“Tras el ataque israelí, todos vamos a movilizarnos para lograr una solución”, aseguró Miguel Ángel Moratinos, flamante Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Zapatero, en “Los desayunos de TVE”. Y resultó patético. A no ser que, cuidado, la solución que propone sea armada. Entonces sólo sería un genocida. Me explico… A la hora del programa presentado por Ana Pastor, las nueve de la mañana, todo aquel que hubiese leído la página 11 de El País ya sabía las razones de la tibieza de nuestro Gobierno a la hora de condenar el brutal asalto y los nueve asesinatos: España vende armas a Israel. El pasado año más de 125.000 euros sólo en cartuchos de escopeta, con lo cual incluso es posible que alguno de los pacifistas fuese abatido con munición fabricada en nuestro país.
Para que se hagan una idea de las ganas que tenemos de “lograr una solución al conflicto palestino-israelí”, les diré que en 2009 hemos vendido armas a Israel por valor de 2,8 millones de euros, “de los que 2,5 corresponden a bombas, cohetes y misiles”. ¿Con qué cara se condena una masacre cometida con tu munición? ¿Qué tipo de “solución” propone Moratinos armando a uno de los bandos?
Dice El País que, en el año más duro de la crisis, “España aumenta un 44% su venta de armas”. Baja el PIB, suben los subfusiles ametralladores. Se estancan las pensiones, crecen los blindados. Se abarata el despido, aumenta el precio del material antidisturbios. Para complicar aún más las cosas, y crearnos más dudas sobre el equilibrio moral de nuestra sociedad, podemos leer otra información del mismo periódico, el mismo día, sólo once paginas después: “La cosecha de cereales será escasa pese a las lluvias”. Noticia que adquiere un especial dramatismo cuando sabemos que los precios del trigo y la cebada en 2009 no llegaron a cubrir los costes de producción.
Algún día tendremos que comer armas. Pan de balas.