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Buitres y vacas locas

Se acabó la prohibición: diez años después, los buitres podrán alimentarse de nuevo con el ganado que encuentren muerto en el campo. “Grandes noticias: ¿quién no ha tenido que dejar alguna vez el cadáver de una mula torda tirado en una dehesa?”, pensará el lector con guasa. No se pase usted de listo… Superar el trauma de las vacas locas, esa encefalopatía espongiforme bovina causada por priones, es un momento de alegría para la España rural. Buenas noticias para los carroñeros alados, de nuevo con comida abundante, que coincide con las malas nuevas para los coprófagos audiovisuales: “La Noria” ofreció el pasado sábado sólo unos minutos de publicidad de apenas cinco marcas (Pato WC, Vitaldent, Wilkinson, Pronto y la película El gato con botas). ¿Malos tiempos para la telebasura?

Hablamos de buitres y de vacas locas. Jordi González, presentador de “La Noria” (Telecinco), se siente orgulloso de la enseñanza recibida: “Estoy muy bien educado: fui a colegios de pago”, dijo el sábado sin que se pudiese apreciar un ápice de ironía o inteligencia en su rostro. Inmediatamente después de tan obsceno comentario, González dio paso a los hermanos Calatrava, un dúo de cómicos que no atraviesa el mejor momento de su carrera. A continuación hizo lo propio con Vicente Ruiz El Soro, un torero que, me temo, tampoco vive sus mejores días a nivel económico y profesional.

Marginada por la publicidad, “La Noria” agoniza sumergida en su propia mezquindad: sin dinero no puede pagar la nómina de asesinos y familiares, con lo que tiene que recurrir a marginales de segunda división. No se preocupen por González y compañía: la característica principal de los carroñeros es su adaptabilidad a las circunstancias. Sobrevivirán…

Seguimos hablando de buitres y de vacas locas. Rosa Díez se retrata en una entrevista en el diario El País. Vera Gutiérrez Calvo le pregunta por la postura de su partido sobre la ley del aborto. “No nos parece que sea un tema que haya que llevar en el programa”, responde la candidata de UPyD a la Presidencia del Gobierno. La periodista insiste, preguntando si su partido votaría a favor en caso de que el PP quisiese derogar la ley actual y volver a la anterior. Ante un mínimo ejercicio de periodismo, Díez se desmorona: “No me pronuncio sobre hipótesis que no se han producido”. Y su respuesta a la pregunta de si “apoyaría la inclusión de la cadena perpetua revisable en el Código Penal” suena aún más ambigua: “Apoyaríamos el debate al respecto”.

Pero el momento sublime llega cuando la periodista recuerda a Díez que UPyD propone la limitación de mandatos a dos legislaturas para los cargos públicos. “Pero usted lleva media vida ejerciendo cargos públicos”, remata como si nada Vera Gutiérrez Calvo. La política responde:

- Sí, pero no en este partido. En otro que no creía en la limitación de mandatos.

– ¿Ésta será entonces su última legislatura?

- Me parece que me quedaría esta y otra ¿no? Porque lo hemos aprobado ahora.

– ¿Empezaría a contar ahora?

- Creo que se interpreta así.

No olvidemos que Rosa Díez, como los hermanos Calatrava, forma parte de los esa selecta nómina de personajes que han sido entrevistados en “La Noria”.

 

Un motivo para NO ver la televisión.

Stoner

Autor: John Edwards Williams.

Editorial: Baile del sol.

“La gran ventaja de la ignorancia es que permite de vez en cuando la alegría del descubrimiento”, escribió Antonio Muñoz Molina tras leer, hace unos días, la poesía de Tomas Tranströmer, último ganador del Nobel de Literatura. Exactamente esa es la sensación que he tenido al terminar “Stoner”, la maravillosa novela del escritor tejano John Edwards Williams. Alegría por el descubrimiento, sorpresa por la grandeza de la sencillez y la profundidad de la historia y, sobre todo, un enorme placer por disfrutar de un clásico ignorado.

Stoner cuenta la vida gris de un gran hombre, aunque podría parecer lo contrario… William Stoner, hijo de humildes campesinos de Misuri, se convierte en profesor y consagra su vida a la enseñanza de la literatura. Un trabajo gris, ensombrecido por algunos compañeros hostiles y una mujer triste y depresiva, pueden hacer que la vida de Stoner parezca poca cosa. No, nuestro hombre no es un perdedor: sólo es una persona íntegra. En estos tiempos corruptos, en los que la berlusconización se extiende como la peste, leer sobre un hombre honrado resulta algo único y fascinante. Sobre todo cuando quien lo cuenta es un escritor como Edwards Williams, capaz de ofrecer en esta obra una memorable colección de personajes conmovedores.

En el “Stoner” de John Edwards Williams se escuchan ecos de los mejores Bernard Malamud, Philip Roth y Saul Bellow. No se deje amilanar por la espantosa portada y sumérjase cuanto antes en este relato descomunal sobre la belleza de la sencillez. ¡Uno de los libros más emocionantes que he leído en los últimos años!