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El objetivo de Ana Pastor

Ana Pastor, ex periodista de TVE famosa por repetir a los políticos aquellas preguntas que no querían contestar, o contestaban de mala manera, tiene nuevo programa en una televisión nacional: La Sexta. El espacio se llama “El objetivo de Ana Pastor”, y nace con la intención de alcanzar la excelencia periodística. “Se huirá de la opinión”, dice la presentadora, que asegura abordará la realidad “con objetividad y sin ideologías”, y apostará “por la claridad y la transparencia”, y “dará voz al poder ciudadano”. Para alcanzar tan nobles propósitos, Pastor se ha visto obligada a poner ciertos requisitos a la segunda televisión de Lara: “Pedí a la cadena nacer sin ideología ni sesgo”, explicó a Vertele.com. Es decir, que “una de las condiciones que puse fue no depender jerárquicamente de Ferreras”. Se refiere a Antonio García Ferreras, pareja de la presentadora, director de la cadena y director y presentador del debate político “Al rojo vivo”.

Eso es lo que tenían, teníamos, que hacer todos los periodistas al fichar por un medio de comunicación: pedir no depender jerárquicamente de su director. Acabábamos con la crisis de la profesión en un santiamén…

El programa comienza en falso: Jordi Évole apadrina a Ana Pastor, juntos de la mano, acariciándose los lomos. Son dos superestrellas del nuevo periodismo televisivo, ¿está claro? El primero le recuerda a la segunda su debut en televisión, y le pone imágenes, como hace Concha Velasco en “Cine de Barrio”, de aquel simpático momento. “No llevaba ni pendientes”, dice ella. Y hablan de lo bien que hacen sus respectivos trabajos, y de cómo hasta Pedro J la llama a ella “mandona benévola”. Entonces ella le pone a él un vídeo del comienzo de “Salvados” en el que Évole habla con Rajoy y Zapatero.

Arranca “El objetivo”. Y lo hace, según Pastor, “con una sola obsesión: explicar lo que está pasando y que todo el mundo lo entienda”. Y nos explica que es el Fact Check, o la verificación de datos, “una herramienta al servicio de la verdad”. Y nos habla de que van a tener una especie de termómetro, como el que utilizan en los concursos de talentos para medir aplausos, en el que marcarán lo que es verdad, media verdad o chusca mentira.

¿Es España un país transparente? Se preguntan en primer lugar. Ponen un vídeo de Montoro diciendo que sí, que por supuesto, que España es un país transparente. Y entra un invitado que pertenece a una fundación y que habla sobre el tema. Dice que España aún no tiene ley de transparencia. Y desarrolla el asunto. Gráficos, cifras… pero tambien opinión. Sentencia Ana Pastor unos minutos más tarde: “Después de lo que nos ha dicho podemos llegar a la conclusión de que la declaración de Montoro es… ¡falsa!”. Musiquilla, termómetro en la zona roja…

Y así se pasa de tema en tema. Tras la transparencia, el milagro de Aznar. ¿Bajó los impuestos? ¿Cuáles y cuándo? Y después, para que no digan, analizan el escándalo de los ERE en Andalucía. ¿Cuánto dinero se supone que se ha robado? ¿67 millones de euros o miles de millones de euros? Desarrolla el tema Sebastián Torres, periodista del diario El Mundo. Termómetro verificador: ¡Falso (las cifras ofrecidas por los políticos)! Musiquilla…

Perdón, perdón, perdón… ¿Un periodista de El Mundo analizando el tema de los ERE? ¿En un programa que modestamente se autodenomina “El objetivo”? Me temo que la elección de los invitados, de los analistas, echa por tierra los elevados principios del programa. Sí, eso de “con objetividad y sin ideologías”. Un periodista de Canal Sur hubiera realizado otro análisis, con otra objetividad y otra ideología. Y otras cifras. Y un periodista de La Gaceta, ni le cuento.

“Estos son los datos, suyas son las conclusiones”, sentencia Pastor para terminar.

Conclusión: Una idea interesante, basada en la lógica, desmontar mentiras con datos. Pero el analista utilizado para cada tema es fundamental, y lógicamente condiciona el análisis. Tanto como la elección de los temas. Es decir, que cuesta trabajo creer en “El objetivo”. Por otro lado, y hablando desde el punto de vista exclusivamente televisivo, el programa resulta agotador, por momentos estresante. La acelerada sucesión de cuadros, cifras, gráficos, grafismos, preguntas y respuestas, vídeos, declaraciones y comentarios a un ritmo excesivo, impide seguir la información y detenerse a disfrutar de los detalles. En ocasiones parece más un concurso que un espacio dedicado a la reflexión. Si quiere ser realmente diferente al resto de programas políticos, “El objetivo” quizá debería ralentizar el ritmo, dar oxígeno al telespectador. El resto, desde la presentadora al plató, perfectos.

P.D.

Interesantes declaraciones de José Mújica, presidente de Uruguay, en “Los desayunos” de TVE. Aborto, matrimonio gay, marihuana…

 

 

Un motivo para NO ver la televisión

Velvet Truckstop

Cd: Southbound and Down.

Una gran powerhouse rock band que viene de Carolina del Norte con un segundo disco, un modesto EP de solo seis canciones, que suena de maravilla. Más duros  que los Drive By Truckers en los momentos eléctricos, en los que bordean el rock viril de Lynyrd Skynyrd, y francamente aterciopelados y brillantes cuando se cuelgan las guitarras acústicas, Velvet Truckstop suenan a sur profundo.

Con la música de Alabama en la venas, estos cuatro músicos jóvenes (Jamie Dose, guitarra y voz; Dorsey Parker, guitarra; Ian Harrod, bajo; Jacob Baumann, batería) han realizado un trabajo formidable. Superior incluso a un “Sweet Release” que en 2009 recibió excelentes críticas. Puro blues, gospel, folk… Muscle Shoals.

Necesitamos más periodismo

Durante la entrega de los últimos premios de la Academia de la Televisión se pudo escuchar a algún periodista de TVE hablar de la grandeza de sus informativos y de la calidad inigualable del equipo de informadores de la televisión pública. ¿Euforia producto de la ingesta de alcohol o el consumo de sustancia estupefacientes? Pudiera ser. Es difícil justificar semejante discurso desde la sobriedad absoluta. Un ejemplo: en el Telediario, producto estrella de esos informativos, he escuchado varias piezas dedicas al hundimiento del edificio con fábricas textiles en Bangladesh (cientos de muertos) en las que no se ha aludido a las empresas españolas relacionadas con el mismo. ¿Se hace buen periodismo en TVE? La respuesta es NO, un no rotundo y con mayúsculas. Basta con ver cualquier telediario…

Propaganda gubernamental. El tiempo y sus circunstancias, con entrevistas callejeras que no aportan nada: “vamos a tener que volver a sacar los abrigos”, dice una señora. Los vídeos que se convierten en fenómenos virales, como el nuevo baile freak que llega desde Corea. Algún caso de violencia doméstica, un par de accidentes de carretera, un atraco en una gasolinera de Oklahoma, la cena de gala para despedir a una reina holandesa… Y los deportes. Más relleno con ruedas de prensa tan vacías como estúpidas: “Ningun jugador ha dicho que no quiere jugar, que me duele aquí o me duele allí”, dice Mourinho como sesuda reflexión.

Los informativos de TVE son cada vez peores, y los del resto de cadenas no se le quedan a la zaga. No hay crítica, no hay investigación, no hay reflexión, no hay información elaborada. Hay muy poco periodismo. ¿Hay periodismo en la televisión?

Se habla de Jordi Évole como de la gran esperanza blanca. Muchos de los lectores de este blog mostraban ayer sus opiniones sobre “Salvados” (La Sexta), una de las sorpresas de los últimos tiempos. Excelentes críticas, buenas audiencias, comentarios inteligentes… ¿Periodismo de gran nivel? No estoy tan seguro. Periodismo urgente y muy eficaz, en ocasiones liviano y ventajista, que funciona muy bien en pantalla: no exige grandes esfuerzos al telespectador que, superado por la corrupción y los escándalos, se queda con los ojos abiertos como platos, anonadado, en shock. El programa del domingo, con el presidente de las Cortes Valencianas Juan Cotino convertido en escurridiza y bochornosa estrella del escaqueo, rozó el 16% de audiencia.

“Salvados” es un programa muy interesante, que debería ver todo ciudadano interesado en la actualidad. Pero no es suficiente. Como no es suficiente el “periodismo de investigación” de los mugrientos magazines matinales o los debates esperpénticos de máxima audiencia. Tal y como están las cosas, tal y como son nuestros políticos y nuestros grandes empresarios, necesitamos más que nunca periodismo de calidad. Incluso en televisión.

P.D.

Telemadrid retransmitió el pasado domingo un clásico del baloncesto: Real Madrid – Barcelona. Y lo hizo de manera lamentable. El despropósito fue tan grande que la Asociación de Clubs de Baloncesto ha tenido que pedir disculpas mediante un comunicado: “La ACB lamenta y pide disculpas a los aficionados por la ausencia de marcador de tiempo, a lo largo de todo el partido, y de resultado en la primera mitad de la retransmisión del encuentro Real Madrid – F.C. Barcelona Regal, emitido en directo en España por las Televisiones Autonómicas y en casi 100 países fuera de España”.

¿Tendrá algo que ver con los despidos de 861 trabajadores de un plantilla de 1.161?

Pues al parecer no. Según la ABC, la culpa no fue de Telemadrid sino de la Televisió de Catalunya, “encargada de la producción”, y que sufrió “una avería en la Unidad Móvil contratada por la cadena para la realización“.

Un motivo para NO ver la televisión

New Old Stocks

CD: New Old Stocks.

El nombre de la banda, y la magnífica portada de su primer disco, nos podía transportar a Texas, a Nashville o a cualquier lugar con tradición  rocanrolera de los Estados Unidos. Cuando escuchamos las diez canciones, en inglés y con guitarras de pedal, dobros y aires campestres, se confirma esa sensación, y gana enteros la posibilidad de que su sede esté California. Pues no…

New Old Stocks son, atención, de Talavera de la Reina, Toledo. Y precisamente ahí, en la ciudad donde nunca pasa nada, se presentó el pasado sábado el primer disco de este quinteto formado por Jesús Jiménez (Bajo y coros), Antonio Llorente (Guitarras y pedal steel), Rosana Abad (Voz solista), Jesús “Buddy” García (Guitarras, dobro y coros) y Coke Pérez (Batería y percusión).

Un concierto muy interesante, mucho más blusero que el disco, que incluye diez canciones propias con aires descaradamente folk. En vivo, con versiones de Bonnie Raitt, Rosanne Cash y Susan Tedeschi perfectas para la voz de Rosana Abad, y muchos solos de Telecaster, muestran una actitud irreprochable y un sonido excelente. En el Teatro Victoria, un lugar maravilloso, ofrecieron un concierto redondo, con un arranque suave que recordaba a  algunas bandas indies de aires acústicos, y un subidón eléctrico en la última hora, mezclando mucho blues con algunos detalles country.

Potentes en vivo, y muy recomendables en un disco que presume de grabación analógica, incluye diez canciones excelentes y viene envuelto en una portada inolvidable. La versión vinilo tiene muy buena pinta…

Pinchar para escuchar a New Old Stocks

El último refugio

Quién iba a decirnos, hace cinco años, que Jordi Évole, el tipo insolente que surgía de entre el público del programa de Buenafuente haciendo comentarios irónicos y realizando preguntas mordaces, se convertiría en la gran esperanza de la televisión. Y que tendría un espacio propio, “Salvados”, que con el tiempo se consolidaría como una de las señas de identidad no ya de La Sexta, sino de la televisión española del momento. Secundario de Andreu, Évole no solo ha sobrevivido a la crisis televisiva, sino que gracias a las circunstancias, el criterio y una forma descarada y fresca de hacer periodismo se ha convertido en referencia: nadie cuenta la actualidad  con tanta claridad, nadie desmonta las mentiras de los  políticos con mayor descaro, nadie se agarra a la ironía con mayor sentido común.

“Salvados” celebró su quinto aniversario como el cine de antaño: con un programa doble de estreno. De entrada “Soy inmigrante”, un análisis necesario de la situación que viven los trabajadores que, como consecuencia de la debacle económica y el paro, tienen que abandonar sus países. Un problema de ida y vuelta: una mujer con una enfermedad crónica cuenta las dificultades que tiene para acceder a la sanidad en España, un soldador español recoge comida en el Salvation Army noruego. Espeluznante, y muy bien conducido por un Évole armado con una batería de preguntas, un iPad con incongruencias de la prensa tradicional, y una selección perfecta de personajes a entrevistar.

De segundo plato ofrecieron “Desmontando Salvados”, con el escritor, director de cine y columnista David Trueba que entrevista a Évole en un intento por analizar la evolución del programa, los momentos especiales, las curiosidades. Buena idea. David es uno de esos tipos incapaces de decir una simpleza, de escribir una línea torcida, de dejar escapar un detalle interesante. “Pienso hacer lo mismo que haces tú”, arranca David, “es decir, quedar yo bien y hacer quedar mal al entrevistado”.

Juntos, sentados en una nave industrial alrededor de una mesa, recuerdan los comienzos de “Salvados” y explican la evolución sufrida a lo largo de cinco años. Es decir, cómo han pasado del humor un tanto simple que suponía entregar la guitarra de juguete de Chiquilicuatre al Papa, a poner contra las cuerdas a un político de élite o denunciar una especulación urbanística. Después llegarían los momentos delicados, como esa entrevistas a Otegi días antes de un asesinato de ETA. Y las situaciones hilarantes, tocar la campana en Wall Street. O simplemente memorables, como las entrevistas a Matas, Cayetano Martínez de Irujo o Martínez Pujalte (“ese cruce entre López Vázquez y Saza”, dice David).

“La evolución del programa nos ha permitido que lo vea mucha gente de derechas”, asegura Jordi Évole. Es un gran comunicador, es rápido, está sobrado de desparpajo, tiene olfato a la hora de elegir y enfocar tanto temas como entrevistados, sabe escuchar y sobre todo trabaja a pie de calle. Es decir, sabe qué preocupa a la gente, de qué habla la gente, qué quiere discutir la gente, sobre qué quiere informarse la gente. La crisis del periodismo en general, y del televisivo en particular, mucho más grande de lo que pudiera parecer, le viene de miedo a “Salvados”, un espacio concebido como programa de entretenimiento que se ha convertido en referencia ineludible para aquellos que, además, quieren estar bien informados.

Muchos de mis colegas dicen que ya no ven telediarios. Entre semana “El Intermedio”, y el domingo “Salvados”. El último refugio.

Un motivo para NO ver la televisión

Bobby Rush

Cd: Down in Lousiana.

Bobby Rush nació en Los Angeles hace 73 años, pero su familia se mudó a Chicago, ciudad en la que la música flotaba por las calles. Desde entonces no ha dejado de tocar y cantar blues, soul y funk caliente. Guitarristas del calibre de Freddie King y Luther Allison le acompañaron en unos comienzos duros: Rush no grabó su primer disco como solista hasta 1979 (“Rush Hour”).

Espectacular en directo, Rush posee una voz tórrida que domina a la perfección. Una voz con la que interpreta desde blues primitivos, acompañado por una guitarra acústica, a temas más elaborados y cercanos al soul y al funk. La banda sonora perfecta para una película de Tarantino sobre los bajos fondos de una gran ciudad, las canciones que podrían sonar en cualquier tugurio oscuro con una pista de baile diminuto donde sirven licores clandestinos.

“Down in Lousiana” arranca sonando a puro sur, acordeones incluidos. Rush da clases de armónica e  invita al baile, pero también recita, amenaza rapear, arrastra blues eléctricos de corte clásico, y pasa de John Lee Hooker a Mr Dinamita en solo un corte, en apenas un gruñido. Gran disco, viejos blues.

 

La sexta columna

La llegada del Partido Popular al poder ha traído aire fresco a La Sexta. Liberados de compromisos con el anterior Gobierno, los de Emilio Aragón han podido desempolvar su izquierdismo de salón y poner en antena algunos programas “comprometidos”. El último de ellos es “La sexta columna”, un espacio de reportajes de actualidad. Televisión de denuncia social. Como se lo cuento. Caña a la crisis, al despilfarro y a la corrupción del PP. Ese programa que viene muy bien ahora, pero que echábamos de menos cuando el PSOE despreciaba la Memoria Histórica, mentía sobre las nucleares o se achantaba ante la Iglesia.

En televisión no es extraño que se pongan en marcha programas “comprometidos” cuando es el enemigo quien gobierna. Ahí tienen a Intereconomía, tan chulitos con Zapatero en Moncloa, repartiendo a diestro y siniestro, y tan alicaídos ahora con los suyos en el poder. Se han quedado sin temas, sin chispa, sin alegría de vivir, sin víctimas a quien despellejar. Porque ni se plantean criticar la gestión de Rajoy y los suyos…

El periodismo de partido es ventajista por naturaleza. La Sexta está haciendo ahora los programas que no tenía sentido hacer con Zapatero. “Salvados” es una brillante excepción, y destaca entre todos ellos por méritos propios. En primer lugar, por alejarse de los informativos de la cadena, un auténtico despropósito construido sobre imágenes de Youtube, accidentes de tráfico y curiosidades sensacionalistas. En segundo, por saber elegir los personajes a entrevistar y por detenerse a escucharles. Y en tercero, por estar presentado por Jordi Évole, un individuo con el suficiente talento como para no creerse dueño de la verdad absoluta. Un programa imprescindible en un mundo sembrado de impostores, manipuladores y charlatanes.

 

Un motivo para NO ver la televisión

John Fullbright

CD: From the Ground Up

John Fullbright tiene 24 años y este es su primer disco de estudio, tras editar una grabación en directo llamada “Live At The Blue Door”. Nacido en Okemah (Oklahoma), el pueblo de Woody Guthrie, Fullbright es un cantautor de largo recorrido. Toca guitarra y piano, y escribe canciones de corte clásico que se mueven entre diferentes géneros hermanos: country, blues, folk…