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Nada es lo que parece

Final de la Champions entre Real Madrid y Atlético de Madrid. En el minuto 121, con el partido decidido a favor de los merengues gracias a un contundente 3-1, Cristiano Ronaldo marca de penalti el cuarto gol de su equipo. Enloquece. Se quita la camiseta, pone cara de increíble Hulk, y tensa su cuerpo mostrando un catálogo de músculos solo comparable al del Aznar playero. ¿La reacción animal de un futbolista de raza diseñado para ganar? ¿La exhibición desproporcionada de una estrella descerebrada, de un deportista gañán? ¿La explosión física de un atleta perfecto? ¿Una desafortunada ostentación de fuerza y poder? Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Se trataba de una maniobra premeditada, estudiada, medida. Cuestión de marketing: CR7 se desnudó, tensó su torso y se dirigió a una cámara concreta, de cine, que se dedica al rodaje de “Ronaldo, the movie”, una película sobre la vida del futbolista portugués.

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Nada es lo que parece. Rubalcaba comparece ante los medios tras la dolorosa derrota electoral del PSOE en las elecciones europeas. Y con firme voz varonil, todo digno, hace una feroz autocrítica que finaliza con esta frase: “He elegido la opción de irme…”. Pero en realidad quiso decir lo que había afirmado sólo tres minutos antes: “Seguiré como secretario general hasta que el partido decida quién me sustituye”. Es decir, que piensa marcharse sin irse y, para que queden claras sus intenciones, torpedea las primarias para controlar la sucesión. Que está por el cambio, vamos.

Nada es lo que parece. Hacienda ha llegado a la conclusión de que la familia Mato-Sepúlveda recibió 477.000 euros en cohechos de la trama Gürtel: dinero efectivo, participación en empresas y pagos de viajes, fiestas y regalos para él, sus hijos y su mujer. ¿Responsabilidad moral de la ministra? ¿Dimisión? No, por dios… La cantidad no declarada a Hacienda no supera el límite para considerarse delito. La responsable de Sanidad recibió regalos por su condición de esposa y, por tanto, se le deben computar a Jesús Sepúlveda, responsable electoral del PP durante años.

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¿Nada es lo que parece? Rita Barberá no se considera “una ratita de la política”. ¿Acaso no le gustan los diminutivos?

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¿Nada es lo que parece? El ministro del Interior Fernández Díaz elige el Valle de los Caídos para “meditar”. Un miembro del Gobierno de España se retira a un mausoleo fascista, en coche oficial y con escoltas, para encontrase a sí mismo. Pues eso.

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Un motivo para NO ver la televisión

Huida del corredor de la muerte.

Autor: Edward Bunker.

Editorial: Sajalín.

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Cuando creía haberlo leído todo de Edward Bunker, mi escritor con antecedentes penales favorito, cuando ya no esperaba nada más del género carcelario, cuando pensaba que sabía todo sobre la sórdida vida intra muros… llega editorial Sajalín y edita esta maravillosa “Huida del corredor de la muerte”. Se trata de una colección de relatos de diferente tamaño, desde unas pocas páginas a media novela, con unos protagonistas inolvidables: los inquilinos más duros, más golpeados y ultrajados, de la prisión de San Quintín, aquellos a los que llaman “muertos vivientes”. Folsom era El Hoyo. Soledad la Escuela de Gladiadores. Y San Quintín la Casa de Drácula, “una masa de cemento y acero en rápido crecimiento en una península del condado de Marin, con vistas a una parte de la bahía de San Francisco”. La sede del corredor de la muerte.

¿Es posible fugarse de la antesala de la muerte, del lugar previo a la ejecución? Seguramente no, pero de cualquier modo merece la pena intentarlo. “Estar en el corredor de la muerte tenía una parte surrealista, algo onírico, algo increíble”, escribe Bunker en el fantástico relato que da título a este libro. Añada a esa historia la de un negro que, tras cometer un delito leve y acabar con sus huesos en la trena, ve cómo su vida se complica y su condena aumenta. “Dios, que vida más jodida la de un hombre negro y fuerte en Estados Unidos si era pobre, y los únicos que no eran pobres eran aquellos que cantaban y bailaban para los blancos, o que se encargaban del correo”.

O esa otra en la que un convicto sólo piensa en vengarse, en hacer justicia a un amigo: “Voy a matar a uno de esos cabrones hijos de puta”, dice un Eddie Johnson que se muere por matar. Y así hasta seis relatos que nos devuelven a Bunker, un escritor salvaje capaz de dar los mejores consejos (No cometas el crimen si no puedes cumplir la condena) y también los peores (El subidón de adrenalina al acabar un robo con éxito era mejor que el sexo, mejor que las drogas). Un libro póstumo repleto de maldad, de rencor y de violencia, protagonizado por hombres sin futuro. Digno del mejor Bunker.

Miseria

El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar su “Encuesta de Condiciones de Vida 2010”. Nada, minucias… El 20,8% de la población española está por debajo del umbral de la pobreza, cifra que asciende hasta el 36,2% en Extremadura. El 30,4% de los hogares españoles tiene dificultades o muchas dificultades para llegar a fin de mes, un 36,7% no tiene capacidad de afrontar gastos imprevistos, el 39,7% no puede permitirse ni una semana de vacaciones al año… Y en Madrid cientos de personas viven de las sobras que tiran en Mercamadrid. Lo normal.

Alrededor de nueve millones de personas son pobres en España. Pobres e invisibles. Los medios de comunicación no quieren ni ver a estos indigentes  “nativos”, seguramente porque causan muy mala impresión y deprimen a la ciudadanía. Si hay que informar sobre pobres, los medios prefieren a los de Haití, por ejemplo, a los que podemos ayudar con generosas donaciones o enviando fragatas del Ejército. Tienen razón: pudiendo abrir con los premios Príncipe de Asturias, buena gana dedicar tiempo y papel a cosas tristes…

Alegría. Después de jugar al ratón y al gato con Antena 3, y contraprogramarse sin piedad y sin respeto alguno por la ley o el televidente, Telecinco emitió por fin anoche “Felipe y Letizia, una historia real”. Bien hecho: se trata de un cuento rosa de superación con el que, pese a su aparente frivolidad, podemos aprender muchas, muchísimas cosas sobre la vida misma. No deberíamos quedarnos en la simpleza de los diálogos, la superficialidad de la trama, la torpeza de los actores o la inutilidad del director. La mini serie resulta no ya mala, sino increiblemente mala. Mala de solemnidad. “El Príncipe parece un panoli; Letizia, una sabelotodo; la Reina, una bruja y el Rey da risa”, escribe Mabel Galaz en El País. ¿Y si fuese una producción hiperrealista?

Ya sé que puede parecer tan grande como un gag de “Polònia”, pero cuidado, no sea que un primer visionado resulte engañoso. Con esta mini serie sobre Felipe y Leticia pasa lo mismo que con las películas porno: nada más empezar ya sabes cómo va a terminar. Y no me refiero a una copiosa eyaculación facial. “Felipe y Letizia, una historia real” acabará en boda. Poca cosa para el telespectador exigente. Lo realmente fascinante de la historia de esta parejita no son los preámbulos, el flechazo, la primera penetración furtiva en los asientos traseros del Rolls de papá o la campechana pedida de mano. No. Lo realmente fascinante de esta relación principesca es la metamorfosis posterior, ese proceso mágico capaz de convertir a una vulgar plebeya republicana en toda una princesa de España.


La capacidad del ser humano para sobreponerse a las calamidades, para adaptarse a las circunstancias, y hacerlo con absoluta naturalidad, resulta impresionante. Cuando conoció al príncipe, Letizia era periodista. Una profesión sin futuro, como estamos comprobando. Pero Letizia supo adelantarse a los malos tiempos y reciclarse de manera magistral. ¿Cambiar del papel a internet, del analógico al digital, del Telediario al periodismo ciudadano? Quiá… Yo me mudo de un apartamento a un palacio, de nómina en tele pública a presupuesto real.

Letizia nos ha dado una lección de supervivencia a todos los españoles deprimidos, desempleados o simplemente pobres de solemnidad: si te lo propones, pillas cacho. ¡Arriba esos ánimos! ¡Si ella ha conseguido presidir un puesto del día de la Banderita, también usted y yo podemos! ¡El futuro existe!

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Un motivo para NO ver la televisión

Perro come perro.

Edward Bunker.

Editorial: Sajalín.

Nadie como un delincuente (narcotraficante, extorsionador, atracador…) para contar historias de delincuentes. Ya hemos hablado de Edward Bunker en este blog, a raíz de la reciente edición en Sajalín de sus libros “No hay bestia tan feroz” y “Stark”. Poco que añadir con “Perro come perro”, una enloquecida historia de violencia en la que personajes tan al límite como Mad Dog o Diesel Carson emprenden una desesperada carrera criminal. El planteamiento no es nada del otro mundo, pero Bunker sabe de qué habla, y sabe cómo contarlo. Son 340 páginas que se leen como una buena crónica de sucesos de 340 palabras: con el estómago en la boca.

Eutanasia para Telemadrid

José Antonio Ovies, presentador del programa de Telemadrid “7 días”, un informativo en la línea del clásico “Informe semanal”, define la manifestación por el empleo que se celebró en Madrid el pasado sábado: “Turismo de manifestantes. Como en los viejos tiempos de la dictadura”. Para dar fuerza a sus palabras utiliza imágenes no de la propia manifestación, convocada por UGT y CCOO, sino de las concentraciones de apoyo a Francisco Franco que se celebraban en la plaza de Oriente.

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Aquellos que comparten la vida con un perro estarán de acuerdo conmigo en que hay que vigilar su salud y ofrecerle toda clase de atenciones y cuidados. Son nuestros compañeros y amigos. Hasta que desgraciadamente la situación del perro, por enfermedad o vejez, se hace irreversible. Cuando no hay solución, y para evitar la agonía del animal y el sufrimiento de todos, sólo queda la eutanasia.

Telemadrid es un perro rabioso. Desinforma, manipula, censura, miente…Y pierde audiencia y dinero. Es muy posible que la eutanasia sea la única solución para esta televisión enferma. Emitir una información sobre la marcha sindical que convocó a más de 50.000 personas únicamente con imágenes de manifestaciones franquistas es intolerable. No sólo periodísticamente, sino también a nivel social y político. Se trata de una burla para todos aquellos que financian la cadena. Los madrileños. TODOS los madrileños, no sólo los votantes de Esperanza Aguirre. Pero lo peor es que no se trata de una situación nueva o sorprendente: Telemadrid traspasa todos los días la frontera del esperpento.

Creo en la televisión pública. Una televisión de servicio al ciudadano, sin intereses comerciales, libre de la presión del negocio audiovisual. La televisión desde donde recibir información limpia, entretenimiento digno, ocio de calidad. Pero empiezo a creer que determinadas televisiones públicas no tienen solución. Telemadrid se ha  convertido en un cáncer para los ciudadanos madrileños, obligados a financiar el órgano de propaganda del gobierno de su comunidad.

Eutanasia para Telemadrid. Sin ella los madrileños serían más libres.

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P.D.1

Hermann Tertsch presentará el editorial de “Diario de la noche” (Telemadrid) desde el hospital. Se trata de una gran idea, puesto que el periodista supuestamente agredido alcanzará cotas de teatralidad y dramatismo sólo comparables a las de Javier Bardem en “Mar adentro”. Ya me lo estoy imaginando soltando, desde su lecho del dolor, frases tan interesante como la de ayer: “Los que me agredieron pueden ser moros o gente normal, del cine o de la SGAE”.

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El eyaculador interior Sánchez Dragó es uno de los gurús de Telemadrid. Y uno de los grandes beneficiados del agónico estado de esta televisión. Según la plataforma “Salvemos Telemadrid”, Dragó ha facturado “desde 2005 a la cadena 1.200.000 euros, aproximadamente, por el programa “Las Noches Blancas” (con una media de audiencia de un 3%). Más unos 36.000 euros por 4 programas de “Dragolandia” (con una media de un 4.1%). Más unos 350.000 euros por presentar “Diario de la Noche” durante año y medio”.

¿Saben cómo ha conseguido un personaje como Dragó afianzarse en la cadena pública y en el diario El Mundo? Siendo un miserable. Es decir, provocando, defendiendo lo indefendible, insultando, faltando al respeto, mintiendo… El último ejemplo de su sórdida técnica de superviviencia es un texto publicado en el diario de Pedro J. sobre los  cooperantes españoles secuestrados en Mauritania, a los que llamó “gorrones sin fronteras”. Lean a Sánchez Dragó: “Mi mujer, que es japonesa, exclama: ¡Menudo chollo! Los españoles pagáis al contado y, encima, convertís en héroes a esos pijos. Razón lleva. Pijos, caraduras, gilipollas y gorrones, añado. ¿Acció solidaria? No. Acción mamaria (de mamoneo). Lo de esa gubernamentalísima organización no gubernamental es como para clamar al cielo en el que sus frailes no creen. Pijos, porque basta verlos, saber quiénes son sus papis y pasar lista a los enchufes de los que viven. Caraduras, porque jeta de granito hay que tener para asegurar que es la misericordia -solidaridad, la llaman. Jerga progre- lo que los mueve. ¡Oh, cuánto sacrificio! ¡Qué entereza de ánimo la que los lleva a arrastrar las penalidades del turismo de aventura! Gilipollas, porque lo es en grado sumo todo el que piense que con unos cuantos camiones cargados de alubias, chocolatinas y preservativos va a sacar de apuros a millones de personas gobernadas por sinvergüenzas”.

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P.D.3

“Nos tenemos que despedir. Volveremos más adelante”, acertó a decir Pepa Bueno cuando apenas habían transcurrido doce minutos del Telediario (TVE) de las nueve de la noche. Pudimos escuchar esas palabras, pero ella tenía la boca cerrada. Entró un bloque publicitario de ocho  minutos. Después llegó la información meteorológica. Fueron doce minutos de Telediario absolutamente surrealistas en los que había un desfase de varios segundos entre el sonido y la imagen. Doce minutos caóticos, absurdos, patéticos. Y a las nueve y veinticinco minutos, tras la información meteorológica… ¡arrancó de nuevo el Telediario!

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“Lo que no puede ser es que el Gobierno quiera prohibir el tabaco y no el alcohol, que es igual de perjudicial para la salud”, dice la tertuliana de “Los desayunos de TVE”. Gran error. Puede que para la salud del que bebe y fuma ambas prácticas sí sean igual de perjudiciales. Para el que se sienta en la mesa de al lado, no: respiramos el humo ajeno, pero no bebemos sus copas. ¿Es tan difícil de entender? No, pero es que entonces la culpa no sería de Zapatero.

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No hay bestia tan feroz.

Autor: Edward Bunker.

Editorial: Sajalín.

Leer “La educación de un ladrón” (Alba), primer libro editado por Bunker en España, me produjo un placer salvaje y visceral. Era posible una nueva novela negra. Bunker, el preso más joven de San Quintín con 16 años, sobrevivió a una vida al límite y alcanzó la madurez escribiendo sin tapujos. Con la misma naturalidad con que disparaba una recortada, sodomizaba a un preso afeminado o se metía un chute de caballo. Bunker era auténtico. Y “La educación de un ladrón”, autobiografía de un chorizo, todo un clásico.

“No hay bestia tan feroz”, el primer libro escrito por Bunker, se ha editado por fin en España. Y es otra pequeña maravilla. El sórdido submundo de Los Angeles proporciona nuevos y sorprendentes  personajes, historias condenadas a terminar a tiros,  violencia fuera de control. El instinto de supervivencia de Max Dembo, el protagonista, resulta inagotable y enternecedor. Tanto como su capacidad para generar conflictos y provocar dolor. Pero no esperen arrepentimiento. El protagonista de este libro es un delincuente que odia la sociedad, asesina a sangre fría a un policía, ejecuta a un amigo chivato, y se sumerge en una huida sin final. Un criminal que roba, mata y se coloca para sobrevivir. Un guía de lujo para recorrer el lado oscuro de L.A.