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Hasta nunca, Gran Debate

No sé si usted es consciente de que Bertín Osborne ha formado un dúo con el humorista Arévalo. Juntos recorren los escenarios españoles sembrando el país de chistes de gangosos, canciones babosas y comentarios conservadores. Se hacen llamar Los Mellizos, y han bautizado su espectáculo con sangrante sinceridad: “Dos caraduras en crisis”. El pasado sábado Bertín Osborne fue el personaje elegido para despedir el programa “El gran debate” (Telecinco). Pues bueno. Como “El Gran Debate” es, era, un programa con ínfulas políticas, para tan especial noche le buscaron a Bertín una pareja de baile más… digamos que adecuada: sustituyeron a Arévalo por el ex presidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla. Intelectualmente apenas se notó el cambio, dos caraduras en crisis. Un deseperado intento por conseguir audiencia y mantener una imagen de actualidad, un compromiso informativo de chichinabo, la pinturera apariencia de espacio para la reflexión.

Bertín Osborne y Revilla resumen todo lo que ha ofrecido “El Gran Debate” a lo largo de dos años: demagogia barata, egos desbordados, chascarrillos de café, filosofía etílica gritona, personajes acabados… un espectáculo penoso aliñado con unos cuantos periodistas mamporreros. “Hemos manejado un material muy delicado, el político”, aseguró sin ruborizarse Jordi González, el presentador del bodrio. Pues aunque parezca mentira, hay gente que entra al trapo…

“Escuché a Jordi González expresar en la radio su deseo, ahora que acaba El gran debate que aún conduce en Telecinco, de poner en marcha un programa de libros en la tele”, escribía Juan Cruz en una de sus innumerables columnas de verano en El País. “Ahora ya se sabe que el entretenimiento es la más alta de las artes, pero no la más bella, y sobre todo no tiene nada que ver, ay Jordi González, con la lectura. ¿Para qué leer?, parecen decir los programadores. Pues a ver si Jordi los convence”, sentenciaba Cruz.

¿A ver si Jordi González los convence? ¿Para hacer un programa de libros? ¿A los programadores de Telecinco, la cadena reina de la telebasura, socia de Prisa, editora de El País? ¿De libros como el de Ana Rosa Quintana, la gran escritora de la cadena? Las cosas que se leen en los diarios progresistas…

Lástima de ocasión perdida para desenmascarar a Jordi González, el presentador que, tras contribuir como pocos al embrutecimiento de la población española con los programas más infectos (recuerde que estuvo al frente de esperpentos como  “La Noria”, “Gran Hermano” o “Más allá de la vida”), proclama que quiere “poner en marcha un programa de libros”. Uno de los máximos responsables del éxito de la telebasura, mascarón de proa de la televisión más rastrera, guarrindonga y empobrecedora de la parrilla, realiza un ejercicio de hipocresía descomunal y pide, hay que tener jeta, ¡un programa de libros! Y desde El País, empresa amiga de Telecinco, aplauden la necedad. Será la crisis de la prensa.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Willie Sugarcapps.

Cd: Willie Sugarcapps.

Estamos ante una nueva super banda de serie B. Es decir, una super banda formada por grandes músicos con escaso reconocimiento a nivel comercial. Cuatro artistas asilvestrados con experiencia en mil batallas: Will Kimbrough, Grayson Capps, Sugarcane Jane y Corky Hughes. Maestros del blues acústico, del country sureño rasposo, de las canciones directas, puras, indomables… El sonido de la Alabama costera, profunda, húmeda.

Las diez canciones que forman este disco fueron grabadas en una sola sesión, de ocho horas de duración, que tuvo lugar en el porche delantero de la casa de Sugarcane Jane. Música de la Costa del Golfo, insisto, con guitarras, mandolinas, dobros y los más insólitos instrumentos de percusión sonando con la naturalidad con que cae la lluvia, recorriendo los senderos de la música americana con raíces, el rock suave, el bluegrass tradicional, los viejos blues… Sencillo, emocionante, auténtico.

La mona se viste de seda

La noche del sábado Telecinco estrenó “El gran debate”, programa que sustituye en prime time a “La Noria”. Le recuerdo que “La Noria” era un programa de éxito, con una audiencia notable y críticas sangrantes, que cayó en desgracia tras pagar 9.000 euros por entrevistar a la madre de El Cuco, acusado de encubrimiento en el caso Marta del Castillo. Los anunciantes, alarmados por el revuelo social causado, retiraron la publicidad. Sin anuncios, “La Noria” estaba muerta.
“El gran debate” surge, por tanto, de las cenizas de “La Noria”. ¿Es un nuevo programa? Yo no diría tanto… Y no diría tanto porque para el primer “El gran debate” seguro que el cuerpo les pedía un especial sobre la sentencia del juicio de Marta del Castilla, pero como fue precisamente ese tema el que causo la ruina a “La Noria” han tenido que hacer un monográfico sobre el paro. Suficiente para clarear su churretosa imagen y limpiar la conciencia de los anunciantes. ¡Sopas Knort, Peugeot, Ausonia, Martini, El Pozo, Colgate y Ford vuelven a incluir publicidad en Telecinco durante el prime time de los sábados! Esto era lo importante. Esto, y los 1,45 euros que cobran por cada mensaje para participar en la pantomima de sondeos.
“Un espacio para entender lo que pasa en este país en este momento…”, “un encuentro de ideas, de personas con voluntad de construir”, dice Jordi González cuando trata de definir “El gran debate”.  Pero lo cierto es que se trata de una adaptación light de “La Noria”: un plató luminoso, un circo de invitados igual de bullangueros y un nivel intelectual deplorable, por populista y superficial. Mantienen los aplausos de regidor sin criterio, los invitados políticos circenses (Antonio Miguel Carmona, del PSOE, el Consejero de Turismo y Cultura de Murcia, del PP) y añaden algunos conatos de periodismo sin el menor interés: Telecinco no destaca por su equipo de informativos. El resultado es un debate gritón, de bajísimo nivel, por mucho que los presentadores se toquen con el bolígrafo los labios y pongan cara de estar reflexionando. “¿Qué estarías dispuesto a hacer para tener trabajo?”, se preguntaba un Jordi González que muy bien podía haberse respondido: “pues presentar programas en Telecinco”.
Tras dos horas de demagogia y vocerío, y nada más sonar las doce campanadas, Jordi González y cuadrilla se quitan el disfraz de “encuentro de ideas” y recuperan su verdadero y diabólico aspecto: ¡comienza “La Noria”, ese programa que nunca se fue!
Efectivamente. González y compañía despiden “El gran debate” a las 12:24 de la noche, y a las 12: 30 González y compañía presentan “La Noria”. Y lo hacen como si no hubiera pasado nada, en directo, pero sin ninguna referencia al programa anterior, como si acabaran de llegar de sus casas en ese mismo instante. Invitados de refresco, quizá cabreados por el horario golfo, temas más polémicos y escabrosos (Urdangarín) y entrevistas de insultante banalidad (Arancha de Benito).
La mona se quitó la seda y enseñó de nuevo la patita, llena de pelambre y roña…

¡Vaya timo!

“La superstición, la pseudociencia y la anticiencia no son basura que pueda ser reciclada: se trata de virus intelectuales que pueden atacar a cualquiera hasta el extremo de hacer enfermar toda una cultura”. Mario Bunge.

En 1996 se aprobó en España un real decreto que prohibía los llamados “productos milagro”. No se refería al gobierno de un Rajoy que ha prometido sacarnos de la crisis y acabar con el paro, sino a otro tipo de timos: la parafernalia diseñada para estafar al consumidor con objetos de propiedades beneficiosas indemostrables: pulseras del equilibrio, collares antiestres, cremas adelgazantes…Por entre 30 y 42 euros puede comprar una pulsera Power Balance que, según los fabricantes, aumenta la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio del portador. El príncipe Felipe, Pablo Motos, Belén Esteban, Leire Pajín, Sara Carbonero o, cómo no, Iker Jiménez, son algunos de los ilustres panolis que se han calzado el cacho de plástico con propiedades mágicas.

Pardillos. En Estados Unidos Power Balance ha sido denunciada por publicidad engañosa, y deberá pagar 42 millones de euros a los consumidores que les denunciaron. En España, como de costumbre, no hemos estado a la altura, y después de habernos vendido más de 300.000 pulseras les hemos sancionado con unos ridículos 15.000 euros.

La televisión no podía quedar al margen de estos  esperpentos a medio camino entre la magia, la seudociencia y la simple estafa. Ahí tienen al gran Iker Jiménez, con su pulserita en la muñeca y su programa en Cuatro. “Cuarto milenio” es un clásico de la telebasura, con sus hombres del saco, sus sábanas santas, sus psicofonías, sus apocalipsis, sus alienígenas y demás tontás.

La última de estas memeces audiovisuales es “Más allá de la vida” (Telecinco), un programa de espiritismo presentado por, vaya por dios, Jordi González, el mismo de “La Noria”. Invitados famosetes acuden al esperpento, imagino que cobrando jugosas cantidades, para recibir mensajes de familiares y amigos fallecidos. Como el e mail, pero de ultratumba. Y con una médium británica que está haciendo el agosto con el tercer mundo televisivo: su programa “Depois da vida” (TVI) arrasa en Portugal.

Para librarnos de toda esta mierda de la superstición y la pseudociencia recomiendo, como para casi todos los males, leer. Editorial Laetoli tiene una colección que se llama, sin demasiada sutileza, “¡Vaya timo!”. Está dedicada a temas como la inmortalidad, el creacionismo, la sábana santa, el tarot, la religión o la homeopatía. Les propongo el próximo título: la telebasura.

Un motivo para NO ver la televisión

Martin Dressler

Autor: Steven Millhauser.

Editorial: Libros del Asteroide.

Florentino Pérez y el Pocero son dos aficionados, dos juntaladrillos, si los comparamos con el gran Martin Dressler, hijo de un humilde neoyorkino vendedor de tabaco llamado Otto Dressler. Martin es un hombre hecho a sí mismo que, partiendo de unas modestas modificaciones en el negocio familiar, comienza a crecer. Botones de hotel, recepcionista, secretario del director… Antes de cumplir los treinta ya es dueño de una cadena de restaurantes. Después será propietario de una cadena de hoteles. Ha nacido un visionario de los negocios, una leyenda de la construcción, un soñador urbano. Poseído por la pasión por los negocios, tiene una ambición sin límites: es el representante perfecto del sueño Americano. Un visionario.

Este libro habla de la creación de ese imperio, y de la relación del protagonista con el trío Vernon, una madre y dos hijas que se convierten en compañeras inseparables de Martin. Un viaje a través del éxito, y la soledad, que culmina con la creación del Grand Cosmo, un proyecto faraónico con doce niveles subterráneos, un sótano y treinta pisos, que abre sus puertas el 5 de septiembre de 1905. Es la obra cumbre de un Dressler que acaba de cumplir los 33 y parece un viejo. “Un nuevo concepto de vida: cultura, comercio y confort”, rezaba la publicidad de esta ciudad dentro de la ciudad. La fascinante mezcla entre lo material y lo espiritual, entre el poder y el amor, entre el deseo eterno y la insatisfacción permanente. Impresionante retrato de la soledad del triunfador.

Buitres y vacas locas

Se acabó la prohibición: diez años después, los buitres podrán alimentarse de nuevo con el ganado que encuentren muerto en el campo. “Grandes noticias: ¿quién no ha tenido que dejar alguna vez el cadáver de una mula torda tirado en una dehesa?”, pensará el lector con guasa. No se pase usted de listo… Superar el trauma de las vacas locas, esa encefalopatía espongiforme bovina causada por priones, es un momento de alegría para la España rural. Buenas noticias para los carroñeros alados, de nuevo con comida abundante, que coincide con las malas nuevas para los coprófagos audiovisuales: “La Noria” ofreció el pasado sábado sólo unos minutos de publicidad de apenas cinco marcas (Pato WC, Vitaldent, Wilkinson, Pronto y la película El gato con botas). ¿Malos tiempos para la telebasura?

Hablamos de buitres y de vacas locas. Jordi González, presentador de “La Noria” (Telecinco), se siente orgulloso de la enseñanza recibida: “Estoy muy bien educado: fui a colegios de pago”, dijo el sábado sin que se pudiese apreciar un ápice de ironía o inteligencia en su rostro. Inmediatamente después de tan obsceno comentario, González dio paso a los hermanos Calatrava, un dúo de cómicos que no atraviesa el mejor momento de su carrera. A continuación hizo lo propio con Vicente Ruiz El Soro, un torero que, me temo, tampoco vive sus mejores días a nivel económico y profesional.

Marginada por la publicidad, “La Noria” agoniza sumergida en su propia mezquindad: sin dinero no puede pagar la nómina de asesinos y familiares, con lo que tiene que recurrir a marginales de segunda división. No se preocupen por González y compañía: la característica principal de los carroñeros es su adaptabilidad a las circunstancias. Sobrevivirán…

Seguimos hablando de buitres y de vacas locas. Rosa Díez se retrata en una entrevista en el diario El País. Vera Gutiérrez Calvo le pregunta por la postura de su partido sobre la ley del aborto. “No nos parece que sea un tema que haya que llevar en el programa”, responde la candidata de UPyD a la Presidencia del Gobierno. La periodista insiste, preguntando si su partido votaría a favor en caso de que el PP quisiese derogar la ley actual y volver a la anterior. Ante un mínimo ejercicio de periodismo, Díez se desmorona: “No me pronuncio sobre hipótesis que no se han producido”. Y su respuesta a la pregunta de si “apoyaría la inclusión de la cadena perpetua revisable en el Código Penal” suena aún más ambigua: “Apoyaríamos el debate al respecto”.

Pero el momento sublime llega cuando la periodista recuerda a Díez que UPyD propone la limitación de mandatos a dos legislaturas para los cargos públicos. “Pero usted lleva media vida ejerciendo cargos públicos”, remata como si nada Vera Gutiérrez Calvo. La política responde:

- Sí, pero no en este partido. En otro que no creía en la limitación de mandatos.

– ¿Ésta será entonces su última legislatura?

- Me parece que me quedaría esta y otra ¿no? Porque lo hemos aprobado ahora.

– ¿Empezaría a contar ahora?

- Creo que se interpreta así.

No olvidemos que Rosa Díez, como los hermanos Calatrava, forma parte de los esa selecta nómina de personajes que han sido entrevistados en “La Noria”.

 

Un motivo para NO ver la televisión.

Stoner

Autor: John Edwards Williams.

Editorial: Baile del sol.

“La gran ventaja de la ignorancia es que permite de vez en cuando la alegría del descubrimiento”, escribió Antonio Muñoz Molina tras leer, hace unos días, la poesía de Tomas Tranströmer, último ganador del Nobel de Literatura. Exactamente esa es la sensación que he tenido al terminar “Stoner”, la maravillosa novela del escritor tejano John Edwards Williams. Alegría por el descubrimiento, sorpresa por la grandeza de la sencillez y la profundidad de la historia y, sobre todo, un enorme placer por disfrutar de un clásico ignorado.

Stoner cuenta la vida gris de un gran hombre, aunque podría parecer lo contrario… William Stoner, hijo de humildes campesinos de Misuri, se convierte en profesor y consagra su vida a la enseñanza de la literatura. Un trabajo gris, ensombrecido por algunos compañeros hostiles y una mujer triste y depresiva, pueden hacer que la vida de Stoner parezca poca cosa. No, nuestro hombre no es un perdedor: sólo es una persona íntegra. En estos tiempos corruptos, en los que la berlusconización se extiende como la peste, leer sobre un hombre honrado resulta algo único y fascinante. Sobre todo cuando quien lo cuenta es un escritor como Edwards Williams, capaz de ofrecer en esta obra una memorable colección de personajes conmovedores.

En el “Stoner” de John Edwards Williams se escuchan ecos de los mejores Bernard Malamud, Philip Roth y Saul Bellow. No se deje amilanar por la espantosa portada y sumérjase cuanto antes en este relato descomunal sobre la belleza de la sencillez. ¡Uno de los libros más emocionantes que he leído en los últimos años!