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Miserables & Doctorow

Me entero de la muerte del escritor norteamericano E. L. Doctorow mientras estoy escuchando unas declaraciones repugnantes de Isabel San Sebastián en la tertulia política del programa “El Cascabel”, en la cadena 13TV. La historia de siempre: muere alguien que ha contribuído a que tu vida sea más agradable y entretenida, a que seas mejor persona, mientras que los miserables de siempre se encuentran en plena forma y se muestran incansables en sus tareas favoritas: emponzoñar el ambiente, enfrentar a la gente, hacer del mundo un lugar infecto.

No hay diferencias ideológicas o políticas. Hace dos días fue un alcalde del PP quien llamó “puta barata podemita” a una rival política. Ayer un socialista de postín, Joaquín Leguina, se burlaba de las ONG y de la pobreza, y se olvidaba de su sueldo como miembro de la élite del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid: “Si yo me dedico a cuidar pobres, me interesa que haya muchos. Porque si no hubiera pobres, ¿a qué me dedicaba?”. Hoy ha sido una periodista, Isabel San Sebastián, quien ha demostrado una especial sensibilidad con tres colegas en apuros: “los periodistas españoles se meten en Siria porque saben que si les secuestran, el Estado paga sus rescates”.

No perdamos más tiempo con estas miserias y con estos miserables. Sumerjámonos en el mundo de Doctorow, una de esos escritores que contaba grandes pequeñas historias, como la de los neoyorkinos “Homer & Langley”. O simplemente historias con mayúsculas, como “La gran marcha” o “Ragtime”. Un autor completo, total, que escribía de maravilla de manera directa, sin recrearse, prestando especial atención a los personajes, sin olvidar el compromiso social, el humeo ácido y los hechos reales. En algunas ocasiones parecía un filósofo, en otras un historiador, a veces un periodista grandiosamente dotado para narrar el mundo que nos rodea. Un tipo capaz de escribir un western, como “El hombre malo de Bodie”, una obra experimental sobre la Gran Depresión, como “El lago”, o una historia sobre los gansters del Bronx en los años 30, como “Billy Bathgate”. Lo dicho, un escritor imprescindible dueño de un universo propio. Yo entraría en ese paraíso literario por “Ragtime”… o quizá por “Homer & Langley”…

Pinche y lea algo de Doctorow…

El escritor de la familia.

Edgemont Drive.

La comedia de la ironía.

Author E. L. Doctorow

Pobreza

El juzgado número 6 de primera instancia de Tarragona ha condenado a TVE. ¿Por haberse convertido en un instrumento de propaganda al servicio del Gobierno del PP? No. ¿Por haber perdido audiencia, además de credibilidad, y haber convertido la televisión pública en una caricatura innecesaria? Tampoco. Por algo incluso peor, que ya es difícil: por vulnerar los derechos a la imagen y la intimidad personal y familiar de un niño discapacitado. TVE actuó, según el juez, “con fines morbosos, conmiserativos y mendicantes”. Y ofreció información “entroncada con la curiosidad morbosa”.

El programa se llamaba “Entre todos”, se emitía en La 1 y estaba presentado por la impresentable Toni Moreno. Han pasado casi dos años desde la emisión de aquel espacio lamentable. Demasiado tiempo. Con ver el programa cinco minutos ya quedaba claro que se trataba de auténtica basura, diseñada para convertir en espectáculo televisivo el dolor y la miseria ajenas. El fallo es decepcionante: en lugar de prohibir a los responsables del programa pisar un plató de una televisión pública el resto de sus días, se limita a condenar a TVE (El Ente) a “la retirada de cualquier vídeo que reproduzca en todo o en parte el programa”.

En este blog hablamos en su día de “caridad en lugar de servicio público”. (http://www.eldescodificador.com/2013/09/18/caridad/). La caridad es un concepto repugnante, que me recuerda las mesas de la Cruz Roja que presidía Carmen Polo envuelta en abrigos de piel. Fines conmiserativos. Pero eran los viejos y grises días de Franco… Hoy vivimos en un país con un 22% de ciudadanos estadísticamente considerados pobres, por mucho que le pese a Joaquín Leguina. El socialista, ex presidente de la Comunidad de Madrid, sugiere que las cifras sobre el aumento de la pobreza en nuestro país están manipuladas por las ONGs: “Si yo me dedico a cuidar pobres, me interesa que haya muchos. Porque si no hubiera pobres, ¿a qué me dedicaba?”, dijo en “La Sexta Noche” (La Sexta).

En 2015 en España, señor Leguina, pobreza no es solo pedir limosna es una esquina. Pobreza es no tener vivienda. Pobreza es no poder pagar la luz, o no comer proteínas dos veces por semana, o no poder hacer frente a un imprevisto. Pobreza es vivir en riesgo de exclusión social. Pobreza es que los bancos de alimentos estén desbordados. Y que muchos niños realicen la comida fuerte del día en el colegio. España es el segundo país de la Unión Europea en desigualdad, tras Rumanía.

Pero entiendo, señor Leguina, que le resulte difícil entender el concepto pobreza, o ponerse en la piel de los más necesitados, cuando solo por pertenecer al Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid en calidad de consejero permanente esté cobrando 8.500 euros brutos mensuales.

 

En pelotas

El ayuntamiento de San Sebastián ha prohibido a la cadena Discovery rodar en Artikutza, un espacio protegido “de alto valor ecológico”, el programa “Aventuras en pelotas”. Ya estoy viendo la escena, protagonizada por el productor de la televisión y el funcionario del consistorio…

– Egun on! Que nos gustaría grabar un programa en su parque natural…
– Egun on! ¿De qué va? ¿Cómo se llama?
Naked and Afraid. Nada, una cosa de supervivencia…
– ¿Naked and Afraid? En euskera o en castellano, por favor.
– Aventura en pelotas.
-¿Perdón?
– Aventura en pelotas.
– ¡Fuera!
Tengo un gran concepto de los donostiarras. Hacen cosas, que diría Mariano Rajoy. Algunas tan perfectas como la txuleta o el sapito. Por eso me alegra sobremanera que hayan mandado a hacer puñetas a emprendedores televisivos de semejante calaña: “Aventuras en pelotas” tenía previsto soltar en Artikutza a un grupo de concursantes en bolas, que deberían sobrevivir durante 21 días consiguiendo sus propios alimentos, jiñando entre unas matas y durmiendo bajo un roble. ¿Se puede ser más necio?

Monegal

En Madrid, al que quieren dejar en pelotas todos los grandes medios es al nuevo ayuntamiento. “Carmena cambia la web Versión Original por la presión del PSOE”, titulaba El País la información que abría su web en la mañana del lunes. Si el lector se tomaba la molestia de entrar en la noticia se encontraba con una sorpresa: “La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (Ahora Madrid), pactó a primera hora de la mañana con el líder municipal socialista, Antonio Miguel Carmona, una declaración conjunta en la que “acuerdan mejorar la web V. O. en aras de una mayor transparencia y garantizar una mayor confianza en los medios de comunicación”. Pero, apenas dos horas después, la regidora ha publicado en Twitter: “Tal y como anunciamos el viernes, V. O. no cambia, pero estará abierta a revisión y mejora, como todas las decisiones que tomamos”. “La web sigue adelante”, añade en otro mensaje. La portavoz municipal, Rita Maestre, ha tuiteado: “la web no se cambia”. Estos mensajes corrigen de plano a Carmona (cuyos votos mantienen en el gobierno a Ahora Madrid), que ha dado por hecho esta mañana que la web se modificará”.

A ver si nos aclaramos… ¿Carmena cambia la web Versión Original por la presión del PSOE, como titula El País abriendo o, como dice el texto de la noticia, simplemente la mejora en aras de una mayor transparencia? No es lo mismo. Si usted solo ha leído el titular de portada, se habrá dado cuenta de la inconsistencia de Carmena y su equipo, auténticas veletas, peleles en manos de un PSOE que sabe presionar. Si usted ha entrado en la información, lo importante es que recuerde que son los votos del socialista Carmona quienes “mantienen en el gobierno a Ahora Madrid”. ¿Está claro en ambos casos?

Los ayuntamientos están calientes. Parece que no gusta compartir el poder con nuevos partidos, escuchar ideas alternativas, admitir que las cosas se pueden hacer de otra manera. “Puta barata podemita”, llamó en Facebook el ilustrado alcalde de la localidad conquense de Villares del Saz, José Luis Valladolid Lucas (en la imagen inferior con una amiga), a la portavoz del PSOE en Castilla-La Mancha, Cristina Maestre. La portavoz socialista había pedido al PP que “dejara trabajar al Gobierno”, y el alcalde popular se vino arriba: “Lo que pasa es que llevabais cuatro años sin robar y sin colocar a dedo a todos los lamepollas del PSOE”.

podemita

¿Sabe usted lo que dicen los tertulianos de este individuo? Pues que sí, que ya, que vale, pero… ¿y el chiste de Zapata con los judíos?

 

Alianza de civilizaciones

Las perspectivas son inmejorables, de ensueño. Mediodía del primer domingo del mes, tumbado en mi sillón favorito, cerveza IPA en mano, leyendo una entrevista de Juan Cruz a Vargas Llosa en la revista Jot Down… Smart. ¿Quién da mas? Charlan sin prisas y sin límites de espacio, recuerden que se trata de periodismo de largo recorrido, sobre la falta de papel higiénico en Venezuela, el brillante diseñador de joyas que es el gran estadista Felipe González, lo atrasados que estarían en Iberoamérica sin la aportación del grupo PRISA, la amenaza que supone Podemos para la civilización occidental, cuánto añoramos los españoles el espíritu de la Transición, lo sabrosotes que resultan los carnavales en Santa Cruz de Tenerife

Vivimos tiempos duros en los medios de comunicación. Sobrevivir es el reto. Hace frío ahí fuera. Está muy oscuro y es fácil sentirse solo: las alianzas de diferente tipo se han convertido en algo habitual. Ahí tiene a Movistar y Canal +, un acto de depredación convertido por obra y gracia de los gabinetes de prensa en un brillante plan estratégico de colaboración entre empresas en expansión. O a los más modestos InfoLibre y Ctxt, unidos por el periodismo de base y las buenas intenciones. Pero el más curioso sin duda es el pacto entre el que un día fuera diario progresista El País y Jot Down, la contemporary culture mag que apuesta por la divulgación de la cultura y las ideas. “Jot Down flirtea con el lado oscuro“, ironizan estos últimos en una nota que advierte de sus intenciones: “Con Jot Down Smart, El País incorpora a su oferta de fin de semana un producto de gran calidad muy afín a sus lectores”.

¿Afín a los lectores de El País? Quizá en otra era geológica. Hoy El País es un periódico rabiosamente conservador que se desangra cada mañana en el quiosco. El peor País de la historia, sin duda. Por eso un texto de Juan Cruz abriendo Jot Down Smart muy bien podría parecer el mejor editorial de esta alianza de civilizaciones antagónicas, toda una declaración de principios. Pero no seamos cenizos y crucemos los dedos. Soñemos con un mundo ideal, en el que la revista de las ideas inyecta algo de frescura y talento a un diario que agoniza. Es más fácil imaginar un unicornio, lo sé. El País es un proyecto agotado, que ha dado un estremecedor giro conservador, ha perdido el norte periodístico y parece dedicar su sección de cultura a solventar compromisos. ¿Qué puede obtener un medio joven y dinámico como Jot Down de un muerto viviente como El País? Dinero no creo. ¿Distribución? ¿Archivo gráfico? ¿Ejemplares descatalogados de Alfaguara?

Pactos contra natura aparte, resulta muy preocupante la incapacidad de El País para generar contenidos propios de calidad. Su política de fichajes recuerda a los grandes equipos de fútbol, que incapaces de mantener una cantera digna cubren sus carencias a golpe de talonario. Ahí tienen Materia, una web de ciencia para cubrir el hueco de una sección de ciencia. O al Huffington Post, un medio revolucionario que con el que Cebrián quiso sumarse a la última tendencia de la profesión, el “periodismo de gatos”. O ahora Jot Down, una excelente revista cultural del siglo XXI tratando de reanimar un diario sin cabeza anclado en un pasado soporífero.

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