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Dudosa reputación

La COPE de los obispos tiene que pagar al Barça de Guardiola 200.000 euros. Un pellizco de nada: La Iglesia española recibirá este año 248,3 millones de euros a través del IRPF. En cualquier caso, y tal y como está la crisis, 200.000 euros es una cantidad importante para fundírsela en entradas de tribuna o camisetas de Messi (que no lucen nada debajo de la sotana). ¿Por qué paga la COPE al Barça? Por acusarles de drogotas: hace poco menos de un año, en el programa de radio “El Partido de las 12” informaron, citando una fuente sin identificar del Real Madrid, de las sospechas de que el Barcelona trabajaba con médicos de “dudosa reputación” y que estaban dispuestos a pedir a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que se practicaran controles antidopaje “serios” en la Liga BBVA.

El Juzgado de 1ª Instancia número 34 de Barcelona atendió la demanda contra la Cadena Cope por “intromisión ilegítima en el derecho al honor”. La emisora de radio reconoció que “la citada información ha resultado ser no veraz y proveniente de una fuente no contrastada”, y propuso un “resarcimiento”.

Esta es una de esas sentencias que da gusto escuchar: pones en entredicho la reputación de alguien sin pruebas, descubren tu mentira, te hacen rectificar, agachar las orejas y pagar. Finalmente, la que queda en entredicho es tu reputación. Cazador cazado.

Debería ser más habitual este tipo de escarmientos, para que no fuesen tan habituales ese tipo de calumnias. Un buen ejemplo son los sindicatos, difamados desde hace algún tiempo por todos los medios de derechas. Hace unos meses se crucificó a Toxo, secretario general de CCOO, por disfrutar de un crucero junto a su  mujer: “Toxo preparó la huelga general en un lujoso crucero por el Báltico”, titulaba un fancine ultra.

Por lo visto los sindicalistas no pueden ir de crucero, aunque sea uno sencillito y se lo hayan pagado con su dinero. Los sindicalistas no tienen derecho, al parecer, ni a tomarse una cerveza. Hace unos días La Razón publicó una de esas portadas para la historia…del periodismo-basura: “El mensaje sindical: ¡Ahora a tomar cervezas!”, decía el titular, que acompañaba una fotografía con el siguiente pie: “Liberados siguieron al pie de la letra las indicaciones sindicales en la Puerta del Sol”.

Peor si cabe son las maledicencias de Intereconomía, cadena que denunció a bombo y platillo que Cándido Méndez, secretario general de UGT, calzaba un Rolex y era habitual del lujoso restaurante del Hotel Villa Magna. Thais Villas, la entrevistadora de “El Intermedio” (La Sexta), desmontó las maledicencias del canal ultra de la manera más periodística, y sencilla, posible: contrastando la información, es decir, preguntando a Méndez. Resulta que jamás ha estado en el Hotel Villa Magna y que lo que lleva en la muñeca es una imitación que le regalaron en un congreso.

Los infundios raramente reciben la medicina que merecen: el caso de la COPE y los 200.000 euros del Barça es una excepción. Ahí tienen a Salvador Sostres, profesional de la provocación y el insulto, convertido por Pedro J en una estrella de la opinión. Ayer mismo se preguntaba en El Mundo por los sindicalistas: “¿Es ético, social y compañero que vivan (los sindicalistas) tan acomodadamente gracias a lo que les recaudan a sus pobres afiliados? ¿Han renunciado a su cuantioso sueldo antes de echar a sus compañeros más humildes a la calle? ¿Cómo se debe sentir uno que nunca ha trabajado cuando de repente le dicen que se queda sin trabajo?”. Mala gente.

¿Qué has hecho hoy Urdangarín?

La Comisión Constitucional del Congreso debatirá si deben prohibir que las televisiones paguen a delincuentes. Peliaguda cuestión. Primero porque parte de un concepto que, en nuestro país, resulta difícil de definir. Delincuente. ¿Qué es un “delincuente”? ¿Aquel que roba o asesina? ¿El corrupto? ¿Un notario? No seamos exagerados: delincuente solo es aquel que delinque. Es decir, aquel que no cumple con lo establecido por las leyes o normas de obligado cumplimiento. Si no lo he entendido mal, el que pone el coche a 130 o fuma en un bar es un delincuente. Esta teoría nos podría hacer creer que las cadenas de televisión, que se saltan habitualmente la Ley General de la Comunicación Audiovisual (exceso de publicidad, no respetar los códigos de protección al menor…), son auténticos nidos de delincuencia organizada.

Sin delincuentes, la televisión se queda en ná. Los delincuentes se han convertido en la sal y la pimienta de nuestras  pantallas. Para el telespectador, el delincuente es un cascabel que alegra los informativos, da color a los debates y vidilla a los reportajes de investigación. Sin delincuentes, la televisión moderna solo emitiría concursos y dibujos animados.

Viene siendo así desde los tiempos de “Curro Jiménez”. Todo comenzó con este inolvidable bandolero, pionero en el arte de la rapiña ilustrada (le acompañaba el Estudiante). No nos pongamos exquisitos: si nadie se quejó nunca de las andanzas de Curro y sus secuaces, ¿Por qué queremos cerrar ahora las puertas de la televisión a los herederos de aquellos asalta caminos? Donde triunfaron el Algarrobo, el Gitano y el Fraile ahora arrasan Julián Muñoz, Luis Roldán y la madre del Cuco. La ficción se ha hecho realidad. Las cosas han cambiado para seguir igual.

Ahí tienen el caso Urdangarín. No me puedo creer que usted no pondría dinero de su bolsillo por ver al abogado del marido de la Infanta Cristina, el señor Mario Pascual Vives, sentando en un plató, rodeado de famosetes, respondiendo con esa inocencia naif que le caracteriza a las preguntas de Jorge Javier Vázquez. Televisión en estado puro. Como televisión en estado puro es el careo judicial que mantuvieron Juan Antonio Roca, cerebro del caso Malaya, y Marisol Yagüe, exalcaldesa de Marbella, en la 140ª sesión del juicio sobre la corrupción marbellí:

Roca: “Lo siento, cariño, pero no puedo estar de acuerdo en que no te entregué el dinero”.

Yagüe: “Él sabe que lo quiero mucho y que quiero que salga mañana de la cárcel, pero no me entregó nada”.

Empalagoso hasta la náusea el culebrón, ¿verdad? No se confíe: tras ese despliegue de cariñitos y buenos modales se esconden 1,8 millones de euros.

Pero cuidado, porque el dinero no lo es todo en la vida. También está el talento. Ahí tienen, en medio de toda esta mierda de corrupción y podredumbre, una visión inteligente de la actualidad: “¿Qué has hecho hoy Urdangarín?”, la grandiosa sección de “El Intermedio” (La Sexta). Durante semanas, el programa presentado por Wyoming nos ha alegrado las noches con este tronchante microespacio, ejemplo perfecto de periodismo postmoderno. Y prueba fehaciente de que se puede contar la actualidad con ironía. Tienen competencia: el domingo, el Telediario (TVE) del mediodía abrió con esta frase: “cuando hoy ha entrado a declarar, Urdangarín parecía más animado que ayer”.

 

Un motivo para NO ver la televisión

I See Hawks in L.A.

CD: New Kind of Lonely.

Sexto disco de esta gran banda californiana, con reflejos de los burritos de Gram Parsons y los Poco de Richie Furay. Ni una acústica desafinada, ni una nota fuera de lugar, ni una voz desbocada. Este trío formado en 1999 borda el country rock de corte académico, perfeccionista, que reverencia las buenas canciones, las melodías atemporales y la perfección vocal.

Resacas

El juzgado de Primera Instancia ha desestimado íntegramente la demanda que interpuso Hermann Tertsch en 2009 contra el Gran Wyoming por vulneración de su honor al emitir unos vídeo-montajes humorísticos en “El intermedio” (La Sexta). Tertsch solicitó una indemnización de más de 200.000 euros por la agresión moral, “al hacerle pasar por un asesino”. El juez ha dicho que la libertad de expresión ampara la crítica: “El Intermedio es un programa de actualidad pero no un programa informativo…Cuando el espectador se sienta ante su televisor para ver El intermedio y al Gran Wyoming lo hace para reírse, para escuchar sus chistes y para ver los montajes de los vídeos que se proyectan, que cualquier telespectador medio es consciente de que estamos ante montajes realizados para entretener. No los confunde nunca con la realidad”.

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Gibson versus falete

Durante el tiempo que me dediqué a la música presencié un sinfín de duelos entre Gibson y Fender, dos leyendas de las seis cuerdas. Por eso cuando en La Sexta anunciaron el choque entre Gibson y Falete pensé en la gloriosa marca de guitarras de Nashville (Tennessee) enfrentada a una fábrica de contrabajos de Barbate. Pero no. Se trataba del choque televisivo entre un actor, director y productor de prestigio internacional, habitual en las superproducciones de Hollywood, y… el novio de la víctima de un secuestro express. ¡En el rincón de la derecha, con Pablo Motos como preparador (“El Hormiguero”, Cuatro) y con motivo de la celebración de su 500 cumpleaños…Mel Gibson! ¡En el rincón de la izquierda, con Wyoming como técnico (“El Intermedio”, La Sexta) y a rebufo de “El Hormiguero”… Falete!

Falete jugaba con ventaja: Wyoming no quiso robarle protagonismo. Pablo Motos a Mel Gibson sí. El presentador de “El hormiguero” habló más que su invitado, hizo más chistes, avanzó sus bromas y hasta se disfrazó con los mismos piños podridos que el protagonista de “Arma letal”. “¡Eres el puto amo!”, le soltó un Motos entusiasmado después de que el actor contase su broma favorita: “convencer a un tío para que bebiese su propia orina”. Aparte de este pequeño detalle (una entrevista irrelevante), el programa 500 resultó, como de costumbre, acelerado, intenso, ruidoso, variado, en algunos momentos incluso divertido… ¡Felicidades!

El programa 575 de “El intermedio” intentó contrarrestar el efecto Gibson con otro peso pesado: Falete. Las audiencias dirán. De momento puedo adelantarles que La Sexta ofreció resistencia, con momentos francamente delirantes, como la traducción simultánea (castellano-andalú) inicial o la definición que hizo el invitado del presentador: “le caben el Titanic y Cristina Almeida empaná”.

Dos buenos programas. Parte de la mejor televisión que se hace ahora mismo en España.

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P.D.1

El presidente de RTVE, Alberto Oliart, aseguró en comparecencia en el Senado que “una plantilla poco flexible le obliga a subcontratar”. Para dar fuerza y credibilidad a las declaraciones de su jefe, en la televisión pública han anunciado el fichaje de José Luis Uribarri como animador del festival de Eurovisión. Uribarri tiene 74 años, ocho menos que Oliart y 24 más de la edad máxima con que 4.120 trabajadores de TVE fueron invitados (ostracismo o pensión del 92% del sueldo) a jubilarse.

P.D.2

Al padre Samuel, cura del pueblo toledano de Noez y Totanés, no le dio por la pederastia. No. Sólo robaba y se prostituía. Se gastó 17.000 euros de la Hermandad del Cristo en líneas eróticas,  y en el tiempo que le dejaba libre el teléfono ofrecía sus servicios sexuales en internet (foto incluida) por 20 euros la hora. En “El programa de Ana Rosa” (Telecinco) tratan el tema con el rigor habitual: “¿con la sotana se notaba que estaba bien dotado?”, le pregunta la reportera callejera del programa a una señora que podía ser mi abuela. Mi abuela o Ana Rosa sin botox.

P.D.3

En el cierre de la Pasarela Cibeles el diseñador-carnicero Jesús Lorenzo presentó una colección creada con restos de animales muertos. Pieles. Es decir, tortura. Dos activistas de la asociación ecologista “Igualdad Animal” interrumpieron la llamada Cibeles Madrid Fashion Week para recordárnoslo. Les guste o no, piel es asesinato…

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Un motivo para NO ver la televisión.

Ray Wylie Hubbard.

Cd: A: Enlightenment B: Endarkenment (Hint: There Is No C).

Guitarrista de Oklahoma formado musicalmente en Texas, Ray Wylie ha grabado una docena de discos muy regulares en los que enlaza los sonidos campestres con el blues. El resultado es un country blues cadencioso, generalmente acústico, que arrastra las notas y no hace concesiones comerciales. Un tipo al margen del negocio, de la imagen, que se centra en su guitarra (una Gibson, hoy no podía ser de otra manera) y en contar historias de conejos, poetas borrachos y ángeles que tropiezan. Una oscura e imprescindible leyenda. Y un grandísimo último disco que se acaba de publicar: A: Enlightenment B: Endarkenment (Hint: There Is No C).