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Be Good, Chuck

La muerte de Chuck Berry es la peor noticia en la historia del rock and roll desde aquel 16 de agosto de 1977 en que supimos que la caricatura de Elvis Presley había reventado en el baño de Graceland. Elvis era el rey (blanco), Berry el padre (negro). Todo lo que escuchamos ha surgido de las manos, la garganta y el talento del músico de Misuri, el hombre que fue incapaz de escribir una sola canción mala. ¿No me cree? Consiga la caja “Rock And Roll Music – Any Old Way You Choose It – The Complete Studio Recordings … Plus!”, 16 discos con 396 canciones, 21 horas y 11 minutos de auténtico, puro y salvaje rock and roll (más dos libros con fotografías inéditas e interesante material biográfico). Quizá tenga que vender sus discos de Spandau Ballet: Confirmar que Charles Edward Berry es el mejor compositor de este género de todos los tiempos le costará alrededor de 275 euros.

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Elvis era el sueño americano. Berry la pesadilla. Tenía fama de arisco, de roñoso, de informal y pendenciero, de evasor de impuestos y hasta de proxeneta. Pasó dos años en chirona por incitar a la prostitución a una apache de 14 años en su club de Saint Louis. Era el final de los 50. Berry salió de la cárcel y encontró que se había convertido en una estrella: el rock and roll, su rock and roll, era el ritmo que se había puesto de moda.

Letras simples, en ocasiones incoherentes, inconexas. Acordes fáciles que se repiten, con algo de blues, algo de country, algo de boogie boogie. Una guitarra eléctrica sencilla que suena metálica, que chirría, que corta el aliento. Historias juveniles, protagonizadas por adolescentes rebeldes. Y por coches bonitos. Una voz potente. Y por supuesto el paso del pato. Esta es la fórmula del mejor rock and roll, creada en la primera mitad de los años 50 del siglo XX por el hombre que pidió paso a los más grandes: “Apártate, Beethoven / Y cuéntale la noticia a Chaikovski. / El latido de mi corazón marca el ritmo / y mi alma sigue cantando el blues” (Roll Over Beethoven, 1956).

Allá donde estés, Be Good, Chuck.