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mariconadas

La noticia ha caído como una jarra de cerveza caliente entre los aficionados al fútbol: es posible que nuestros ídolos, los futbolistas, tengan sentimientos, circunstancia que les podría llevar a mostrarse respetuosos, sensibles, cordiales, amables y puede que hasta cariñosos. Y no sólo con sus mujeres, hijos y familiares, algo que resultaría incluso comprensible, sino con sus compañeros y, pásmense, hasta con sus rivales. Si usted es de los que visita habitualmente campos de fútbol sabrá que la palabra “¡Maricón!” es una de las más utilizadas por los aficionados. Lo que jamás hubiera imaginado es que el término pudiera tener un significado literal…

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Hasta ahora los futbolistas no sólo debían ser viriles, también tenían que parecerlo. Es bien sabido que de la exhibición de los sentimientos al mariconeo sólo hay un paso. Y que en un vestuario, atiborrado de vapor, testosterona y linimento, la línea que separa la palmadita en la espalda de la sodomía es finísima. Pues bien, átense los machos porque todo parece indicar que los futbolistas, nuestros futbolistas, pueden ser gays. Un descubrimiento tan estremecedor como inesperado que ha tenido lugar estos días, cuando los medios de comunicación han publicado fotografías en las que jugadores de este noble deporte aparecen en actitud digamos que… mimosa .

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Leyendo algunos de los textos que acompañaban a las fotografías podríamos hablar de sorpresa y conmoción. ¿Quién podía imaginar algo así? Los futbolistas, ídolos de carne y hueso, seres absolutamente perfectos, hasta ahora permanecían ajenos a ese “problema” llamado homosexualidad. No había más que verles a todas horas en televisión, lanzando escupitajos majestuosos, rascándose los testículos, golpeándose como búfalos… y luciendo esos abdominales tallados a la piedra y esos culitos prietos. Pero la vida es así, y debemos asumirlo: el pichichi de nuestra flamante Liga BBVA podría ser moña. Los aficionados, alimentados durante años con dosis masivas de violencia, machismo, racismo y malos modos (las principales características ultras), ¿estamos preparados para semejante conmoción?

La noticia ha coincidido con otra no menos importante, y curiosamente complementaria, que asegura que los humanos tenemos genes de neandertales. “¡Yo ya lo sabía!”, gritará el aficionado del primer párrafo, ese que asiste habitualmente al fondo sur del estadio.

Los futboleros somos sapiens, de acuerdo, pero todo parece indicar que cada vez menos. Llevamos dentro un neandertal y, quién sabe, tal vez una sensible, amable y respetuosa porción de genética femenina. Reflexionemos sobre ello, y sobre lo anticuadas y patéticas que resultan estas informaciones. Pero sin mariconadas, ¿eh?

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P.D.1

Los “sabios” han hablado. ¡Por fin! Y lo han hecho para exigir una reforma urgente que salve la Unión Europea y nuestro modelo social. Para que se den cuenta de lo importante y serio del tema les diré que el coordinador y portavoz  de los sabios, el requetesabio, es Felipe González. Y que en su informe para salvar el actual modelo social apuestan por la energía nuclear, la eliminación de las prejubilaciones y la inmigración selectiva.

Vivir para ver. Felipe González, flamante presidente del Consejo de Participación de Doñana, apuesta por la energía nuclear. Lanzaré una pregunta al aire para usted, lector al que llamaré… señor X: ¿Y si el modelo social es una mierda? ¿Y si en lugar de salvarlo lo que deberíamos hacer es dinamitarlo? En cualquier caso ya veo a González, sabio de izquierdas, seleccionando qué inmigrantes podrán disfrutar de nuestro modelo social: “tú sí, que vienes recomendado por el rey de Marruecos; tú también, que eres familia de Castro y ese todavía me manda puros; tú no, que llevas calcetines blancos”.

Coincidimos genéticamente con los neandertales, pero más con los primates. Monosabios.

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P.D.2

Si usted es de los que se derriten con los exvotos, rezan a monjas momificadas o se arrodillan ante el escroto apergaminado de un santo, tiene una cita ineludible: Cuatro ha organizado una visita guiada para poder admirar el cuerpo incorrupto de Samanta Villar, la reina del reportaje sensacionalista. El acontecimiento tendrá lugar hoy a las seis de la tarde en la mismísima sede de Cuatro, televisión a la que los devotos de Samanta podrán llegar en un autobús gratuito fletado por la propia cadena.

Los adoradores de ídolos de paja están de enhorabuena. Conociendo el hambre de protagonismo de Samanta Villar, lo normal es que sea ella misma quien les espere en la madrileña Plaza de Castilla, quien conduzca el autobús, quien les enseñe las instalaciones de Cuatro… “Samanta se reunirá con vosotros y charlará sobre su experiencia en 21 días, ¿cuál ha sido el programa más duro?, ¿cómo es posible estar 21 días fumando porros y no engancharse?, ¿cómo se supera convivir durante 21 días con gente sin papeles? Y sobre todo, ¿cómo ve Samanta la vida tras sus fuertes experiencias? Si tienes dudas como éstas y quieres preguntárselas a Samanta, podrás hacerlo tú mismo, éste es el lugar”.

Acojonante, ¿verdad? Que alguien que se hace llamar periodista no sepa que los porros no “enganchan”, y que se puede convivir con gente sin papeles sin traumatizarse (son personas como tú, Samanta, sólo que no tienen documentación), resulta patético. Tanto como el programa de anoche, colmo del ombliguismo: “Buscándome a mi misma… durante 21 días”.

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Un motivo para NO ver la televisión.

A la cara.

Autor: Christa Faust.

Editorial: Valdemar / Es Pop Narrativa.

Tetas de silicona, tatuajes, ropa de látex, pistolas de pequeño calibre, tipos con cara de comadreja, desconfianza, sangre, algún cadáver… Y porno, mucho porno. Estos son algunos de los ingredientes utilizados por Christa Faust, una escritora con aspecto de vocalista de un grupo de rockabilly, para dar forma a una novela negra que destaca por una característica especial: la protagonista es una mujer. Se llama Angel Dare y, después de dedicarse al cine guarro de manera activa durante nueve años, dirige una empresa de representación de actrices. Todo parece ir de maravilla, tranquilidad y mucha pasta, hasta que las cosas se tuercen y alguien le da una soberana paliza…

La visión femenina del género negro es lo realmente original y sorprendente de “A la cara”, una novela que, pese a ese detalle, respeta profundamente las directrices de los clásicos. Una historia interesante contada con agilidad y buenos diálogos que desemboca en un final explosivo.

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