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zapatero no existe

“De ahí viene todo el mal: Dios es un hombre”. Jean Giraudoux.

La política cada vez se parece más a la religión: es una cuestión de fe. Les pondré un ejemplo. O crees en Zapatero con los ojos cerrados, sin hacerte preguntas incómodas sobre su talento, sin cuestionar su gestión, sin poner en duda su socialdemocracia… O no crees en Zapatero. La culpa la tienen los hechos, lógicamente. Ante la ausencia de pruebas tangibles o evidencias racionales sobre su capacidad para gobernar, nuestro presidente queda reducido a simple cuestión de dogma.

Le cuento todo esto tras leer en Público que el Gobierno archiva la Ley de Libertad Religiosa porque piensa “que no es el momento para abrir un frente laicista”. Una Ley de Libertad Religiosa que fue, le recuerdo, promesa electoral de Zapatero. “¿Y qué? También lo fue desmantelar las nucleares”, dirá con toda la razón el lector más avispado. Mientras no fijemos por ley sancionar a los políticos que no cumplan sus programas electorales deberemos conformarnos con quemarles en la hoguera de la indiferencia electoral. Tibio con la Iglesia, con la memoria histórica, con los bancos, con el urbanismo salvaje… ¿No será que Zapatero se ha convertido en un “blandengue”? Es duro asumir que nuestro líder pertenezca a esa subespecie masculina “de la bolsa de la compra y el carrito del niño” que tanto detestaba El Fary (ver post de ayer). Prefiero creer que ha alcanzado un nivel intelectual y moral  superior que le ha convertido en una deidad suprema.

Yo creía que la izquierda divina era otra cosa. Ya saben, esos socialistas que viven como dioses. Quién nos iba a decir que Zapatero y Dios juegan en la misma liga… ¿La de los elevados entes celestiales? No, la de los etéreos seres inexistentes. Como el Yeti o Nessie. Cuestión de criptozoología, más que de política o religión.

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P.D.

“El hormiguero” (Cuatro) regresó de las vacaciones con record de audiencia (casi un 20% y 2.5 millones de espectadores) gracias a la visita de Jackie Chan y Will Smith y su familia. Una bombilla iluminó los resecos cerebros de los genios de la televisión: puesto que un invitado potente ha supuesto un gran  éxito, los programas de corte similar (humor simplón) deberán apuntarse al carro de los visitantes ilustres. Ayer la nueva temporada de “Sé lo que hicisteis” (La Sexta) arrancó con Wyoming y Buenafuente, y “Tonterias las justas” (Cuatro) tuvo como invitado a Javier Sardá.

El experimento promocional resulto patético. Ni siquiera Wyoming y Buenafuente, sin guión y sin gags (apenas dos chistes grabados), pudieron despertar el menor interés en un programa absolutamente agotado. En Cuatro, la última y más histriónica versión de Sardá intentó adueñarse de “Tonterias”. Sólo la imitación de Florentino de los andares minusválidos de Mariano Mariano resultó tan desafortunada.

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Un motivo para NO ver la televisión

The Jayhawks

Cd: The Jayhawks (“The Bunkhouse Album”).

Le confesaré una cosa: soy el afortunado propietario de una de las dos mil copias que se imprimieron en 1986 del primer disco de los entonces desconocidos Jayhawks. Mark Olson me envió por correo un vinilo que, sorprendentemente, llegó integro. Mientras escribo estas líneas disfruto mirando su enorme carátula de cartón grueso y la carta de Mark mostrando toda su ilusión por cómo sonaba su primera grabación. Conocido por los seguidores de la banda de Minneapolis como “The Bunkhouse Album”, este disco era una de las joyas más buscadas por los amantes de las guitarras campestres, las voces sincronizadas y las melodías inolvidables. Y digo era porque acaba de editarse en forma de CD…

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El primer disco de The Jayhawks fue la germinación de la semilla sembrada por un genio absoluto e incuestionable llamado Gram Parsons. Un peldaño más en la historia del country rock alternativo, en este caso con fascinantes toques pop y una reverencia absoluta por las canciones frescas y las voces bien ajustadas. Después de estas primeras trece canciones llegaron más temas inolvidables, discos perfectos, buenos conciertos, problemas internos y, finalmente, la disolución de una banda que, en lugar de pasar desapercibida, debería haber marcado una época.

La edición en CD del primer disco de The Jayhawks, una banda nunca suficientemente valorada, es una bendición. Ahí está “Falling Star”, la canción capaz de iluminar la vida más sombría de este mundo. Y cientos de pequeños detalles unidos por acordes que consiguen hacer feliz nuestra existencia. Aire fresco a raudales.