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Transgexuales

El presidente de RTVE, Alberto Oliart, tuvo un lapsus en su última comparecencia ante la comisión mixta de control parlamentaria y llamó “transgénicos” a los transexuales. Puede parecer un chiste de Chiquito de la Calzada, ese hombre pecadoooor que tenía un hijo transgéééé-nico, pero la verdad es que no tiene ni pizca de gracia: a mi me pasa mucho. De hecho a mi amigo Paco, que es transparente desde que tenía ocho años y se ponía la ropa de su hermana, a veces le llamo transformador. Y a veces transformista, e incluso transbordador. Es lo que tiene tener un vocabulario muy rico. Y una cierta edad.

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Lo peor de TVE no es que su presidente, más o menos gagá, se equivoque y convierta sus comparecencias parlamentarias en una sopa de letras. Lo verdaderamente dramático es que este hombre, fruto del consenso entre PSOE y PP, no lo olvidemos, confunda el sentido y la razón de ser de la televisión pública. Es decir, que consienta la retirada de programas como “Crónicas” y “En portada” de La 2. Según se ha informado hace unos días, esos espacios históricos y fundamentales pasarán al canal 24 Horas.

Con la edad, una de las pocas cosas que puede mejorar es el criterio. Algo muy útil para saber qué es lo importante, la esencia de lo público, y qué es lo anecdótico, un “transgexual” o unos católicos divorciados. Y digo lo de los divorciados por José Bono, personaje de total actualidad en la prensa supuestamente seria más por su inminente separación, que por ser un socialista de derechas. Bono dice “egque”, y puede resultar gracioso o patético, depende. Pero lo importante ya nunca es lo que dice, demagogia populista, ni cómo lo dice, rebozándose en su propia vanidad, sino lo que hace. Y cómo lo hace. Lo mismo que sucede con Oliart.

la aristocracia de la hipocresía

Televisivamente hablando, la hipocresía es un don. Gracias a la hipocresía el presentador mediocre se puede convertir en estrella mediática, el tertuliano analfabeto en referente de opinión, el político meapilas en presidente del Congreso y el programa basura en líder de audiencia. La hipocresía es a la televisión lo que el agua al río o el aire a los pulmones: la razón de ser, el aliento, el camino, el motor. Les recuerdo el infinito poder de la hipocresía porque el sábado “La noria”, uno de los excrementos más fétidos expelidos por ese ano audiovisual llamado Telecinco, quiso ofrecer una imagen solidaria. Créanme, es cierto, una imagen solidaria después de habernos regalado algunos de los momentos más sórdidos, depredadores y denigrantes de la televisión moderna: insultos de María Antonia Iglesias y Miguel Ángel Rodríguez, cámara oculta en la muerte de Antonio Puerta, manipulación de una entrevista a la presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente, persecución y derribo a famosetes varios, emisión de reportajes sobre menores parricidas, etc, etc, etc…

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“La noria” hizo la pantomima de homenajear a Vicente Ferrer, y teatralizó el apoyo a la candidatura a su fundación por el Nobel de la Paz. Como si a “La noria” o a Telecinco le importasen algo Vicente Ferrer, su fundación o los pobres y desheredados de la tierra. A “La noria” y a Telecinco sólo les importa la audiencia, que supone liderazgo, que quiere decir aumento de la publicidad, que se concreta en más dinero. ¿Vicente Ferrer? ¿Su fundación? Por favor, seamos serios… En “La noria” exhibirían sus restos momificados, vestidos con un traje de lagarterana, si eso les garantizase un punto más de cuota de pantalla.

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El teatro solidario de “La noria” contó, eso sí, con actores de lujo: todo aquel desarrapado que quisiese blanquear su imagen pudo apuntarse al numerito. Ahí estaban, hablando del hambre en el mundo, de las desigualdades sociales y de los niños sin educación personajes como Ana Rosa Quintana, reina de la telebasura, Javier Sardá, rey de la teleñorda, o Indhira, objeto sexual en “Gran Hermano”. Y la duquesa de Alba, con sus palacios, sus títulos y sus hijos jinetes. Pero por encima de todos ellos lució José Bono, el político de izquierdas cuyo negocio hípico ganó en cuatro años 1.258.000 euros. “A algunos les molesta que el presidente del Congreso, y más un socialista, cite las escrituras pero es que Cristo nos lo dejó muy bien dicho…Nos van a juzgar de si dimos de comer al hambriento, de si dimos de beber al sediento, de si dimos posada al peregrino”, afirmó en entrevista enlatada, y sin ruborizarse, el filántropo capaz de reunir en diez años un patrimonio inmobiliario valorado en seis millones de euros.

Pero la cosa no quedó ahí. Jordi González, presentador del engendro, quiso “arrancar una promesa” a Bono: “Dígame usted que el primer sábado que tenga libre va a venir a verme, va a ir al plató, se va a subir a “La noria”, me va a dar una entrevista y vamos a hablar de todo: de lo divino y de lo humano, de lo político y de lo social, de la crisis económica que nos tiene hartos… De todo. Dígame que sí”. No tuvo que apretar demasiado al político con alma de monaguillo. Bono estaba entregado: “Ya le digo que sí por una razón muy simple, a mí me cae bien usted. Tiene el aspecto de las personas buenas y yo no detesto ni rechazo, como si me estuviese asentando en la aristocracia de la política. Yo soy de un pueblo pequeño, de Salobre, soy hijo de un tendero y nieto de un arriero y de un labrador. Mire, con la verdad se va a todas partes, y también a “La noria”, allí me tendrá”.

¿Han controlado ya las náuseas? Bien, pues no suelten la bolsa porque continuamos… Jordi González hizo un numerito innecesario: Bono y Telecinco son viejos amigos. El pasado mes de mayo “La noria” ofreció a los telespectadores la posibilidad de votar en un debate telefónico de pago titulado “¿Está Bono siendo acosado?, vote sí o no”. Esa misma mañana, los afiliados al PSOE de Castilla-La Mancha recibieron este SMS: “Importante hoy en programa La Noria Tele 5 apoya a José Bono enviando un sms vota sí a que los ataques a su persona responden a una estrategia de la derecha”. Por la tarde, unas horas antes del comienzo del programa, recibieron otro: “Atención ya se puede votar en apoyo a José Bono visita la web www.telecinco.es”.

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¡Pobre Vicente Ferrer, icono solidario en manos del “hijo de un tendero y nieto de un arriero y de un labrador”! Y también de González, Ana Rosa y el resto de aristócratas de la hipocresía. Una hipocresía que se ha convertido en categoría moral, en valor añadido. Habitualmente todos estos personajes resultan repelentes, pero cuando utilizan la pobreza y la miseria ajenas como banderas para vender su imagen, su programa,  reflejan una falta de pudor, de moral y de principios especialmente repugnantes. Puede que tuviese razón el dramaturgo español Tamayo y Baus cuando dijo aquello de que “la hipocresía y la culpa son hermanas gemelas”.

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P.D.1

El Telediario (TVE) de mediodía del sábado se adelantó media hora a su horario habitual y duró apenas veinte minutos. ¿Motivo? Los entrenamientos del Gran Premio de Gran Bretaña de motociclismo. Sí, los entrenamientos. No la carrera fundamental para que un español se proclamase campeón del mundo, no. Los entrenamientos. El domingo la cosa fue parecida: un informativo de un cuarto de hora, de 15.00 a 15.16, para dar paso a la carrera de 125 c.c. ¿Es normal este desprecio por la información en la televisión pública? Les recuerdo que Teledeporte, el canal de deportes de TVE, estaba emitiendo en esos  momentos exactamente la misma señal que La 1: las carreras, y los entrenamientos, del campeonato del mundo de motociclismo.

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Un motivo para NO ver la televisión

La magnífica entrevista de Julio Valdeón Blanco a  Patti Smith en elmundo.es

- Primera parte

- Segunda parte

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Otro motivo para NO ver la televisión

Stormy Mondays.

EP: On My Radio.

Nuevo disco de Stormy Mondays, una de las bandas españolas más interesantes de los últimos años. Cinco temas, algunos tan brillantes como el que abre el disco (“Nothing On my Radio”), que se pueden descargar de forma gratuita desde su web. La incomparable relación calidad-precio hace que esta séptima entrega de los Stormy Mondays sea absolutamente imprescindible. Como siempre canciones excelentes, guitarras luminosas y un sonido auténtico.

Descargar EP

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El futuro del socialismo

En 1974 Jon Landau, crítico de la revista norteamericana Rolling Stone, escribió al salir de un concierto: “hoy he visto el futuro del rock and roll y su nombre es Bruce Springsteen”. 36 años después, este modesto bloguero sale del cuarto de baño, donde ha permanecido por espacio de catorce minutos leyendo una página del periódico, y escribe: “Hoy he visto el futuro del socialismo y su nombre es José Bono”.

El baño es el de mi casa, el periódico El País, y la página leída incluye una noticia firmada por José María Irujo titulada así: “Porcelanosa pagó obras de El Pocero en la Hípica de Bono”. Una información densa y jugosa, con tantos datos, cifras, empresas y giros de guión que exige varias lecturas. Tantas como para que, pese a tener los intestinos vacios, se me revuelvan las tripas. Les resumiré el caso: José Bono, socialista, presidente del Congreso de los Diputados y dueño de la rentable Hípica Almenara, es “el hombre que susurra al oído de los poceros”.

Bono es un socialista de derechas. En el PSOE das una patada a un bote y te salen 20 ó 30 socialistas de derechas. Felipe González, que es un visionario y un gurú de calado internacional, supo anticiparse a los tiempos actuales y nombró en 1982 a Miguel Boyer ministro de Economía. González cree tanto en el socialismo de derechas que hasta tiene cortijo: es el presidente del Consejo de Participación de Doñana. ¿Será rociero y “saltará la reja”? No todos los socialistas de derechas comulgan, como Bono, pero sí todos están de acuerdo en que el socialismo moderno consiste en igualar el nivel económico del pueblo “por arriba”. ¿Por qué conformarnos con un sueldo justo, una sanidad digna y una enseñanza de calidad? El nuevo socialismo mira mucho más allá que el austero Pablo Iglesias, puesto que ve con buenos ojos que un militante socialista sea propietario de una hípica como la de Bono, capaz de ganar en cuatro años 1.258.000 euros. O que, como Bono, sea capaz de reunir en diez años un patrimonio inmobiliario (nueve viviendas, un local comercial y tres parcelas) valorado en seis millones de euros.

Aprovechando las circunstancias, y en un desesperado intento por tapar el Gürtel con una cortina de humo, el Partido Popular ha organizado una campaña para desprestigiar a Bono. “Ya se desprestigia solo”, pensarán algunos de ustedes. Pero lo cierto es que entre los “amigos del alma” y el ex presidente de Castilla-La Mancha parece que hay diferencias, tantas como para que en el primer caso las juzgue un tribunal y en el segundo, los votantes de izquierdas que le queden al PSOE. Mientras no se demuestre lo contrario, Bono no un corrupto, sino un socialista de derechas. Que es algo muy diferente, ¿verdad?

Ser de izquierdas en las condiciones de Bono tiene que ser una pasada. Buenos restaurantes, caballos de raza, cochazos, chófer, vacaciones exclusivas en espacios protegidos, patrimonios millonarios, jubilación en empresas privadas… El futuro del socialismo. Otro socialista de derechas, Jaume  Roures, productor de cine y televisión, dueño de un periódico y una cadena de televisión de pago y accionista de otra en abierto, regalaba el sábado con su diario “La crisis del capitalismo”, de Karl Marx. En la página 84 de este delicioso librito el pensador alemán define con gran precisión, en apenas una docena de palabras, el momento que vivimos. Y el socialismo de derechas: “Cuando los hombres producen para sí mismos, en efecto, no hay crisis”.

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Un motivo para VER la televisión

Discursos del Presidente José Bono. 1983-1995.

Autor: José Bono.

Editorial: Castilla-La Mancha.

Encuadernación primorosa, tapa dura, sobrecubierta con imagen de Cabañeros y elegante marca páginas de tela roja para un libro de formato recio y 1.630 gramos de peso. Se nota que el Servicio de Publicaciones de la Comunidad de Castilla-La Mancha no reparó en gastos a la hora de editar este clásico de la megalomanía humana. Todo un best seller que obligó a lanzar otros tres tomos, con los discursos de Bono en los años 1995-1997, 1997-2.000 y 2.000-2002.

A lo largo de las más de 500 páginas de este volumen, el lector ávido de lugares comunes, tópicos y frases huecas puede disfrutar como un energúmeno. Destacaría las imágenes, decenas de  fotografías a todo color, en las que se puede ver a José Bono en solitario, posando con porte hidalgo, o acompañado de personalidades tan ilustres como los Reyes de España, el Cardenal Primado Don Marcelo González, Sara Montiel, José Luis Perales o Luis Cobos.

El lector masoquista, que lo hay (recuerde que se editan libros de Juan Manuel de Prada, Lucía Etxeberría y Ana Rosa Quintana) puede adquirir un ejemplar vintage de los discursos de Bono a través de Iberlibro al módico precio de 60 euros. Una ganga. Si lo abre por la página 227 sabrá que el 1 de julio de 1993, en Santander, José Bono dijo: “Me define una doble condición. Condición de socialista y condición de castellano-manchego. Como socialista, no tengo catecismo pero respeto a los clásicos. No me preocupa estar de parte de Pablo Iglesias sino, más bien, saber si él estaría hoy aquí de nuestra parte”.

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P.D.

El pasado sábado el diario Público salió al kiosko en clara inferioridad con respecto a sus rivales: no tenía ni anuncios de putas en el interior, ni fotografías de toreros medio muertos en su portada. La imagen de Julio Aparicio convertido en pincho moruno por obra y gracia de Opíparo, el toro que le atravesó la boca en Las Ventas, ocupó las portadas de todos los periódicos. Menos Público. En televisión, la cornada sigue ocupando espacio en los informativos de todas las cadenas cuarenta y ocho horas después, con las imágenes repetidas una y otra vez, y ralentizadas, para que el telespectador pueda ver con todo lujo de detalles cómo el pitón atraviesa la región submandibular, rompe la lengua, destroza el paladar y, finalmente, sale por el maxilar superior haciéndolo pedazos.

“Hubo una cornada en Las Ventas, y no podemos robar esa información al lector”, responderán ante la acusación de amarillismo los diarios “serios”, esos que incluyeron la foto en portada. La imagen es desagradable, de acuerdo, pero todo sea por estar bien informado ¿verdad? Esto quiere decir que los que leemos Público estamos mal informados, ¿no es así? Sin teléfonos de putas y sin ver la cornada a Aparicio no sé ni cómo nos atrevemos a salir a la calle, la verdad.

Dicho esto, reconozco que si yo fuese director de un periódico hubiese publicado la foto. Pero con ánimo de vender más periódicos, no de informar a nadie de nada. No me gustaría terminar como el legendario diario El Caso, que cerró por razones obvias: perdieron la exclusividad del crimen, del accidente mortal, de la sangre. Los periódicos “serios” comenzaron a incluir sucesos en sus páginas y el pobre Caso, huérfano de contenidos, se fue desangrando, qué ironía, hasta morir.