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Guiñoles

Televisiones, diarios y radios de toda España han prestado una gran atención durante los últimos días a los guiñoles de Canal + Francia. El pasado viernes todos comentaban en tono melancólico la desaparición de los muñecos, poco menos que una tragedia para el humor inteligente contemporáneo. Notición, qué duda cabe. Al día siguiente se confirmaba la continuidad de los muñecos, poco menos que patrimonio nacional francés. Mayor notición, si cabe. Y eso que en España los guiñoles chaparon en 2008 sin pena ni gloria.

En el periodismo español los guiñoles son, reconozcámoslo, innecesarios. Por redundantes. La redacciones de informativos, sin ir más lejos, está atiborradas de guiñoles. Muñecos sin alma ni sangre en la venas, cuerpo de trapo y bisagra en la cintura, que se mueven gracias a unos hilos invisibles que se manejan desde dos sitios: arriba y la oficina del paro. Arriba es arriba, la planta que está justo encima de la redacción, con su moqueta y sus sillones ergonómicos. Y la oficina del paro es el sumidero de la profesión: estamos en julio, pero si eres periodista sabes que pasarás mucho frío en la calle.

press

La Ley Mordaza que tanto nos escandaliza lleva años funcionando, quién sabe si a modo experimental, en los medios de comunicación. La única diferencia de esta última con la que maneja Interior es que son los propios periodistas quienes se vigilan, quienes toman nota de sus matrículas y se graban en vídeo, quienes se cortan y se censuran, quienes no quieren pasar ni una sola noche en el calabozo del paro.

Los guiñoles bailan en las redacciones al ritmo que marcan los dueños del guiñol y sus secuaces. Y no se saltan ni un paso, no se la juegan en una sola nota, no arriesgan en la más mínima improvisación. El espectáculo cada día resulta más aburrido, más prescindible, menos democrático. Pobres. Dentro de poco estarán todos en la calle, y ahí la competencia es feroz. Porque donde esté un buen mimo, que se quite un guiñol…

Le cuento todo esto después de ver la entrevista de Pedro Piqueras al presidente del Gobierno Mariano Rajoy en Telecinco. Vergonzosa. Rajoy, el político alérgico a dar la cara, el hombre de plasma, sentado en el plató con una sonrisa húmeda de oreja a oreja, completamente seguro de que el supuesto informador que tenía enfrente se limitaría a masajearle el lomo. Así fue. Un burdo ejercicio de periodismo mamporrero, de colaboracionismo, de vulgar propaganda. Se les debería caer la cara de vergüenza. Al presidente por cobarde, por pervertir la política y la información. Al segundo por pusilánime, por ensuciar el género entrevista con tan escandalosa friega. Y por guiñol.

Mariano

 

La Pantoja canta

“Soy una simple cantante que os ha servido de puta madre”, grazna la Pantoja en la entrevista que lo está petando en Antena 3. La Pantoja ha visto la luz en la corrupción lampante que asola el país. No está sola en esto, y se viene arriba hasta el punto de compararse con la realeza: “soy como la infanta, pero sin sociedad a medias. ¿Por qué a ella no le pasa nada?… Si todos los españoles fuéramos iguales, por qué al señor Urdangarín se le han quitado tantas cosas… ¿Por qué no se le ha detenido, por qué no se trata a todos los españoles por igual?”.

La entrevista no estará incluida, se lo aseguro, en las próximas ediciones del libro “Las grandes entrevistas de la historia” (Aguilar), el clásico de Christopher Silvester. Sin embargo quizá forme parte de los manuales de supervivencia de televisiones chuscas de bajo costo. Realizada por teléfono en el pasado mes de febrero, con la Pantoja caliente llamando como aludida tras finalizar un programa, la entrevista terminó guardada en un cajón. Recuperada estos días, resulta que la charla entre el equipo de “Espejo público” y la tonadillera es un prodigio de rentabilidad económica: con presupuesto cero, está valorada en un millón de euros.

¿Un millón de euros? En eso cifran la rentabilidad de la conversación, un alarde de victimismo y chulería. Sí, quizás sea una choriza, viene a decir la madre de Paquirrín, pero ¿quién no lo es en este país tan maravilloso que tanto me quiere?

En España hemos pasado en muy poco tiempo de los debates de Balbín en “La clave” a los de Jordi González en “La noria”. Una decrepitud que se ha notado incluso en el género entrevista, donde hemos ido de un Jesús Quintero, en ocasiones brillante y en otras patético, a una llamada telefónica emitida meses después con una imagen fija de fondo. Televisión estática y antiestética.

P.D.

Pastora Soler ha dicho, nada más llegar del festival de Eurovisión, que quiere grabar “Quédate conmigo” en inglés. Por si el tema de Gibraltar no hubiese tensado suficientemente las relaciones entre España e Inglaterra, ahí tenemos a Pastora amenazando con lo que podría suponer el comienzo de un conflicto bélico. Existe la posibilidad, bien es cierto, de que los británicos, horrorizados por el esperpéntico estruendo, abandonen la roca a la carrera. En ese caso habríamos descubierto una eficaz arma de destrucción masiva, que tendría un sinfín de aplicaciones. Por ejemplo, traducir la canción al francés y darles donde más les duele a aquellos que se burlan de España con sus guiñoles

Un motivo para NO ver la televisión

American Aquarium

CD: Live in Raleight.

En esta joven banda de Carolina de Norte hay algo de Marah, algo de The Band, algo de Springsteen, algo de Credence, algo de Drive By Truckers… Con estas credenciales es evidente que no puede sonar mal en directo. “Live in Raleight” recoge a la perfección la fuerza del grupo liderado por B.J. Barham. Llevan juntos solo desde 2005, pero ya han grabado media docena de discos formidables. Éste es perfecto para introducirse en el sonido muy americano (country rock, americana, rock sureño).

España arrasa

Samuel Aranda (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, 1979), fotógrafo freelance, ha ganado el primer premio en el prestigioso World Press Photo con una imagen espectacular tomada en Yemen. “España también arrasa en fotografía”, titula a todo trapo La Razón su página de Televisión y Comunicación, esa que va justo después de la entrevista de Amilibia (sí, sí, ¡Amilibia!). Y ofrecen la fotografía ganadora a doble página (4-5). ¿España “también” arrasa en fotografía? ¿A qué se refiere La Razón con ese inconcreto, amplio y engañoso “también”?


La Razón utiliza el premio conseguido por Aranda para vender españolidad, para dar en los morros a esos franceses que nos acusan de drogatas y tramposos, para desmontar las bromas de los guiñoles vecinos. Bien por Aranda, fotógrafo del momento, pero bien sobre todo por Contador, Nadal y demás españoles que han hecho de la victoria una bandera. Lástima que Aranda, premiado al tiempo que Rajoy pone en marcha su reforma laboral, no esté en esa onda: se lamenta de que muchos fotógrafos españoles tienen que “buscarse la vida fuera” porque en los medios nacionales “no se apuesta por la fotografía” a pesar de que en España “hay una cantera de fotógrafos increíble”. “Parece que no se le da el valor que se le da en otros sitios”, sentencia. Pero la cosa no queda ahí, puesto que Aranda, para espanto de los ideólogos de La Razón, hoja promocional del Gobierno del PP, tiene un sueño: “Lo próximo que me gustaría fotografiar sería una revolución en España… ser testigo de cómo la gente joven que no tienen oportunidad de trabajar se levanta y dice basta”.
La Razón está en lo cierto: España arrasa. En paro, en corrupción, en incongruencia, en saqueo de lo público, en ignorancia, en injusticia, en populismo, en inoperancia, en hipocresía, en ausencia de criterio, en servilismo, en desprecio por la cultura, en amiguismo, en exilio científico e intelectual, en envidia, en chauvinismo, en mediocridad…
Samuel Aranda, enorme fotógrafo hasta hace cuatro días ignorado por todos los medios que ahora le alaban, responde en el Telediario (TVE): “Me está llamando gente para felicitarme que hace un mes no me cogía el teléfono para presentarle un reportaje”.

Un motivo para NO ver la televisión
Chuck Prophet
CD: Temple Beautiful.


Nuevo trabajo de Chuck Prophet, el que fuera miembro de los inolvidables Green On Red. Doce discos en solitario, todos con un nivel mucho más que aceptable, deberían ser suficiente como para hacer del cantante y compositor californiano un clásico. “Temple Beautiful”, con una docena de  canciones espectaculares, es un ejemplo de rock de autor atemporal.
Lou Reed, Springsteen, New York Dolls, Suicide, los Mott The Hoople de Ian Hunter…A todo esto y mucho más suena “Temple Beautiful”, una grabación musculosa y recia que sitúa este trabajo al nivel de “Homemade Blood” (1997), seguramente el mejor disco de Prophet. Un tipo con talento.