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Zapeando, ese tueste

Mientras veía el primer “Zapeando” (La Sexta) me imaginaba la redacción del programa: una fila de becarios somnolientos sentados frente a monitores, visionando horas de telebasura para poder seleccionar el corte más ridículo o patético posible. El típico error en el informativo, el insulto soez del tertuliano, el gato que abre la puerta con la patita… los 20 segundos de televisión con los que algún presentador de medio pelo y sus correspondientes colaboradores de saldo pudieran justificar el chiste de un guionista quemado.

Y es que La Sexta, cadena que presume de moderna y progresista pese a tener a Marhuenda como tertuliano de cabecera, estrenó en la sobremesa de ayer un programa de zapping. Créame, se lo digo en serio: ¡un programa de zapping en 2013! Concretamente, el programa de zapping de toda la vida. El mismo puñetero programa de zapping que llevan haciendo años y años todas las cadenas, todas las productoras, camuflado bajo diferentes títulos y formas pero realizado con los mismos mimbres: imágenes recicladas. Fíjese si es el programa de siempre que hasta sale Miki Nadal. La clásica ensaladilla de vídeos que demuestra la ausencia de talento que padece la televisión actual. Pues la versión moderna de esa antigualla se llama ahora “Zapeando”, nombre que sin duda nos ayuda a hacernos una idea de la desbordante imaginación de los responsables de programas del canal y de la productora en cuestión.

“La batidora” (Antena 3), “Visto y no visto” (Telecinco), “Para que veas” (TVE), “TV Top” (Telecinco), “TV on enchufados” (Antena 3), “La Teletúlia” (8tv), “Homo Zapping” (Antena 3, 2003/2007), “Se lo que hicisteis” (la Sexta), “I love zapping” (Telecinco), “Licencia para mirar” (Telemadrid), “Lo mejor de cada casa” (Telemadrid), “Gazaping” (Canal Sur)…Y ahora “Zapeando” (La Sexta). Todos ellos versiones más o menos cutres o ingeniosas de “Zap, zap, zapping”, programa pionero estrenado por Canal + en 1998  como microespacio dentro del magacín “Lo + Plus”.

“Zapeando” es, por tanto, un fósil televisivo. Un subproducto antediluviano que aparece de cuando en cuando en alguna cadena, sin duda debido a su bajo coste, para recordarnos que apagar la tele suele ser la mejor opción. Y es que se trata de un programa espantoso: se graban todas las cadenas (excepto las de Mediaset, cuidado) para que sean visionadas por individuos en régimen de semi esclavitud, se contrata un puñado de colaboradores condenados al fracaso y un par de guionistas económicos, y se ficha un presentador tan insípido como Frank Blanco. Le añades toneladas de autopromoción de la cadena, un aterrador toque “Sálvame” y… ¡Voilà! Ya tienes “Zapeando”.

¿Ha visto usted alguna tertulia del corazón? Pues “Zapeando” es lo mismo, pero cambiando a la Pantoja por un vídeo de TVE. Los colaboradores permanecen sentados, berreando, y el presentador se mueve entre ellos, alimentando un espectáculo tan caótico como soporífero. Un ritmo insoportablemente lento (esa comparación “Pretty Woman” y “El tiempo entre costuras” interminable). Los larguísimos comentarios de unos colaboradores grises que jamás lograrán arrancarnos una sonrisa. Y los chistes gañanes, habituales en este tipo de producciones de ínfimo nivel: “¿Seguro que eso es un micro?”, dice el pícaro Nadal sugiriendo una presencia fálica. ¿Expertos en televisión? No en un programa sobre televisión.

Terrible estreno, insisto. Difícil encontrar en la parrilla un programa menos sorprendente, menos imaginativo, menos brillante y con un sentido de la crítica o la ironía más pobre. Tras ver “Zapeando” al televidente solo le puede quedar una duda: ¿Cuántos días durará semejante bodrio?

P.D.

Para colmo de males, “Zapeando” es un calco de “La Teletúlia”, una sección del veterano programa “Arucitys” (8tv).

 

Un motivo para NO ver la televisión

The Crunch.

Cd: Busy Making Noise.

Las superbandas suelen ser un coñazo. Muchos nombres ilustres y poca chicha. Sobredosis de nostalgia. Grupos rimbombantes que prometen maravillas, puesto que están construidos alrededor de leyendas, pero que a la hora de escribir canciones o grabar discos se mueven como pollos sin cabeza. No es el caso de The Crunch, una formación rocanrolera que reconoce haberse formado con ánimos bien sencillos: divertirse y divertir.

The Crunch son una superbanda post punk, ahí es nada, formada por Terry Chimes (batería de The Clash y Cherry Bombz), Mick Geggus (guitarra de Cockney Rejets), Sulo Karlsson (cantante de Diamond Dogs) y Dave Tregunna (bajo de Sham 69 y Lords Of The New Church). Es fácil imaginar el resultado de tan inimaginable reunión de talento: catorce trallazos grabados en Londres que nos recuerdan los años 80, cuando se escribían canciones sencillas y directas que se tocaban en baretos repletos de humo y gente. Eso son los Crunch, nada más y nada menos que una banda de rock and roll.