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Quiero ser torturador

“Hay gente pa’ to”. Rafael Guerra, Guerrita.

Ignacio Villa, director de Castilla La Mancha Televisión, no es el típico mamporrero puesto a dedo por una María Dolores de Cospedal que quiere controlar esta televisión autonómica, como Esperanza Aguirre controla Telemadrid. Ni muchísimo menos. Villa es un visionario, uno de esos iluminados que, como Steve Jobs en el sector informático, parece destinado a modificar la historia de la pequeña pantalla. Su última ocurrencia es simplemente brillante: propone “intercambiar corridas”. ¿Un ciclo de cine porno para las noches golfas de los recios y formales castellano manchegos? No, por dios. Recuerde que Cospedal es de las de mantilla, rosario y procesión. Villa quiere crear una “pequeña federación” de televisiones taurinas para reducir costes cambiando festejos como si fueran cromos. Este tipo es francamente ingenioso…

Regresan los viejos y buenos tiempos, los días de moscas, sol y toros. Vuelven por la puerta grande, de la mano de un PP que financia la fiesta nacional mientras desangra la educación. ¿Educación he dicho? No se le puede pedir mucha a un Gobierno que confunde al escritor mexicano Carlos Fuentes con el padre de Artur Mas…

¿De verdad quieres ser torero, chaval?

La guinda de este innovador proyecto taurino popular es el estreno de un programa de esos que nos devuelven la pasión por España y por lo español. Se llama “Quiero ser torero”, y es un reality de ambiente cornúpeta capaz de avergonzar al más curtido monosabio. Emiten el esperpento, financiado con nuestro dinero, dos cadenas en ruinas: Telemadrid y Castilla La Mancha.

“Quiero ser torero” es la caspa. “El primer programa de televisión que nos acerca a la vida, el aprendizaje y el sacrificio de un grupo de jóvenes que aspiran a convertirse en figura del toreo”, dice la promoción de Telemadrid. Un “Operación Triunfo” para aspirantes a torturador que comienza con una decepción: Paquirrín no forma parte del jurado. Los seis elegidos, “contará la actitud y la raza”, han de convivir en una finca y pasar determinadas pruebas en un intento por triunfar en el mundo del toro. ¿Mujeres? Ninguna salvo la presentadora, Cristina Sánchez. El ganador obtendrá un jugoso premio, a la altura del prestigio de las cadenas que lo financian: una novillada “con la máxima importancia posible”.

“¿Usted sabe lo que es la torería?”, pregunta el juez en lo que parece el pase de modelos para una capea. “Algo con lo que se nace”, responde muy chulito el aspirante. No ha pasado ni medio hora cuando sueltan una vaquilla empapada en sangre, primera víctima inocente de un programa que huele a Farias. Un asco. El jurado pone cara seria: “Cagüen la leche, éste tiene muy buenas hechuras…”, dice un engominao mientras el chaval, en lugar de estar estudiando, clava unas banderillas en el lomo del herbívoro. Y les enseñan a no dejar comida en el plato, a cerrar la tapa del tigre y a ordenar su cuarto. Torería. “Mis amigos dicen que parezco antiguo”, asegura un chaval con toda la razón del mundo. “Pobres, pero honrados y limpios, eso es lo que esperamos de vosotros”, sentencia el jurado. Carne de gallina.

¿Realmente nuestros jóvenes quieren ser toreros? Ya sabemos que vivimos tiempos duros, y que justo ahora es cuando más cornadas da el hambre. Pero ¿no sería mejor utilizar el dinero público para poner en marcha programas como “Quiero ser político” o “Quiero ser banquero”? O incluso “Quiero ser presidente de una televisión autonómica”. Muchos menos riesgos, nada de maltratar animales, y una jugosa jubilación sin haber recibido un solo revolcón.

P.D.

El Partido Animalista Pacma ha señalado que está estudiando la posibilidad de denunciar a las cadenas que, emitiendo “Quiero ser torero”, podrían infringir el articulo 6 de la Ley de Protección Animal de la Comunidad de Madrid: “La filmación de escenas con animales para cine o televisión, que conlleven crueldad, maltrato o sufrimiento, requerirá autorización previa del órgano competente de la Comunidad de Madrid, y que el daño al animal sea en todo caso un simulacro”.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Joey Ramone

Cd: …Ya Know.

Segundo disco póstumo del cantante de los inolvidables Ramones, la banda más divertida de la historia. Once años después de la muerte de Joey editan una colección de caras B y maquetas inéditas que han sido recopiladas y editadas por los productores Ed Stasium, ingeniero de “Leave Home” y “Rocket to Russia”, y co-productor de “Road to Ruin”, y Jean Beauvoir, ex Plasmatics. Mucha tralla, melodías sencillas y la voz del espárrago que supo hacer canciones directas y brillantes de dos minutos de duración.

En el disco, que tiene momentos brillantes de rock garrulo, han colaborado Joan Jett, Little Steven, Lenny Kaye, Dennis Diken (ex The Smithereens), el batería Richie Ramone, Andy Shernoff de Dictators, y el Mickey Leigh, hermano pequeño de Joey. Tenemos “¡Hey Ho, Let´s Go!” para rato…

El despilfarro

El nuevo director de Castilla-La Mancha Televisión ha denunciado, en su primera comparecencia en las Cortes regionales, el despilfarro que ha tenido lugar en la cadena pública. Ignacio Villa, el que fuera mano derecha de Federico Jiménez Losantos, esbirro ahora de Dolores de Cospedal, asegura que en tiempos de José María Barreda y García Candau en la televisión castellano manchega se tiraba la pasta. Y pone ejemplos que le dan la razón: José Ángel de la Casa, leyenda de la locución futbolera prejubilado en TVE, firmó un contrato de 200.000 euros por dos años, mientras que José Antonio Luque cobra actualmente 600 euros por retransmitir cada partido. Por las corridas de toros se pagaban entre 70.000 y 80.000 euros, cuando Canal Sur paga 40.000 por las que se celebran en la Maestranza. Y así, numerosos nombres y cifras que bordean el derroche.

El legado de Barrera es repugnante. No seré yo quien lo discuta. Y la cadena que nos dejó, un ejemplo de televisión rancia, anticuada y casposa. Estamos de acuerdo. Por último, deberíamos agradecer a Ignacio Villa desvelar todas esas cifras obscenas y devolver la razón y el orden a la tele castellano manchega. No olvide que Villa se ha rebajado el sueldo un 20% con respecto a su predecesor, y ha renunciado al Audi A6 que le correspondía.

Villa, ex director de informativos de la COPE, se conforma con otro coche de gama más baja y con un sueldo de 120.000 euros de nada. Un tipo prudente y ahorrador este Villa, ¿verdad? Igual que su jefa, una política austera con los necesitados (el 60% de su plan de recortes afecta a sanidad y educación) y olvidadiza con las promesas: ¡Cospedal propuso en su momento privatizar la cadena pública! Tras el fragor de la batalla, y una vez lograda la victoria, ¿quién se acuerda de las promesas? En manos del PP la cadena autonómica deja de ser un despilfarro, y vuelve a ser útil y necesaria para los castellano manchegos. Será para Cospedal lo que Telemadrid para Esperanza Aguirre: un instrumento de manipulación y desinformación. Financiado, no lo olvide, por la gente manipulada y desinformada. Otra forma de despilfarro.

 

Un motivo para NO ver la televisión

El triturador de huesos

Autor: Wolf Hass.

Editorial: Siruela.

A medio camino entre el humor surrealista y la novela policiaca tradicional, la nueva aventura del detective austriaco Brenner es, cuando menos, muy original. Hass ha escrito una segunda novela breve, que se lee en dos asaltos, con la que deja absolutamente desorientado al aficionado a la literatura criminal. Un merendero de pollos asados es el escenario donde se desarrolla la acción, un  complejo ejercicio de estilo con un puñado de personajes estrafalarios que se cruzan formando un laberinto capaz de triturar del cerebro del lector más avezado. En ocasiones tronchante, a veces espesa y enrevesada, esta novela es tan original que puede resultar incluso desconcertante.

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