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El imperio de la publicidad

La noche del lunes comencé a ver la segunda temporada de “Boardwalk Empire”, la serie producida por Martin Scorsese que emite Canal +. Y tuve que apagar la televisión a los cinco minutos. En la esquina superior izquierda de la pantalla aparecía el logo de la cadena. En la esquina superior derecha, algo sobre la posibilidad de ver la serie en HD. Y en toda la franja inferior, una oferta para comprar un partido de fútbol. Para tratarse de una cadena de pago, me pareció excesivo: no creo que a Scorsese le hubiese gustado toda esa mierda promocional sobre sus maravillosos decorados, sus brillantes diálogos y sus actores majestuosos.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) ha condenado a España por no haber tomado medidas para evitar que las cadenas de televisión rebasen los límites de publicidad que fija la legislación comunitaria. Las cadenas españolas se pasan por la entrepierna la normativa europea, y vulneran de manera regular “y por un amplio margen”, el límite de doce minutos de anuncios por hora de programación. Prefieren pagar las multas a cumplir la ley. ¿Los telespectadores? Que se jodan.

Yo no lo haré, dios me libre, pero quizá algún telespectador se sienta incómodo con toda esta basura publicitaria y se pase al enemigo. O bien comprando el DVD de la segunda temporada de “Boardwalk Empire”, o bien bajándoselo de internet. ¿Un delincuente? Quizá. Lo que parece claro es que no será el único, ni el más importante, en un país que apesta a chorizo. Para percibir el tufo solo es necesario ver un informativo: a la reaparición de Francisco Paesa, nuestro más ilustre cadáver, hay que añadir la habitual ristra de “supuestos”. Desde el conseguidor Urdangarín al megalómano Teddy Bautista, pasando por el soberbio Juan Antonio Roca, el “Campeón” José Blanco o los siempre animados personajes que nos llegan cada día desde ese sumidero llamado Valencia

“Se acabó la impunidad para las cadenas de televisión”, dijo en el verano del 2009 la por entonces muy ufana vicepresidenta Primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Anunciaba el anteproyecto de la Ley General Audiovisual, y no se cansaba de prometer: “Habrá sanciones claras, se acabó la impunidad”. Viniéndose claramente arriba, señaló que la ley regularía la publicidad en la televisión e introduciría “buenas prácticas” en la defensa de los menores. Hoy sabemos que todo era mentira.

Eliminaron la publicidad de la televisión pública, dejando el camino libre (la pasta) a unas cadenas privadas que emiten bloques de 15 y hasta 20 minutos de publicidad. ¿Defensa de los menores? Las series que emite La Sexta por la noche para adultos, unas semanas después se emiten a las cinco de la tarde calificadas como para mayores de siete años. Y Telecinco vomita su “Sálvame diario”, repleto de mentiras, sexo chungo, incestos y demás decadentes y malhablados famosetes, de 15:45 a 20:00.

No se me ocurre ninguna circunstancia, como escribió una vez Arnold Joseph Toynbee, en la que la publicidad no sea un mal. Y podría llegar a pasarme lo mismo con la televisión.

 

Un par de motivos para NO ver la televisión

Crímenes

Autor: Ferdinand Von Schirach.

Editorial: Salamandra.

Acabo de terminar el libro y me encuentro en shock: el último de los once relatos breves incluidos, todos basados en procesos criminales en los que ha participado este jurista alemán, es una maravilla. El perfecto cuento de Navidad. Una historia que nos recuerda la breve distancia que separa la maldad de la bondad, y lo relativo que es todo aquello que tiene que ver con las miserias y grandezas del ser humano. Las cosas no son siempre lo que parecen, y los asesinatos no son una excepción a esta regla.

Once historias conmovedoras protagonizadas por gente corriente que, arrastrada por unas circunstancias adversas, es capaz de lo peor. Y en ocasiones de lo mejor. Von Schirach se cuida mucho de juzgar a los protagonistas de estas aventuras judiciales. Simplemente expone los hechos, de manera directa, sencilla y eficaz, como debería hacer un buen periodista, y deja que sea el lector quien decida.

¿Una nueva vuelta de tuerca al género policiaco? Sin duda.

 

Dale Watson

Cd: The Sun Sessions.

Los seguidores de Johnny Cash están de enhorabuena: definitivamente, el hombre de negro se ha reencarnado en Dale Watson, un músico de Alabama que escribió su primera canción con doce años. Dueño de una voz profunda y cálida, Watson acaba de editar “The Sun Session”, el disco número 20 de su carrera. Canciones propias, grabadas con guitarra, batería y contrabajo, que sirven de homenaje a todo un sonido y, por supuesto, al primer Cash, aquel que en la segunda mitad de los años 50 se convirtió en uno de los fichajes estrella de la legendaria Sun Records. Country trotón para vaqueros sin complejos.

La princesa del pueblo (y el Ondas)

La omnipresencia de Belén Esteban en televisión durante estas fechas tan señaladas ha eclipsando el resto de sucesos navideños. Ni Papá Noel, ni reyes Magos, ni reyes Borbones, ni hostias. La de San Blas se sobra y basta para sostener sobre sus hombros el peso de toda una cadena, Telecinco, definitivamente agotada. La ex de Jesulín de Ubrique se operó el careto, presentó las campanadas, protagonizó un especial en la tarde del sábado (“Belén Esteban da la campanada”) y se ha convertido en la comidilla de  todas las tertulias. La Esteban eleva la audiencia y el prestigio de los programas de Telecinco… imaginen cómo será la audiencia y el prestigio de los programas de Telecinco.

El decadente especial, presentado por la no menos decadente María Teresa Campos, fue tan cutre como cabía esperar: un fétido making off de las campanadas aliñado con actuaciones e invitados marginales. “¿Por qué ha elegido Versache? Porque Versache está muerto y no puede quejarse”, dijo del traje de Belén Esteban su compañero de baile, un Jorge Javier Vázquez que iba vestido de pingüino orondo. Los pingüinos orondos tampoco podían quejarse, pero nadie tuvo el mal gusto de recordárselo. “Bailamos la conga, que es lo peor”, insistió el galardonado presentador, empeñado en dejar claro que, intelectualmente hablando, estaba muy por encima de esa horterada de programa.

Una extraña pareja, el Ondas y la princesa del pueblo. En Nochevieja ganó TVE (50,8% de audiencia), pero Telecinco marcó paquete (21,2%) de cara a futuras campanadas, y humilló y dejó descolgados a sus rivales privados: Antena 3 (3,3%), La Sexta (2%) y Cuatro (1,3%). El futuro de las retransmisiones de la noche de fin de año se presenta fascinante, ¿verdad?

Tengo que confesarles una bajeza: me alegro tanto del éxito de Belén Esteban como del fracaso de Los Manolos, la apuesta de Cuatro para “las uvas”. Lama y Carreño son el ejemplo perfecto de esa televisión zafia y machista que tanto gusta a gente como… ¿Berlusconni? Tienen mucho futuro estos Manolos.

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PD.1

Estamos hartos de publicidad. Eso parecen sugerirnos las audiencias, que aseguran que, en su primer día sin anuncios, TVE dobló en número de telespectadores a las cadenas privadas (23.1% frente a 11.3% de Telecinco, un 11,2% de Antena 3…). El debut de la televisión sin cortes destrozó al resto de grandes cadenas. Algo que, si bien no garantiza nada, se convierte en un dato a tener en cuenta en los primeros pasos de esta nueva televisión pública.

Y hablando de publicidad… El 3 de enero escucho en La 1 de TVE: “ya a la venta el nuevo DVD con la primera temporada de la serie Águila Roja”. Este anuncio ¿no es publicidad? Se trata de un producto de la propia cadena, pero ya saben lo que se considera publicidad: la divulgación de anuncios con carácter comercial. Les recuerdo que los DVD de “Águila Roja” se venden a un precio de 29,95 euros.

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Por cierto ¡FELIZ AÑO NUEVO!

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año uno después de publicidad

Las campanadas sonaron a gloria: anunciaban que en ese momento la televisión pública española dejaba de emitir publicidad. Comenzaba una nueva vida, con las películas sin interrupciones y los telediarios sobredimensionados. Libre de ataduras comerciales, estafas telefónicas y concursos aberrantes. Una vida con menos presupuesto, que algunos como Luis Fernández no quisieron asumir. Una vida que puede ser maravillosa, si TVE se convierte en una alternativa de calidad al resto de cadenas comerciales. O que puede ser decadente, si insiste en competir con ellas en inferioridad de condiciones económicas.

(Cortesía de Boli Blog)

Una televisión sin publicidad. ¿Se lo pueden imaginar? Cuesta trabajo, la verdad, puesto que el resto de la programación de TVE apenas ha cambiado. En Nochebuena, Raphael. En Nochevieja, José Mota. Y los mismos programas chuscos de siempre: que si el disco del año, que si el show producido por José Luis Moreno…

“A lo mejor dentro de dos años vuelven los anuncios a TVE”, advirtió precisamente Raphael en un lamentable reportaje de relleno incluido en un Telediario. No sería de extrañar la vuelta atrás viendo lo que sucedió en La 1 tras las campanadas: un plano fijo de la Puerta del Sol. Los presentadores no acertaban a decir nada. Interminables silencios. Siluetas de ciudades europeas reflejadas en las paredes de la antigua Dirección General de Seguridad del Estado. Y un primer programa del 2010 que comenzó con… una actuación antigua de Mecano. Las privadas, frotandose la manos…

¿Los presentadores? Unos aceleradísimos Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban (Telecinco) se comieron a los pusilánimes Anne Igartiburu y Manuel Bandera (TVE), a los desconocidos Antonio Garrido y Patricia Montero (Antena 3), a los marginales Berto y Ana Morgade (La Sexta) y a los siempre impresentables Manolos (Cuatro).

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P.D.

Lo mejor y lo peor del pasado año para un servidor.

– Mejor programa: “Muchachada Nui” (TVE), “El intermedio” y “Buenafuente” (La Sexta).

– Peor programa: “Hombres, mujeres y viceversa”, “Gran Hermano” (Telecinco).

– Mejor serie española: “Qué vida más triste” (La Sexta).

– Peor serie española: “Los exitosos Pells” (Cuatro), “Somos cómplices” (Antena 3), “De repente los Gómez” (Telecinco).

– Mejor serie extranjera: “Bones” / “El mentalista” (La Sexta).

– Peor serie extranjera: “Flashforward” (Cuatro). Decepcionante. Un gran arranque, una triste continuidad.

– Mejor presentador: Pepa Bueno.

– Peor presentador: Curri Valenzuela.

– Acontecimiento del año: la imaginaria agresión a Hermann Tertsch, por hacer posible su posterior y ya legendario informativo desde la cama del hospital.

– Mejor disco: The Black Crowes (“Before the Frost… Until the Freeze”) y Slaid Cleaves (“Everything You Love Will Be Taken Away”) y…

– Mejor libro: “El poder del perro”, de Don Wilson (Roja & Negra); “Pilotos, caimanes y otras aventuras extraordinarias”, de Jacinto Antón (RBA); y la reediciones “Warlock”, de Oakley Hall (Galaxia Gutenberg) y Cuentos completos de Eudora Welty (Lumen).

– Mejor concierto: Lucinda Williams.

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