Vuelve el hombre

No es la típica serpiente de verano. Lamentablemente. No es el clásico fichaje futbolero que se da por hecho una y mil veces, en todas las tertulias, pero nunca llega a confirmarse. No es un bulo mediático, es una realidad desinformativa. Regresa el gran Alfredo Urdaci, el del “Ce Ce O O”, la mano derecha de El Pocero, el monologuista más cachondo de La Sexta, la cadena progresista (B) de Lara. Y lo hace por la puerta grande. ¿Dónde recala? Se preguntará el lector que se reboza en las arenas playeras de Torrevieja. ¿En TVE, donde dirigió brillantemente los servicios Informativos y presentó con gran éxito el Telediario 2? No, mejor todavía: en 13TV, la tele de la señorita Pepis de la Conferencia Episcopal Española. Urdaci será, según la web de los obispos, “director de los Servicios Informativos de la cadena y presentador y director de la II Edición de Al Día (20:30 horas)”. Horario de máxima audiencia para un periodista de reconocido prestigio y enorme credibilidad.

Todos los periodistas en paro de este país, que son muchos, deberían sonreír al conocer la noticia del regreso de Urdaci. Resulta tremendamente esperanzadora: Si un tipo así encuentra trabajo en un medio de comunicación, está claro que cualquiera puede hacerlo. ¿Ven cómo el mercado laboral ha revivido? Hasta el mercenario más chusco, con peor fama y más negro currículo, encuentra un lugar donde caerse muerto.

Habrá que esperar hasta septiembre, “fecha en la que 13tv pondrá en marcha una nueva y ambiciosa parrilla televisiva con la que el canal se reafirma como principal opción televisiva junto a los dos grandes grupos del panorama audiovisual. ¿Principal opción televisiva junto a Mediaset y Atresmedia? ¿13TV? Serán mentirosillos estos puñeteros obispos… ¿Y el octavo mandamiento? Venga ahora mismo a confesarse todos, unos con otros, en una orgía de pecados y arrepentimientos, mitras y bonetes, monaguillos y monjitas, estolas y casullas.

Urdaci es el rey de los manipuladores audiovisuales. Una leyenda entre los periodistas gubernamentales, que en estos días difíciles crecen como las setas en otoño. Un mito entre aquellos mamporreros capaces de darlo todo por recibir del poder una caricia en el lomo. Recibámosle con los brazos abiertos en esta España periodísticamente acabada.

Sublimotion

Durante los últimos años he podido observar que, en los meses de verano, los medios de comunicación recurren de manera sistemática a dos temas fascinantes: los discos de vinilo y los restaurantes de super lujo. Poco decir de los viejos singles y elepés, y de esos recorridos absurdos por las tiendas que aún venden rodajas de música. Una sucesión de tópicos. Mucho más interesante resulta la élite gastronómica, siempre sorprendente en su necedad y en sus precios. La última dosis de cocina galáctica la ofrece El País, que recomienda un restaurante de Ibiza con el menú del día a 1.650 euros. No, no a 16.50 euros. Ha leído bien a la primera: 1.650 euros.

El chiringuito ibicenco se llama Sublimotion, y el chef que ha diseñado tan accesible cubierto es Paco Roncero. “A mi no me gusta decir que es caro, sino costoso”, dice el cocinero. Ya sabe usted, a partir de ahora las cosas no son caras, sino costosas. ¿Un menú degustación por 1.650 euros? Costoso. Simplemente costoso. No olvide que “un haz proyecta caligrafiado el nombre de cada comensal”, y estos detalles tienen un precio. Como la pantalla de 360 grados “que envuelve la estancia” y acompaña cada plato para “trasladar a los presentes del Ártico a Central Park, de las huertas de Toledo al fondo del mar, de un viaje en globo al mismísimo infierno”. Joder, al mismísimo puto infierno.  Qué fuerte, ¿verdad?

La frivolidad estival de los medios no tiene freno, carece de límites. Dentro de este proceso de deterioro algunos incluirán la salida de María Escario del Telediario de TVE. Yo no puedo evitar pensar en el cese de Hilario Pino como presentador de informativos en Cuatro. Se comentó que, tras catorce años en la cadena de Mediaset, Pino abandonaba de forma voluntaria su puesto para emprender nuevos proyectos. Pero parece que se trata de un despido: “No hacía por motivarse en equipo, no se vinculaba en el resultado. Se le veía con falta de interés y motivación”, dice la empresa a modo de agradecimiento por sus años de trabajo.

Pino es un periodista sobrio, de la vieja escuela, y seguramente no encaja con el proyecto que tiene Paolo Vasile para los informativos de Mediaset. Unos informativos, los modernos, esclavos de la audiencia, basados en vídeos de Youtube, presentados por guapas señoritas.

P.D.

“Vamos a intentar hacer en España lo que Jaume Matas hizo en Baleares”. Mariano Rajoy, 2004.

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En la foto inferior, Jaume Matas en la entrada a una versión segoviana del restaurante Sublimotion. ¡El puto infierno, tío!

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Un motivo para NO ver la televisión

John Hiatt

Cd: Terms of my Surrender.

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John Hiatt está en forma. A sus 66 años el de Indianapolis lleva décadas manteniendo un nivel excelente, escribiendo buenas canciones, grabando discos brillantes y ofreciendo conciertos que le sitúan en la cresta del género Americana. Es uno de los grandes cantautores eléctricos norteamericanos, injustamente a la sombra de Dylan, Springsteen y Petty.

Terms of my Surrender, su disco número 25, reúne once canciones simplemente brillantes. Blues suaves y raíces, la voz profunda de un músico sin dudas sobre su trabajo, a veces cerca de Tom Waits (Old People, Marlene), otras como el último Springsteen (Wind Don´t Have to Hurry), siempre partiendo de la guitarra acústica, de melodías robustas y letras sencillas, directas. Otra joya.

 

Sanción microgorda

La Sala Primera del Tribunal Supremo ha dictaminado que el diario El Mundo debe pagar 20.000 euros como indemnización por una de sus exquisitas piezas periodísticas. ¿Se castigan, por fin, sus informaciones sobre el 11-M? No, por dios. Eso es historia del periodismo español: los lectores nunca agradeceremos lo suficiente a los jefes del diario de Unidad Editorial por enseñarnos cuán bajo puede llegar a caer un medio de comunicación. El Mundo debe pagar 20.000 euros porque la Justicia considera que determinadas expresiones utilizadas en uno de sus textos de opinión son constitutivas de infracción “al derecho al honor y a la intimidad”.

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Un blog de televisión del periódico que fuera dirigido por Pedro J llamó a Chelo García Cortés, colaboradora del programa de Telecinco “Sálvame”, lindezas como “microgorda ponzoñosa”, “carroñera del montón y miss plumilla menopáusica transmutada en pequeña escribiente florentina del buitrerío ibérico”. Y dijo que tenía una “imbecilidad de grado cum laude”. Estos insultos tienen un precio: 20.000 euros. Un precio que se paga tarde, los insultos se vertieron en mayo de 2008, pero se paga.

Esta sanción me obliga a reflexionar por varios motivos. El primero es que colgué mi último post en El Mundo el 2 de noviembre de 2007, después de escribir durante tres años precisamente un blog sobre televisión (y sus mundos paralelos). Un blog que escribí, que escribo diez años después, con absoluta y total libertad, pero procurando no cruzar las líneas rojas que dictan el sentido común y la buena educación. No estoy seguro que haberlo conseguido siempre. ¿Habré faltado al respeto a alguien en todos estos años? Puede que sí. Lo siento. Nunca, en ningún caso, jamás, ha sido de manera premeditada, por razones personales, para conseguir visitas.

Me horroriza haber podido escribir cosas tan despectivas como “microgorda ponzoñosa” o “miss plumilla menopáusica”. Es posible que algún lector busque y encuentre expresiones parecidas en El Descodificador. Si no lo he hecho, es posible que haya estado cerca. Lo siento, insisto. Lo de “carroñeros” creo que puede tener sentido, por ejemplo, para definir a seudo periodistas que despellejan a famosos en programas basura. O que venden sus relaciones sexuales en televisión. Pero “microgorda ponzoñosa” suena demasiado miserable y personal, claramente ofensivo, francamente violento y absolutamente innecesario.

La culpa es del autor del blog de El Mundo, evidentemente, pero sólo en parte. Los medios exigen que los blogs tengan visitas, muchas visitas, para sobrevivir (El País acaba de cerrar decenas), y una forma de conseguir esas visitas es escribiendo post agresivos. El problema comienza cuando al opinador se le va la mano, se viene arriba, se cree impune por trabajar en un gran medio y, lo que es peor, ejerce esa agresividad con los más débiles. Cuando es crítico hasta la sangre con el poder, político o económico, o con su propio medio, bien por sus pelotas. Llamar a una tertuliana “microgorda ponzoñosa” es demasiado fácil, muy ruin y tremendamente injusto. 20.000 euros me parece una sanción… digamos que microgorda.

Decía Ryszard Kapuscinski que las malas personas nunca pueden ser buenos periodistas. Si desde un medio llamas a alguien “microgorda ponzoñosa” es muy posible que seas mala persona, y por tanto mal periodista.

Les pido disculpas de nuevo por lo que me pueda tocar. Lo siento. No volverá a pasar.

 

Un motivo para NO ver la televisión

Autor: Ben Brooks.

Editorial: Blackiebooks.

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Etgar tiene quince años. Bebe Nesquik y ron, fuma poco, come porquería, tiene una novia que le engaña, unos amigos raros, se da baños calientes, y pasea a su perro, Amundsen, menos de lo que debiera. Amundsen se caga en el salón de su casa. La vida de Etgar es una mierda, y el protagonista de nuestra historia se defiende escondiéndose bajo las sábanas, bebiendo, viendo series… y husmeando en chats sexuales. Cuando sus padres se van de viaje conoce a alguien en internet, y se gasta con ella el dinero que le dejó su abuela. Son dos personas inocentes, abofeteadas por la vida, dándose consuelo, ofreciéndose calor. Pero las cosas no son tan fáciles…

“Quiero correr por todo el barrio, rompiendo ventanas y encendiendo fuegos y meando en los buzones hasta que llegue la policía y me eche spray de pimienta en la cara y se me lleve. Quiero hacerles unos arañazos profundos en las piernas a los policías. Quiero darles cabezazos y clavarles los codos en los ojos. Quiero rebotar de una pared a otra en la celda hasta que me desmaye y me despierte treinta horas más tarde con una conmoción cerebral en un día que no sea hoy”.

Lolito es la historia de un pequeño perdedor. En ocasiones tronchante, a veces cruel, siempre naif. Ben Brooks (1992) es un escritor joven que tiene un estilo propio, sencillo pero ingenioso, que le viene al pelo a este libro moderno, chispeante, con más talento del que puede parecer en las primeras páginas. Un libro original y fresco que, presentado por Blakiebooks en una bonita edición con tapa dura, hay que leer.

Cumplimos

Buenas noticias. Tras empobrecerlo todo, desde la educación hasta la sanidad, desde la cultura a los derechos laborales, el Gobierno se muestra eufórico: “Llevo muchísimo tiempo, exactamente desde que soy presidente del Gobierno, esperando poder dar una noticia como ésta”, dice Mariano Rajoy leyendo fuera de plasma los datos de la última Encuesta de Población Activa. Los medios oficiales repiten sus mensajes: “España creó 4.400 empleos al día durante el segundo trimestre” (El País); “El paro baja en 310.400 personas y se crean 402.400 empleos, la mayor cifra en 9 años” (El Mundo); “España crea 402.400 empleos, la mayor subida en nueve años” (ABC); “España crea 402.400 empleos, la mayor cifra en nueve años” (La Razón).

“El mercado de trabajo ha dado un giro de 180 grados… Ha cambiado de ciclo… Las reformas están dando resultado…”, insiste Rajoy. Y sentencia: “El Gobierno ha conseguido frenar la sangría del paro en España”.

¿Seguro? La realidad se puede ver de otra manera: actualmente hay 800.000 empleos menos que cuando Rajoy llegó al Gobierno, y 335.000 parados más. Es decir, que tenemos 5.622.900 parados, el 53,1% de jóvenes sin trabajo, 1.834.000 familias sin recursos, con todos sus miembros en paro, 740.500 hogares donde no entra ningún ingreso…

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¡Euforia! Ya se ve la luz al final del túnel. Los que hablan de precariedad laboral son unos agoreros. Los que recuerdan los desahucios, unos cenizos. Los que invocan a los casi dos millones de familias con todos sus miembros en paro, unos derrotistas. ¡Los jóvenes ya no salen de España para buscar trabajo, sino que vienen a currar a nuestro país! ¡Y con buenos sueldos! Ahí tienen a James, un colombiano de 23 años que acaba de llegar a Madrid con un contrato de más de siete millones de euros por temporada.

Los brotes verdes son tan verdes, y la recuperación económica tan grande, que ya no es necesaria ni siquiera la misericordia televisiva. TVE prescinde de “Entre todos”, el polémico programa de caridad que presentaba Toñi Moreno.

Pero volvamos al fútbol, el mejor ejemplo de la bonanza de la economía española, por encima incluso de los datos de la EPA. ¿El club europeo que más dinero ha gastado en fichajes? El Barcelona, 147 millones de euros. ¿El segundo club europeo que más ha fundido en fichajes? El Real Madrid, 105 millones. ¿Deudas a la Seguridad Social del fútbol español? Alrededor de 6,6 millones de euros. ¿Quién dijo crisis?

Por fin levantamos cabeza. Gracias a una reforma laboral asesina, que ha dividido a la sociedad en dos, una de ellas vieja, inútil, precarizada, sin futuro. Gracias a los minijobs, a los recortes, a un programa electoral incumplido… “Pese a la incomprensión de la mayoría”, dice el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, “siempre queda la tranquilidad de concienciay saber que uno ha hecho lo que tenía que hacer”.

¿Cumplimos?

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P.D.1

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Telemadrid informa sobre Gaza.

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La calidad de la información deportiva…

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P.D.4

Y de la otra información…

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El País: “Sin embargo, contra las informaciones que EL PAÍS ofreció en un primer momento, el avión empleado por el Real Madrid tenía por matrícula…”.