“Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia”. William Faulkner
Cuando usted lea este post José Blanco, el flamante perrillo de presa de José Luis Rodríguez Zapatero, ya no tendrá el aspecto pazguato e incluso panoli que le daban las gafas de culo de vaso. El ministro de Fomento habrá dejado atrás ese look de candoroso mirlo blanco gracias a la magia de la cirugía: si la noticia es cierta (la ofrecía El Mundo), Blanco fue operado entre el lunes y el miércoles por los mismos oftalmólogos del Instituto Fernández-Vega de Oviedo que se encargan de la “jet”. La verdad es que el pobre Pepiño debía ver menos que un gato de escayola… No ya por lo que tardó en vislumbrar la crisis, o por no ver que le llamaron de “La Noria” para ridiculizarle, sino porque han tenido que hacerle un “completo”: miopía, astigmatismo y presbicia.
“¿Y a usted qué le importa la vista de José Blanco?”, se preguntará el lector de izquierdas. Pues poco, la verdad. Lo que si me preocupa es que todo un pedazo de ministro socialista no tenga suficiente con la Seguridad Social. ¿Acaso la sanidad pública no se ocupa como debe de nuestros luceros? Los políticos deben dar ejemplo. Y en temas sociales, y si son socialistas, más.
Por eso me temo que la miopía, el astigmatismo y la presbicia del político del PSOE no estén en sus ojos, sino en su socialismo. Quizá alguien debería recordar a Blanco, como hizo Alfonso Guerra con Bono, la “probada austeridad que presidio la vida” de Pablo Iglesias, fundador del partido en que militan.
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Un motivo para NO ver la televisión
Cd: Junky Star.
Nuevo disco de uno de los grandes talentos emergentes de la música norteamericana. Jinete de Rodeo, compositor y guitarrista, Birgham ha grabado en tres años otros tantos discos, todos de un nivel tan alto como “Mescalito” (su primer trabajo) o el nuevo “Junky Star. Y ha participado con dos canciones en la banda sonora de la película “Crazy Heart”…
“Junky Star” está grabado junto a la que ya puede considerarse su banda de toda la vida: The Dead Horses. Son trece canciones magníficas que, gracias a una voz quebrada pero muy sugerente, nos sumergen en esos escenarios mágicos que inventaron Dylan y Neil Young. Un cantautor brillante de larguísimo recorrido.
Y de propina este Dylan’s Hard Rain, otra de sus maravillas…