Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, da los últimos retoques a su comparecencia ante los ciudadanos el próximo jueves. Al elegir el flamante político tan singular fecha, 1 de agosto, para tan importante acontecimiento, todo parece indicar que se trata de una operación salida. ¿Se pira Mariano? Sería una pena, pero la verdad es que ya ha trabajado suficiente por los españoles, arreglando los desaguisados que dejó Zapatero, acabando con la corrupción y sacando a España de la crisis. Además, no lo olvide usted, Mariano nos está haciendo un favor de la hostia, puesto que como presidente del país está dejando de ganar auténticas fortunas: “es incalculable el dinero que ha perdido por no ejercer como registrador de la propiedad”, ha dicho el ministro de Exteriores Margallo. No podemos pedirle más. Le hemos exigido el máximo, y él lo ha dado todo. Adiós y gracias, Mariano.
Pero para que todo salga el día uno como dios manda hace falta una buena planificación. Soraya Sáenz de Santamaría, esa mujer que es vicepresidenta del Gobierno y que, por si las moscas, todavía no ha dicho una sola palabra sobre lo mala que es la corrupción y lo honrado que es Rajoy, es la gran planificadora. Planifica la defensa de Rajoy, y dicen que, de paso, planifica ser su sustituta en caso de que le falle la planificación inicial. Es decir, que sea cual sea el resultado de su planificación, éxito o fracaso, saldrá ganando.
En cualquier caso, no adelantemos acontecimientos. Hablemos de los preparativos, de la estrategia, del chantaje. Porque la buena de Soraya, y no el ministro de Industria José Manuel Soria, es quien tiene agarrados por los huevos a los grandes grupos mediáticos audiovisuales. Soraya controla a los medios, y trata de evitar sus cada vez más descarnadas críticas a la corrupción en el Partido Popular, manejando los tiempos de dos factores: la retirada de los canales de TV (Multiplex) que depende de la sentencia del Supremo, y la implantación del Dividendo Digital, ese juego de trileros que cambiaría frecuencias de TDT por servicios de telefonía móvil de última generación.
Tú no me jodes, yo no te jodo. Este sería el trato. ¿Cutre? No más que lo que vemos todos los día, a todas las horas, en todos los sitios. Alta política.