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Home, sweet home

No voy a descubrirles ahora la importancia de la vivienda en la historia de la humanidad. Hace poco comentábamos en este blog el fantástico último cómic de Paco Roca“La casa”, un homenaje a su padre, a la familia, a la vida… y al hogar. Sin salir del mundo de la historieta podemos hablar de otra obra con similar título, “La casa. Crónica de una conquista”, nuevo trabajo del gran ilustrador Daniel Torres, todo un tratado de arquitectura, urbanismo, costumbrismo, antropología e historia. Desde el neolítico hasta nuestros días la vivienda ha evolucionado, pasando de la cueva o el sencillo refugio de ramas a las viviendas contemporáneas, diseñadas por artistas conceptuales que buscan prodigios tales como, no se lo pierda, el diálogo entre estabilidad y masa en suspensión.

Walden

En España la casa es muy importante. Nos gusta comprar, no alquilar. Yo soy más de cabaña, como Thoreau (en la foto). Pero cada uno es cada uno… Ahí tiene al amigo Francisco Granados, ex secretario general del Partido Popular madrileño: acabamos de saber que uno de los empresarios vinculados a la trama Púnica le construyó un chalet de lujo en ValdemoroIncluía jardín con cascada que cae en una piscina forrada en cuarcita dorada, sauna integrada, tres chimeneas, cromoterapia y aromaterapia…. Y todo en una España en la que desde que comenzó la crisis se han producido más de 600.000 desalojos hipotecarios.

Tras el éxito de la casa de Bertín Osborne, refugio de famosetes en busca de tintorro y prime time, solo era cuestión de tiempo que se abriesen las puertas de otros hogares cool a las cámaras de televisión. “A mí me encanta que me copien, al final, siempre se comparará”, ha dicho un crecidito Bertín a Europa Press. Y en eso llegó Susanna Griso, la reina de las mañanas (con permiso de Ana Rosa), para darle una vuelta de tuerca a los programas de viviendas, anfitriones y entrevistas.

“Dos días y una noche” (Antena 3) va de eso. De famosetes que se muestran muy humanos, muy sencillos, muy normales, acogiendo en sus casas a la exitosa presentadora. Hablan de la vida, del amor, del trabajo, ya sabe usted… Si Bertín ha compartido salón y cocina con españoles de la categoría intelectual de Jesús Janeiro, Arévalo o Carmen Martínez Bordiú, Griso no ha querido quedarse atrás conviviendo con talentos del calibre de Raphael, Cristina Cifuentes o Sergio Dalma. ¿Imaginación? Cero. ¿Talento? Ninguno. ¿Originalidad? Ni un ápice: “Dos días y una noche” es solo una adaptación de “Sleeping with the stars”, espacio de contrastado éxito en Europa. El programa que demandaba la parrilla española, sin duda alguna.

“En ´Dos días y una noche` podréis verme hasta en camisón”, dijo Griso en “El Hormiguero” (Antena 3) a modo de reclamo. Excitante, ¿verdad? Pues ni con esas. Más de lo mismo, de lo de siempre, de esa televisión anodina basada en el presentador de moda, el famoso de medio pelo, y las conversaciones convencionales. Es decir, el entretenimiento de perfil bajo. Ningún riesgo. Ninguna novedad. Combustible para que siga rodando un duopolio televisivo muy poco exigente, pero muy rentable, que se limita a mantener engrasada la maquinaria de su negocio audiovisual. Un aburrimiento para nosotros, un chollo para ellos.

Un motivo para NO ver la televisión

La cabaña de Heidegger.

Autor: Adam Sharr.

Editorial: Gustavo Gili.

9788425228377

Este libro, sabiamente subtitulado, “un espacio para pensar”, habla de la relación entre la persona y el lugar. Y lo hace a través de un filósofo alemán, Martin Heidegger, que en verano de 1922 se mudó a una cabaña de 6 por 7 metros en las montañas de la Selva Negra, en el sur de Alemania. Durante cinco décadas el autor de “Ser y tiempo” disfrutó de la intimidad emocional e intelectual del pequeño edificio, en el que escribió algunas de sus obras más importantes. Adam Sharr, profesor de arquitectura en la Newcastle University, analiza en esta obra “la configuración” de la cabaña, “su construcción, cómo llegó a construirse, la disposición de sus tres habitaciones y cómo se utilizó”.

Heidegger estaba convencido de que la cabaña le ponía en contacto con la existencia. Tengo la sensación de que con el paso del tiempo, las personas sensatas, esas que no son excesivamente ambiciosas y van desprendiéndose de los bienes materiales, buscan la sencillez. La vida simple. El retorno a la naturaleza. En lo que a vivienda se refiere, a ver si usted me entiende, justo lo contrario al chalet de Granados en Valdemoro.

“Cuando el viento, al cambiar de repente, murmura algo en las vigas de la cabaña y el tiempo amenaza con volverse desagradable”, escribe Heidegger en una de las frases en las que intenta reflejar la intensidad de su relación con la montaña. “El pensador como poeta” termina, no podía ser de otra manera, con una poesía…

Los bosques se extienden

Los arroyos saltan

Las rocas permanecen

La niebla se difunde

 

Las praderas esperan

Brota la fuente

Los vientos viven

Bendiciendo a las musas.

Heidegger 2