You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Navy: Investigación Criminal


hermanos de sangre

Quizá sea la escena que más veces he visto en televisión. Sin duda es una de las más sórdidas e impresionantes. Una yonqui en pleno mono, temblando, lloriqueando y empapada en sudor, mete la cara en las vísceras de su hermano, que yace abierto en canal en la mesa del forense. Esnifa la droga que el muerto transportaba en los intestinos desde Caracas. Cuando levanta la cabeza, la chica tiene el rostro manchado de sangre y caballo. La Sexta emitió el pasado jueves santo, a las 19:50, este bonito espectáculo televisivo. En pleno horario protegido (17:00 a 20:00), con todos los niños en casa debido a la semana santa. Lo ha cogido como costumbre: este capítulo de “Navy: Investigación Criminal” se ha convertido en un cásico de la cadena: yo lo he disfrutado al menos cuatro veces…

El 86% de los programas emitidos en horario protegido incumplen la ley, según un estudio de los Telespectadores Asociados de Cataluña (TAC). Y los políticos, esos que se llenan la boca vendiendo sus esfuerzos para proteger a los menores, hacen la vista gorda con una televisión cada día más obscena, más comercial, más destructiva, menos inteligente, muchísimo peor.

Se acaba de cumplir un año del nacimiento de la TDT (3 de abril de 2010) y los presagios negativos se han confirmado: la reforma audiovisual socialista es una bazofia. Cantidad no es igual que calidad. Cantidad no significa pluralidad. Cantidad supone  multiplicación de canales, y por tanto de empresas insolventes, de extrema derecha, de esoterismo y tarot, de publicidad, de descontrol…Cantidad es lo mismo que descenso de calidad.

Cantidad supone que la última de las cadenas económicamente viables, La Sexta, se haya gastado su presupuesto en grandes eventos deportivos y se vea obligada a emitir una y mil veces la misma escena macabra en horario infantil. Cantidad supone, en resumen, toneladas de telebasura. Telebasura, eso sí, en alta definición…

.

Un motivo para NO ver la televisión

Voces que susurran.

Autor: John Connelly.

Editorial: Tusquets.

Connolly cada vez sorprende menos. A los seguidores incondicionales del escritor irlandés nos puede resultar duro asumirlo, pero debemos hacerlo. Sólo así podremos seguir leyendo las aventuras de Charlie Parker sin renegar de los personajes, viejos conocidos sometidos a una enésima vuelta de tuerca o nuevos diablos clonados a partir de viejos demonios, y de unas tramas con los giros y resoluciones más peregrinos. Pero cuidado, porque Connolly no se ha desinflado definitivamente como autor policiaco: sigue dominando las claves para mantener al lector atrapado desde la primera a la última página. Lo que sucede es que esas claves, los trucos que han hecho originales sus narraciones, resultan a estas alturas tan conocidos como previsibles. Tenemos que aprender a disfrutar de Connolly de manera menos apasionada, menos excitante, más serena…

En “Voces que susurran” Charly Parker, el detective con nombre de leyenda del jazz, investiga una serie de suicidios de ex militares. ¿Combatientes en Irak que no consiguen superar el estrés post traumático? ¿Narcotraficantes? ¿Sicarios? Todo eso y mucho, muchísimo más, puesto que Connolly recurre a los habituales personajes fantasmagóricos: el Coleccionista, el Capitán, Herodes…

Se abre la caja de Pandora y surgen hombres que no son hombres. Y soldados que viven de prestado y  sacan un sobresueldo trapicheando: “¿Sabe que durante esos días de abril (la guerra de Irak) se robaron en el museo (de Bagdad) diecisiete mil objetos?”, escribe Connelly.