Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Cultura, visitó el pasado sábado el programa de TVE “Cine de barrio”. Lo cual no me parece ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Al señor ministro le apasiona el cine español vintage algo casposillo, ese que gestiona el señor Cerezo y que tiene como grandes estrellas a Paco Martínez Soria, Lina Morgan y Manolo Escobar: “Me gusta mucho el cine español; veo mucho Cine de barrio en TVE. Me gustan mucho las películas antiguas, me divierten enormemente, y las actuales me gustan también muchísimo”, dijo el señor Méndez de Vigo hace unos meses.

“Cine de barrio”, el programa que arrancó hace más de 20 años con José Manuel Parada como presentador, no es lugar para sibaritas. Nunca han emitido “Bienvenido Mr. Marshall” (Luis García Berlanga, 1953) o “El ángel exterminador” (Luis Buñuel, 1962). En la temporada pasada han reventado las audiencias con “Es peligroso casarse a los 60” (Mariano Ozores, 1981), “Estoy hecho un chaval” (Pedro Lazaga, 1977) y “El alegre divorciado” (Pedro Lazaga, 1976). No se si me explico…

Lo que no puede ser, es imposible. Tenemos un Gobierno ultraconservador, chapado a la antigua, que apesta a moho y solo sabe mirar por el retrovisor. En estas condiciones no se puede pedir un ministro de Cultura moderno, fresco y progresista. Ni siquiera sustituyendo a José Ignacio Wert, seguramente el enemigo público número uno de la cultura durante los últimos años. Méndez de Vigo dijo que era “su sueño” asistir a “Cine de barrio”, y lo hizo con la misma estremecedora sinceridad con que otro ministro de Cultura hubiese podido decir que el suyo era conocer a Martin Scorsese, asistir a un rodaje de Alejandro Amenábar o leer y comentar con González Iñárritu uno de sus guiones.

De donde no hay, no se puede sacar. Íñigo Méndez de Vigo es un tipo tranquilo y educado al que, si comparamos con José Ignacio Wert, dan ganas de abrazar, de besar y de invitar a cenar. Pero a la hora de ir al cine, de promocionar la cultura, de tener un gesto con la televisión pública, elige “Cine de barrio”. Poco podemos hacer, salvo desear que clásicos como “Las que tienen que servir”, “La tonta del bote” o “El turismo es un gran invento” guíen sus pasos. Y que los espíritus de Gracita Morales, Joselito y Antonio Ozores le ayuden a tomar decisiones.

Un motivo para NO ver la televisión

Taste

CD: What´s Going On: Live At The Isle of Wright Festival 1970.

Rory Gallagher es una de mis debilidades. Creo que este guitarrista irlandés nunca ha estado suficientemente valorado, y que su técnica, su actitud y sus canciones están a la altura de los más grandes del blues rock. Este disco, grabado en directo en el legendario festival de la isla de Wright, se reedita ahora con un sonido excelente, y cuatro canciones más que en mi vieja y decrépita edición de vinilo. Está claro que el malogrado Gallagher y sus compañeros de correrías en este trío legendario no desmerecen a sus compañeros de cartel: Jimi Hendrix, Miles Davis, Jethro Tull, Ten Years After, Chicago, the Doors, the Who, Emerson, Lake & Palmer… Un disco tremendo, a la altura de los cinco primeros e inolvidables álbumes de Gallagher en solitario.