El partido que ha destruido los discos duros de los ordenadores que podían contener las claves del caso de corrupción más importante de la democracia española acaba de aprobar una Ley de Transparencia. Sí, el mismo partido que se niega en redondo a que su líder rinda cuentas en el Congreso sobre el Caso Bárcenas. Con dos cojones. Y no contentos con semejantes incongruencias, acusan a la oposición, que se ha negado a participar en semejante pantomima, de “situarse en el lado oscuro”.
El lado oscuro es, por si usted no lo sabía, el final del camino del miedo. No lo digo yo, Obi-Wan Kenobi me libre, se lo dijo el Yoda a Anakin Skywalker en “Star Wars I: La Amenaza Fantasma”. Pero la cosa no queda ahí, puesto que el maestro Jedi sentenció: “El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”.
Yo también percibo mucho miedo. En todos, en el PP de Bárcenas y en el PSOE de los ERE. Miedo a perder el control, a perder privilegios, a perder aún más credibilidad, a perder incluso el coche oficial o el iPad. Miedo a tener que abandonar su escaño y tener que reincorporarse a la vida civil. Miedo a la verdadera transparencia.
Un ejemplo: la nueva Ley de Transparencia incluye a la Casa del Rey aunque, según informa ElDiario.es, “los miembros de la familia real no estarán obligados a pormenorizar los gastos de sus numerosas actividades públicas, ni a desvelar los negocios que realicen con las asignaciones que reciben de los Presupuestos Generales del Estado”.
Con lo fácil que sería ofrecer verdadera transparencia… Podían haber comenzado ayer mismo, con las cuentas de la Botella. Es decir, con la alcaldesa de Madrid convocando una rueda de prensa de verdad. Es decir, transparente. Una rueda de prensa en la que, en lugar de hacer chistes sobre el “relaxing cup of café con leche”, contase a los españoles, con pelos y señales, cuánto ha costado el gatillazo olímpico. Cuántos políticos han viajado en el avión privado de Florentino Pérez. A cómo estaba la habitación del Hilton de Buenos Aires. Cuánto ha invertido Madrid en publicidad y en qué medios de comunicación. Ese tipo de cifras que ayuda al ciudadano a entender las cosas. Transparencia, le llaman.
Un motivo para NO ver la televisión
Diez años sin Johnny Cash…