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¿leen en Gran Hermano?

Algo sorprendente, inaudito, acojonante, ha sucedido en “Gran Hermano” (Telecinco). No hablo de que follen como conejos, se escupan como llamas o se insulten como marineros borrachos en un burdel. No. Esta edición de “Gran Hermano”, la undécima, pasará a la historia porque las imágenes de una cámara nos han mostrado a uno de los concursantes sosteniendo en la manos un objeto de papel con letras impresas. Sucedió durante la última eliminación, en una imagen furtiva de archivo, en un plano secundario… Tenía lugar una bronca en esa zorrera que llaman habitación cuando, al fondo, tumbado en una de las camas, uno de los concursantes ojeaba algo que no era un libro, pero se le parecía bastante. Una revista. Sí, como lo están leyendo: una revista.

Y cuidado, porque no era Interviú, el catálogo de féminas de “Gran Hermano”. Ni el Pronto, el Diez Minutos o la revista de Ana Rosa. Se trataba, ni más ni menos, que de un ejemplar de la revista de historia de National Geographic. Pido tranquilidad. Les ruego que no se entusiasmen, que sean prudentes y tomen esta noticia con todas las precauciones posibles. Como ustedes sabrán las revistas con la firma de National Geographic tienen muchas y excelentes fotografías, circunstancia que nos impide confirmar lo que sería una gran noticia: que no todos los concursantes del reality de Telecinco son analfabetos. El supuesto gran hermano intelectual podría estar mirando los santos.

En el peor de los casos, nuestro gran hermano favorito en lugar de escupir, insultar, fumar, dormitar o rascarse los cojones, estaba ojeando una revista. Algo es algo. Un detalle para la esperanza. Lo que no puede decirse con respecto a la política de TVE con Eurovisión. Impedir que Karmele Marchante represente a España en el deteriorado y casposo festival supone la interrupción de una línea de estupidez mantenida durante años. Se trata de un cambio de criterio, una falta de coherencia, ciertamente sorprendente. ¿Supone una ignominia que tan deteriorada señora represente a los españoles en Eurovisión? ¿Acaso no lidera Zapatero la UE?

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“¿Tú te crees cantante?”, le pregunta Jaime Peñafiel a Karmele Marchante en “La Noria”. “Es un argumento falaz”, responde muy seria, “porque hay gente que está lucrándose en el mundo de la música que desafina”. Una razón de peso, qué duda cabe, pero no la única: “Además, creo en la letra, de la cual soy autora”. Les recuerdo la letra de la canción en la cual cree la señorita Marchante:

“Pan con tomate,
Botox al horno,
Sexo en el carrefour
¡Y ostras con champagne!
Y es que yo soy un tsunami, yo soy una chica in
Y es que soy algo imparable
No te puedes resistir
Gibraltar, Gibraltar, Gibral, Gibral – tar español”.

Sin comentarios. Bueno sí, sólo uno: ¿Si TVE financió a Chiquilicuatre, el esperpento de La Sexta, porque no puede hacerlo con Marchante, el espantajo de Telecinco?

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P.D.1

Seguimos hablando de TVE… Alberto Oliart, el elegido por Zapatero para dirigir la televisión pública, habla en una entrevista publicada ayer domingo en el dominical de El País. Y no dice nada. Nada sobre televisión. Habla sobre la guerra civil, el error de Hitler al atacar Rusia, su talante conciliador, Cervantes, Adolfo Suarez, el 23 F… y detalla su amistad con Carlos Barral. Pero no dice ni pío, vaya por Dios, sobre el futuro de la televisión pública, la financiación, la producción propia, los servicios externalizados, los vídeos falsos de Youtube, el descontento de los trabajadores, etc. Asegura, eso sí, que Javier Pons, al que destituyó hace unos días, “es un tío genial”. Y que Carmen Caffarel, el brazo ejecutor de la limpia de mayores de 52 años en el Ente, es “una mujer extraordinaria”.

Por no decir, Oliart ni dice nada de su sobrina, fichada hace unos días como flamante directora de Coordinación de Contenidos de TVE.

P.D.2

Pilar Rubio, nueva presentadora de “¡Mira quien baila!” en Telecinco, ha desvelado la clave de su fichaje: “Vasile siempre ha valorado de mí que no tuviera miedo a nada”, dice en una entrevista publicada en Vertele.com. Puedo  perfectamente imaginarme a Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, mirando detenidamente y de arriba abajo (como sólo un consejero delegado de Telecinco sabe hacer), a Pilar Rubio, y diciendo: “Esta señorita no tiene miedo a nada, tenemos que ficharla”.

P.D.3

“Me cago en Dios, te van a dar hostias hasta en el carné”, dice un chaval a las 8.45 en la promo de “Generación ni ni” incluida en el informativo de La Sexta. La verdad es que no sé quién es más gañán, si quién habla de esa manera o quién lo emite como reclamo publicitario.

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Un motivo para NO ver la televisión

South Memphis String Band.

Cd: Home Sweet Home.

Ha nacido una superbanda de blues. Se hace llamar South Memphis String Band, y está formada por tres músicos descomunales: Luther Dickinson (guitarrista de los North Mississippi Allstars y The Black Crowes), el bluesman Alvin “Youngblood” Hart y Jimbo Mathus (de los Squirrel Nut Ciprés). Juntos han grabado un disco magnífico, “Home Sweet Home”, perfecto para escuchar en el porche de una casa en mitad de un camino polvoriento. Guitarras, mandolinas y banjos en un espectacular ejercicio de músicas tradicionales ligeramente actualizadas. Roots para el siglo XXI.

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Generaciones ni ni

Ni Elena Francis en sus mejores momentos hubiera podido soñar un continuador de su labor más cualificado, mejor dotado. Ni el Hugo Chávez más parlanchín, demagógico y manipulador podría imaginar que surgiría un rival de tanto postín. Y es que Pedro J. Ramírez, el director del periódico El Mundo, ha montado su propio consultorio. Como Rappel o Aramis Fuster. Y qué mejor ubicación para ese chiringuito que Veo 7, su propia televisión, una cadena incapaz de hacer un buen programa que intenta por todos los medios dar la nota: después de la entrevista más larga del mundo (Pedro Ruíz), y emitir el fútbol sala “como nunca antes se había visto”, llegan los  monólogos más engolados y vanidosos del planeta. Buscan, pobres, algo con lo que arañarle una miaja de audiencia a Intereconomía.

Pedro J. apareció en su consultorio, una sección de “La vuelta al mundo”, sonriente, elegante, sobrado. Y arrancó con el caso Faisán para decir que El Mundo ya lo había contado todo en días anteriores. El resto no fue muy diferente, la verdad. A los fallos en la señal de TDT de mi receptor, y la escasa calidad de los vídeos con las preguntas, se sumaba la espesura del discurso de Pedro J y su obsesiva promoción del periódico que dirige. El resultado fue un batiburrillo demasiado abstracto incluso para él, un periodista ni ni. Ni me fío, ni me lo creo.

No fue el único ni ni de la noche. Hubo más en La Sexta, una cadena que no admiten medias tintas. O eres un tiburón sin escrúpulos, capaz de trabajar 24 horas diarias y pasar por encima de todos para conseguir tus fines, o eres un besugo vago y analfabeto. Es decir, que o eres de los ejecutivos de “El aprendiz” o eres un niñato de “Generación ni ni”, un nuevo reality con casa, inquilinos y cámaras indiscretas. El hogar para esos jóvenes bastardos que ni trabajan, ni estudian… “ni se esfuerzan, ni aportan, ni respetan, ni tienen valores”.

Dicen que “Generación ni ni” nace con la idea de recuperar para la sociedad a ocho jóvenes-basura, que pasarán dos meses en una casa “especialmente diseñada para ellos”. ¿Con sofás comodísimos, un jardín de marihuana y neveras repletas de birras? De ninguna manera. Con una férrea disciplina, “viviendo un proceso de acompañamiento y monitorización terapéutica con un equipo de educadores en los valores, principios básicos, herramientas y habilidades sociales”. De meter en vereda a semejante rebaño, ocho adolescentes ninis, se encargan los psicólogos del programa. Los superninis, versión crecidita de la famosa supernanny de Cuatro.

“Generación ni ni” nos hace pensar de nuevo en los problemas de La Sexta con la producción propia, puesto que recuerda sospechosamente a “Curso del 63” (Antena 3) o, todavía peor, a “De patitas en la calle”, otro programa emitido en la propia cadena sobre jóvenes que, expulsados de sus familias por vagos y maleantes, tienen que buscarse la vida y convivir en una casa que les pone el programa. De nuevo nada nuevo.

Pero no todo es adaptación y copieteo. Hay que reconocer que en el reality estrenado anoche se nota la mano de su flamante director, Roberto Ontiveros, ex responsable supremo de “Gran Hermano”. Y se nota por la enorme facilidad que tiene este hombre para mostrar al telespectador lo peor de la especie humana, la escoria. Más que por los tiros de cámara o por la realización, por la iluminación o lo original de la idea, la presencia de Ontiveros al frente de un reality garantiza una absoluta falta de pudor.

Adolescentes maleducados, padres llorosos, porros, tacos, violencia, embarazos no deseados, situaciones aparentemente límites…“Si no generamos polémica, nos habremos equivocado en algo”, dice Roberto Ontiveros en una miserable declaración de principios.