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Un instante en la vida de Aznar

Imaginemos un instante en la vida de un ex presidente. El pasado martes 11 de mayo de 2010, por ejemplo. José María Aznar se despertó  temprano, como todas las mañanas. Ágil como una bisagra, se incorporó realizando una flexión completamente antinatural, sin apoyar las manos, y puso en marcha sus habituales rutinas. Orinó, se duchó, se miró los abdominales en el espejo, se masajeó el bigote con aire de suficiencia y, antes de pasar al gimnasio, se sentó a desayunar en el luminoso mirador de su residencia. Zumo natural, frutas variadas, té con una nube de leche, 75 gramos de muesli… Y la prensa del día. Ahí estaba él, un líder respetado, el jefe, resistiendo como un campeón el paso del tiempo, invitando a los viejos a sentirse jóvenes y a los jóvenes a luchar por el poder. Lo que en Sicilia llaman “uomini rispettati”, un hombre respetado. Sonrió satisfecho, mientras se metía una cucharada de muesli en la boca, y pasó la página del periódico.

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Una noticia diminuta, página par, sin fotografía, apenas 2500 espacios, llamó su atención: “Más de cien personas muertas y más de 300 heridas en una jornada negra en Irak”. Han pasado siete años desde la reunión del trío de las Azores. Siete años y cientos de miles de muertos y heridos desde el comienzo de la guerra de Irak. Los costes económicos son incalculables, la amenaza terrorista sigue viva. El resto de los días, cuando los muertos son menos de cien en una jornada, la noticia ya no tiene espacio en los periódicos, en los informativos. Ya no es noticia.


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El ex presidente parecía meditar sobre el tema: apoyó la barbilla en la mano, entornó los ojos y  recorrió lentamente con la lengua el interior de la boca, en actitud reflexiva. Aquellos que le conocen aseguran que quiere tener el control sobre todo lo que sucede a su alrededor, sobre las consecuencias de sus actos. Maldijo en silencio cuando recordó una viñeta de El Roto, un humorista de izquierdas, que intentó ridiculizarle poniendo en su boca estas palabras: “La prehistoria me juzgará”. ¿La prehistoria? Imposible, aún formo parte del presente, pensó. La historia soy yo. Justo entonces miró a los lados y, cuando estuvo seguro de que nadie le observaba, se saco con la uña rota del dedo meñique una pepita de kiwi que se le había quedado entre los dientes. No era ese tipo de líderes pusilánimes que se intimidan por cualquier contratiempo.

Se limpió la pepita en el pantalón y tomó una decisión: se presentaría a los premios que su colega Teodoro Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial, había creado “para reconocer los avances que han contribuido a mejorar la vida humana”. Satisfecho, Aznar cerró el periódico con un aspaviento, acabó el té de forma ruidosa y, con la  sonrisa del que tiene la conciencia tranquila, se dispuso a hacer sus habituales 2.000 flexiones. Men sana in corpore sano.


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P.D.1

“El PSOE acepta garantizar la aplicación de la Ley de Memoria Histórica”. Así titula El País una información en la que asegura que el Pleno del Congreso aprobará una moción sobre memoria histórica que incluye garantías de la Administración del estado para exhumar los restos de las víctimas de la Guerra Civil. Vaya, vaya, vaya, vaya… O sea que, hasta ahora, el PSOE no garantizaba la aplicación de la Ley de Memoria Histórica. ¿Y a partir de ahora sí? ¿O tampoco? ¿O sí hasta las próximas elecciones y luego no? ¿O sí pero no, y después de las próximas elecciones de verdad que sí?

Un estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra nos recuerda algo importante: “Los políticos, una de las fuentes menos fiables”.

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P.D.2

El Rey ha hablado: “Estoy orgulloso de la sanidad pública en Cataluña y Madrid”. Voy corriendo a decírselo a mi madre, que tiene que operarse de los juanetes y le han dado hora para septiembre.

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Un motivo para VER la televisión

Nueve de la noche, Telecinco, Atlético de Madrid-Fulham…

Dinitrotolueno, el retorno

Anoche Veo 7 emitió un programa para la historia. Uno de esos espacios que justifican por si solos las concesiones de nuevas cadenas de TDT. Imaginen a los peritos de la Policía y de la Guardia Civil, al jefe de la pericia, a los Tedax, a los químicos del Instituto Armado… Todos juntos, con los más modernos laboratorios del C.S.I. a su disposición, hubiesen sido incapaces de descubrir el elemento que impregnaba el programa de Veo 7, la tele de El Mundo. Un elemento que contamina la realidad y desvirtúa el periodismo, bien es cierto, pero que hace que los periódicos se vendan como churros calientes. ¿Dinitrotolueno? No. ¿Titadyn? Frío. ¿Una casete de la Orquesta Mondragón? Tampoco. ¿Goma 2 ECO? Caliente, caliente…

El producto químico que reinaba en el plató de Veo 7 era… Goma laca. Sí, esa resina fijadora que puede crear una envoltura cuasi rígida capaz de sostener el pelo en una posición concreta. Un espray con ingredientes tan excitantes como la polivinilpirrolidona, el acetato de vinilo o el copolímero de vinilpirrolidona, nombres que pueden dar origen a mucha confusión y, por tanto, subir las audiencias televisivas y aumentar la venta de diarios sensacionalistas. Laca a espuertas, porque los protagonistas del programa, las estrellas de la noche, eran Casimiro García-Abadillo y Curri Valenzuela, dos seres que protegen sus cerebros privilegiados con una coraza de crines endurecidas con toneladas de ese producto mágico.

Laca y poco más. Los medios de comunicación, sumergidos en una profunda crisis de publicidad e ideas, necesitan revulsivos. Algunos apuestan por las nuevas tecnologías, el periodismo ciudadano o la venta de vajillas del Real Madrid. Otros recurren a sus clásicos: el dinitrotolueno y el titadyn, un hidrocarburo pata negra y un explosivo con denominación de origen que elevaron un fancine a la categoría de periódico de referencia. ¿Si funcionó con un diario, por qué no con una tele? Ni cortos ni perezosos en Veo 7 emitieron “Dinitrotolueno, el retorno”, un especial de “La vuelta al mundo” con destino a la gloria.

¡Puff… dinitrotolueno! Les contaría tantas cosas sobre la utilización periodística de la confusión y la contaminación. Pero no lo haré por respeto a las víctimas del 11-M y a sus familiares. Ese respeto que no tienen quienes, sin ningún tipo de escrúpulos, siguen metiendo el dedo en la herida.

Les contaré, eso sí, que en Veo 7 se han sentido ofendidos porque en PRISA les han acusado, desde varios frentes, de “ultras”. “Es una provocación sin sentido”, dice García-Abadillo, que sin duda se relame al recordar una vieja historia de su compañero Jiménez Losantos. Se la recuerdo. Cuando Losantos no era nadie, menos que ahora, se pasó meses provocando desde su programa a Iñaki Gabilondo, líder de audiencia en la cadena SER. Un buen día Gabilondo entró al trapo y contestó a Losantos. El ex de la COPE se frotó las manos: “entonces supe que había ganado”.

Preguntas para los telespectadores de “La vuelta al mundo” (a 1,39 euros el SMS): ¿Consideran ustedes que ésta es una tertulia ultra? Un 14% dice que si, un 86% dice que no. ¿Considera usted que se debe reabrir la investigación del 11-M? Me da tanto asco esta última pregunta que no espero al final de la votación. Me quedo con el buen sabor de la guinda del programa, la conexión telefónica con Melchor Miralles, flamante director general de Veo7. Habló Miralles de lo malo que es Cebrián, pero sobre todo de su lucha contra el franquismo, de sus familiares presos por defender la libertad, de su padre deportado trabajando en una mina de sal. Televisión emocionante, honrada, dinitrotoluénica.

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P.D.

Siento estas jornadas de ausencia injustificada. He estado fuera unos días y he padecido problemas con el ordenador de que disponía (mac, teclado francés, idioma alemán). Lo siento por los lectores, y también por no haber podido comentar a tiempo el gesto con el dedo de José María Aznar. Un gesto que, nunca creí que fuera a decir algo así, le humaniza y le sitúa en mi órbita personal. Piensen que esta foto de Johnny Cash es mi salvapantallas…

Aznar confirma levantando el dedo que siempre fue un rebelde, un outsider, y que lo de la boda de su hija fue una concesión a la Botella. Cash era el hombre de negro. Ansar podría ser el hombre de rojo, por lo de Irak, pero se queda en el hombre de gris. Por ser mediocre hasta en los momentos de ira (mírenle la cara y compárenla con la de Cash). El dátil enhiesto del ex presidente es un resumen de su carrera política, de su carácter, de su profunda mezquindad.