Un motivo para NO ver la televisión.

Los chicos de la Nickel.

Autor: Colson Whitehead.

Editorial: Ramdom House.

Imprescindible. Así de sencillo. La nueva novela del gran Colson Whitehead, uno de los escritores norteamericanos más brillantes de nuestro tiempo, es una obra maestra que navega entre el momento actual y los días más duros de la segregación racial. Y lo hace desde una historia macabra, la de un joven negro adicto a los discursos de Martin Luther King que, por un desgraciado error, ve cómo su prometedor futuro salta por los aires: en lugar de ingresar en la universidad lo hace en la Academia Nickel, un reformatorio para jóvenes que en realidad es un centro de tortura, un catálogo de las miserias humanas. Elwood Curtis, el protagonista de este desgarrador libro, se propone sobrevivir. Y a duras penas lo consigue.

“El estado había inaugurado el centro en 1889 bajo el nombre de Escuela Industrial de Florida para Chicos. `Un reformatorio donde el delincuente juvenil, separado de malas compañías, puede recibir instrucción física, intelectual y moral a fin de reintegrarse en la comunidad con el propósito y el carácter propios de un ciudadano de pro, un hombre decente y honrado con un oficio o unos conocimientos técnicos que le permitan mantenerse y salir adelante´. A los chicos se les llamaba alumnos, no reclusos, con el fin de distinguirlos de los delincuentes violentos que poblaban las cárceles. Todos los delincuentes violentos, añadió Elwood para sí, estaban en plantilla”.

Whitehead tiene un don: sabe contar de maravilla los detalles de sus personajes, sus sueños y pesadillas, las razones que encuentran para mirar hacia adelante y para perder la esperanza. Desnuda sus secretos y nos los muestra con sencillez y precisión, sin aspavientos. Por eso es un placer sumergirse de su mano en las vidas de un puñado de chicos que, olvidados por el resto de la sociedad, se limitan a sobrevivir. Y es que si para todos los internos la Academia Nickel parece insoportable, para los que son de color es un auténtico infierno. Elwood pretende adaptarse, pasar inadvertido, poder recuperar algún día la vida fuera de esa jaula. Pero todo el que pasa por la Nickel, consiga o no salir, ha de pagar un precio. Y no se pierda el magistral giro final, un ejemplo de talento, una oda a la amistad. Simplemente emocionante, directamente brutal.

“El castigo por actuar por encima de tu condición social era uno de los puntales de la visión que Harriet tenía del mundo. Estando en el hospital, Elwood se preguntó si no le habrían pegado con tanta saña por pedir que las clases fueran de mayor nivel: “Dale a ese negro engreído”. Ahora, sin embargo barajaba otra hipótesis: la brutalidad de la Nickel no se regía por un criterio superior, sino por un resentimiento indiscriminado que no tenía nada que ver con las personas… La violencia es la única palanca lo bastante grande como para mover el mundo”.