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La tele en tiempos de Trump

Tengo la sensación de que llevo escribiendo este post toda la vida. Toda la que he dedicado a la crítica televisiva y aledaños. Un post dedicado a alertar sobre los peligros de la televisión, el medio de comunicación más poderoso, y peligroso, de cuantos existen. Un post en el que advierto de los peligros del electrodoméstico, de su capacidad para embrutecer, de cómo nos aleja de la vida real, de cómo es utilizado por el lado oscuro para adormecernos y utilizarnos. ¿A cuento de qué, por tanto, un nuevo post sobre ese veneno llamado televisión?

He escuchado en la radio del coche que Donald Trump es adicto a la televisión. Está muy solo, dicen, su familia vive en Nueva York. No lee libros. Piensa que la prensa es “deshonesta”. E imagino que tiene serios problemas para sintonizar una emisora de radio con esos dedos porcinos. Utiliza por tanto la televisión como principal fuente informativa: unas horas por la mañana, unas horas por la tarde, y a tuitear sobre la actualidad mundial. Que si un atentado en Suecia que nunca sucedió, que si los peligros de la inmigración, que si EEUU tiene que volver a ganar guerras… Acaba la información sobre Trump y, agotado, quito la radio y pongo el cd. Suena “You´re Never Alone With a Schizophrenic”, seguramente el mejor disco de Ian Hunter. Concretamente el segundo tema, “Wild East”, dice algo así como “mirar la televisión me está matando”.

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Tengo que escribir otro post sobre la mierda de la televisión.

Antes de Trump, la televisión nos mataba lentamente. Como una canción de Roberta Flack. Con Trump en la Casa Blanca todo se acelera, y no solo para los mexicanos. Trump es un producto de la televisión, un medio en el que haber hecho el ridiculo en innumerables ocasiones lejos de castigarle, le premia. Le hace presidente. La tele y Trump están condenados a entenderse. Son dos ejemplos de la decadencia humana.

Trump y la televisión tienen un gran futuro por delante, pueden llegar muy lejos de la mano. Les mueve el mismo interés: la pasta. Y todos los sistemas para conseguirla, incluido por supuesto el poder. No conozco ejecutivo de televisión que no juguetee con la información, que no coquetee con la política, con las influencias, con el poder. Los senderos que te llevan a la pasta, que a su vez te acerca a las influencias, a la información, al poder.

Trump y la tele están hechos de la misma pasta. Griterío, miedo, orgullo gañán, brochazos, hipocresía… Trump y la tele son el mismo peligro: la ignorancia, la conformidad, el embrutecimiento, la anestesia del circuito neuronal.

Trump Addicts

 

¡Viva México, cabrón!

Donald Trump insiste en construir un muro que separe Estados Unidos de México. Por si la estupidez fuese pequeña, por si la bravuconería fuese corta, por si la afrenta se hubiese quedado chica, Trump insiste en que México corra con los gastos de la juerga y pague la valla. El presidente mexicano Enrique Peña ha suspendido, como no podía ser de otra manera, la reunión con el presidente norteamericano prevista para el martes. La pesadilla, en forma de primer gran conflicto diplomático, ha comenzado. Imagine el ánimo de los cinco millones de sin papeles que sobreviven en los USA…

En este momento, todo parece estar en manos de los ciudadanos norteamericanos. Sí, de los mismos que han votado a este déspota de arrogante mirada, a este impresentable macarra. De aquellos que ya se están arrepintiendo de su error. Esos que en este momento temen que Estados Unidos retroceda en los próximos años a los tiempos previos a Abraham Lincoln.

Paren a este hijo de su pinche madre. No va de farol, es un peligro público. Salgan a las calles, rodeen la Casa Blanca, visiten a sus vecinos del sur… Hagan lo que quieran, pero detengan a este miserable. Por su bien, y por el de todos.

Un motivo para NO ver la televisión

Dr. Uriel.

Autor: Sento.

Editorial: Astiberri.

doctoruriel

Esta edición integral, que reune en una edición primorosa los tres tomos originales de las aventuras y desventuras del doctor Pablo Uriel Díez, ya forma parte de mi biblioteca médica favorita. Reposa en la balda que acoge a clásicos del calibre de “Historias de médicos”, de William Carlos Williams (Montesinos), “Doctor Arrowsmith”, de Sinclair Lewis (Nórdica), “El siglo de los cirujanos”, de Jürgen Thorwald (Destino), y más recientemente, “Diario de un resurreccionista”, de James Blake Balley (La Felguera Editores). Pero muy bien podría hacerlo en aquella otra estantería, más amplia, dedicada a la Guerra Civil española. Y no desentonaría en ninguna de las dos: es una novela gráfica con mayúsculas, de largo recorrido, con una historias increíble (real), repleta de personajes entrañables y con un ritmo narrativo simplemente perfecto.

“¿Sabe, capitán, que muchos buenos médicos opinan que, a veces, el ejercicio de su profesión en la vida civil llega a ser un infierno? Todo el mundo confía en el médico sin saber que estamos inermes frente a muchos problemas… …aún ejercemos una medicina primitiva y a veces inútil. Supongo que, en muchas ocasiones, todo lo que podemos hacer es charlatanería. Una humillante comedia para alejar de las gentes el vergonzoso temor a la muerte”.

“Dr. Uriel” comienza en la Zaragoza del año 36. Universidad de medicina. Jóvenes que terminan sus estudios y ven cómo los conflictos políticos, el golpe militar y la guerra civil acaban con sus sueños. Ya no hay planes. Poco a poco todo se complica, los bandos se enfrentan con saña, y la vida queda reducida a una mera cuestión de supervivencia. Afortunadamente se suceden detalles que ofrecen motivos para la esperanza: la amistad, la solidaridad, la lealtad, la memoria… Memorables, por cierto, las páginas delirantes que ofrecen una conversación entre Dios y unos fusilados por la Falange…

“- ¿Por qué ese afán de los hombres por uniformarse?

- Es una forma de faltar a tus designios. Tú, Señor, pusiste en el hombre el germen de la infinita variedad. Algunos pretenden modificar tu obra unificando los impulsos de tus criaturas. Empiezan por uniformar sus vestiduras y terminan por unificar, también, su inteligencia: de este modo van creando rebaños de humanidad que siguen a un jefe”.

Nuestro doctor, un tipo espigado y observador, listo y republicano, íntegro sobre todas las cosas, vive las miserias de ambos bandos. Este detalle dice mucho del autor, un dibujante eficaz y un narrador excelente. Rojos y azules matan y mueren, y se intercambian de posición en lo que algunos consideran alta traición y otros simple reubicación. Cuestión de geografía. Sento Llobell ha recogido una historia formidable, con momentos de acongojante emoción. Ha investigado, se ha documentado, ha trabajado duro en el guión. Y ha dibujado un cómic épico que es la crónica de una vida maravillosa y de un conflicto aún no superado. Formidable.

I Master de Rock and Roll Matutino sobre Ruedas.

Viernes 27 de enero

Como un huracán

Burning

Viernes, canción en castellano. Chuletas de la Elipa, Burning son los Rolling Stones españoles. Que se dice pronto. Nacieron en la hostil España del 74, se han repuesto de numerosas pérdidas causadas por los abusos, y han grabado algunas canciones excelentes, muchas de ellas dedicadas a Madrid y sus noches salvajes. Siguen vivos y con excelente salud. Esta es una de mis canciones favoritas: de su álbum de 1989 “Regalos para Mamá”, este “Como un huracán”.