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exterminio

No quisiera ser alarmista, por aquello de no abusar de una práctica habitual en el periodismo actual, pero estoy seriamente preocupado por la posibilidad de un exterminio masivo de la población española. Mi teoría de la conspiración no está basada ni en restos de explosivos ni en casetes de Gurruchaga, sino en la matanza del gorrino. Una tradición ibérica que, tras siglos deparándonos innumerables alegrías (esas barras de lomo, esas lonchas de jamón veteadas de grasilla, esas morcillas de sangre), nos desvela ahora uno de sus secretos mejor guardados: antes de acabar con el guarro de una cuchillada en la yugular, es obligatorio aturdirle.

Escribo estas desasosegantes líneas completamente aturdido por los últimos estrenos televisivos. “El reencuentro” (Telecinco), “Vida Loca” (Telecinco), “Casadas con Miami” (Cuatro), “El cirujano” (Cuatro), “Hijos de papa” (Cuatro)… Programas nuevos, y espantosos, que me han causado un efecto similar al de una pistola aturdidora en la frente del gocho. Me siento desorientado, confundido, atontolinado, apático… listo para ser sacrificado.

“Vida Loca” (Telecinco) es la enésima sitcom con risas grabadas, guiones de saldo y actores que sobreactúan. “Casadas con Miami” (Cuatro) es otro docu-reality sobre mujeres ricas, despilfarradoras y descerebradas, en este caso residentes en Miami. “El reencuentro” (Telecinco) es una vuelta de tuerca imposible a “Gran Hermano”, con concursantes-escoria de otros programas recuperados para la ocasión. De “Hijos de papa” (Cuatro) la mejor definición la hace la cadena: “Ocho jóvenes guapos, ricos, caprichosos y con un alto tren de vida intentarán valerse por si mismos”. Y “El cirujano” (Cuatro) regresa con la historia de Paqui, la mujer que se quedó sin nariz por esnifar cocaína.

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Están utilizando una televisión chusca y alienante para desorientarnos. Somos ganado audiovisualmente estabulado. Carne de socialización antinatural, a la que castran el buen gusto sin anestesia. Todo parece indicar que utilizan la televisión como arma aturdidora de humanos. Quizá tengan previsto sacrificarnos cuando ya no les seamos útiles. Después de, por ejemplo, las elecciones municipales. O, para los que entonces no hayan cogido peso o todavía lean algún libro, tras las generales. Cuestión de rejuvenecer la cabaña. Ya conocen las reglas de la ganadería intensiva de humanos: Ver la tele y votar y ver la tele, y votar y ver la tele, y votar y ver la tele y votar, y…

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P.D.

El hiperrealismo es una técnica pictórica que pretende reproducir la realidad con mayor fidelidad que la fotografía. El ex ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar entregó ayer en ese Ministerio su autorretrato, que formará parte de la colección de retratos de predecesores en el cargo. Quizá no se trate de una obra hiperrealista, puesto que el autor asegura que “tiene un punto expresionista”, pero sí reproduce la realidad política con mayor fidelidad que cualquier fotografía. Vanidad, petulancia, soberbia, altanería, engreimiento…


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Un motivo para NO ver la televisión.

El mar y veneno.

Autor: Shusaku Endo.

Editorial: Ático de los libros.

Este libro cuenta una historia terrible, la de un estudiante de medicina que sucumbe a las presiones del ambiente que le rodea y se ve envuelto en un suceso que marcará su vida: la vivisección de un prisionero estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Shusaku Endo, veterano narrador japonés, lo cuenta sin anestesia, de manera despiadada, alternando la frialdad de algunos personajes con las dudas e inquietudes del protagonista.

La lectura resulta apasionante siempre, y en ocasiones inquietante y hasta dolorosa. No solo por el soldado asesinado en nombre de la ciencia, sino por la batalla que libra Suguro consigo mismo. Su conformismo, su aceptación de la tortura, su mirar para otro lado, resultan de una crueldad escalofriante. “No importa cómo recordemos el pasado, es imposible ser objetivo. Siempre se mezclan las sombras de la diferencia en nuestros recuerdos”, escribe Endo en esta obra maestra sobre la pasividad humana.