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Censura en TVE

Ya sé que el título de el post de hoy es una porquería: no tiene gancho, no llama la atención del lector, no resulta nada atractivo, ni siquiera una miaja novedoso. Es como decir leche blanca, prensa manipuladora o político corrupto. Una suerte de redundancia. Pero no se me han ocurrido mejores palabras para definir la no emisión por parte de TVE del documental francés “Yo, Juan Carlos I, Rey de España”.

Los responsables de la televisión pública han utilizado una excusa un tanto peregrina: al estar Juan Carlos retirado, el programa carece de actualidad. Excusa peregrina, digo, puesto que la actual TVE no solo es cada día como el puñetero NODO, sino que incluso apuesta por las series históricas: hace solo unos meses emitió Carlos V, rey emperador. El contenido del documental tampoco parece muy conflictivo, puesto que se limita a recoger de manera organizada cinco horas de entrevista grabada con el monarca. Nada comprometido, nada peligroso, nada escandaloso. ¿Cuál puede ser el motivo, entonces, de la no emisión del famoso documental?

Dicen que el problema es que no sale Mariano Rajoy. Ni nadie del PP. Y que sí salen Alfonso Guerra y Rubalcaba. El enemigo. Cuesta creer que semejante simpleza sea capaz de enviar un documental de calidad, respaldado por la productora francesa Cinétevé, emitido en el país vecino en prime time y visto por casi dos millones de espectadores, al cajón de los programas non gratos. O quizá no cueste tanto imaginarlo…

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Con TVE pasa como con Telemadrid. Nos hemos acostumbrado a vivir en esa anormalidad audiovisual, en esa miseria antidemocrática. Es decir, que nos hemos acostumbrado a que nos chuleen, a que se rían en nuestra cara, a que utilicen nuestro dinero para sus fines, a que conviertan la televisión pública en un instrumento de manipulación política. Nos hemos acostumbrado a que los políticos destruyan lo que es nuestro. Y éstas son muy malas costumbres.

P.D.

TVE acusa a los periodistas de la cadena que hablan de “manipulación” de actuar como etarras…

Un motivo para NO ver la televisión

Los búfalos de Broken Heart.

Autor: Dan O´Brien.

Editorial: Errata Naturae.

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Nada mas terminar de leer este libro, tercer título de la colección Libros Salvajes de la editorial Errata Naturae, me he preguntado cómo he podido soportarlo. Vivir sin Libros Salvajes, digo. Todo lo que necesito para ser feliz leyendo lo encuentro en estas páginas: espacios abiertos y valles cerrados, grandes nevadas y arroyos de montaña, tipos que dan la espalda a la sociedad y a la ciudad, huellas de grizzly y excrementos de berrendo, indios y filetes de búfalo de las praderas, caballos appaloosa y un sentido diferente del tiempo, de las distancias, de las necesidades, de los valores. Libros que te invitan a calzarte una viejas botas y a meterte en el bosque, a sumergirte en una noche helada cubierta de estrellas, a mirar al cielo y fijarte en la cola de una rapaz para saber si es un milano o un ratonero.

En “Los búfalos de Broken Heart” el escritor, biólogo, profesor de literatura y cetrero Dan O´Brian cuenta la historia de su rancho, que es la historia de las Grandes Llanuras norteamericanas. O´Brian sueña con recuperar ese ecosistema, arrasado por unos pioneros que en muy poco tiempo mataron sesenta millones de búfalos: “En sólo unos años, alrededor de un millón de toneladas de huesos fue recogido de las praderas. Era como una conspiración en masa para limpiar la escena de un crimen. Diez años después de que el último búfalo salvaje cayese abatido, las Grandes Llanuras eran un lugar distinto, sin duda espeluznante”.

Los búfalos resultan imprescindibles para el equilibrio de la naturaleza en unas Grandes Llanuras en las que reinan unas vacas, y unos ganaderos, que arrasan con el principal tesoro de la región: La hierba. “Las plantas de las Grandes Llanuras evolucionaban y se volvían más saludables cuando las manadas las pisoteaban y pastaban intensivamente, antes de seguir avanzando… Y cuando las hierbas prosperan, todo prospera”, escribe un O´Brian que se reconoce muy preocupado “por todo lo que contribuye al impacto negativo del ser humano sobre las tierras salvajes”.

¿Y si volviesen los búfalos a las praderas? Sería el proceso ecológico perfecto, puesto que con ellos volvería el equilibrio medioambiental a la región. Dicho y hecho: O´Brian decide transformar su rancho en Carolina del Norte y compra un pequeño grupo de búfalos jóvenes. Y luego otro con unos ejemplares adultos. Comienza a fabricar nuevos vallados, a analizar el comportamiento de estos animales, a estudiar su comida y a hacer cuentas: se endeuda para poner en práctica un proyecto suspendido entre las leyes de la naturaleza y la economía. “Crío y trato a los búfalos con honor y respeto hacia los animales y la tierra”, asegura. “En consecuencia, este rancho produce la esencia condensada de las Grandes Llanuras septentrionales en forma de carne de búfalo pura, y me enorgullezco de ello”.

O´Brian es un ganadero ecologista. Y ésta es la historia de cómo transforma su rancho convencional en un rancho de carne comprometida con el medio ambiente. Viendo su web de venta por correo (Wild Idea Buffalo Company) lo cierto es que no me importaría nada probar cualquiera de sus muchas especialidades. Por ejemplo esos steaks rojos, bajos en grasa, que recomienda hacer a la parrilla muy poco tiempo, para que resulten jugosos. “Los búfalos de Broken Heart” habla de animales que transforman la hierba en carne, y de un tipo que quiere convertir ese proceso mágico en un acto respetuoso con la vida.

Lea “Los búfalos de Broken Heart”, una inyección de esperanza y energía. Comprenderá que las cosas se pueden hacer bien, que hay que salirse del carril, que solo se vive una vez, y que la verdad está ahí fuera, en la naturaleza. “Siempre he creído que hay dos grandes fuerzas que impulsan la existencia, desde el mundo de los insectos al de los seres humanos”, escribe O´Brian. “La primera es la fuerza que nos hace vivir, resistir, procrear y luchar por todas las cosas que nos mantienen vivos. La segunda fuerza es la que nos conecta con el resto de animales y plantas del planeta”.