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No se os puede dejar solos

¡Cómo se echa de menos a Fraga en estos momentos! El bueno de don Manuel hubiera disfrutado como un niño con las cargas policiales de Valencia. Se le hubiera caído la baba viendo a los antidisturbios, con sus uniformes a lo robocop, azul oscuro y negro mate, reforzados en hombreras y rodillas, escudos y cascos aerodinámicos… Me parece estar viendo la carne de gallina de nuestro demócrata franquista, tembloroso como una novicia durante el primer coito, al contemplar las porras de aquellos que estuvieron a sus órdenes marcando los lomos de colegiales greñudos e indefensos. Esas carreras, esas patadas en la cabeza, esos tirones de pelo, esos insultos desde la fuerza irracional… Tendríamos que haber sujetado a don Manuel entre cuatro para que no bajase a la calle, su calle, y al grito de ¡porras contra libros! se liase a hostias con los estudiantes.

¡Ah, los viejos y buenos tiempos! En realidad nunca se fueron, don Manuel, lástima que no esté usted ya entre nosotros para disfrutar como el chiquillo travieso que fue. Menos mal que algunos no le olvidamos, como por ejemplo ese madero con el llavero de Franco en la solapa que podemos ver en la fotografía. “No se os puede dejar solos”, dice el muy puñetero con toda la razón del mundo. Solos no somos nadie, y por eso nos agrupamos para exigir nuestros derechos.

“Tendremos que olvidarnos de que nos regalen las cosas”, nos recuerda Gallardón, hijo ideológico de Fraga, refiriéndose al estado del bienestar. Tiene razón el flamante nuevo ministro: nada es gratis. Los ciudadanos pagamos todo. Desde el estado del bienestar hasta las porras que hacen papilla a nuestros escolares, pasando por el sueldo del propio Gallardón. Y no nos importa pagar. Lo que nos molesta son los abusos. Los abusos de fuerza y de poder, sin ir más lejos. Porque no olvidemos que cuando el policía actúa de manera violenta, quien en realidad lo hace es el Estado, es decir, nosotros mismos.

¿Masoquismo? No, simplemente pérdida de poder. Don Manuel nos lo hubiese explicado con todo detalle, yo se lo resumiré: cada vez sirve de menos meter la papeleta en la urna. Cada día perdemos soberanía, retrocedemos a nivel económico, judicial y político. “No tienes cuerpo ni para puta”, le dice un agente de la autoridad a una alumna del colegio Lluis Vives, en Valencia. Y no pasa nada. ¿En qué sociedad vivimos? ¿En qué Gobierno hemos confiado? ¿Qué valores nos sostienen? Don Manuel sonreiría con picardía y nos recordaría que, si nos dejan solos, nos olvidamos de quién manda: el jefe superior de Policía de Valencia, Antonio Moreno se refiere a los estudiantes como “el enemigo”. Y hace solo unos días el Consejo de Ministros indultó a cinco Mossos d´Esquadra condenados por lesiones, tortura, maltrato y detención ilegal, delitos por los que debían cumplir penas de inhabilitación profesional, varios años de prisión y multa.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Heartless Bastards

Cd: Arrow.

Cuarto disco de una banda norteamericana de raíces liderada por Erika Wennerstrom, cantante y compositora de Ohio con un talento descomunal. Se trata de un trabajo irregular, entre el indie y el folk, con momentos muy intensos y otros algo imprecisos, recomendable sobre todo por una canción fabulosa: “Parted Ways”.

 

Vivir entre vencedores

La noticia de la que voy a hablarle no ha ocupado la portada de ningún diario. Imagino que informaciones tan importantes como la llegada a España de la rana Gustavo y la cerdita Peggy, en plena campaña de promoción de su nueva película, han relegado el tema en cuestión a una pequeña nota a pie de página. Juzgue usted mismo… En enero del 2012, siete décadas después del Holocausto, un 20% de los alemanes siente “un odio latente contra los judíos”. Entre la población joven, esta radiografía ofrece picos “alarmantes”. Los datos forman parte de un informe de expertos independientes que presentó el pasado lunes en Berlín el presidente del Parlamento, Wolfgang Thierse.


Las viejas heridas no están cerradas. En España dos grupos ultraderechistas, el sindicato de funcionarios Manos Limpias y la asociación Libertad e Identidad, han sentado al juez Garzón en el banquillo por investigar los crímenes del franquismo. El juicio comienza el día que se cumple el 35 aniversario de la matanza de Atocha, apenas unas horas después de enterrar con honores de demócrata a un fascista, Manuel Fraga.
Los problemas de Garzón comienzan, tal y como reconoce el propio juez, cuando se decide a investigar la trama Gürtel. Es decir, cuando intenta desmontar un caso de corrupción en las entrañas del Partido Popular. La verdadera naturaleza del mal, esa que siembran los totalitarismos, es tan duradera, tan difícil de eliminar, como los residuos nucleares. Quizá por eso la historia exige no venganza, sino memoria. Pensábamos que nos habíamos deshecho del franquismo, pero puede que hayan sobrevivido vestigios, fragmentos, referencias. Más allá incluso de la muerte de Fraga.
El filósofo alemán Theodore W. Adorn dijo, pensando en Auschwitz, que “la barbarie persiste mientras perduren en lo esencial las condiciones que hicieron madurar esa recaída”. En Alemania el 20% de la población siente “un odio latente contra los judíos”, y en España tratan de hundir la carrera de un  juez que investiga violaciones de los derechos humanos.
¿Acaso vivimos aún entre vencedores?

Un motivo para NO ver la televisión
HHhH
Autor: Laurent Binet.
Editorial: Seix Barral.


“HHhH”, título de este sorprendente libro, es la abreviatura de la frase Himmlers Hirn heisst Heydrich (el cerebro de Himmler se llama Heydrich). Es decir, que Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, apodado La bestia rubia y El carnicero de Praga, era uno de los tipos menos conocidos, pero más despiadados e importantes, del nazismo. Binet, de 39 años y profesor de universidad en París, describe al personaje en su primera novela, fascinado por un hecho puntual: el atentado que sufrió Heydrich en 1942, cuando dos miembros de la resistencia se dejaron caer en paracaídas en Praga con intención de asesinarle.
No espere la biografía al uso de un nazi. Binet es bueno, muy bueno, y juega con el pasado, se atreve con la ficción e incluso es capaz de ironizar con el  trabajo que realizó para documentarse. Muestra toda la vileza del Tercer Reich, y la grandeza de la Resistencia, sin olvidar las miserias y tibiezas de su propio país, pero lo verdaderamente reseñable es que se trata de un formidable intento por contar la historia de una nueva manera. Un libro sorprendente, por intenso y original, con el que ganó el premio Goncourt a la primera novela.
- Vargas Llosa dedicó una Tribuna de El País a este “HHhH”. Pinchar para leer.

Campanades a Morts