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Entre ETA y las tetas

El ABC es un pedazo de diario. Centenario, no le digo más. Lo fundó Torcuato Luca de Tena el uno de enero de 1903, por si usted no lo sabía. Mucho ha llovido desde entonces, no cabe duda, y mucho han cambiado tanto el periódico en cuestión como el periodismo en general. Dicen que es una profesión con futuro. No se yo… Lo dicen en las cuñas de la cadena SER en las que anuncian el nuevo curso académico de la Escuela de Periodismo de El País. Dos años, el segundo trabajando y cobrando. En ABC también tienen un Máster de Periodismo Profesional, que denominan “Escuela de talento”, y que “aspira a ser un verdadero fanal de noticias, que irradie información interesante y contrastada”.

Información interesante y contrastada. El material con el que se construye cada día el diario ABC, supongo. Si tiene alguna duda recuerde que su actual director, el gran Bieito Rubido, un periodista de esos que ya no quedan, acusó al socialista Eduardo Madina de “simpatizar más con ETA que con el PP”. ¿Información contrastada? Lo que de momento sabemos es que Madina perdió una pierna en un atentado de la banda terrorista en 2002. Y que Rubido se ha negado a rectificar.

Información interesante y contrastada, promete el Master de ABC. Quizá la periodista de ese diario Paloma Cervilla debiera ser una de las profesoras. Es una de las estrellas del periódico: “Desde este blog pido la palabra para poder contaros los entresijos que pueden explicar los acontecimientos de la vida política de nuestro país”, dice en la presentación de su bitácora, llamada “Pido la palabra”.

Me gustaría que los posibles alumnos del Master del ABC leyesen, antes de inscribirse en ese curso, el post de Cervilla titulado “Becas para ponerse tetas”. Los entresijos que explican los acontecimientos de la vida política de nuestro país, ¿recuerda? Toda una lección de periodismo, interesante y contrastado, insisto, que reproduzco íntegro por su enorme interés pedagógico (ABC lo ha suprimido de su web)

“El pasado martes, en la sesión de control al Gobierno en el Senado, el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, en respuesta a un ataque de tres senadores del PSOE que le cuestionaban su propuesta de aumentar la exigencia académica para conseguir una beca, que lo único que se le pedía los alumnos “lisa y llanamente, es que estudien”. En ese momento me acordé de algo que un día me comentó una amiga, profesora en un instituto, precisamente sobre el despilfarro y el escaso control que hay sobre el dinero que se concede para las becas. Indignada me decía que conocía alumnas que habían utilizado el dinero de su beca para pagarse operaciones de aumento de pecho, vamos, para ponerse tetas. Otras, cogían el dinero iban a clase tres días y medio, y después no volvían a aparecer más. Se alquilaban pisos para pasárselo bien y de estudiar nada de nada. Estos son algunos casos, pero seguro que habrá cien mil más. Por eso no entiendo el empecinamiento de algunos de pedir barra libre para dar el dinero que no hay y criticar que se fijen unos criterios para que ese dinero llegue a los que realmente quieren estudiar. Pedir que se llegue al 6,5 no es una barbaridad, es simplemente dejar claro que el dinero, que ahora no sobra, está para favorecer a los que realmente quieren aprovechar las oportunidades que le ofrecen el Estado, sin tomarnos el pelo a los que pagamos nuestros impuestos”.

Memorable, ¿verdad? Don Torcuato estaría orgulloso del lugar al que Rubido, Cervilla y compañía han llevado su diario. Un estercolero a medio camino entre ETA y las tetas.

Orgullo nacional

Cuando ABC advierte en la portada de su web que “Vuelve Águila Roja a TVE repleta de acción, aventuras e intrigas palaciegas”, uno no puede por menos que dejar cuanto tiene entre manos y sentarse delante de la televisión. A esperar. El tiempo que haga falta. ABC no es de esos periódicos que regala halagos, ni mucho menos. El diario con más de cien años de historia, incluidos los 40 de Franco, resulta en su conjunto al menos tan serio, formal y creible como Bieito Rubido, su flamante director. ¿Cómo desconfiar de tan prestigioso medio, de tan riguroso periodista? Desde las doce de la mañana, pendiente de Águila Roja…

Para matar el tiempo, releo una y otra vez el excelente trabajo realizado por el diario fundado por Torcuato Luca de Tena sobre los primeros 500 días de gobierno de Mariano Rajoy. Un informe muy crítico, despiadado diría yo, de esos que hacen que volvamos a confiar en el periodismo como compromiso con el lector, con informaciones rigurosas y siempre crítico con el poder. El “examen” se titula “Aprobado en la tormenta”, y arranca con la siguiente frase: “500 días después de que juraran sus cargos y a falta de casi otros 1.000 para que concluya la legislatura, ABC valora la labor del gabinete”.

¿Me referí antes al informe como “despiadado”? Rectifico. Es un análisis inhumano, bárbaro y me atrevería a decir que hasta sanguinario del Gobierno de Rajoy. Fíjese que, pese a que ha logrado contener la cifra de desempleo en solo seis millones de parados, el presidente recibe de nota apenas un 6,5, aprobado alto. ¡Serán ratas! “Realismo y decisión para sacar a España de la crisis”, dicen para justificar tan rácana puntuación. Y así con todos… Santamaría, número dos de Mariano, es calificada con un 6 por ser “el motor político del Gobierno y aguantar el desgaste”. Montoro, brillante ministro de Economía, obtiene un 5 raspado por “embridar las cuentas autonómicas, su principal logro”. Del resto de ministros, la mayoría aprueba: Pastor un 6, Fernández un 5, Margallo un 6, Arias Cañete un 6, Wert otro 6… Gallardón suspende, 4,5, pero por razones obvias: aún no ha puesto en marcha su nueva ley del Aborto. En resumen: ¡Tenemos un gran Gobierno!

Escribo estas líneas justo cuando acaba de finalizar “Águila Roja”. En TVE han calificado la serie de “orgullo nacional”. Yo he visto lo de siempre: espadachines enmascarados, justicieron vengadores, el Santo Grial, malos muy malos y buenos muy buenos… Algún malpensando podría creer que si el director de ABC, el mismo que dijo que Eduardo Madina simpatizaba con ETA, sigue como tertuliano en TVE es por su gracejo a la hora de titular. Recuerde: “Vuelve Águila Roja a TVE repleta de acción, aventuras e intrigas palaciegas”.

Perro lame perro.

P.D.

Interesantísima entrevista que de alguna manera toca  el tema de hoy.  Lucía Martínez Odriozola, presidenta de la Asociación Vasca de Periodistas: “Algunas redacciones son auténticas escuelas de corrupción”.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Cómo todo acabó y volvió a empezar.

Autor: E.L. Doctorow.

Editorial: Miscelánea.

Esta es la crónica de un pueblo. Pero no de un pueblo cursi y blandengue como el que encandilaba a los telespectadores españoles en el comienzo de los 70. Nuestro pueblo se llama Hard Times, y apenas tiene unas casuchas construidas con tablones reciclados. Es un pueblo del salvaje Oeste ocupado por supervivientes y arrasado por un “hombre malo” que siembra sus calles de muerte, dolor y resentimiento. Es un pueblo en el que se instalan el mal y la cobardía.

La historia de Hard Times, de su destrucción y de su reconstrucción, es un western crepuscular y sangriento firmado nada más y nada menos que por el gran E.L. Doctorow. El novelista neoyorkino escribió esta su primera novela en 1960. Un gran debut. El sheriff Blue es quien narra la decadencia y los sueños de grandeza de este poblacho de Dakota, ocupado apenas por unas prostitutas, un ruso, un carpintero y un indio, y visitado regularmente por sedientos mineros. Un lugar rodeado de polvo en el que reina el dolor, habitado por almas en pena que se arremolinan junto a un pozo de agua a la espera de tiempos mejores. Y de hombre malos…

Editado por Grijalbo en 1981, con el título de “El hombre malo de Bodie”, este libro es mucho más que una gran novela del Oeste. Es una descripción del miedo, y de cómo se queda incrustado en la piel de algunas personas. Brutal.

La mirada miserable

“Para ser buen periodista ante todo hay que ser buena persona” Ryszard Kapuscinski

Decía Soledad Gallego-Díaz hace un par de semanas, en su imprescindible columna de los domingos, que nuestra sociedad está instalada en una manera miserable de ver las cosas. Recordé ese titular el pasado viernes, cuando en el programa “La mañana” de la COPE Bieito Rubido, director del diario ABC desde septiembre de 2010, hizo unas declaraciones en las que aseguraba que el socialista Eduardo Madina “simpatiza” con ETA. ¿Pruebas de esta simpatía? Ninguna. Bieito simplemente cree que Madina “tiene un odio guerracivilista al PP”, y que “simpatiza más con lo que representa ETA que con lo que representa el PP”. Y lo dice en voz alta, ajeno a la responsabilidad que supone dirigir un periódico centenario que tiene miles de lectores.

Razones no le faltan a Madina para “simpatizar” con ETA: el 19 de febrero de 2002 una bomba lapa colocada bajo su coche por un comando etarra le arrancó la pierna izquierda a la altura de la rodilla. Ante semejante esperpento solo cabe pensar que Bieito hace esas declaraciones no por convicción, no puede ser tan necio, sino por intereses concretos: jalear a los lectores conservadores de su diario para que compren algún ejemplar más (desde 2011 las ventas de ABC han bajado un 20%), buscar un aumento de caché en las tertulias fachas que frecuenta… o quizá simplemente sigue las órdenes de alguien a quien no gusta Madina como rival político.

En cualquier caso, lo alucinante no son ya los sucios intereses que pueden mover al director de un supuesto gran periódico a decir semejantes barbaridades. Ni que a estas alturas aún no haya rectificado y pedido perdón. Lo increíble es que tras acusar a Eduardo Madina de “simpatizar” con ETA el amigo Bieito siga siendo el director de ABC. ¿Qué mierda de empresa es Vocento para mantener a semejante miserable al frente de su periódico?

Declaraciones como esta desnudan las miserias de la profesión. En momentos así, ¿dónde coño están las asociaciones de la prensa? ¿Y dónde cojones los periodistas del ABC, muchos de los cuales dan habitualmente doctrina sobre el periodismo de calidad en tertulias, seminarios, cursos magistrales y redes sociales? Diría mucho de ellos desmarcarse en público de las opiniones de su director.

Nuestra sociedad está instalada en una manera miserable de ver las cosas, escribía Soledad Gallego-Díaz. El director de ABC es una prueba de esa mirada sucia, de esa tendenciosa e interesada manera de entender el periodismo, del deterioro de los grandes medios de comunicación. Tras escuchar a Bieito, ¿todavía alguien duda de porque el periodismo es la segunda profesión menos valorada de este país?

 

Un motivo para NO ver la televisión

Les Dudek

Cd: Delta Breeze.

No es el miembro perdido de ZZ Top. Pero también es una leyenda del rock pesado, de los riffs sureños, de las sesiones de grabación memorables. Ha tocado la guitarra para Stevie Nicks, Maria Muldaur, Steve Miller, Dave Mason, Cher o Boz Scaggs, entre otros, y ha sido miembro de los Allman Brothers (formó parte del equipo que registró el gran “Brothers & Sisters”). ¿Qué más se puede pedir?

Pues grabar buenos discos en solitario. Dudek, nacido en Rhode Island, registró como primer trabajo como solista en el 76. “Delta Breeze” es su séptimo trabajo, y no presenta grandes novedades de estilo: rock sureño a cascoporro, guitarras slide, blues potente…

IBI, beneficencia y caridad

Cuando sea abuelo, que ya no queda tanto, y me haga mis necesidades encima, preferiría que me limpiase el culo una profesional antes que una monja. Una profesional de la geriatría, no piense usted mal. Me sentiría incómodo con una hermanita hurgándome en los bajos, quitándome el pañal y echándome los polvos de talco mientras le colgase del cuello un crucifijo que, frío como un témpano, se balancease y me golpese rítmicamente el escroto. Y es que para los cuidados de personas tan mayores, y de tan delicadas partes del cuerpo, donde esté una enfermera, con sus estudios especializados y su titulación en regla, que se quiten esas fanáticas religiosa que creen en la resurrección y en que un palomo fecundó a María.

Le cuento esto porque Bieito Rubido, director de ABC, ha dicho en “Los Desayunos de TVE” (La 1) que la iglesia no debe pagar IBI porque las monjitas limpian a “abuelos que se cagan”. En ese mismo programa, en unas imágenes grabadas, el bueno de Rouco Varela se decanta por el chantaje: si la Iglesia tuviese que pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles, ese desembolso podría afectar a “otras actividades” de ayuda social, como por ejemplo “la desarrollada por Cáritas”. El resto de tertulianos de “Los desayunos…” cree que la Iglesia debe pagar  IBI, pero reconoce la labor que realizan religiosos y religiosas, y alaban sus ayudas a drogadictos, niños pobres, ancianos desamparados…

Donde esté un profesional, insisto, que se quite un aficionado. Los viejos con el culo sucio, los niños pobres y los drogadictos callejeros no deberían depender de la caridad, una virtud teologal difícil de calificar, cuantificar y organizar. Es el Estado quien tiene la obligación de garantizar a los ciudadanos más desprotegidos el derecho a la salud, y proporcionarles la cobertura adecuada al grupo de población al que pertenecen. Su trabajo, el de los políticos, es gestionar de manera cabal el dinero del IBI (de todos), junto a otros impuestos, para que no sean necesarios sistemas de beneficencia privados paralelos a los estatales.

No debería faltar el dinero para profesionales de la asistencia sanitaria en un país como el nuestro, tan rico y expléndido como para pagar las bebidas que el Presidente del Tribunal Supremo toma en piscinas de hotel, permitir que se construyan aeropuertos sin aviones o gastar 82.000 euros en el retrato de un presidente del Congreso.

Caridad y Beneficencia suenan a Auxilio Social. A ideología, humillaciones y despotismo. Solo en Alemania, del medio millón de niños que pasaron por orfanatos religiosos entre 1950 y 1975, al menos 50.000 sufrieron malos tratos. Palizas, abusos sexuales, trabajos forzados…

En una sociedad civilizada y moderna debería bastar con cobrar el IBI a la Iglesia, poner una X en la casilla de Fines Sociales de la Declaración de la Renta y exigir a los políticos una buena gestión.

 

Un motivo para NO ver la televisión

La librería ambulante

Autor: Christopher Morley.

Editorial: Periférica.

Esta es la historia de un amor desaforado por los libros y la vida, dos cosas que no son lo mismo pero son igual. Cansada de limpiar la casa y planchar sábanas, la oronda y madura señorita Hellen McGill abandona a su hermano, un escritor de éxito, y emprende una vida nómada: en un arrebato compra la biblioteca ambulante de Roger Mifflin, un carromato cargado de libros.

Si alguien llevase al cine “La librería ambulante” el resultado sería una divertida y enternecedora road movie, repleta de correrías tronchantes y diálogos repletos de optimismo y sentido común. Las aventuras de una pareja de idealistas que sueña con recorrer el mundo viendo, escribiendo y leyendo. Amor a los libros, sí, pero también amor a las personas, a los animales, al mundo rural… a la vida tranquila y placentera. “Estas páginas huelen a las hogazas de pan recién sacadas del horno; en ellas se siente el viento de otoño en los abedules”.

Un enorme libro de Christopher Morley, escritor de Pensilvania que, tras formase académicamente en Oxford, recorrió Estados Unidos como reportero. Tan delicioso como un pastel de arándanos recién sacado del horno.

Uno de mis párrafos favoritos: “Creo que leer un buen libro te hace modesto. Cuando uno logra ver con lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los grandes libros, uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Es como mirar la Osa Mayor en una noche clara o ver el amanecer en invierno cuando uno va a recoger los huevos de la mañana. Y cualquier cosa que te haga sentir pequeño es maravillosamente buena”.