Podría decirle que no hemos tenido Descodificador durante estas navidades por culpa de la falta de previsión del Gobierno con la nevada, pero le estaría mintiendo. ¿Le importa mucho que le mienta? No estoy muy seguro, la verdad. Nos mienten constantemente y les seguimos creyendo. O al menos votando. Así que imagino que aunque yo le mienta como un bellaco usted seguiría leyéndome, ¿no es así? No quisiera ser menos que María Dolores de Cospedal..
Una de las cosas que más me ha sorprendido estos días ha sido una frase de la Ministra de Defensa: “La injerencia y la desinformación son un nuevo campo de batalla”. ¿Un nuevo campo de batalla? Habló doña Finiquito, la política que ha dicho cosas tan surrealistas como “una indemnización en diferido en forma simulación de lo que hubiese sido en diferido”. Podríamos decir que la injerencia y la desinformación son un campo de batalla desde que la política es política, pero no tenemos necesidad de retroceder tanto en el tiempo. La injerencia y la desinformación son la base de un partido que quiere controlar las redes sociales, que financia medios de comunicación afines que de otra manera estarían muertos, que destruye pruebas judiciales, que ha hecho de la corrupción (la mentira sistemática) su forma de vida.
Estas navidades no hemos tenido Descodificador por la nevada, y la negligencia del Gobierno a la hora de tomar medidas. Bueno, y también porque he pasado unos días tomando caipiriñas en unas islas tropicales. Todo vale, ¿verdad?
Un motivo para NO ver la televisión
Morir en California.
Autor: Newton Thornburg.
Editorial: Sajalín.
Los que ya conocíamos al escritor norteamericano Newton Thornburg gracias a “Cutter y Bone”, grandiosa novela comentada en su día en este blog, esperábamos nuevas traducciones de sus clásicos. La llegada de “Morir en California” no decepciona en absoluto: sigue mostrando a un escritor en estado de gracia capaz de mantenerte atrapado durante 380 páginas con una historia magníficamente construida, perfecta en su desarrollo y tremenda en un final que por supuesto no desvelaré. Es decir, que si te gustó “Cutter y Bone” adorarás este “Morir en California”. Un master en novela policíaca.
“Ahora, viendo al viejo conducir el taxi a través de esa noche de diciembre, Hook pensó que en estos tiempos de cataclismos, las cosas en el fondo no habían cambiado tanto, ni siquiera en veinticinco años. Los chicanos, como los negros, seguían sirviendo al hombre blanco, solo que ahora los blancos habían aprendido a sentirse culpables en esa relación de servidumbre”.
Un granjero de Illinois pierde a su hijo de dieciocho años poco después de la muerte de su mujer. Lejos del hogar, en California, el chico se suicidó. O eso dicen. Hook, un hombre apegado a la tierra con profundas convicciones morales, no lo cree y comienza a investigar en un ambiente que no es el suyo. Como en las grandes novelas negras, en “Morir en California” hay mucho más que la historia de una venganza, de un padre que trata de recuperar la memoria de su hijo, de una persecución implacable en busca de la verdad. En estas páginas encontraremos la maldad y la bondad, dos de los motores que mueven a los seres humanos. Y por supuesto todo aquello que nos hace parecer diferentes siendo si no iguales, al menos parecidos: el rencor, la violencia, la fe, la memoria, el odio, la esperanza…
“Y después se había instalado la rabia, un toro negro de rabia que no había dejado de embestirlo en toda la tarde: rabia porque habían estado a punto de matarlo por una broma, rabia porque no podía hacer casi nada al respecto, y, por último, rabia porque no era capaz de entender lo que había ocurrido, porque no tenía ni la más remota idea de cuál era la psicología de todo aquello, por qué habían hecho lo que habían hecho”.
“Morir en California” tiene todos los elementos de las mejores novelas policíacas. Elementos que han sido manejados con enorme solvencia por un escritor que, cuando habla del interior de las personas, de aquello que les hace reaccionar, sabe de qué habla. Y sabe cómo contarlo. Un libro que demuestra la grandeza de un género absolutamente inagotable.