“¿Puedo pedir el comodín del público?”, bromeaba José Mota para evitar las preguntas comprometidas en la entrevista de la contraportada de El País del pasado viernes. Una entrevista nefasta, como suele suceder en esa última página, que sorprendía por la tibieza de un Mota que guardaba ases en la manga: había construido su programa previo a las campanadas en TVE sobre temas tan actúales como comprometidos. “Prevaricación, cohecho, enchufismo, envidia, ansia viva…”, los siete pecados capitales de la provincia, conformaron la base de su discurso humorístico, el de un especial de Nochevieja cañero. Desde luego mucho más que sus opiniones…
– Usted, que es muy manchego, ¿se siente inspirado por Dolores de Cospedal?
– Es algo que no me había planteado. ¿Puedo pedir el comodín del público?
– Si le hubieran encargado un belén, ¿qué papel hubiera dado a Urdangarin?
– ¿Puedo pedir el comodín del público otra vez?
El Mota anodino y simplón de la entrevista escondía en sus entrañas burguesas, esas alimentadas con dinero de Caja Castilla La Mancha, a todo un indignado. ¡Sorpresas te da la vida! Repitió la imitación de Rubalcaba del 2010 (qué asco ese movimiento de manitas) o de Bono (qué asco en general), ambas bordadas, y no dejó títere con cabeza en lo que a despellejar políticos, banqueros y demás parásitos sociales se refiere. Entre estos últimos se encontraba la Duquesa de Alba, protagonista de un musical memorable con Edu Soto perfecto en el papel de jóven consorte.
No piense usted que Mota se ha vuelto de repente un antisistema, que la cosa no fue para tanto. Pero bien es cierto que no apostó por lo fácil, por el habitual brochazo, por la imitación de la Pantoja, el grito cazurro o el chascarrillo sexual. Mota se complicó la vida y realizó crítica política, liviana pero necesaria, y caricaturizó a personajes que posiblemente decidan quién realizará el próximo especial de Nochevieja. No es el rey de lo sutil, y tampoco se le pueden pedir exquisiteces a un programa tan generalista como éste. Por eso tiene un mérito enorme haber ofrecido un espacio tan sorprendente, realmente apto para todos los públicos. Incluidos los más exigentes…
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