Hace solo unos meses el director de El Mundo, David Jiménez, sacaba pecho durante un desayuno “informativo” organizado por el Forum de la Nueva Comunicación: “la hemeroteca puede decir que hemos sido el periódico más valiente de España en los últimos 26 años”. No se refería evidentemente al tratamiento que realizó su periódico de los atentados del 11-M, quizá el momento más ruin que ha vivido el periodismo español en toda su historia. Ni a los trece profesionales que su empresa, Unidad Editorial, acababa de despedir horas antes en sus delegaciones de Valencia, Andalucía y Madrid.
No. Estoy casi seguro de que hablaba de textos de los que sentía orgulloso, como imagino el que eligió para abrir el diario el pasado domingo: “La guerra civil del equipo de Carmena”. Se trata de un editorial anti-Carmena, la campaña de moda, camuflado como reportaje. Como mal reportaje, como tendencioso reportaje, como reportaje construido sobre una serie de entrecomillados anónimos. Una de las miserias del reportaje, del periodismo, son los entrecomillados anónimos. Esas frases que alguien sin nombre dice al periodista. Un ejemplo perfecto, la frase que cierra el reportaje que nos ocupa: “Uno de los más altos cargos del Ayuntamiento sentencia: «No se fían unos de otros. Es como en el estalinismo»”.
¿Estalinismo? ¿Comparan al régimen de Stalin, el sanguinario asesino de millones de personas, con el equipo de Manuela Carmena? Eso parece. No lo dice el periodista, evidentemente. Lo dice “Uno de los más altos cargos del Ayuntamiento”.
Antes de esa frase para la historia de la infamia periodística, la autora del reportaje había recurrido a fuentes igual de fiables, la base de su trabajo. Es más, la pieza arranca con otro maravilloso ejemplo de amarillismo anónimo: “«Manuela, cuenta un funcionario del Ayuntamiento de Madrid, llora mucho». ¿De verdad? «Con lagrimones»”. El reportaje presenta declaraciones del concejal de Hacienda Carlos Sánchez Mato. Y ya está. El resto de entrecomillados, de declaraciones, se presentan con fuentes de esta solvencia: “comenta un alto cargo del Consistorio…”; “Otro, con más experiencia, le secunda”; “Un miembro de la oposición ratifica esta opinión…”; “dice una fuente cercana a Botella…”; “Una persona cercana a la ex alcaldesa…”; “La oposición aguirrista que sucedió a Botella aboga por…”; “dicen desde la administración de Botella…”.
Periodismo de entrecomillados anónimos. Estalinismo 3.0. La nueva joya de la corona de la hemeroteca de, según Jiménez, “el periódico más valiente de España en los últimos 26 años”.