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Delincuentes desorientados

Ana Rosa Quintana reconoce que dos redactoras de su productora, Cuarzo, recogieron al asesino de Alcásser cuando salió de la cárcel, porque “se encontraba desorientado”, y le llevaron en uno de sus coches hasta Madrid. Pero desmiente haberle pagado el hotel de cuatro estrellas y las copas nocturnas. “No pagamos a asesinos de niñas”, dijo muy digna y un tanto altanera la escritora. Solo custodian y transportan a asesinos de niñas. No les pagan ni hotel ni copas. Que quede claro.

España es, después de Siria, el país donde más ha aumentado la percepción de corrupción en el último año. La corrupción es hermana de sangre de la mentira, de la deshonestidad, de la sinvergonzonería, de la depredación, del envilecimiento.

Tras esta reflexión, continuamos…

¿Pueden entrevistar las televisiones a delincuentes? Por supuesto: las televisiones son empresas privadas que quieren ganar dinero, cuanto más mejor, y eso lo consiguen aumentando la audiencia. Es decir, la publicidad. Y da la casualidad de que las entrevistas a los delincuentes, sobre todo si se trata de sanguinarios asesinos de niñas, embarazadas o monjas, atraen enormes cantidades de telespectadores. Así las cosas, ¿Por qué no entrevistar a esa mina de oro que son los delincuentes?

Solo una cosa puede impedir este vomitivo pseudoperiodismo: que los anunciantes no se sientan cómodos al ver cómo sus productos se relacionan con asesinos en serie, violadores o torturadores. Imagine la promoción de la cadena: “esta noche, en prime time, la entrevista al hombre que asesinó, descuartizó y devoró a sus propios hijos tras violarlos, patrocinada por pan de molde X, colonias X y grandes almacenes X”.

La línea roja no la trazarán jamás las cadenas de televisión privadas. Carecen de moral, su único dios es el dinero, la audiencia. La línea roja tampoco la trazan unos telespectadores que, embrutecidos por años de consumo de telebasura, son incapaces de distinguir entre la buena televisión y la televisión necrófaga. La línea roja tienen que trazarla los anunciantes, que son quienes tienen la sartén por el mango. Así de tristes son las cosas en esta desorientada sociedad neoliberal en que nos ha tocado vivir.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Afilado como un blues de medianoche.

Autor: Javier Márquez Sánchez.

Editorial: Salto de página.

Vivimos tiempos turbios. Tanto como para que traten de convencernos de que la nueva literatura policiaca de calidad llega de Islandia o Sudáfrica. Tanto como para asegurar que la verdadera novela negra, la auténtica, es la francesa. Afortunadamente existen tipos como Javier Márquez Sánchez, un periodista sevillano que en los ratos libres escribe como si hubiera nacido en Atlantic City.

“Afilado como un blues de medianoche” es una novela negra muy norteamericana. Tanto es así que tiene como protagonista a Eddie “Siete Vidas” Bennett, un tipo duro que se encarga de hacer la vida más agradable, y más larga, a Frank Sinatra, Sammy Davis Jr y compañía. Eddie es un espagueti. De padres italianos de Véneto, nació en el Brooklyn de 1922. A partir de entonces se dedicó a recorrer las calles, pelear, beber y vivir. Con sede en Las Vegas, “Siete Vidas” no tiene problemas en tirar de gatillo: “Darle plomo a un malnacido es como darle un beso a una mujer bonita; el crimen sería dejar pasar la oportunidad”.

El libro comienza con Eddie contemplando el cadáver de Norma Jean. “La muerte de Marilyn fue como la muerte de la inocencia. Todos creíamos que JFK era nuestro rey Arturo, que haría de éste un país bueno, próspero, ideal para todos, mujeres y hombres, sin discriminación alguna. Pero no ha podido ser. No le han dejado que sea”. A partir de ese primer cadáver VIP todo se complica, tanto en la trama como en el número de protagonistas. Porque por estas páginas pasa no solo el legendario Rat Pack, sino la flor y nata del mundo de la canción, del cine, del espectáculo… y de la mafia de una Norteamérica que se desangra mientras bebe Southern Comfort. Aunque eso sí, “nadie la tiene más grande que Frank”.

Ni siquiera JFK. Márquez Sánchez, periodista, ya me dejó ko con “Letal como un solo de Charlie Parker”, su primer libro con “el Figura” Bennett como protagonista. Pues este “Afilado como un blues a medianoche” es aún mejor, por ritmo narrativo, por la historia que cuenta, por las magníficas descripciones del Estados Unidos de los 50 y por la espléndida nómina de personajes que hace circular por sus páginas. Una novela negra de las de toda la vida.

Tesoros

¿Le gustan las series y pelis sobre zombis? Están de moda. Tanto que ayer tuvo lugar un acto dirigido a los fans de tan siniestro género, pero camuflado como homenaje a los veteranos de la televisión. Lo bautizaron con el ingenioso nombre de “Tesoros vivos de la televisión”, y le dieron forma de gala, cuando en realidad solo era un decadente ejercicio de nostalgia organizado por las no menos decadentes y amojamadas Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión y Universidad Europea de Madrid. Entre los homenajeados, Lina Morgan, José María Íñigo, Paco Valladares y Pepe Carabias. Nivel.

La gala fue presentada por los académicos (de la televisión) Olga Viza y Matías Prats. Y para que no hubiese dudas, y quedase muy claro que se trataba de un esperpento, contó con la intervención de Manuel Campo Vidal (presidente de la Academia) y estuvo presidida por sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias. Tesoros.

Estos últimos protagonizaron los mejores momentos de la velada, algunos realmente hilarantes. Como cuando el príncipe Felipe presentó a doña Letizia como “vuestra ex compañera”. ¡Ingenioso! O cuando exigió “una televisión seria, de calidad y creativa”, ante la mirada atónita de una Lina Morgan que, sin duda anonadada por la grandeza del evento, no realizó su legendario giro de pierna de 360 grados. Felipe ofreció a los asistentes y telespectadores un sinfín de obviedades más: “El mejor trabajo siempre requiere, en todos los ámbitos de la vida, talento y corazón… escuchar a quienes han hecho un trabajo antes que nosotros siempre es una garantía…La crisis impone enormes retos, pero su trabajo es imprescindible… además de acortar distancias, mostrar la realidad y hacer soñar, la televisión también puede educar”.

No dijo nada Felipe, mecachis, de que el Partido Popular se encuentra a punto de acabar con la televisión pública, porque no soporta que los informativos de TVE no estén a su servicio y sean los más imparciales de todos los tiempos. No dijo nada Felipe, vaya por dios, de que el partido en el Gobierno haya querido intervenir en los contenidos de los telediarios. No dijo nada Felipe, cagüentodo, de que los chicos de Rajoy están despojando TVE de presupuesto, de identidad, de audiencia, de credibilidad, de futuro… para aniquilarla en cuanto tengan la más mínima oportunidad. Tampoco dijo nada Felipe, ni la ex compañera Letizia, de la basura de informativos que emiten las cadenas autonómicas, del fracaso del periodismo televisivo. ¿Tesoros?

P.D.

Ayer mismo el Partido Popular nombró al ex director de La Razón José Antonio Vera nuevo presidente de la Agencia EFE. “Uno de los nuestros”, debió  pensar un Rajoy que, tras pagar servicios prestados, sin duda tiene como siguiente objetivo “informativo” desactivar RTVE. En Público.es han recopilado un puñado de opiniones del nuevo responsable de la principal agencia de noticias en español: “Los perroflautas consideran a Rubalcaba un colega más porque deja ‘okupar’ la calle y les anima en la lucha antisistema”, dijo el tertuliano Vera el pasado 17 de junio.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Letal como un solo de Charlie Parker.

Autor: Javier Márquez Sánchez.

Editorial: Salto de página.

El placer de leer a los clásicos. A Hammett y Chandler. Eso es lo que se siente al adentrarse en el universo de gangsters, alcohol y neones que propone Márquez Sánchez en su magnífica tercera novela.

No falta de nada en esta historia policiaca, ambientada en Las Vegas de mediados de los 50. El tipo duro con imán para los problemas, y para las mujeres. La chica guapa, y lista. Los matones. El sheriff honrado. Una película legendaria. Actores y cantantes famosos. Una trama enrevesada, sembrada de muertes violentas, mafiosos sin escrúpulos y secretos gubernamentales. Todo tiene sentido, todo rueda de forma armoniosa y todo encaja en una intensa recta final.

John Wayne y Frank Sinatra se mueven por las páginas de este libro con enorme soltura: buscan un trago. Y alguien en quien confiar. Las copas protagonizan “Letal como un solo de Charlie Parker” casi tanto como Eddie Bennett, el figura, el Gato, puesto que la sed reina en el desierto de Nevada. Licor afrutado del viejo sur, a palo seco, pero también champan, bourbon y una larga lista de cócteles minuciosamente detallados. “Pura magia”, escribe Márquez Sánchez tras describir el perfecto dry martini.

Bedidas de calidad que discurren con naturalidad entre personajes inolvidables y diálogos que rozan la perfección. Lo dicho: el placer de los clásicos. Imprescindible.