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Pecados y delitos

“Los obispos son señores de mucha risa”. Camilo José Cela. 

La noticia la ofrecieron los informativos de TVE: en España hay más de 200 sectas destructivas. Es decir, sectas “cuyas víctimas sufren amenazas, el robo de la voluntad y su dinero”. No es asunto para tomárselo a broma. Ponen como ejemplo a un delincuente concreto, llamado “El hijo de Satán”. Este estafador anulaba a sus víctimas utilizando como arma el miedo: les advertía de que una figura mefistofélica les produciría enormes males tanto a ellos como a su familia y su entorno. Los que han logrado escapar de la maligna influencia de este diablillo aseguran, ya repuestos, que pretendía lavarles el cerebro para convertirles en sus esclavos.

 
Coincide este reportaje, vaya por Dios (o por Belcebú, lo dejo en sus manos), con las declaraciones del portavoz de la Conferencia episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, advirtiendo a los políticos que apoyen la nueva ley del aborto. Miedo dan, las declaraciones, puesto que Camino asegura que los políticos rebeldes se convertirán en “pecadores públicos” y que, por lo tanto, no podrán comulgar. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que si se descuidan, e insisten en defender que es legítimo “quitar la vida a un inocente”, pueden convertirse en herejes y ser excomulgados.
 

Acojonan los obispos, ¿verdad? De eso trata el tema de las sectas, como veíamos al comienzo del post. Excomulgados, herejes, pecadores públicos… parece el perfil del casting de la nueva colección de películas de terror de El País. Pero no nos desviemos del tema… Creo sinceramente que los obispos tienen razón. Más razón que un santo, concretamente, puesto que las reglas están para ser respetadas. Y si los cristianos no quieren respetar las de SU iglesia, y se convierten en cómplices del despiadado asesinato de miles de niños perfectamente formados, es porque ni son cristianos ni son nada. Bueno sí, son herejes.

¿Recuerdan las sectas “cuyas víctimas sufren amenazas, el robo de la voluntad y su dinero”? Pues eso. La pena es que todos estos obispos que le provocaban tanta risa a Cela no sean igual de metemiedos y de asustaviejas con, por ejemplo, los pederastas que tienen en plantilla. A fin de cuentas la pederastia es un delito grave. Lo otro es un simple pecado. Cosa de sectas.