You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: J.J. Cale


La televisión no hace prisioneros

“Ha hundido su carrera literaria”, advierte Karmele Marchante, la Harold Bloom de Telecinco. Se refiere a Lucia Etxebarría, escritora y concursante del programa “Campamento de verano” (Telecinco). Y es que Etxebarría abandonó el reality destruida, física y mentalmente, entre el estupor del telespectador, el desprecio de sus compañeros de excursión y el odio de los tertulianos-basura habituales de la cadena. Ya fuera de Gredos, acudió al plató de “Sálvame Deluxe” para cumplir los últimos flecos de su contrato, imprescindibles para poder cobrar la pasta. Fue su última prueba de fuego: aguantar 65 minutos frente a los periodistas del corazón más hijos de perra que usted pueda imaginar. Un auténtico linchamiento.

Los tertulianos del corazón, no es justo llamarles periodistas, son los sicarios de los directivos de las cadenas. Escoria. Los de Telecinco destacaron de manera obsesiva su inferioridad intelectual con la escritora. “Nosotros no tenemos tus estudios, pero…”, “Tus conocimientos quizá sean muy superiores a los nuestros…”, “Te crees por encima de los demás por tu formación…”, etc. Necios. Lo suyo no es un problema de estudios o de formación. Es un problema de escrúpulos. Concretamente de ausencia de escrúpulos. Los tertulianos de “Sálvame” son una jauría de hienas sedientas de sangre que parecen cobrar a porcentaje: cuando más dolor (y audiencia) generen, cuanto más denigren, insulten o menosprecien al invitado, más grande será el trozo de pan que reciban de Paolo Vasile.

“Eh, tú, premio Planeta”, le dijeron a Etxebarría a modo de insulto. La escritora, que había reconocido los motivos por los que participó en el programa (“en una semana ganaba más que lo que me han pagado por escribir Liquidación por Derribo, que tiene cuatrocientas páginas y año y pico de trabajo”), salió de “Sálvame Deluxe” completamente deshecha, temblando y lloriqueando. Comprendió de la manera más dura posible, en su propias carnes, que la televisión es un campo de batalla donde no se hacen prisioneros. Nadie sale indemne tras participar en un programa basura. ¿Que parecía enferma, abatida por unas circunstancias que la superaban, arrepentida de haber formado parte de ese asqueroso show, de someterse a semejantes humillaciones por dinero? Es igual. La maquinaria de Telecinco se encargará de transmitir al telespectador que es una farsante, que el mal rato que pasó era fingido, que solo es una mala persona.

Si tocas un reality con la punta de los dedos, todo tu cuerpo olerá a excremento de camello el resto de tus días. No hay jabón capaz de quitarte el hedor a pozo negro. No hay lejía capaz de eliminar la sensación de suciedad. No hay lija capaz de rasparte la roña. Ya serás para siempre, audiovisualmente hablando, un ser humano despreciable, un esperpento, una piltrafa, una mierda del tamaño de una plaza de toros. Nuestra tele es así.

 

P.D.

El periodismo, esa profesión miserable. Y no lo digo por los programas necrófagos que las principales cadenas están haciendo sobre la tragedia del tren de Santiago, auténticos ejemplos de televisión sensacionalista: muchos héroes, un culpable, exceso de opinión y muy poca información. Dos ejemplos: los especiales del pasado sábado de “El gran debate” (Telecinco) y “La Sexta noche” (La Sexta). Simplemente nefastos.

Lo digo, lo de profesión miserable, por páginas como ésta: “Más de 21 millones de páginas vistas en la web de La Voz de Galicia”. Por la catástrofe, hacia el éxito. O como esta página de ABC: “Los lectores nos eligen para informarse sobre el accidente de Santiago”. O como esta portada ruin de La Razón: “Homicidio imprudente”.Y ya puestos, no se pierda esta memorable página del periódico que dirige Mariano Rajoy: “La Razón acude a casa del conductor del tren: ¡No me diga que vive en este barrio el maquinista!”. Simplemente repugnante.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Ha muerto J.J. Cale. Uno de los guitarristas más personales, auténticos, libres e influyentes de todos los tiempos. Cale y su sonido Tulsa están en Clapton, en Knopfler, en Santana, en Greg Allman… Un músico aferrado al pasado, ajeno a los vaivenes y exigencias del mercado discográfico, una estrella de culto. El feeling, la técnica, el guitarrista…