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España directo, el retorno

“Tendremos noticias, servicio público, refranes…”. Con estas palabras resumió Marta Sola, presentadora de “España directo”, los contenidos de la nueva etapa del programa, que arrancó la tarde del lunes en La 1 (TVE). Promesas de noticias y de servicio público…De acuerdo, lo normal en una tele pública, pero ¿refranes? Tú lo has querido, Marta: “Nunca segundas partes fueron buenas”.

El retorno de “España directo”, ocho años después de su estreno y dos después de su retirada, es la demostración de que TVE está en malas manos. Es decir, en manos mediocres y sin talento. En manos de unos directivos y unos responsables de programación tan vulgares, que son incapaces de crear un formato original con unas mínimas garantías de éxito, y se ven obligados a recuperar viejas glorias para rellenar la parrilla. “Un espacio de producción propia”, asegura Ana Blanco en la promo del Telediario de mediodía. ¿De producción propia? ¿Seguro? Creo recordar que fue Mediapro quien lo puso en marcha allá por 2005. Y que actualmente, de las conexiones en directo (ocho unidades) se encarga Overón, empresa de…¡Mediapro!

“España directo” añade un saco de caspa a las tardes ya de por sí casposas de La 1, puesto que se emite en las dos horas que separan la telenovela “Las bandidas” y el magacín de crónica social “Corazón”. Cuentan que el programa nació con vocación de servicio público. En realidad ofrece un análisis social del país, de manera popular y lúdica, alternando información sobre los pueblos (tradiciones, muchas tradiciones) con recetas de cocina, partes meteorológicos  y un sinfín de espacios comunes. En su versión actual presumen de añadir nuevas tecnologias: los reporteros disponen de una mochila 3G para realizar conexiones en directo y utilizarán un sistema de grabación submarina “para descubrir los secretos de nuestra costa”. ¡Guau! Lástima que no pusieran el mismo interés, y medios parecidos, en cubrir la importante rueda de prensa de María Dolores de Cospedal, que coincidió con el horario del primer programa.

La realidad es que el nuevo “España directo” es un programa repleto de temas superficiales que parece evitar el conflicto, el compromiso, la denuncia. Un espacio light que no quiere saber nada de unas calles calientes, y no solo por la temperatura. Ignoran que servicio público no es conectar con las fiestas de Almendralejo, retransmitir el aterrizaje de una avioneta o hacer un arroz con conejo. Servicio público es pringarse hasta las cejas en las necesidades de los ciudadanos, denunciar sus miserias y necesidades, enfrentarse a los poderes locales.

No parecen dispuestos a complicarse de verdad la vida. Me temo que se conforman con presumir de ahorro: dicen haber rebajado los 13 millones que costaba la primera versión, la de Mediapro, a seis millones. Poca cosa si lo que vamos a ver es como ayer tarde: Abrieron con la Pantoja pidiendo la absolución en el Supremo, felicitaron a las cármenes y a los pescadores, informaron del tiempo (con refrán incluido: “de virgen a vírgen, los sesos se derriten”), asistieron a la presentación del libro de recetas del ganador de MasterCheff, prepararon una complicada y un tanto absurda ensalada de langostinos con manzana verde y wasabi (con cofitados y almíbares)…

No les imagino retransmitiendo un desahucio, la verdad. Quizá porque eso sería auténtico servicio público…

Un motivo para NO ver la televisión

El octavo día.

Autor: Thornton Wilder.

Editorial: Automática.

“Es bueno que un hombre piense en la familia de la que forma parte”, escribe Wisconsin Thornton Wilder en la recta final de este libro. “El octavo día” habla precisamente de eso, de la familia, de su importancia, de cómo todo gira a su alrededor, de los lazos que atan, de la imposibilidad de romper para siempre con las raíces de sangre.

Dos sagas familiares van y vienen por estas páginas. La de John Barrington Ashley, el hombre que escapa de manera misteriosa durante el viaje que le conduce al patíbulo tras matar a su mejor amigo. Y la de Breckenridge Lansing, el socio asesinado. Dos familias rotas que deben recomponerse y rehacer sus vidas. “¿Es esto la vida de familia? ¿Son los niños deformados en su crecimiento por esos padres que fueron en diversos modos retorcidos por la ceguera, la ignorancia y las pasiones de sus propios padres? ¿Los errores propios empobrecen y mutilan a los hijos? ¿Es esta la infinita cadena de las generaciones?”.

Sus hijos, sus mujeres, sus amigos, sus vecinos… Y el huido John Ashley. Todos estos personajes son analizados en profundidad, desmenuzados en sus sentimientos y debilidades, para completar un mural fabuloso de una época, el comienzo del siglo XX, y un lugar, la cuenca minera de Coaltown, en el suroeste de Estados Unidos.

Un libro ambicioso y profundo sobre la vida cotidiana del ser humano, y sobre todo aquello que le hace crecer: el amor, la esperanza, la fe, la miseria, la envidia, la amistad, el rencor…Un clásico norteamericano que el 1968 recibió el National Book Award de narrativa.