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Divertirse en la televisión

Dicen que la entrevista a Pablo Iglesias en “El Hormiguero” (Antena 3) fue la más cañera jamás realizada por Pablo Motos. Lo cuentan sorprendidos: el presentador, que introduce cada noche a sus invitados con la frase “Hoy viene a divertirse a El Hormiguero…”, cambió su tono habitual, “porque estamos muy serios”, realizó sus preguntas más políticas e incluso trató de acorralar al líder de Podemos.

He visto la entrevista y creo que los telespectadores están muy mal acostumbrados: La televisión es un chollo para los políticos, que con razón matan por aparecer cinco minutos en prime time. Son tratados con mimo, incluso en los programas que presumen de agresivos. Nunca salen malparados. Nunca sufren. Nunca pierden. Y por eso siempre vuelven. Con el periodismo bajo mínimos, la televisión es una plataforma perfecta con ambiente de balneario: si de verdad se hiciese periodismo en televisión, los políticos huirían de las cámaras como de la peste.

¿Y entonces Rajoy y su fobia mediática? preguntará el lector rebelde. Pues es muy sencillo: Rajoy estaba en la cima, y por tanto no tenía nada que ganar apareciendo en televisión. Un riesgo innecesario. Unas circunstancias que le han permitido el lujo de pasar desapercibido, de evitar las pantallas… hasta hace unos días, cuando los asesores le han comentado la necesidad imperiosa de hacer campaña: o sales como los demás, o pierdes. Y caraplasma sale… pero sin correr riesgos.

El estado del periodismo es tan precario, el nivel de exigencia del público tan bajo, que nos asusta ver a Motos preguntar a Iglesias por la legalización del cannabis. El estado del periodismo es tan precario, el nivel de exigencia del público tan bajo, le estaba diciendo, que permite a Rajoy elegir a profesionales como Gloria Lomana para aparecer en televisión. ¿Una entrevista? No, un masaje promocional que, para colmo de males, tiene premio doble: por un lado, el último barómetro del CIS de la legislatura da como ganadores a los populares con un 29,1% de los votos, mientras que por otro Gloria Lomana recibe el premio “Primera Enmienda” que la Fundación Eisenhower en España otorga a los garantes de la libertad de prensa. Divertido no, tronchante.

Un motivo para NO ver la televisión

Bob Dylan

Cd: The Cutting Edge 1965-1966: The Bootleg Series Vol. 12

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La colección “The Bootleg Series” de Dylan, aquella que rescata de los archivos de su discográfica temas inéditos y versiones alternativas, además de algunos directos, llega a uno de los momentos más brillantes de la carrera del cantautor de Duluth: el periodo entre 1965 y 1966 en el que se cuecen discos tan importantes para la música popular como “Bringing It All back Home”, “Highway 61 Revisited” o “Blonde on Blonde”.

Estamos ante quince canciones memorables, desde “I Want You” hasta “Like a Rolling Stone”, en tomas de estudio que fueron desechadas en su día, pero que son francamente brillantes. No aportará demasiado a quienes escuchan a Dylan de refilón, sin ser fans absolutos, pero fascinará a estos últimos. Estaba tan sobrado de inspiración en este periodo de su vida, tenía tanto talento, que parecía incapaz no ya de escribir una mala canción, sino simplemente de tomar una mala decisión durante las sesiones de grabación. Una delicia para gourmets.

 

 

 

Ocho euros y un bocata

Hay una cosa que usted debe saber… Cuando ve en televisión un programa solidario, que la gente las está pasando muy achuchadas con la crisis y hay que echar una mano, el público que asiste a ese espacio para aplaudir seguramente esté cobrando entre ocho y diez euros. Y un bocata. Jornada completa: ocho horitas en una cola, esperando, sentado, dando palmas…

Sí, cuando usted ve uno de esos programas de debate político, en los que tertulianos profesionales, miembros de partidos y periodistas ponen caras muy serias y se quejan de la precariedad del empleo, lo raquíticos que son los sueldos, las familias que no llegan a fin de mes y cómo abusan los empresarios de la necesidad que tienen los parados de trabajar, no olvide echar una ojeada a la gente que aparece en el fondo de la pantalla, sentados en sillas o gradas: entre ocho y diez euros por jornada, aproximadamente. Y un bocata.

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Entre enero y septiembre de 2013 Atresmedia (Antena 3 y La Sexta) aumentó su beneficio neto hasta 28,3 millones, lo que supone un incremento del +514,1% respecto al mismo período del año precedente. En los nueve primeros meses de 2013 Mediaset (Telecinco y Cuatro) obtuvo un beneficio neto de 22,14 millones de euros. El bocata muy bien podía ser de Jabugo.

Según cuenta un excelente reportaje de Daniel Verdú publicado en El País, un “aplaudidor” coge a las cuatro de la tarde el autobús que le traslada a la televisión. Llega a las cinco. Dos horas de espera en la calle. Se quejan de la larga espera y de no poder ir al baño. Hasta las siete no abren el plató y les dan el bocata. El show se alarga hasta las doce de la noche. En el autocar de regreso le pagan los ocho/diez euros. A las doce y media se baja en la ciudad y regresa a casa. Autobús, metro… “Antes había menos gente y pagaban más”, dice uno de estos profesionales del aplauso, “pero estoy desesperado. Con lo que me pagan me compro una barra de pan y un paquete de tabaco”.

Dicen que en los programas en directo el público asistente es más “vocacional”. Me quedo mucho más tranquilo.

P.D.

Sí se puede…

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Un motivo para NO ver la televisión

Shadows in the Night.

Bob Dylan.

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Bob Dylan ha grabado canciones de Frank Sinatra. Vivir para oír. Diego Manrique escribe en Twitter: “Fascinado por lo nuevo de Dylan, minimalistas de 10 standards cantados originalmente por Sinatra”. La primera escucha me tuesta profundamente. El minimalismo me resulta más soporífero que fascinante. En la segunda escucha la cosa cambia: me quedo profundamente dormido y sueño con el Dylan del “Blonde on Blonde”.

Me despierto animado y escucho por tercera vez el disco de Dylan cantando a Sinatra. Me baja el ánimo a la altura del sótano. Pero voy entrando en el juego del de Duluth. Quiero escuchar a Sinatra cantando estos temas. Pongo el vinilo de “John Wesley Harding”, que suena rasposo, efervescente, vital. Pero qué coño, tengo ganas de regresar a “Shadows in the Night”… ¿Lo ha vuelto a hacer?

Bob Dylan canta a Frank Sinatra ¡Y funciona!”, de Diego Manrique.

Sacar pechote

En el programa de Ana Rosa Quintana (Telecinco) entrevistan a Javier Negre, el periodista de El Mundo que descubrió a Isabel Mateos, más conocida en ambientes político-tabernarios como La Pechotes. Y es que el periodismo de investigación no hace diferencias entre medios, y salta de la prensa a la televisión con enorme naturalidad. El Mundo sigue el rastro de La Pechotes, Telecinco pone el altavoz… e Interviú prepara el talón para que la amiguita del alma del pequeño Nicolás de el brinco definitivo a la fama. Así funcionan las cosas.

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El caché de La Pechotes sobrepasa, antes de enseñar una sola ubre, los 30.000 euros. Por bolo. Ya sabe, presentar una colonia o lucir el palmito en una discoteca. Debido a este precio, las televisiones se tienen que conformar con entrevistar al periodista que un día vió a un novio de una amiga del cuñado de La Pechotes, amiga íntima del pequeño Nicolás. El gran periodismo tiene que empezar por algún sitio… “Nicolás debe cien euros en el club Puerta de Hierro”, desvela el reportero en rigurosa exclusiva. El resto de tertulianos pregunta: “¿Y cómo están sus padres?” (los de Nicolás). “Bastante afectados”, responde el periodista sacando pechote.

En Antena 3 han puesto a una reportera siguiendo “la ruta del pequeño Nicolás”. Garitos exclusivos para gente guapa, con privados abarrotados de VIPs. La noche antes de ser detenido Nicolás estaba tomándose copas en uno de estos locales, “y mucha atención porque le acompañaba un señor al que le quería comprar un chalé”. La periodista pone toda la carne en el asador: “Mi teoría, pero es una teoría mía, cuidado, es que era un empresario de Toledo”. Gran trabajo. Sin respiro, pasan a hablar con un ex jefe de La Pechotes: “El primer día que tuvo que trabajar en un programa de radio no se presentó… dijo que tenía problemas políticos”.

“Aquí hay caza mayor, esto no se va a quedar en un mocito feliz, sentencia el periodista de El Mundo en Telecinco. Tras una búsqueda rápida en Google, más periodismo de investigación, estoy en condiciones de asegurarle que Mocito Feliz, con mayúsculas y negrita, es “el anónimo más famoso de la televisión”. Un freak que “lleva casi dos décadas colándose en los planos de los personajes de la farándula y siguiéndoles allí donde van”. Así funcionan las cosas, insisto.

Y así pasa lo que pasa: que el museo del estadio Santiago Bernabéu es el cuarto más visitado de Madrid, sólo por detrás del Reina Sofía, el Prado y el Thyssen. Es decir, que la gente prefiere ver la camiseta sudada de Butragueño que el esqueleto del colosal Diplodocus carnegii que se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales. O que las obras maestras que se muestran en los museos Arqueológico, Sorolla o Naval. Le diré más: prefieren ver las botas de Michel Salgado, quizá las mismas con que rompió el peroné a Juninho, que la figura de Fernando Alonso del Museo de Cera. Terrorífico en ambos casos.

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P.D.

Isabel Pantoja, a prisión.

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Un motivo para NO ver la televisión

Bob Dylan and the Band

Cd: The Basement Tapes. Complete.

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Tengo al menos cuatro versiones de estas “cintas del sótano”, todas ellas piratas. En vinilo, en casete, en cd… Con sonido a veces ratonero, en el mejor de los casos aceptable. Ahora soy feliz: puedo disfrutar, por fin, de la versión oficial de esta maravilla, seis discos, 138 canciones, minutos y minutos de música improvisada, fresca, vital, fascinante. Una colección imprescindible, pero cara, que los menos dylanitas pueden evitar con la versión breve, de sólo dos discos, un resumen magnífico de las que quizá sean las sesiones de grabación más legendarias de la historia del rock.

Dylan se había estrellado con su motocicleta Triumph en 1966. Mientras curaba las heridas se aisló en su casa de West Saugerties, Nueva York. Pero no dejó de componer y tocar: llamó a sus colegas de The Band y, alejados del resto del mundo, bajaron al estudio del sótano y se pusieron a hacer música. A improvisar. A dar la vuelta a canciones ya escritas, a construir temas nuevos. Tanto Dylan como Robbie Robertson y sus chicos se encontraban, a nivel creativo, en plena ebullición. Grabaron decenas de canciones mágicas, al margen de la industria, música con mayúsculas. Historia del rock and roll, del mejor rock and roll, sonando de la mejor manera posible.

Biopic

En el Consejo de Administración de TVE casi llegan a las manos. ¿Por hacerse con el control de los informativos? No, eso es una vulgaridad. Por culpa de Julio Iglesias. ¿Quizá algunos de los miembros de tan ilustre órgano quieren celebrar las reuniones con “Bamboleo” sonando de fondo, mientras que un sector más radical es partidario de “Un velero llamado libertad”, de José Luis Perales?  De ninguna manera: el Consejo, mucho más moderno de lo que imaginamos, se mueve al ritmo de Pitingo. La culpa del altercado la tienen las perras: en plena campaña de recortes en la televisión pública debía aprobarse el presupuesto de un biopic de dos capítulos sobre el cantante madrileño afincado en Miami. Alrededor de 1,5 millones de euros tienen la culpa. Unos piensan que es caro, otros que ya va siendo hora de hacer justicia a nuestro cantante más internacional.

Fuentes solventes aseguran que, tras horas de encendido debate, fue el presidente quien disolvió el empate esgrimiendo, mientras tarareaba “Soy un truhán, soy un señor”, su voto de calidad: “vamos palante con el biopic”.

Un biopic es, para que usted me entienda, una película biográfica. La dramatización, partiendo de datos reales, de la vida de personajes renombrados, prestigiosos e influyentes. El lector de este blog, debido a su elevado nivel intelectual, estará frotándose las manos pensando en qué cadena podrá disfrutar de los biopic de Soren Kierkegaard, Leonard Bernstein o don Miguel de Unamuno. Tendrá usted que esperar. Deberá conformarse  con la recreación de las excitantes vidas de Carmina Ordóñez (Telecinco), Isabel Pantoja (Antena 3), Mario Conde (Telecinco), Raphael (Antena 3) o Rocío Jurado (Antena 3).

¿Piensa usted que es un despropósito que una televisión pública que tiene que ahorrar 200 millones de euros se gaste 1,5 en uno de los peores cantantes españoles de todos los tiempos? Está confundido. Y le voy a dar una razón por la que este biopic debe rodarse: el gran Manuel Manquiña será papuchi. Julio canta como un grajo, está en proceso de carbonización, tiene medio cuerpo paralizado y paga impuestos en los USA. Pero papuchi…

¡Papuchi era un crack! Y Manquiña ha nacido para interpretar las aventuras de este inolvidable vividor,  al que solo se le puede echar en cara haber engendrado a Julio (y la parte proporcional de genética que le corresponda de su nieto Enrique). Alejandro Tous y Roberto Álvarez interpretarán al cantante durante su etapa joven y adulta. Pero eso es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión…

P.D.

Un dato más sobre biopics: Manuel Fraga, el legendario demócrata franquista, también tendrá miniserie en televisión. Tres capítulos, ni más ni menos, producidos por Voz Audiovisual y Grupo Ganga Producciones, empresas que mantienen en secreto tanto el elenco principal de actores como la cadena donde se emitirá. El equipo de investigación de este blog ha podido saber, sin embargo, que ya han contactado con dos actores para recrear la figura de don Manuel durante diferentes periodos de su vida. Alberto Ruiz Gallardón, habitual de los biopics (recuerden su inolvidable caracterización de Albéniz) sería el Fraga maquiavélico, ambicioso y sin escrúpulos que comienza a destacar: solo necesitaría un toque de maquillaje detrás de la oreja. Fernando Esteso interpretaría al Fraga maduro y campechano que se baña entre suecas y radioisótopos mientras firma sentencias de muerte. La cosa promete.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Chimes of Freedom: The Songs of Bob Dylan.

Edita: Amnistia Internacional.

Bob Dylan es, sin duda, el cantautor del que se han realizado más versiones. Desde las monjitas agustinas a los caníbales de Gun´s and Roses, todos han querido poner su granito de arena en unos temas condenados a la eternidad. Este “Chimes of Freedom”, editado para celebrar el 50 aniversario de Amnistía Internacional, incluye cuatro discos y 76 canciones. Todas llevan la firma del maestro de Minnesota, pero solo una está interpretada por él: la que da título a la recopilación y cierra la fiesta. No están todos, pero sí muchos, desde Johnny Cash a Bad Religion pasando por Diana Krall, Bettye LaVette , Lenny Kravitz, Elvis Costello, Tom Morello…