Fifth Dimension

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{ 107 comentarios ... ¡haz el tuyo! }

  1. La que has liao, Jefe.

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  2. ¿Cuánta gente conocéis que curra a jornada completa con contrato de tiempo parcial? Sí, sí, es un fraude, pero ¿qué más da? Se trata de “crear empleo” a toda costa, ¿no? Pues ahora lo hacemos oficial: http://economia.elpais.com/economia/2013/08/08/empleo/1375969574_685347.html.

    Cómo van a estar de aceurdo estos empresarios españoles en bajar los sueldos un 10%, como dice la Troika…. ¡si los pueden bajar un 50%! Estos guiris son unos pardillos, siempre por detrás en el arte de esquilmar al personal.

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  3. La quinta dimensión … los pájaros … un recorte estilo años 80 … toda una concatenación de claves para una mente que sabe asociarlas … ahora si que si Meca … hoy Naniano presenta su dimisión al Bogbón … XDDD … … o no, no lo se … lo que si se es que el jefe no está por la labor de hacer un full monty arropado por la clá si se llega a los 400 comentarios … venga va, no seas soso, aunque no salga el caballo … pobre perrillo …

    PD: pa mi que estos post son programados así que olvidados de los 400 …

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    The Boss Reply:

    De programados nada. Es por lavarle un poco la carita a la página… ¿400 comentarios? Yo creo que lo suyo sería sumar todos los de agosto.
    Abrazos para todos!

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    CHATA Reply:

    ¡Jó!

    Un abrazo para ti también.

    httpv://youtu.be/7EvefZ2imnQ

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  4. ¿Puede poner alguien “I hate You”, de Faith No More? Gracias.

    Empiezan a contar los 500.

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    spectator Reply:

    ¿Esta?

    httpv://www.youtube.com/watch?v=ilIDkkD0jIg

    Esto no se hace, a las 7 en el tren de camino al trabajo se ha escuchado un improperio al ver el nuevo post. Si es que se le quitan a una las ganas… hasta de trabajar ;-)

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    Selito Reply:

    Puede ser, no la veo esta tarde te confirmo, pero gracias mil.
    De quien era el improperio y por qué?

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    spectator Reply:

    Mío, por el nuevo post! Que nos habías conseguido liderar en pos del objetivo común de los 400 y nos hemos quedado en la mitad. A ver si llegamos a los 300 como los espartanos.
    (Enlazando con Juego de Tronos que en esta peli también sale tu amiga la rubia 2 Lanister, luciendo cuerpo)

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    Selito Reply:

    Lo importante es participar y divertirse….
    No recuerdo yo a la moza, era la reina?

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    spectator Reply:

    La reina, efectivamente.
    No te pongo vídeo que estamos trabajando

    Selito Reply:

    Si, era esa, olvidé el nombre… ;)

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  5. Joer, menos de 200 comentarios quedaban :)

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  6. Como es viernes y además vacacional y después de la generosa acogida del relato que os endilgué aquí, El lector asesino, me atrevo a poner, en entregas, otro en el que un padre cuenta un incidente que tuvo durante un viaje de juventud.

    DE TAL PALO
    Vaya movida, chavales. ¿Y yo no os he contado cuando la policía llegó a mirarme el culo?. Aquello sí que fue un movidón. Veníamos un amigo y yo desde Bruselas en un land rover agrícola, una mierda de trasto que no pasaba de 80 por hora. Y menudas pintas, joder, un perroflauta actual va de gala en comparación; la tableta con la que tuitea vale más que todo lo que llevábamos encima, incluido el vehículo carcamal, o viejuno, como se dice ahora. El caso es que llegamos a la frontera gabacha, ya de noche, y nos llevan a un despacho donde un gendarme nos pregunta que si quelque chose a declarer. En ese momento me acuerdo de una bolsita con un gramo de hachís que había comprado en Amsterdam y que llevaba en el bolsillo. Así que pensé, a la velocidad de la luz, que mejor mostrarla que en el registro me la encontraran, y extrayéndola del bolsillo, la puse a la altura de los ojos del policía sujetándola entre el índice y el pulgar. El agente miró ceñudo y algo bizco la diminuta prueba de un gran delito y tras gritar ¿mais qu’est ce ça?, sacó un pito y pegó un destemplado pitido para pedir refuerzos, y enseguida llegaron al trote otros dos gardes-frontières con unos gorritos muy simpáticos pero con caras à la colère o de estar hasta los huevos de pillar pringaos. Siguiendo las cabreadas instrucciones que debieron oírse en todos los puntos de la Línea Maginot, que qué es la Línea Maginot, hostia que estáis en la universidad y no tenéis ni puta idea de nada. Luego os lo explico. La cosa es que uno de los guardias me coge del brazo y me lleva por un pasillo a un cuartucho y me dice que me baje los pantalones y que me agache y que me abra las nalgas para poder verme bien la raja del culo. Yo pensaba, con mi dignidad maltrecha, que no somos nadie en manos de gente armada.

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  7. DE TAL PALO (continuación)

    El guardia me enchufó, sin mucha convicción, con la luz de una linterna el ojete, mientras murmuraba que aquello era una pérdida de tiempo. ¿Qué?, pues claro que lo entendía, en esa época se me daba bien el francés. De vuelta al despacho del tío del pito, supongo que el oficial de mayor rango, yo le decía al que me había inspeccionado el culo y, al llegar, a su jefe y a todo el que quisiera oírme, que la bolsita era un regalo, un cadeau, una curiosidad, una curiosité, comprada legalmente en un coffeeshop de un país soberano, para unos amigos, unos amis de l’Espagne. A lo que el mandamás me gritó abroncándome que aquello era la France y no la Hollande y que allí estaban totalmente prohibidas, ¡in-ter-di-tes!, vociferó, esas sustancias. Así que tres guardias nos llevaron a mi amigo y a mí al vetusto land rover y se introdujeron dentro y empezaron a desmontar todo buscando un alijo. Que yo pensaba que no existía, pero el cabrón de mi amigo hizo que se me parara el corazón cuando me dijo en voz baja que llevaba unas placas de chocolate escondidas entre los papeles del vehículo, pero que no me preocupara que él se comía el marronazo, a lo que yo le contesté que me cagaba en su puta madre y que eso se avisaba. Entonces uno de los gendarmes tenía ya la carpeta de los papeles entre las manos y comenzaba a abrirla. Es de esos momentos en los que de repente ves lo que pasa como en una peli y aunque te está pasando a ti es como si fuera de mentira. Mi amigo temblaba y rebullía nervioso y a mí empezaba a darme todo igual, cuando se acercaron corriendo otros guardias explicando algo sobre cocaína en la furgoneta de unos navarros que estaba delante de nosotros. Que por qué sé que eran navarros, por la matrícula, NA, de Navarra, copón, por aquel entonces las matrículas iban por provincias. Esta distracción en el último momento, justo antes de descubrir el pastel, interrumpió la inspección de la carpeta de los papeles y el gendarme la cerró y la dejó apresuradamente en la guantera abierta, saliendo a la carrera junto con los que habían dado la alarma cocainómana, mientras nosotros volvíamos a respirar. Un suspiro, porque otro guardia venía con un perro pastor alemán hacia nosotros, pero pasó de largo y se fue hacia la blanca furgoneta navarra.

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  8. DE TAL PALO (Final y mis felicitaciones a los que hayáis llegao hasta aquí :))

    Bueno, abreviando, estuve unas horas entre voces y dimes y diretes, declarando, mientras otro guardia escribía con dos dedos, cansino y torpe en una máquina de escribir sin carcasa, un interminable atestado. Yo seguí haciéndome el tonto, una y otra vez les decía lo del souvenir, el recuerdo de Amsterdam, la compra en un establecimiento autorizado, les dije que era maestro, enseignant des enfants y al final tuve que pagar 100 francos. Menuda gilipollez. Cuando nos fuimos, se llevaban a los pobres navarros en un furgón policial. Por un instante me ví allí dentro. Cruzamos Francia y en la frontera con España, de noche y lloviendo, mi compañero volvía a decirme, melifluo como una inocente gacelilla thompson, que él se hacía responsable si pillaban el costo y yo le contesté, gruñendo por lo bajini como un leopardo mosqueado y al acecho, que me cagaba en su puta calavera y que no volvería a viajar a ningún sitio con él, que ya nos había hecho algo parecido viniendo de Marruecos. Hacía una noche de perros, éramos los únicos idiotas mamarrachos de paso por ese puesto fronterizo y quizá por eso el guardia civil se limitó a pedirnos los carnets y, sin ni siquiera mirarlos, meternos prisa para que nos largáramos rápido y poder así guarecerse. Poco después, por los pirineos navarros, me puse yo al volante y mi amigo se durmió. Tras varias horas de espantosa conducción, estaba metiendo la reductora en una curva en la que casi no cabía el land rover rural, cuando se despertó el tío tan campante y, mirando a aquella negra noche de lluvia y nevisca que nos rodeaba, me preguntó, bostezando pero enseguida alerta, que dónde coño estábamos, yo le contesté que nos habíamos perdido, pero que en España, seguro, y el muy cabronazo se puso a gritar y maldecir y golpear el salpicadero y, empujándome, se hizo cargo del volante. Dios mío qué cansancio tenía, si no, lo habría estrangulado. ¿Qué?, que sí, que yo pago la multa, pero a ver si andáis más listos que ya es la segunda vez que os cogen con una china encima. La próxima no suelto un euro, hostia.

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    qq Reply:

    Genial :-). Eso sí, he de admitir, ruborizado, que, pese a sonarme vagamente, he tenido que buscar qué es la Línea Maginot.

    Por cosas como esta merece la pena seguir este blog. Aunque en verano quedemos cuatro gatos, y menguando. Abrazos, Pepino.

    Responder

    Cucumber Reply:

    je, je, ay los universitarios…, gracias qq, comentarios así pueden llevarme a pergeñar algún que otro relato, y, lo que es peor, a enlazarlo por aquí, aprovechando la relajación veraniega o cualquier otro pretexto :) . Un fuerte abrazo

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    valdeolid Reply:

    Pues muy entretenido, Cucum, se me ha hecho hasta corto. Y me ha recordado esta canción; dentro vidrio:

    httpv://www.youtube.com/watch?v=OurGZr5EGLY

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    Selito Reply:

    Está gracioso, Cucu y es una buena idea para sumar coments :)

    Pero has despertado al monstruo… :mrgreen: … podeis ser crueles…

    “La verdad, la verdad, no es que lo deseara mucho, pero…Así estaban las cosas y poco había que hacer al respecto.
    Por las mañanas todo suele ser distinto. La mayoría de las personas notamos esa peculiar sensación cuando nos levantamos y ponemos los pies en el suelo, sentados aún en la cama, con la espalda doblada, los ojos medio cerrados y escocidos, de mirada vaga y perdida, y las entendederas luchando por combatir las fuerzas que se le oponen. La de la gravedad por un lado, que nos lo deja difícil para conseguir ponernos, por fin, en pie. Y las morféicas por otro, tratando de hacer caer nuestro cuerpo aposentado en el lecho sobre las nalgas, vulnerable, influenciable, ya sea a uno u otro lado, ya sea hacia atrás – no conviene mucho hacia adelante, la verdad – para abrazar de nuevo las sábanas.
    Es en esta situación cuando la voluntad se enfrenta a su primera prueba del día y, aunque casi siempre sale vencedora, no es satisfacción por el deber cumplido lo que se siente, no. De hecho, hay veces en que uno no puede dejar de pensar : “Soy un pobre desgraciáo”.
    En fin, así son las cosas y poco se puede hacer.
    Se decidió por último y, con un gesto menos enérgico de lo que hubiera querido, consiguió mantenerse en una vertical minimamente estable. Y tuvo que esforzarse para no mirar atrás, abajo, donde quedaba la cama, no fuera que…el salto del tigre quizá no, pero cuán largo era…
    Buscó más con el tacto que con la vista las gafas y el reloj que había dejado la añorada noche anterior sobre la mesilla, colocó en su sitio ambos, después las zapatillas, y salió de su habitación camino del baño.
    Al pasar por delante de la puerta que daba al cuarto de sus padres miró de reojo y los vió tan dormiditos, tan a gustito, tan felices… – “¡La madre que me pariooó…Yo sólo quería ser fontanerooo…!” – canturreó para sí.
    Entró en el reservado, devolvió al mundo parte de lo que éste le había prestado el día antes, se lavó someramente la cara y, trás secársela, se contempló en el espejo. – “¡Aquí huele a muerto!” – se dijo. -¡”Pués yo no he sido!” – se redijo, recordando a un popular dúo de humoristas. Se sonrió discretamente, en un gesto más irónico que divertido, y se dirigió a continuación en dirección a la cocina.
    Durante el corto trayecto de no más de quince pasos se dijo repetidamente – “¡Qué sueño tengo, joder, me cago en la puta leche…!” – y varias cosas por el estilo, quizá no todas igual de inteligibles, pero sí la mayoría igual de elegantes.
    No fue hasta el momento en que tuvo que utilizar el cuchillo para abrir un tetra-brik de leche un tanto más rebelde de lo habitual, cuando, por una simple asociación de ideas, se dió cuenta de que aquello no podía suceder – “¡Ay, carajo!” – pensó – “¡Pero si yo me morí ayer!” – y la leche se desparramó hasta empapar todos los recovecos del fregadero.

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    CHATA Reply:

    Mañana te digo el fallo, que hoy tengo sesión de El Padrino.

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    CHATA Reply:

    Aquí va el fallo, Seli.

    ¿Cómo pueden los padres estar plácidamente dormidos si su hijo se murió ayer?

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    Selito Reply:

    Faltan un par de partes para aclararlo… Que cuando hablaste de ‘fallo’ creí que te referías a ‘juicio’, que qué te parecía, no que le hubieras encontrado un error de argumento… Pero vamos, que ya te digo que no es tal :)

    Responder

    Selito Reply:

    Uy, no, seré capullo: Es el fragmento de esta mañana el que anula el aparente fallo (qe es que me lo he leido del tirón y me he enrrollao yo solo) :)

    CHATA Reply:

    O.K.

    Me gusta.

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    Albert Reply:

    Entretenido :) ¿Cómo sigue el viaje? ¿Qué pasó en Marruecos?

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    Cucumber Reply:

    Valde, los Ska-P, de mi barrio, Vallecas o Valle del Kas, como se chulean por aquí.
    Selito, el tipo que se despierta para darse cuenta que está muerto, mejor que lo de Gregorio Samsa, dónde o ande va a parar :)
    Albert, si la encuentro, os cuelo una especie de relato, que sería como una precuela, de lo que pasó en Marruecos. Eso por preguntar, je,je.

    Responder

    Cucumber Reply:

    Y para compensar la decepción xdd, y al hilo literario y para sumar comments, un poema:

    No arriesgó nada
    no practicó la irreverencia
    no mordió el sexo del paraíso
    no padeció la pesadilla de vivir
    no aulló por falta de demonios en el vientre
    no enturbió el agua de ninguna academia
    no gozó la locura de la realidad
    no destruyó su propia fisiología
    no reveló lo insensato de la sensatez
    no orinó ni escupió ni eyaculó fuera de foco
    no hizo de la palabra la enemiga total
    no metió ningún dedo en la llaga
    de ninguna cosa hizo destino
    no tuvo miedo de sí mismo
    no metió mundo ni absoluto en sus venas
    no arrulló entre sus brazos una bomba ni siquiera pacífica
    no tuvo pensamiento ni ademanes
    ni colores militantes
    no se encamó con el monstruo de sí mismo
    no hizo del vacío una utopía
    no amo ni para nacer ni para morir
    no telefoneó al otro mundo, no arrojó
    bocanadas de sangre sobre el orden y el lenguaje.
    Fue correcto adecuado municipal y obvio
    o sea una buena persona en el peor sentido de la palabra

    Ni ángel ni rebelde de Joaquín Giannuzzi

    Responder

    Selito Reply:

    Hombre, Cucu, dije que podíais ser crueles, pero esa comparación ya raya en lo sádico… ;-P

    PUes ahora no pongo el resto de la historia…. (alguien conoce emoticono así, de muy ofendido?) :)

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    Cucumber Reply:

    Si me ha gustao!, hay que ver cómo sois los genios literarios cuando os ponéis en plan incomprendido :)

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    Selito Reply:

    Na, era por hacerme el digno :)

    No pongo el resto de la historia porque son 13 páginas en total, si no doy el coñazo como pocos ;) , pero te cuento su génesis (por no dejar de dar el coñazo de arguna manera): Hasta el párrafo final (obviamente) me estoy describiendo a mi mismo una mañana de verano en la playa, sobre las 7:30, levantándome para estudiar para septiembre, en la carrera. Mientras estudiaba, en segundo plano iba pensando en escribir esas sensaciones y en un descanso me puse a ello. Al final, de repente, se me ocurrió el giro fantasmil.
    Así se quedó la cosa unos años hasta que empecé a aburrirme en la mili y, aprovechando que tenía un PC en la Enfermería, me dio tiempo a escribir algunos relatos cortos. Completé este y le añadí personajes parodiando a compañeros y mandos de la mili y, bueno, calidad tampoco es que tenga mucha, pero los colegas milikos se rieron una jartá… :)

    Albert Reply:

    @selito
    Ponlo por entregas. Suplemento descoestival, y rememoras unas risas.

    Selito Reply:

    BUeno, por aclamación popular de dos desco-colgaos, 2ª entrega. Se historia se llama, por cierto, en un alarde de imaginación: ‘Si estoy muerto…’

    No fue exactamente pánico lo que le invadió en aquel momento, aunque sin duda la emoción contenía una dosis considerable de miedo. Sin embargo, asombro y una buena parte de curiosidad también se incluían en la mixtura.
    Fuera como fuese, lo cierto es que salió disparado de la cocina, sin percatarse entonces de un hecho tan evidente como que la puerta estaba a tan sólo unos centímetros de encontrarse cerrada. – “¡Ay, coño! ¡Ay,coño! ¡Ay, coño!” – era su pensamiento más lúcido.
    Al llegar al salón, recapacitó. Se calmó un poco y trató de ordenar sus ideas. ¿Muerto? ¿Cómo podía estar muerto? ¿Cómo puede un muerto recordar que lo está? ¿Cómo puede un muerto haber dormido tan tranquilamente en su cama de siempre, haberse levantado por la mañana a estudiar, ir al servicio, tomarse un vaso de leche? – “¡Qué leche voy a estar muerto!” – exclamó.
    Su cama. Apenas la había abandonado unos minutos antes. Debería estar aún caliente. Si, claro: la encontraría allí medio desecha, con la colcha por los suelos y la almohada arrugada por algún que otro abrazo o achuchón nocturno y… – “¡Ay, madre! ¡Ay, madre! ¡Ay, madre! ¡¿Pero esto que es, joder?! – casi gritó cuando encontró el catre perfectamente hecho, la colcha colocada al milímetro, el cojín a juego justo en el centro de la almohada, la habitación recogida y la ventana, con su persiana, echadas, como si el cuarto no fuese habitado por nadie.
    – “¡Ya está bien de cachondeo, eh! ¡No se qué puñetas pasa, pero ya está bien de cachondeo, eh! ¡Que a mí me da algo, eh! ¡A mí me va a dar algo!” – salió de nuevo al pasillo, con una mano en la cabeza y la otra apretándose el pecho a punto de erupción.
    Inconscientemente, se dispuso a repetir la trayectoria que había seguido (no estaba ahora tan seguro) unos minutos antes. Se detuvo un instante ante la puerta de sus padres, pero sintió entonces un escalofrio tan intenso que ni siquiera se atrevió a mirar dentro lo más mínimo. Al contrario, en un acceso de angustia, corrió al baño.
    Al llegar, se calmó, pero desgraciadamente no encontró allí nada que le pudiese servir de prueba de que estaba vivo. – “¡Si es que tiene cojones la cosa, joder! ¡Es que manda huevos! ¡Nunca tiro de la cadena por la mañana y hoy he tenido que hacerlo, hombre! ¡Me cagon-mis-mulas-toas!” – se lamentó, decepcionado. Corrió derecho a la cocina, con la mente puesta en una esperanza que no podría fallarle: – “¡La leche! ¡Tiene que estar tirada por todo el fregadero! ¡Se cayó todo el cartón, casi!” – Pero una vez más, todas las cosas aparecieron correctamente limpias y ordenadas, y ni había leche inundando el fregadero, ni cartón abierto, ni cuchillo, ni cualquier otra que delatase su paso previo. – “¡Qué leche iba a estar la leche! ¡¿Pero dónde esta la mierda la leche?! ¡Ay, madrecita mia, que me estoy acojonando vivo, eh! ¡Que me estoy acojonando y a mí me va a dar algo, eh! ¡Ya esta bien de cachondeo, eh! ¡El que sea, que esto no tiene gracia, eh! ¡Vamos a dejarlo ya, que me va a dar algo!”
    Las palabras surgieron una detrás de otra, en un torrente ininterrumpido próximo a la verborrea de un loco, y terminaron con un grito histérico: – “¡Inocente, Inocente! ¡Se que sois vosotros, cabronazos! ¡Salid ya, cojones, que menudo susto que me habeis dado!” – pero nadie contestó y nada pareció moverse o emitir ruido alguno.
    A punto estaba de volver a gritar a sus supuestos bromeadores que salieran, cuando el sonido se solidificó en la garganta, dejándola seca, paralizada y tensa. Lentamente en un principio, pero con arrolladora fuerza al final, lo que antes había pasado por alto estallaba por fin en su cerebro, y el dolor del conocimiento le causó una agonía mayor que todo lo que acababa de experimentar hasta entonces: La puerta de la cocina estaba cerrada. A un palmo de estarlo por completo, sí, pero cerrada al fin y al cabo. Y lo más importante de todo: siempre había estado cerrada. – “¿Cómo coño he pasado a través de una puerta cerrada?” – balbuceó lentamente con el tono de un niño asustado.

    PD: Hino, que estamos haciendo consurso chorra de historias, que faltas tú, cohone…

    Responder

    Albert Reply:

    Gracias por continuarlo :)
    Con Cliffhanger y todo. Qué bueno.

    Selito Reply:

    Ea, hoy ración doble, que es domimgo… Y por que si no, llega el viernes y el Boss nos regala otro par de conejos o vaya ueté a saber y queda la cosa colgá…. ;)
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    Llevaba quieto como una estatua un tiempo indeterminado cuando su cuerpo reaccionó. Y no lo hizo de una manera que resultase, al menos a priori, muy a corde con las circunstancias: simplemente se sentó con parsimonia en el suelo, con las piernas cruzadas, la espalda erguida y los brazos apoyados de una manera más o menos simétrica sobre la raiz de los muslos.
    Y su mente respondió de forma similar.
    No supo cúanto tiempo estuvo en esa posición y, la verdad, tampoco le importó demasiado. Lo cierto es que terminó por levantarse de nuevo y, a pesar de que el miedo todavía yacía en su ánimo, su semblante parecía sereno. Permaneció todavía unos minutos de pie delante de la puerta, completamente inmóvil y con la mirada fija en la misma. Por fín, avanzó unos pasos y adelantó una mano para tocar el pomo. El frío tacto del metal le sorprendió al mismo tiempo que le produjo un cierto alivio y, por vez primera desde que se derramara la leche, se permitió una leve sonrisa – “Ahora si que tengo la picha hecha un lio.¡Ole, ahí!” -ironizó.
    Tocó consecutivamente la madera, los goznes, la pequeña percha para colgar la bolsa del pan, y terminó por darle golpecitos con los nudillos a todo objeto que se cruzara en su mirada. La maniobra de reconocimiento terminó con un concienzudo análisis de lo observado
    – “Vamos a ver: supongamos, sólo supongamos – razonó consigo mismo en todo un despliegue de ironía – que yo estuviera muerto (¡anda, chúpate esa!). Entonces, digo yo, que o esto de la muerte es muy distinto de lo que se supone que es o debo ser una especie de fantasma, o algo así. Y hombre, una muerte en la que a uno lo despierta el reloj a las siete, se lava la cara, mea, se prepara un vasito de leche y tal… pues, la verdad, ¡vaya cachondeo de muerte que es esto!”
    “Ahora bien: si fuera (o fuese) un fantasma, me explique usted cómo se las apaña uno para atravesar puertas ora sí, ora no, ora sí, ora no. Por que lo que está claro es que la puta de la puerta esta la he atravesado por lo menos dos veces. Veamos: cuando entré a tomar la jodía leche recuerdo perfectamente que la abrí. Estaba entreabierta, hizo un poco de ruido porque le falta aceite a las bisagras y la dejé de par en par. Sin embargo, cuando salí to espantao…no me paré a cerrar la puerta…uno no va acojonao de muerte por la vida y dice: espérate Tato, que voy a cerrar la puerta…pues no, uno sale a la carga y se le olvida de cerrar hasta la boca.”
    “Pero es que, además, cuando volví tampoco me iba a parar a cerrarla, con la ansiedad saliéndome por las orejas quemando mi última esperanza ( ¡Uy, que líindo me ha quedado eso, che!) Y no cabe duda que la puerta estaba y sigue estando cerrada. Y lo que es más: Sé que salvo la primera vez que entré, que tengo una seguridad razonable de haberla abierto, las otras dos veces permaneció tal y como está ahora: como una estrecha..digooo, cerrada, cerrada.”
    “Y entonces, yo me pregunto: Si abrí primero la puerta ¿cómo se cerró después? Y si se cerró ¿cómo es que la atravesé, sin darme apenas cuenta, dos veces? Y si pude atravesarla ¿para qué me hizo falta abrirla al principio…Pregunto: ¿sufren los fantasmas de dolor de cabeza? ¿Existen las aspirinas fantasmales? ¿Hay dieta? (no se a que vendrá esto, pero queda bien)…¡Todas estas preguntas y muchas más serán contestadas en el próximo episodio de…Memorias de un muerto! ¡Tachán, tachán!” –
    y la larga perorata en voz alta culminó con un suspiro y un lánguido encojer de hombros.

    Responder

    Neo Reply:

    Yo lo primero que haría sería mirar la fecha de caducidad de la leche … a lo mejor ahí está la clave … XDDD

    Albert Reply:

    jojojo
    Esto engancha :)

    Selito Reply:

    ¿Que no estamos hoy por la labor de mostrar la patita? Asi no llegamos ni a 200, sus advierto…
    _____________________________________________________
    Se hallaba en un estado mental que, sin ser fuera de lo común, sí que resultaba un tanto peculiar. En realidad era una respuesta bastante lógica, a tenor de las circunstancias que estaba viviendo: trás la reacción de pánico inicial venía ahora una fase de racionalismo, que pretendía dotar a su estremecido intelecto de algún asidero que lo salvase del acceso de locura en el que había estado a punto de caer.
    Así mismo, su propia mente ya había tratado de reducir al mínimo los efectos de tan devastador shock, autoeliminando ciertos detalles que resultarían dificilmente soportables. Sobre todo, uno: sus padres. Si algo había desaparecido en su cerebro era el recuerdo de sus padres. Y no es que se tratase de una pérdida total, es decir, que no se acordase de quiénes eran, sus nombres o sus caras. No, lo que había borrado por completo era la patética escena de sus padres enfrentándose a la cruda realidad de que su único hijo estaba irremisiblemente muerto.
    Es posible que él mismo no aceptase aún su terrible situación. Es posible que nunca llegase a hacerlo. Pero el simple hecho de imaginárselos en la cama, con la cara ajada y todavía húmeda por las lágrimas derramadas hasta caer rendidos de puro cansancio a las tantas de la mañana, le provocaba tal pena, tal tristeza inmensa, que era algo que su cordura no podía permitirse el lujo de recordar. Y toda reminiscencia de tan doloroso cuadro quedó absolutamente sepultada en lo más profundo y abismal de su conciencia.
    Por supuesto, la misma idea de la muerte, con todo lo que ello supone, sobre todo lo referente a final absoluto de la existencia (no era creyente), tampoco era muy fácil de digerir, así que procuraba concentrarse en el evidente hecho de que, muerto o no, sus sentidos, su inteligencia, sus sentimientos, su capacidad, en definitiva, de apreciar el mundo que le rodeaba, parecía tan intacta como cuando era un tipo perfectamente normal. Es decir, vivo.
    Pero lo peculiar del tema no era todo esto, ni el que mantuviese una actitud cínica y un poco infantil ante su dramática posición, recurriendo continuamente a efectos más o menos dudosos de humor un tanto negro. Al fin y al cabo, todas estas maneras ya le eran propias en vida.
    Lo realmente peculiar era que en el fondo y a pesar de todo, estaba sinceramente disfrutando con que se le hubiese presentado una situación que él mismo ya se había planteado muchas veces, desde un plano meramente intelectual y filosófico. Y por poder comprobarlo empiricamente bien le habría merecido la pena morir.
    Por todo ello, cuando al intentar por vez primera atravesar, como el supuesto espectro que era, la conocida puerta y recibir un sonoro y contundente golpe en su cara contra la barnizada madera, no es de extrañar que exclamase en un tono tan jovial como enojado: – “¡La puta de oros, con la puerta de los cojones! ¿Te vas a dejar atravesar de una vez, o qué?”- y una patada de su pie derecho acompañó al improperio.
    Cuando el pie enviado contra la puerta de forma tan brutal como espontánea se abrió libremente paso hasta desaparecer al otro lado, se sorprendió tanto de ver cómo carne y madera se fundían que retiró la pierna sin ocurrírsele siquiera hacer que el resto del cuerpo siguiese el mismo camino. – “¡Ostras, Pedrín!” – exclamó, y permaneció unos segundos asombrado, hasta que la alegría de comprobar que su teoría era cierta le impulsó una vez más a tratar de traspasar por completo el rebelde umbral.
    Sin embargo, tantas veces que lo intentó, tantas veces que la fuerza del golpe resonó entre las paredes de la cocina.
    – “¡Coño, coño, coño, coño! ¡Me cago en la puta leche, joder! ¡A este paso me voy a quedar sin cara, sin dientes y encerrado aquí hasta que te salga de las narices, tus muertos tos!” – le vociferó con furia a la puerta.
    Se acercó a un pequeño espejo colgado en la pared para observar su rostro dolorido, pero lo cierto es que ninguna magulladura, ni la más leve, se reflejó en él. De hecho, las mismas molestias empezaron a desaparecer hasta cesar mientras se contemplaba. – “¡La Virgen! ¡Esto sí que es analgesia y no la dipirona!” – se maravilló.
    El fracaso repetido le obligó a ser cauto y la cautela a reflexionar. La reflexión estimuló su memoria y de la memoria nació una idea: había un punto en común entre todas las veces que consiguió pasar por la puerta, incluida la patada. Y el mismo, pero a la inversa, se hallaba igualmente en cada uno de los frustrados y dolorosos intentos anteriores. Sí, la relación era evidente, mas la evidencia planteaba una nueva duda: – “Si paso distraido y muerto de sueño, no pasa nada. Si entro acojonao perdido y a todo carajo, sin pensar apenas en lo que hago, tampoco pasa nada. Si le pego un patón a la mierda de la puerta, igual. Ahora, si me digo: voy a pasar, entonces me pego un mocazo cojonudo y me quedo to sus reventao aquí dentro. ¡Pues mira tú que bien! ¿Qué quiere decir esto, que si quiero salir de la cocina tengo que ir mirando al tendido, silbando distraidamente? ¡Ah, no se a donde voy! ¡No se que estás ahí, puerta! ¡Estoy sólo de paso, como si tal!” – se contestó, poniendo voz atiplada y haciendo gestos amanerados con las manos y el cuerpo.
    Al terminar con la nueva remesa de ironias sus facciones ensombrecieron, su cuerpo se relajó y sus brazos cayeron inermes a ambos lados. Durante casi cinco minutos permaneció a tan sólo treinta centímetros de la fatídica salida, con los ojos cerrados, respirando lenta y regularmente y con un único pensamiento en su cabeza: – “¡Soy una vaca, bueno y qué! ¡Soy una vaca, bueno y qué!” – y al llegar a la vaca número cincuenta y uno dio un repentino paso hacia adelante y se encontró frente a la sillita tipo provenzal de la entrada de su casa, al otro lado de la todavía cerrada puerta de la cocina.

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    Selito Reply:

    Un ligero escalofrío de satisfacción recorrió su cuerpo y la boca trazó un amplio arco de oreja a oreja – “¡Sí, sí, sí! ¡Ya lo tengo! ¡Lo hice, lo hice!” – exclamó henchido y, sin pensárselo dos veces, se volvió sobre sí y trató de repetir la hazaña.
    Las sensaciones que experimentó en su rostro le eran perfectamente conocidas: la nariz, aplastada; los dientes, bailones; la boca, con un cierto regustillo a sangre; la frente, señalada. El golpe no le había dolido tanto por su violencia, similar a la de los anteriores, como por lo inesperado y decepcionante del mismo. Se podría decir que su amor propio, antes inflado como un globo, yacía ahora en el suelo, semi fláccido, y perdiendo en una sonora pedorreta los últimos vestigios de su gas orgulloso.
    “No lo hagas” – se dijo- “Contente…Tranquilo…No es nada” – añadió, alargando un poco la penúltima sílaba de cada frase – “¡¡Me cago en la leche puta, la madre que te parió, hija de un pino carcomido por las siete plagas, joder, joder y joder!! – vomitó por último, sin poder contener por más tiempo el acceso de furia primitiva que le asaltaba, acompañando la descarga verbal con coordinados golpes de ambos puños cerrados sobre la pertinaz madera.
    Trás la descarga vino un momento de tensa calma, de manos aún crispadas, mandíbula apretada e imprecaciones variadas proferidas a entredientes – “mmhh-putaleche-mhmmpf-jodermierda-mmm-tomalpolculoya-mmmhgrrr…”. – Y terminó con un expresivo y bastante audible -“¡Pués ahora me voy al salón y ahí te quedas to reventá con trescientos colacaos!” – y de un par de zancadas se plantó junto a la vitrina del mueble-bar.
    Se le ocurrió entonces una posibilidad que podría llegar a ser muy práctica. De salirle bien, claro está.
    ¿Podría hacer que sólo una parte de su cuerpo, por ejemplo su mano, atravesase un objeto sólido? ¿Y podría, una vez conseguido lo anterior, tomar algo de lo que encontrara y traerlo junto con la mano a éste?
    No quería nuevos fallos: se concentró como había hecho con anterioridad, reanudando el conteo de vacas y relajándose todo lo que su impaciente ánimo le permitía. Quizá fue por ello que tan sólo pudo llegar al bóvido número 25, pero lo cierto es que el cristal que protegía de golpes y polvo la fina vajilla cartujana estalló en pedazos, liberando un rotundo y estruendoso “¡Choof!”.
    – “¡Coño, joder!¡Coño, joder!¡Coño, joder!¡La puuuta…!” – profirió a grandes voces, dando la espalda al estropicio en un intento inconsciente de evitar la culpa y llevándose las manos a la cabeza. Pero este último movimiento no llegó a su fin, interrumpido bruscamente por la visión aterradora de sangre manando a borbotones por un corte ancho y profundo en el dorso de la mano golpeadora – “¡ih…ih…ih..!” – el ligero gritito agudo salía de su garganta con una cadencia aproximada de tres o cuatro segundos, separados por una pausa para tomar aliento durante la cual los ojos pugnaban por salir de las órbitas a modo de capitán hipertiroideo, las pupilas multiplicaban su tamaño hasta límites imposibles para cualquier otro órgano del cuerpo humano y la boca garabateaba una mueca informe en una cara empapada de sudor frío y acongojado.
    Con la mano sana agarraba la enferma, el cuerpo se encorvaba y la cabeza con su cuello miraban al techo en un gesto de dolor inmenso; por el cristal, por la vajilla, por la sangre y por los gritos que alarmarían a sus padr… El pensamiento se bloqueó de inmediato y volvió a desaparecer como ya hiciera antes.
    Se relajó en apenas unos instantes: los brazos cayeron a ambos lados; las rodillas se flexionaron un tanto así; la cabeza descendió no demasiado rápida hasta quedar daleada hacia la izquierda, con la barbilla rozando casi esa clavícula; la boca redujo su gesto exagerado hasta tan sólo unas comisuras ligeramente extendidas hacia fuera; los ojos, por último, volvieron a sus cavidades, dejando a los párpados abrirse tanto como pudieron y a las cejas elevarse otro tanto más – “¿¡Choof!?” – pronunció suavemente en un tono de absoluta sorpresa – “¿¡Choof!?” – repitió alzando algo más la voz – “¡¿Qué carajo es eso de ¡Choof!?!” – rugió por fin. “¡¿Pero qué leche en polvo es eso de ¡Choof!?!” – y al volverse hacia el mueble y ver el cristal intacto, la vajilla a salvo y, por ende, la mano sana, no pudo evitar una invocación – “¡Santa Jesusa de Iconoclasta me valga!” – y el hecho de haber completado una frase sin una sola palabrota debió dejarle realmente cansado, porque se dejó caer a plomo sobre el sillón.

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    Albert Reply:

    Va a estar bien :)

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    Cucumber Reply:

    Ya no me quedan uñas de la intriga que me corroe!

    Responder

    Cucumber Reply:

    Apuntabas maneras con estos escritos en la mili, como Vargas Llosa en el colegio militar Leoncio Prado :)

  9. - Papa, papa, que es el aborto?
    – Pregúntale a tu hermanito
    – Pero si yo no tengo hermanito

    – ¿Tú haces todo lo que te manda tu mujer?
    – Claro que no.
    – ¡Así me gusta, con dos cojones!
    – No, es que no me da tiempo a todo.

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    qq Reply:

    Por estos y por los de ayer te perdono el spoileo masivo. Estoy hasta por perdonarte que seas un indio recalcitrante…. ;-) .

    Todavía me estoy descojonando.

    Responder

    Leg Reply:

    Yo vuestro madridismo no os lo perdonaré jamás. :)

    – Mama, me das un poco de pan para rebañar la taza?
    – Anda hijo, no seas guarro y tira de la cadena.

    Responder

  10. Me viene al pelo (o al vello) la foto de arriba:

    En el autobús, un skin-head a una mulata cubana:

    – Guarra…. pelúa… hedionda…
    – (con acento cubano, plis) Si es una adivinanza, mi almeja

    En un bar de copas, los mismos perosnajes, la mulata poniendo copas

    – ¡Ponme una gaseosa, negra!
    – Tú lo que quieres es un cocacola…

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    Hesplendido Reply:

    Cómo anda la crisis… aprovechando los personajes de los chistes…

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  11. Buen libro:

    Título: El precariado
    Autor: Guy Standing
    Editorial: Pasado&Presente

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  12. ¡Qué penita!

    Pero bueno, ya se sabe que donde manda patrón…

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  13. Gracias a todos por los chistes.

    Hoy era un día de esos raros, y hace que te descojones .

    Responder

  14. Mi estúpida y última contribución a los utópicos 500 comentarios del doctor: señoras y señores, me largo de vacas. Nos leemos de aquí a diez días, o un poco antes si me da por encender el ordenador cuando esté de vuelta, el próximo viernes. Mientras tanto, me aplicaré este cuento:

    httpv://www.youtube.com/watch?v=Rvl3XeAtqDs

    Tanta paz lleve como descanso dejo. Sed buenos (a ellas no me dirijo porque sé que siempre lo son), e id por la sombra.

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    CHATA Reply:

    Un beso.

    Responder

    Neo Reply:

    Pásalo bien, desconecta y descansa … XD

    Responder

    Selito Reply:

    ¿Cómo? ¿Te marchas sin decir ni siquiera a donde ni con quién?
    Te va a enterá la próxima descokddd ;-PPPP

    Disfruta… y manda postal :)

    Responder

    Leg Reply:

    Cabroooooooón, q

    Responder

    Leg Reply:

    Cabroooooooón, que yo me quedo!

    Ahora en serio, disfruta y descansa!

    Responder

  15. httpv://www.youtube.com/watch?v=4xFB5zwWiEM&feature=youtube_gdata_player

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    Cucumber Reply:

    Me he emocionao, Tom. Ahí va canción veraniega:

    httpv://www.youtube.com/watch?v=2BNALFWf-Gs

    Responder

    Spectator Reply:

    Gracias! Que buen rollo. Hace unos años, sin conocerlos casi, acabe en un concierto suyo, me lo pase genial. Gran directo, el público en el bolsillo desde el minuto 1, divertidos, todavía lo recuerdo. Si tenéis oportunidad no os lo perdáis aunque penséis que no os vuestro estilo (no es tampoco el mío)

    Responder

  16. Una firmita de nada por favor … que son compis míos …

    https://www.change.org/petitions/15m-marbella-stop-desahucios-firma-contra-la-represión?utm_campaign=autopublish_mobile&utm_medium=facebook&utm_source=share_petition

    Graciasssss

    Responder

    Albert Reply:

    Hecho

    Responder

    Neo Reply:

    Gracias … no sabes lo que les anima estos apoyos …

    Responder

    CHATA Reply:

    Ya está.

    Responder

    Neo Reply:

    Molto grace …

    Responder

    Selito Reply:

    Tienes otro

    Responder

    Neo Reply:

    Guau … Thanks …

    Responder

    Cucumber Reply:

    Esta mañana firmé y me acordé de ese verso: “Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”.

    Responder

    Neo Reply:

    Chas gracias Cucum …

    Responder

  17. De nada, un placer

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  18. Aurática

    No pienso comer nada que no venga directamente de tu boca. Así me acostumbraste. Era tu manera de detectar el veneno. Primero masticabas y luego me pasabas el alimento, empujándolo con tu lengua. Claro que ahora soy algo mayor y sé identificar los tóxicos por mí misma pero, aun así, me niego a comer nada que no pase de tu boca a la mía.

    Mi dependencia oral te preocupa. Como hermana mayor temes que tu lengua no viva más que tú. De dónde comeré cuando no estés, me preguntas. Y yo te respondo que tu boca es más que un pecho. En la orfandad de esta tierra en glaciación y guerra, tu boca es la gruta donde resuenan las únicas palabras que me consuelan, y comer de ella es, para mí, beber de tu eco, besar el pezón de tu cabeza.

    Adivino que, desde tu inquietud, has ideado este plan en el que participo pero desconozco. Te ayudo porque el amor que te tengo va más allá de que seas mi hermana y única conocida en el mundo. Aunque confieso que mi resignación encierra una constante intriga, y que varias veces he estado a punto de desobedecer alguna de tus reglas.

    Pero por ahora la paciencia llega al límite de ahogar mi voz, y te hablo desde el pensamiento. No podría emitir las palabras, porque la tarea que me has impuesto requiere todo el esfuerzo. Mientras el caballo tira de la cabina yo tengo que cubrir la ventana para ocultar lo que vas haciendo. Y debo esconderlo de una manera singular y trabajosa: utilizando, únicamente, el vaho de mi aliento.

    ***

    El cuidado por mantener los cristales nublados con la sola bruma de mi respiración es agotador. Quisiera preguntarte por qué empañarlos de esta manera. Pero me callo. Ni una pregunta, ha sido tu primera condición. Y me respondo a mí misma. Son normas municipales no utilizar cortinas ni nada que oculte el interior de las cabinas y solo un fenómeno natural, como el vaho, pasará desapercibido. Me engaño.

    Afortunadamente los cristales son pequeños. Ahora me alegro de que la Administración nos diera la cabina más chica. Al principio me resultaba incómoda su inestabilidad, sobre todo cuando el caballo aceleraba el paso y se levantaban las cuatro ruedas del suelo. Yo, que solo he conocido la energía animal, solía preguntarte cómo era la de antes, la del futuro pasado, y tú me describías con ruidos el movimiento rápido y estable de esos vehículos congelados bajo el hielo, a los que solo de vez en cuando el deshielo por el fuego descubre como flores de acero y tubos. Me gusta verlos. Brotes de primavera.

    ***

    Hace tres semanas que te encubro. Me lo pediste una de las pocas veces en que hasta entonces te había acompañado a la ciudad. Al regreso, nos apeamos dos kilómetros antes de llegar a casa. Querías seguir a pie. Con la nieve por debajo de las rodillas, me dijiste que pronto pasaría algo, y me avisabas que, para prevenir, debíamos cambiar muchas cosas. Comenzaste así a enumerarme los cambios que habríamos de acometer.

    No preguntar. Fue la primera condición, que incluía tu silencio, porque al momento añadiste que tampoco podrás hablar y yo, por tanto, no debo esperar que lo hagas. La segunda condición -me aclaraste a modo de advertencia-, fue que no me atreviera a mirarte durante los viajes. Para facilitarme tu deseo me pusiste esta venda en los ojos.

    Así voy, de rodillas en el asiento, con mi boca pegada al cristal y el único empeño de exhalar, para ocultarte, tanto vaho como pueda.

    El trayecto es una hora de ida y una hora de vuelta, y el cuidado debe ser especialmente extremo (el vaho especialmente denso) desde el momento en que entramos en la ciudad y aumenta el tráfico de gente que te puede descubrir.

    ***

    Me gusta nuestra casa porque me parece un lugar seguro, al pie de esa montaña blanca que me encantaría ver desde la distancia, ahora que nos vamos alejando. ¿Cómo se llamaba aquel extranjero que en los primeros años vivía con nosotras? Solo recuerdo que te alimentaba y limpiaba tan superficialmente como a Misha, nuestro caballo. Creo que se fue cuando estuvimos listas para cuidar del animal y de nosotras mismas. Tú tenías once años, yo siete. A mí él nunca me dio de comer, porque tú, desconfiada, insistías en probarlo todo primero. Eso sí lo recuerdo. Y ahora, en silencio, tratas de quitarme esta costumbre arrimando tu boca a la mía solo a primera hora de la mañana. Esperas que el hambre me obligue a comer por mí misma.

    Misha se sabe de memoria el camino a la ciudad, a pesar de que tú nunca has querido que vayamos con frecuencia, porque después yo tengo pesadillas. Solo hace unas semanas decidiste que debo aprender lo que en pretéritos ambientes de paz se enseñaba en las escuelas. Y escogiste a Akash como mi maestro, que solo recibe una visita por día. Y Akash me enseña:

    La paz. Mamífero prehistórico con colmillos de mamut.

    ***

    Akash tiene treinta y cinco años. Veinte más que yo. Llegar a su edad es, en la región, llegar a anciano. Pero su cuerpo no está todavía señalado por la enfermedad, como comienza a estarlo el tuyo, y por eso, a pesar de sus treinta y cinco años, no huelo más que salud cuando su boca me susurra las lecciones al oído. Ocho clases me ha dado ya, en cuatro semanas. A media mañana me ofrece una fruta. No se cansa de ofrecérmela, aunque yo siempre la rechazo. Cuando él la mastica deseo su boca como si fuera un pico de águila. Él no me lo nota o, en todo caso, no comparte conmigo su fruta ensalivada.

    ***

    En nuestro viaje de ayer me permitiste quitarme la venda. Creo que es porque me he acostumbrado de tal manera a la mecánica de cada regla que sabes que mi cabeza no se girará hacia ti por un descuido. Solo miro al cristal. El mundo es para mí este cristal húmedo por fuera y que yo misma humedezco por dentro; esta ventana empañada por una doble coraza: mi vaho y el aliento atmosférico. Y, sin embargo, qué feliz soy de poder ayudarte. Además, curioso efecto provoca el levantamiento de una venda, porque aunque no pueda ver las montañas, las calles, los exterminios, siento que mi mente se ha liberado al mismo tiempo que mis párpados, y puedo imaginar con más lucidez lo que tú no me dejas ver.

    La puerta se abre y se cierra repetidamente a lo largo del trayecto. La escucho y pienso que estás lanzando los objetos. Esos productos prohibidos y necesarios. Los más escasos, aquellos que conozco solo porque tú me has hablado de ellos; cosas que, como animales, como personas, se están extinguiendo. Me exalta pensar en ti como en una reserva natural que defiendo, y cada abrir y cerrar de puerta se me figura como un nuevo árbol en la repoblación de esta ciudad sin pulmones.

    ***

    El tiempo sigue pasando y yo quiero, aunque no te vea, tocarte dentro de esta cabina, como te toco fuera. Ya no es solo curiosidad, sino necesidad corporal. El deseo insatisfecho de abrazarte no es diferente a la presión de una vejiga llena. Hoy me he levantado con esas ganas de satisfacer todas tus indicaciones y merecer tu abrazo. No me he olvidado de tus reglas. No mirarte, no preguntar nada, pero no me habías dicho que tampoco podía tocarte y, cuando al final del trayecto te he buscado palpando al rededor con los ojos cerrados, me has golpeado. Ningún contacto. Comprendo.

    Lo inaudito es que me digas que tienes que ausentarte de casa. En un año esto es lo único que has hablado. Que tendrás que irte y que, desde ahora, solo compartiremos el tiempo aquí dentro, el traqueteo de este cubículo tirado por cuatro patas. Me escueces la llaga de quedarme sin ti.

    Sin dejar de mirar el cristal rompo, por primera vez, mi silencio. Dame un comedero y comeré, te digo. Comeré todo lo que haya dentro y hasta lo de fuera. Aparta de mí tu boca, pero no la alejes también de nuestra almohada. Tú, de nuevo, callas. Una explosión de silencio.

    ***

    Qué diferente mi estado de ahora con el de la primera mañana que entré aquí. Aunque las normas eran igual de rígidas, sentí la emoción de un gran juego. Amanecía. Dijiste que irías siempre en la esquina derecha, agazapada. Solo cuando mi boca rozara el cristal podría quitarme la venda de los ojos, hasta que el coche se detuviera, cuando debía volver a ponérmela para separarme del vidrio. Si en cualquier momento tenía la necesidad de distanciarme del cristal más de un centímetro, porque tuviera hambre, debía hacerlo siempre con la venda puesta. Así pegabas tus labios a los míos. No sabía que aquellos contactos del primer año serían los últimos que mantendríamos físicamente; el último boca a boca practicado en el vaivén del viaje, en un boomerang de movimiento pausado que al llegar a Akash se detenía para devolvernos a casa.

    La primera semana la curiosidad fue tan grande que forcé los ojos para abrirlos bajo la presión del paño. Pero no quise desatender mi cometido, y ni por un instante de hambre separé mis labios de la ventana. Me sorprendió ver la rapidez con que mi aliento ahumó los cristales. Sábana de vapor de agua condensada que te esconde.

    Desde que me has vedado tu boca solo una cosa ha eclipsado a la curiosidad: El hambre. Y finalmente he tenido que empezar a comer sin tu mediación. Pero duelen los capilares estallados de nuestras lenguas al separarse y, desde entonces, tengo la sensación de que pienso peor, que mis fantasías son pobres, que me separo de ti. Y añoro un dolor físico. Por ejemplo, esos pinchazos intensos en los pulmones que sentía cuando comencé a ayudarte. Me dolían por el esfuerzo de mantener permanentemente empañados los cristales. Era un mal tan localizado que dibujaba en mi mente la forma de los órganos, de modo que, cuando Akash me enseñó unos pulmones humanos, le dije: Son inexactos. Fue la primera vez que le oí reír. Ahora sé que no reconocí aquellos pulmones porque pensaba que todos serían como los míos. Pero son los míos los diferentes, porque están hinchados. De tanto inflarlos he llevado sus paredes al límite de su expansión.

    ***

    No sé si durante los primeros trayectos oíste salir de mi garganta un silbido de agotamiento. Al poco, la práctica me fortaleció, y aprecié el placer del ciego, reconociendo sensaciones que con los ojos abiertos no habría percibido.

    Sentí, en mi cuerpo, el cuerpo del caballo; cada movimiento, cada subir y bajar de sus ancas traseras. La conexión era tal que cuando el vapor de agua que yo iba exhalando me humedecía el vello al rededor de los labios, de las cejas, yo entendía que las gotas diminutas que nacían en mi rostro iban a morir hechas nieve sobre el pelaje del animal, de un negro inmaculado, de crines espesas y abundante pelo que le cubría, como una campana, el final de las patas. Los cambios de ritmo en su respiración me permitían anticipar sus relinchos. Y, aunque no lo veía, sabía que su respiración caliente condensaba el aire helado al tiempo que el mío enturbiaba los cristales. Misha y yo éramos la cabeza y la cola de un caballo de vapor. Y entre los dos, tú, mi hermana, estómago escondido, digestión secreta, úlcera de leyes infectas que yo solo presentía, pero que, estaba segura, tú violabas.

    Violaba el fuego la nieve y los tejados a nuestro paso. El fuego, si es grande, se ve aun con los ojos cerrados. La luz de las llamas me atravesaba la fina piel del párpado, y desde que entrábamos en la ciudad se me traslucían los fulgores de maderas incendiadas. La puerta continuaba abriéndose y cerrándose en esos brevísimos intervalos en que yo imaginaba que tú arrojabas antorchas y encendías casas.

    ***

    Cuando el coche se para frente al apartamento de Akash, subo las escaleras ansiosa por asomarme a un tragaluz diminuto del tercer piso, desde donde veo arder algunas azoteas. Con la respiración todavía entrecortada tras la carrera, me gusta contar los distintos focos del incendio con que pienso que has marcado nuestro recorrido. Después llamo a la puerta. Akash, puntual y alto como un misil, me abre.

    Me advertiste también que es necesario que ni siquiera él conozca tu existencia. Mientras yo tomo mis lecciones tú esperas en la cabina, escondida bajo unas ropas, hasta que al terminar yo entro de nuevo y reanudo el trabajo de exhalar mi aliento.

    Ya llevo un año trabajando para tu secreto, sin compartirlo. La curiosidad de saber lo que estás haciendo crece por días. Quisiera contárselo a Akash, pero no lo haré, porque cuando fantaseo con la idea tengo la sensación de que, si quisiera conocerte, te esfumarías, en el mismo instante en que abriera estas puertas, pulverizada como un hueso viejo. Y Akash me ha dictado:

    Hueso. Flor blanca de pocas primaveras.

    ***

    Me acostumbro a vivir sola en la casa. No lo esperaba, pero el secreto que comparto contigo ha llegado a ser tan poderoso que suprime cualquier sentimiento de soledad. El enigma me une tanto como la presencia. Esto trae consigo otro mal, y es que mis esfuerzos por complacerte son tan grandes como mi miedo a decepcionarte y, algunas noches, tengo un sueño agotador y recurrente:

    Tú estás en casa. Te escucho en el salón y entro. Veo que en medio hay una jaula enorme, algo más alta que yo. En el interior, un pájaro amarillo, pequeño. Angustiada, te grito que escapará, que los barrotes de la jaula están demasiado separados para un pájaro de su tamaño, y que si escapa morirá, porque no sabe buscar comida, ni sobrevolar el hielo. Tú me abres la puerta de la jaula. Me dices que entre y que la llene de vaho, mucho vaho, tanto como pueda, tanto que el aire se haga espeso y tape la distancia entre las barras. Yo cojo aire y lo arrojo como una máquina, una y otra vez. Pierdo el equilibrio. Me mareo. Las plumas del pájaro se humedecen, se chafan. Vuelvo a gritarte, te digo que mires, que prestes atención, que aunque cubra las salidas de la jaula el pajarito morirá sofocado en mi aliento. Tú te encojes de hombros.

    ***

    El otro día, cuando aquel agente nos paró, quisiera haberte visto con sus ojos. Limpiando el cristal con la mano, miró en el interior y me pidió que saliera. Tú te quedaste dentro, pero ni siquiera entonces me atreví a mirar hacia tu rincón. Me hizo algunas preguntas, entró, estuvo inspeccionando durante unos minutos, pienso que te interrogó, y salió. Yo volví a entrar, me arrodillé en el asiento y, mientras el agente arreaba al caballo con un gruñido, comencé a empañar de nuevo el cristal. Tenía miedo. Mi corazón vibraba como una cuerda de violín. Me aterraba la idea de que fueras descubierta en tus delitos. Pero, aquel día, la policía no encontró nada.

    ***

    Quizás por una confianza aberrante y arcaica en los ojos de la autoridad, nació en mí un pensamiento que suplantó la curiosidad por la desconfianza. Si el agente que te vio no había considerado un acto criminal lo que quiera que estuvieras haciendo -pensé- quizás el crimen fuera hacia mí. Tus manos, tus trabajos, la boca por la que yo creía entrever mi protección, se volvieron en mi contra. Aun en la desconfianza justificada me mantuve pegada al cristal. Y así, mirando ese mundo empañado que quizás era menos nocivo que tú, se me fue curando, por medio del amor, la duda.

    Y volví a añorarte. Pero hace ya dos años que la única señal que tengo de tu presencia es el abrir y cerrar de la puerta de la cabina.

    Continúo luchado contra la idea de desobedecer y mirar, por fin, a mi alrededor, aquí dentro.

    He pensado otra vez en compartir mi secreto con Akash. Él me quita la idea, porque confirma mi sentimiento al decirme:

    Secreto. El más fiel perro del hombre.

    Y entonces decido, para no ceder a mi impaciencia, volver a vendarme los ojos aun cuando mis labios estén pegados al vidrio. Una sensación nueva: Huelo la tela por el lagrimal derecho.

    ***

    Lo pienso sin atreverme todavía a decirlo. Pienso que hoy, hermana, voy a quitarme la venda. Los fuegos, las calles, las montañas, comenzarán a erguirse a medida que el vaho se vaya deshaciendo. Y, por delante de todos ellos, te levantarás tú. Tu cuerpo al alcance de mi vista. Solo tengo que darme la vuelta para verte. Para descubrirte en tu misterio.

    También te voy a hablar. Pero cómo hablarte. Tanto tiempo hablando hacia dentro que no recuerdo cómo echarte las palabras afuera. Tampoco me atrevo, todavía, a levantarme la venda. La toco. Está rota. Solo la he olido. Nunca la he visto. Si es blanca estará ya sucia. Me la quito. Pero permanezco con los ojos cerrados, y así giro la cabeza hacia ti.

    Estoy sin abrir los ojos, varios minutos. Espero otro golpe, un grito, un llanto de decepción por tu parte. Pero no hay nada de esto. Tiemblo de nuevo, como el día en que la ley nos paró. Ahora tengo miedo de que lo que te he estado ocultando tanto tiempo sea tan perverso que mi mente, separada de tu boca, no lo comprenda.

    No quiero mirar. Sí quiero. Decido extender antes los brazos, que ellos le preparen el camino a la mirada. Toco los asientos. Toco el suelo. Toco el techo. Es mejor así. Solo voy a tocar. Saco la cabeza por la ventana y le doy a Misha una voz para que se detenga.

    Salgo. Mantengo los ojos cerrados. Avanzo palpando con las dos manos la cabina helada por fuera, la escarcha en el hierro, y llego hasta el animal, el otro extremo de mi cuerpo, la cabeza de mi cola. Le tiendo los brazos al cuello. Le abrazo. Encojo las piernas y por unos segundos pendo de él. Mi torso alargado, péndulo de caballo. Vuelvo a poner los pies en el suelo. Froto mi lagrimal por su hocico y se lo beso repetidas veces. Mi hocico. Salado. Nevado. Me preparo para entrar de nuevo y mirarte. Entro. Y miro.

    ***

    Miré, Akash. Miré y creí que el mundo se vertía bocabajo. Pensé que era una burla inmerecida. Toda la fuerza de mis pulmones y mi voluntad para ocultar un mal ingenio. Porque lo que había era nada.

    Nadie.

    La puerta de la cabina volvió a abrirse y a cerrarse. Volvió a ocurrir ese abrir y cerrar que durante años fue la única muestra de la presencia de mi hermana pero, ahora, veía la razón; la puerta se batía sola. Eso era todo. Sola. Como yo. No mi hermana. Ninguna mano ni intención. El viento, quizás; cómplice improvisado.

    Ocultar mi soledad, ese había sido el plan. Con el mimo de quien explica su muerte a un hijo y se la presenta envuelta como un regalo, mi hermana envolvió su presencia y me la regaló después de perderla. Más de dos años exhalando mi vapor para esconder el cuerpo que más temía, el más físico y descomunal: Su ausencia. No sabía que, con mi aliento, yo misma escondía el vacío que dejó en la cabina, pero también dilataba, por el mismo artificio, su vida.

    La cabina y yo. Renovación. Cáscara de huevo intacta a donde regresa la cría que la rompió. Humus que mi hermana fertilizó con su propia muerte. Manzano yerto que alimenta a la corteza viva, por donde crecen musgos y alas de micro animales acurrucados. Renacimiento.

    Únicamente compartimos juntas los primeros trayectos, suficiente para que yo, confiada, continuara sola, durante más de dos años.

    Sola. Sin saberlo.

    ***

    Akash me retira el pelo de la oreja y me susurra:

    Vacío. Arma arrojadiza de trayectoria inmortal.

    Yo pongo su cabeza en mi pecho, tomo aire y lo vuelco en su nuca. Transpiramos por mi ombligo. Nos nublamos en un vaho que comienza a ascender. Dos gotas blancas y espesas caen el suelo.

    © Marina Perezagua

    Responder

    Hesplen Reply:

    Si lo separas por párrafos habías llegado a los 400 y te hubieran agradecido más… :P

    Responder

  19. Esta mañana me he comido dos buenas porras.

    Responder

    Selito Reply:

    ¿De las que se mojan o de las que te mojan?

    Lo siento, lo has puesto a güevo :)

    Responder

    CHATA Reply:

    No lo sientas, si lo he puesto a güevos. XDD

    Si son de las primeras, sería una santa.
    Si son de las segundas, toda una dama.

    Responder

    Cucumber Reply:

    Toda una dama en ambos casos, cuando las porras son suculentas (y no se por qué se ha perdió en el ciberespacio mi comentario mañanero al respective, lo mismo andan en Langley dándole vueltas al asunto porruno ::)

    Responder

    CHATA Reply:

    Por supuesto. :)

    Responder

  20. David Simon: “El sistema capitalista es en esencia el mayor creador de pobreza”
    http://www.eldiario.es/cultura/David-Simon-consigue-mantenga-latiendo_0_161684252.html

    Mierda, y sin troll de guardia…

    Muy interesante, seguro que al Boss y demás periodistas del lugar les gusta…

    Responder

  21. Bárcenas estuvo ennomina del PP al menos hasta mayo 2012:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/10/espana/1376161506.html

    Aparte de lo evidente, que es probado one more time que Mariano Niano mintió con garbo y alevosía, me llama la atención un par de cosas:

    – El pobre Luis es mileurista, langelito. Menos mal que recibe unos suplementillos de 16000 euros de nada.

    – Qué hace que un tipo que gana legalmente casi 10000 euros limpios, todavía quiera más y se dedique al trinque. Somos los humanos así de insaciables, el poder corroe o es que prácticamente es este tipo de gentuza la que aspira a hacer carrera en la política?

    Responder

    Albert Reply:

    En España un Presidente miente con descaro en el Congreso de los Diputados, y no pasa nada. Ni por lo moral, ni por lo legal.

    Bárcenas, ni en diferido ni en simulado. Contratado tan real como que incluye detalles de cutrepyme ejpañola: sueldo base de mierda (que es lo que se cotiza y con que se calcula pensión o paro) y como buen VIP con pluses desorbitadamente altos en relación al base.
    (LaCosp, presidenta de C-LM a tiempo parcial y sueldo total emPlusado, tampoco dimite)

    Responder

    Cucumber Reply:

    Rajoy en el Congreso declarando que Bárcenas no tiene relación con el PP (FIN DE LA CITA)

    httpv://www.youtube.com/watch?v=Le_1RKkz70M

    Responder

    Cucumber Reply:

    elnene yo también me he preguntado muchas veces qué moverá a esta gente, mucha de ella descendientes de los que ya repartían los filetes de Mamut en la prehistoria y se quedaban con la mejor parte, que llevan generaciones mandando y viviendo de puta madre, que moverá a esta gente a querer más y más.
    Undargarín, por poner un ejemplo, no es político, ¿qué lleva a un tío que se mueve en el olimpo de las castas inalcanzables, con un tren de vida de lujo y oropel inimaginables, a ponerse a choricear tan chapuceramente? (del suegro no hablamos porque cuenta con la impunidad absoluta y así todos los negocios son jauja)

    Responder

    Neo Reply:

    Si eres débil de principios, o directamente no los tienes, y durante años ves como desfila por tus manos ingentes cantidades de dinero opaco que van a parar a los bolsillos de otros a los que consideras inútiles y que sin ti no serían nada, al final te crees con la legitimidad (falsa) de poder trincar parte del millodiezmo … porque como diría un famoso anuncio “te lo mereces” …

    El tema Urdangarín debe ser similar, de ser atleta de élite que ha ganado mucho con su esfuerzo y el de su equipo, pasar a ver y comprobar cómo la élite es de cutre y pierde esa pátina de elegancia cuando la pasta está por medio … piensas que tu mereces algo más … y aprovechas la oportunidad que te ofrecen otros mucho más cutres aún que sólo con tu parentesco se te arrodillan cual siervos pelotaris.

    Responder

  22. Jefe, a ver cuando te estiras y pones un tío en pelotas, para variar.

    Responder

    CHATA Reply:

    Mucho tiempo, amiga, te esperábamos.

    Responder

    Selito Reply:

    Supongo que andarás por tu tierra y no se te habrán acabado ya las vacaciones….
    El Boss está chapao a la antigua, no pone tios no sea que alguien piense que…. ;)

    Responder

  23. Chata, ¿otro día de esos raros, y por eso no te asomas por aquí?

    Se necesitan todas las fuerzas posibles para minimizar las secuelas de los relatos de Selito :) :)

    Responder

    Selito Reply:

    Uy lo que m’a dicho!!
    Te quedas sin leer el final… ;-PPP

    Responder

    CHATA Reply:

    No ha sido raro en el sentido del otro día.
    Hoy eran un montón de cosas que tenía y tengo que hacer.

    Con respecto a lo de Selito, como tú pusiste un relato chulo… y ya sabes que él es muy envidiosino. XD

    Responder

    Selito Reply:

    ¡Otra!
    Venga de darle patadas al pobre chucho, malagente, que sois malagente…. :(

    Responder

    CHATA Reply:

    Veenga, te rasco detrás de la oreja. Tontorrón.

    Responder

    Cucumber Reply:

    Y con la caló que hace, tantas cosas por hacer, poquito a poco.

    Selito, si nos dejas sin final, t mando a los esgaes esos! :)

    Responder

  24. Y hablando de relatos, la continuación de uno de la semana pasada de tipo más profesioná… y descacharrante :)

    Mi caso Bárcenas (II)
    http://www.cuartopoder.es/elblogdelverano/mi-caso-barcenas-ii/3408

    Responder

  25. De palpitante actualidás:

    httpv://www.youtube.com/watch?v=v5R-cuvGZTI&feature=youtube_gdata_player

    Responder

  26. Para lo que no lo conoceis y aprovechando que no está, el tipo de la foto de esta noticia tiene un parecido bastante interesante con nuestro Meca…. Más canas y menos pendientes que Moflie, pero sus podeis hacer una idea… :)

    Responder

    Cucumber Reply:

    Qué noticia? joder, con esta caló, ando más tonto que de costumbre

    Responder

    Selito Reply:

    No, que el tonto he sido yo por no poner noticia alguna. Ahi va
    http://www.eldiario.es/meseta/Luis-Jambrina-peculiaridad-Espana-cultura_6_161043901.html

    Responder

    CHATA Reply:

    Pues pinta de buena persona, sí

    Responder

  27. Él, repantingado en el sofá, camiseta imperio con manchurrones de grasa, barriga cervecera, barba de 5 días, cuescos y regüeldos esporádicos.
    Ella, desesperada, le mira desde la entrada del salón y le dice:
    – Manolo, me pregunto si alguna vez podré volver a amarte.
    – Y cuándo cojones has estado tu en Marte?

    Responder

    Cucumber Reply:

    - ¿Este es el pueblo dónde ponen mote a todo el mundo?
    – No.
    – Vale, gracias.
    – De nada, “preguntillas”.

    Responder

    Selito Reply:

    - ¿Dónde está el capitán?
    – Por babor
    – Vaaaale… Por babor, ¿dónde está el capitán?

    Responder

  28. ” Los españoles de entonces, a impulsos de su natural carácter, adoptaron la actitud que siempre adoptarían en el futuro: no hacer nada por cambiar una situación; pero, cuando alguien la cambia por ellos y la nueva se pone de moda, apuntarse en masa. Lo mismo da que sea el Islam, Napoleón, la plaza de Oriente, la democracia, no fumar en los bares, no llamar moros a los moros, o lo que toque. Y siempre, con la estúpida, acrítica, hipócrita, fanática y acomplejada fe del converso. Así que, como era de prever, después de La Janda las conversiones al Islam fueron masivas, y en pocos meses España se despertó más musulmana que nadie. Como se veía venir. ”

    Pérez Reverte en el apartado de su página Patente de Corso, anda contando, a su peculiar manera, la historia de España. El fragmento de arriba es del capítulo VI, pero ya va por el VII. Entretenida, divertida a ratos y con datos curiosos.

    Responder

    Albert Reply:

    Te tienen que gustar entonces los audios y libros del fallecido Cebrián, quien fuera un gran relator radiofónico de historias (entre muchas cosas, busca hay mucho) con gran capacidad también de referir múltiples datos históricos amenamente haciendo cercana la Historia para todos los públicos. Para mi gusto bastante más elegante y ajustado, que el chusquero pero exitoso Pérez Reverte pero igual de apasionado y próximo al lector.
    Como divertimento ambos me gustan, excepto cuando tiran de la Historia aprendida en tiempos de “flechas y pelayos”, y les sale la mitología (que no historia) de España (en demasiados casos confundida con Castilla), recreándose ambos en idealizar, al gusto nacionalcatólico, hechos pasados más que en describir hechos históricos.
    Digo esto, porque el extracto que pones, aunque la idea que sugiere pueda aceptarse como animal de compañía, en cuanto al modo del ser hispano, la justifica con afirmaciones falsas.
    En concreto me refiero a las conversiones al Islam masivas, ni así lo fueron, ni está del todo claro que en la sugerida batalla de La Janda hubiera musulmanes, más que nada porque el Islam tenía muy poca edad para haberse consolidado en Oriente como para convertir a nadie en Occidente. Expertos como el profesor González Ferrín de la Univ. de Sevilla explican que tales afirmaciones ocultan lo que fue la realidad de aquel momento histórico en que la herejía cristiana arriana (sólo dios es dios) se enfrentaba al catolicismo (padre-hijo-espiritusanto dios 3en1). El catolicismo se fue imponiendo en Europa, en África fue al contrario y a su vez fue fagocitado por una nueva religión que decía exactamente lo mismo: sólo dios es dios, el Islam.
    En Hispania lugar de frontera, hubieron áreas con comunidades de religión diferente. Sólo sería el fundamentalismo de almorávides y sobre todo almohades los que harían disminuir considerablemente la población cristiana en ámbito musulmán.
    Y niego la mayor quien cambió de chaqueta religiosa fueron las clases dirigentes para mantener su poder, está documentado que el poderoso Teodomiro pasó sin problema a ser Tudmir. Si hasta el Tarik, que diera nombre al candente Gibraltar, se sospecha que era un visigodo de la Hispania Tingitana de nombre Tarico.

    Aquí paro mi aporte a la gacetilla descoestivalera. Gracias Cucumber por haberme dado pie ;)

    Responder

  29. ¿Hasta el ABC le está haciendo un ‘tu quoque, fili’ a Rajoy? Por que sólo le ha faltao poner al lao los abdominales de Ansar… :)
    http://es.noticias.yahoo.com/fotos/portadas-reportajes-polemicos-prensa-slideshow/

    Responder

    Cucumber Reply:

    Y si hubiera sido la portada de la Razón (al final XDDDD)

    http://finofilipino.org/post/58067085467/la-portada-de-abc-es-la-culpable-de

    Responder

  30. I quite like reading through a post that can make
    people think. Also, thank you for allowing for me to comment!

    Responder

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