Orgullo y satisfacción.

Un motivo para NO ver la televisión
Natural Child.
Cd: Dancin´ With Wolves.

Natural Child es un trío de Nashville que amarga la vida a los aficionados a colgar etiquetas. Rock sureño, blues, country, boogie, una miaja de heavy… todo esto y mucho más es lo que encontramos en esta original banda que, con solo cuatro discos editados, deja un excelente sabor de boca.
El batería Zack Martin y el bajista Wez Traylor crearon la banda en 2009, a la que posteriormente se añadió el guitarrista Seth Murray. Más tarde se sumarían un teclista y un guitarrista de pedal steel. Con esta formación han grabado las diez canciones de este “Dancin´ With Wolves”, un disco imposible de describir en una sola palabra. Se trata de un trabajo amplio, que navega entre los aires campestres de Commander Cody y el boogie trotón de los Little Feat de Lowell George, pasando incluso por las madres de Frank Zappa. Así de abiertos, de sorprendentes, de libres.
Natural Child estarán tocando en España el próximo mes de septiembre. Día 3 en Barcelona, 4 en Madrid y 5 en San Sebastían.