La huida

Risto Mejide huye de Mediaset por no subirle el sueldo, o por no pagarle lo prometido, que no es lo mismo pero es igual. El flamante director de ABC Bieito Rubido y el desquiciado opinador Hermann Tertsch huyen de Gonzo, un reportero que hace preguntas incómodas. El ministro de Defensa Morenés huye del frente, que está donde lo dejaron Évole y Zaira, y de su responsabilidad con los españoles irritados. Ignacio González huye del comisario Villarejo, y éste lo hace de Ignacio González. Pablo Iglesias huye de los magazines matinales, en un intento por no relacionarse con la telebasura. El Rey Juan Carlos huye de su paternidad. Mariano Rajoy huye de su propia sombra, de los ciudadanos de un país en descomposición. Un país de gente que huye de su realidad, que escapa de sus circunstancias, en el que solo sobreviven aquellos capaces de pisar fuerte, de levantarse sobre los demás.

Tras huir a la carrera, regresa Esperanza Aguirre, la cosa que nunca se va, ese invitado a cenar que se aferra al sofá, a los gin tonics, al monólogo soporífero y al desvarío etílico. La cosa que nunca se fue, que caza talentos y alimenta imputados, que destapó la trama Gürtel y propone medidas contra la corrupción, que apuñalará a Rajoy sin despeinarse, que se desmelena en Telemadrid, que representa lo peor de la política.

Con Aguirre regresa José Luis Moreno, el ventrílocuo que nunca se fue, que hibernó en el cajón de los muñecos, que entiende la televisión como un desfile de lentejuelas, vedetes y ballets. El señor de la caspa, el rey del show viejuno, regresa nada más y nada menos que a TVE, la televisión pública, esa que pierde dinero, audiencia y credibilidad cada día que pasa. Y lo hace a lo grande, con el tipo de programa que domina, una antigualla que se llamará “Alfombra Roja” y tendrá el carisma y la personalidad del legendario “Noche de Fiesta”. Un nuevo viaje al pasado, una huida hacia adelante, un atraso de cojones

Aguirre y Moreno son el presente. Han llegado para quedase, para recordarnos quiénes somos, de dónde venimos, a quién elegimos y cómo nos divertimos. No nos dejan muchas alternativas: vota o huye.