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Solidaridad española

Una de las grandezas de España es la solidaridad. El español puede ser corrupto, ladrón,  infiel, asesino o incluso ejercer de notario, minucias que no impiden que, en el recodo más profundo de su alma, atesore la cantidad de buenos sentimientos necesarios para considerarse profundamente solidario. Es decir, que los españoles en el fondo somos buena gente, que tenemos un corazón que no nos cabe en el pecho, que en nuestra casa donde comen dos comen diez, que esta ronda la pago yo, que aquí me tiene usted para lo que quiera. En España tenemos el Festival Solidario de Cine de Cáceres, el mercadillo solidario de Carmen Lomana para las Hijas de la Caridad y las Hermanitas de los Pobres, el maratón  solidario de la Nuevas Generaciones de Benidorm, las galas solidarias de las cadenas privadas de televisión (hasta arriba de publicidad), el disco solidario de Alejandro Sanz… Y así hasta el infinito.

En España somos solidarios hasta decir basta. ¡Basta pues! El límite de la solidaridad mal entendida seguramente está en la adhesión de la gran mayoría de presidentes de equipos del fútbol español con José María del Nido, ex presidente del Sevilla condenado a siete años de prisión por meter mano en la caja del ayuntamiento de Marbella. Tipos tan conocidos como Florentino Pérez, Sandro Rosell, Enrique Cerezo, José María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, o Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, han iniciado una campaña para evitar el ingreso de Del Nido en prisión. 29 de los 40 presidentes de Primera y Segunda división han firmado pidiendo su indulto.

Nido

El fútbol español es una organización mafiosa. Por si alguien lo dudaba, ahí tiene esa reunión de capos, que recuerda a aquella celebrada en 1946 en la Habana con Vito Genovese, Giuseppe Magliocco, Lucky Luciano y compañía. La nueva Camorra del balón haciendo piña con Del Nido, uno de los nuestros, defendiendo con uñas y dientes no ya sus miserables gestiones futboleras, sino su capacidad para delinquir en la sociedad civil: los jueces consideran probado que Del Nido facturó millones de euros al consistorio marbellí entre 1999 y 2003 por servicios jurídicos que nunca llegó a prestar. Malversación y prevaricación. Siete años en chirona. Del Nido, a la jaula.

Cuando Florentino Pérez, Rosell, Cerezo y compañía piden el indulto para un individuo que ha robado millones de euros a los ciudadanos de Marbella demuestran una solidaridad descomunal, desproporcionada, española. Piden para ellos mismos, una raza exquisita y privilegiada, la élite. Piden para un ganador en apuros. Benditos sean estos grandes hombres, y bendita sea su forma de gestionar el fútbol, de entender el deporte, de hacer negocios.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Un hombre sin aliento.

Autor: Philip Kerr.

Editorial: RBA.

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No había leído nada de Philip Kerr, un escritor escocés al que consideraba autor de best sellers policiaco-históricos. No me gusta demasiado ese subgénero negro. Error. Kerr ha situado las aventuras de su personaje estrella, el detective Bernie Gunther, en una época fascinante: la Alemania nazi. “Un hombre sin aliento”, su última novela con este peculiar sabueso como protagonista, ha ganado el III Premio internacional de novela negra RBA. Y creo que de manera muy merecida: te mantiene enganchado desde la primera a la última página, condición indispensable de todo premio policíaco que se precie.

“Un hombre sin aliento” arrastra al lector a uno de los momentos más tristes, violentos y sórdidos de la historia: el campo de batalla entre alemanes y rusos en el invierno de 1943. Un lugar deprimente, Smolensk, cubierto de nieve y sangre. El detective Gunther odia a los nazis, pero trabaja junto a ellos en la Oficina de Crímenes de Guerra del Alto Mando Militar. Y recibe la orden de investigar los restos humanos desenterrados por un lobo hambriento en el bosque de Katyn, en las afueras de Smolensk. Podría tratarse de una fosa común con 4.000 soldados polacos asesinados por el ejército ruso, una perfecta herramienta de propaganda en manos de un Josep Goebbels que encarga personalmente la misión a nuestro hombre.

Todo se complica cuando a los cuerpos en descomposición se añade la aparición de un asesino de soldados alemanes. Gunther investiga los dos frentes abiertos, y combate sus demonios: odia a los nazis, “es difícil estar orgulloso de la patria cuando tantos compatriotas se comportan con una brutalidad tan despiadada”, pero es capaz de matar a sangre fría como hacen ellos.

Bien construida, con un increíble ritmo, toneladas de humor negro y decenas de personajes inolvidables, entre los que hay espacio para un fascista español, “Un hombre sin aliento” es una novela bien escrita, excelentemente documentada y enormemente adictiva. Francamente brillante.