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Prejuicios

Sí, tengo prejuicios. Lo reconozco. Prejuicios sobre todo aquel o aquello que tenga que ver con la televisión, la fábrica de embrutecimiento más poderosa y despiadada que conozco. Prejuicios sobre quien estuvo en la órbita judicial del Partido Popular (y cerrase la causa del Yak-42 o asegurase que en los CIE “no se vulneran los derechos fundamentales”). Prejuicios con Borrell. Y también prejuicios con Pedro Sánchez, un político que supura ambición y mediocridad. Un político efectista y de centro. Todo él fuegos artificiales. Un político que, si tenemos en cuenta a los tres últimos presidentes de Gobierno, es posible que se quede en Moncloa durante mucho tiempo.

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Tengo prejuicios, sin duda. Un ministro de Cultura no puede tener como cumbre de su currículo haber presentado un programa con Ana Rosa Quintana en Telecinco. Un ministro de Deportes no puede odiar el deporte. Tengo prejuicios con quien es incapaz de encontrar un ministro de Cultura y Deportes con más méritos, con más chicha.

Dicho lo cual, quizá deberíamos dar un margen a Pedro Sánchez y su Gobierno. Ver qué hay detrás de la pirotecnia. Aunque solo sea a modo de agradecimiento: no olvidemos que se trata del tipo que nos libró, con ayuda de otros a los que no veo en su Gobierno, de la mafia que ha tenido secuestrado este país durante años. A trabajar.

 

 

Sábado sabadete

El sábado fue un gran día para Mariano Rajoy. Uno de esos días que no se olvidan fácilmente. El Real Madrid ganó 1-4 al Alavés en Mendizorroza. Inmediatamente después, la traición histórica de un partido político a su líder, y a sus votantes y simpatizantes, le convirtió de nuevo en presidente del Gobierno.

No dejarse puntos en un campo difícil como Vitoria, y ante un equipo en forma como el que dirige Mauricio Pellegrino, resulta fundamental si aspiras a ganar la Liga. Convertirse de nuevo en presidente tras 315 días de angustia supone un gran éxito, y una tranquilizadora garantía de futuro. ¿Para los españoles? No, coño, para Rajoy y el Partido Popular.

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No hay mejor manera de afrontar lo que queda del juicio de la Gürtel, por poner un ejemplo, que desde Moncloa. Por eso todas las prisas que tenía Rajoy hace unos días, cuando aseguraba que “España necesita de manera urgente un Gobierno”, ya no son tales: hasta el próximo jueves no desvelará el nuevo Gobierno. Tranquis, que martes y miércoles se juega la Champion.

Desde Moncloa se mira a Bárcenas, a Correa y al Bigotes con otros ojos. Desde Moncloa se habla de los jueces, y con los jueces, utilizando otro tono. Desde Moncloa se afrontan los problemas con mejor ánimo, se destruyen pruebas con más contundencia, se dirigen los medios con mayor descaro. Desde Moncloa los informativos de TVE, y los editoriales de ABC, La Razón, El País y El Mundo se leen cada mañana con otro ánimo. Desde Moncloa el futuro vuelve a ser radiante. Bendito sábado, sabadete.

P.D.1

La culpa de todo lo que pasa en el PSOE, de TODO, la tiene Gabriel Rufián. Será canalla este Rufián…

P.D.2

La entrevista de Jordi Évole a Pedro Sánchez me pareció interesante, pero fuera de tiempo. Todo lo que contó, y sonó duro, y sonó impresentable… ya lo sabíamos. O lo sospechábamos. Que González no pinta nada, que Susana Díaz es un peligro, que manda el Ibex. Y criticar la manipulación que ejerce un gran medio de comunicación como El País, desde un grupo mediático como Atresmedia, es para descojonarse de risa. ¡Qué terribles son los poderes fácticos, qué malos son Alierta y Cebrián! ¡Qué grandes periodistas son los de La Sexta! Por favor…

Lo que hace semanas hubiese sonado valiente, hoy sonaba a pataleo, a venganza y a último y desesperado recurso. Es decir, que para contar que Telefónica y Prisa no le dejaron ser presidente del Gobierno ya es un poco tarde.

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Un motivo para NO ver la televisión

Pesadilla en rosa.

Autor: John D. MacDonald.

Editorial: Libros del Asteroide.

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John D. MacDonald es un clásico de la novela negra por dos razones: escribe como los ángeles y ha dado vida a un detective inolvidable. Travis McGee vive en un barco en Florida, y sigue sus propios códigos de conducta. Bien plantado, fuerte y formal, este John Wayne del mundo del crimen nos cuenta en “Pesadilla en rosa” la segunda aventura de una saga espléndida. Lo mejor que se puede decir es que es igual de buena que “Adiós en azul” (Libros del Asteroide), la primera.

“Nina, si te sientes insegura sobre nuestro encuentro sexual, es que das por hecho que somos un par de personas vulgares que se han dado un vulgar revolcón. Dos personas que después se suben los pantalones y se largan cada uno por su lado, añadiendo una nueva muesca a su lista de conquistas. Yo creo que sentimos aprecio y curiosidad el uno por el otro. Esto ha tenido mucho de exploración y aprendizaje. Cuando la cosa funciona, uno aprende cosas sobre sí mismo. Si se pone en juego el alma, si hay respeto, ternura y conciencia de lo que se hace, esa es toda la moralidad que me preocupa al respecto. Haz lo que quieras, cariño. Tú eliges. Puedes vernos desde la intimidad, y entonces seremos Nina Gibson y Travis McGee, felices, resplandecientes y relajados después de una experiencia íntima, excepcional y adorable. O puedes observarnos desde la distancia, y entonces te verás convertida en una estúpida fulana a la que he echado un polvo estando de paso por Nueva York. Y eso me convierte en el playboy McGee, que sonríe activo y guiña el ojo. Convierte algo bonito en algo asqueroso”.

McGee y la chica son los principales protagonistas de una novela sobre “un robo de tal magnitud que más que un robo será una leyenda”. Una estafa de guante blanco en la que entran y salen un sinfín de personajes. Algunos maravillosamente definidos, con precisos detalles sobre su aspecto, su vestuario, su carácter o su pasado. Otros son simples flashes que iluminan la lectura de un párrafo para desaparecer discretamente. Estos son los invitados a una fiesta: “El Maricón Petulante, la danzarina Orgiástica, el Negro Simbólico, Las Parejas Lanzadas, la Bollera Celosa, el Dramaturgo a punto de triunfar, la Chica que Vomitará Dentro de un Rato, el Comunista Simbólico, la Ninfómana Tradicional, el Turista Empedernido y el Viejo Escultor Sabio con Halitosis”.

John D. MacDonald escribe de maravilla, insisto. Y lo hago porque es la base de esta novela, construida sobre una trama sólida y sobre un par de personajes entrañables, pero cimentada con las palabras adecuadas, con frases redondas y párrafos perfectos.

“El amor es un regalo, no un regateo. Supongo que es algo que una debe aprender. Pero ¿qué puedes haber aprendido tú de mí?

- Que una cintura de cuarenta y ocho centímetros es una delicia”.

Lea a MacDonald. Recuperen a esta leyenda. En el mundo actual de la novela negra, saturado de mediocridades y repleto de impostores, no es fácil disfrutar de un espíritu puro capaz de escribir con el talento de Hammett, la originalidad de Chandler o la fuerza de Thompson. Imprescindible.

Sausalito

Dicen en La Sexta que Pedro Sánchez, ex secretario general del PSOE, “ha puesto tierra de por medio” y ha pasado los últimos días “lejos de la encrucijada que vive su partido”. Según la televisión que dice tener el periodismo por religión, Sánchez ha estado nada más y nada menos que en Sausalito, “uno de los destinos más lujosos de California, no apto para todos los bolsillos, de alto standing”. Y cuidado, porque Sánchez “ha llegado allí tras pasar por Los Ángeles y también por las playas de Malibú”.

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¡Será sinvergüenza este Sánchez! Él en Sausalito y sus camaradas en Ferraz, facilitando la investidura del presidente del partido más corrupto de nuestra historia reciente. Menos mal que está La Sexta, esa cadena que piensa que “la sangre del periodismo no puede tener un color cobarde”, para desenmascarar a Sánchez.

Lástima que, sin embargo, no desvelen los destinos vacacionales de lujo de otros protagonistas de la actualidad. A mí, por poner un ejemplo, me gustaría saber dónde veranea… no sé, a ver, uno cualquier… por ejemplo Florentino Pérez, el presidente de ACS, ahora que es actualidad gracias al juicio de la Gürtel: “Correa facturó 78.000 euros de la cabalgata de Arganda a Florentino Pérez”. Pero Ferreras y su equipo de tertulianos, esos que “incomodan al poder” y no se levantan cada día “para hacer amigos”, no dicen nada del empresario, ni de dónde pasa sus días libres, ni de si se gasta su dinero como le sale de los huevos. De Sanchez sí, en Sausalito a todo trapo, pero de Florentino ni pío. ¿Por qué será?

Por cierto, yo he estado en Sausalito. Recuerdo que dormí en un modesto bed & breakfast junto al mar, monté en bicicleta camino de San Francisco, y comí sushi y hamburguesas. Ahora, gracias a La Sexta, acabo de enterarme de que es “un destino de alto standing no apto para todos los bolsillos”. ¿Qué sería de nosotros sin esa religión llamada periodismo?

Un motivo para NO ver la televisión

Comer con cabeza

Autor: Élise Desaulniers.

Editorial: Errata Naturae.

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El quinto título de Libros Salvajes, la imprescindible colección de obras de carácter campero (nature writing) creada por Errata Naturae, supone una notable sorpresa. Acostumbrados como estábamos a historias que transcurren en la naturaleza más agreste (peripecias con osos grizzly, la leyenda de Buffalo Bill, el retorno a la vida noble en las Grandes Llanuras), nuestras lecturas favoritas dan un interesante giro. Y se centran, tal y como indica el subtítulo de la obra que hoy nos ocupa, en un tema de absoluta actualidad: “cómo alimentarse de manera sana, sostenible y respetando el bienestar animal”.

No estamos ante un libro de recetas. Ni ante una Chicote de los productos, en lucha contra el fraude alimenticio. Estamos ante una investigación seria y concienzuda basada en el compromiso y la generosidad. Comer tiene sus consecuencias con animales y plantas, con la naturaleza, con la salud del planeta. No cerremos los ojos ante estas circunstancias. “Los problemas relacionados con la alimentación no se reducen a cuestiones de ética animal”, asegura Élise Desaulnier, periodista inquieta que un buen día se preguntó qué es lo que había en el plato que tenía delante de sus narices. “Temas como el calentamiento global, la malnutrición, la explotación laboral o la degradación del medioambiente tenían un denominador común: podíamos considerarlos consecuencias de nuestras decisiones alimentarias”.

Desaulnier no habla solo de cómo la comida afecta a nuestra salud (“Eso del medioambiente y la compasión está muy bien, pero para la mayoría de nosotros la salud, nuestra salud, va por delante”), sino de cómo influye en el mundo que nos rodea (“Si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todo el mundo sería vegetariano”).

Este libro es ante todo útil. Está repleto de consejos que podemos aplicar a la vida diaria, a la cesta de la compra, a la mesa de cada día. ¿Qué hacemos? Se pregunta la autora a modo de resumen. Y se contesta de manera sencilla, aplicando el sentido común: Planifiquemos, mantengamos la nevera en orden, compremos con frecuencia y directamente al productor, elijamos lo que necesitamos realmente, conservemos, congelemos, sirvamos raciones más pequeñas, leamos las etiquetas, utilicemos los restos y comportémonos.

“Comer con cabeza” es un libro inteligente para gente comprometida. Y con sentido del humor, que no todo es doctrina verde. Ahí tiene el capítulo cinco, “Una cena en casa de Sarah Palin”, donde la anfitriona nos ofrece diez buenas razones para comer carne. Le desvelaré la primera: “Es la voluntad de Dios”. La ex gobernadora de Alaska se explica: “Si Dios no quisiera que comiéramos animales, ¿por qué los ha hecho de carne?”.

¿En qué quedamos, Cebrián?

El día del debate televisivo a cuatro entre Rajoy, Iglesias, Sánchez y Rivera se podía leer en la página 17 de El País: “Si es verdad que la campaña del 26-J será una de las más decisivas de la historia, con alrededor del 30% de los electores aún indecisos, el debate de esta noche entre los cuatro principales candidatos puede resultar un punto de inflexión determinante”.

Dos días después del debate televisivo a cuatro entre Rajoy, Iglesias, Sánchez y Rivera se podía leer en la portada de El País: “Pablo Iglesias gana un debate sin influencia en el voto del 26-J”.

¿En qué quedamos, Juan Luis? ¿Punto de inflexión determinante o sin influencia? Pues quedamos en que no va a ser fácil.

Va a ser sumamente difícil. Tanto que incluso un socialdemócrata de verdad como el ex ministro Jordi Sevilla, no como esos socialdemócratas perroflautas antisistema, acaba de hacer público el plan B del PSOE: “para evitar terceras elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario”. PP incluido. Un tuit que responde a muchas de las preguntas a las que no se atrevió a responder Pedro Sánchez en el famoso debate televisivo.

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¿Todavía tiene dudas sobre las intenciones del PSOE? El camino a la perdición emprendido por Sánchez y compañía es tan evidente que incluso han recuperado a Alfonso Guerra, leyenda del Club de la Comedia socialista, para poner un toque de chascarrillo y buen humor al suicidio del partido del Pablo Iglesias sin coleta: “no nos han perdonado, nos la guardan desde 1921″, dijo el hermano de Juan Guerra en referencia al viaje de Fernando de los Ríos a la Rusia bolchevique que hizo que el PSOE no quisiera entrar en la III Internacional comunista. “¡Bolcheviques, chavistas, comunistas”, repetía el muy cebolleta aferrado al micro. Y sentenció: “Solo por ver cómo se le hiela la sonrisa (a Pablo Iglesias) merece la pena votar al PSOE.

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Un motivo para NO ver la televisión

Soñadores

Autores: Edmond Baudoin y Cédric Villani.

Editorial: Astiberri.

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Cuando parece que ya nada puede sorprendernos en el mundo de la historia gráfica, que ya está todo dicho en el lenguaje del cómic, resulta que Astiberri edita “Soñadores” y nos deja con los ojos abiertos. Y una gran sonrisa: estamos ante una obra maestra difícil de definir, entre el dibujo documental y la poesía científica. Un libro que en 190 páginas narra, mediante ilustraciones sombrías y textos rigurosos, la suerte de cuatro hombres geniales que fueron capaces de cambiar el curso de la historia.

“Los humanos necesitan dar una dimensión personal a los acontecimientos y muchos comprenden la historia de la humanidad al hilo de las figuras políticas… Hay en cambio quienes, inspirados por Marx y Tolstoi, prefieren ver la historia como el fruto de la acción de los pueblos, las luchas de clases, humanas, culturales, sociales, económicas…”.

El dibujante Edmond Baudoin y el matemático Cédric Villani unen sus fuerzas en este titánico proyecto, una obra colosal que analiza las vidas, y sobre todos los pensamientos y las obras, de cuatro científicos tan brillantes como poco conocidos. Werner Heisenberg (un genio de la estructura atómica que dirigió el intento alemán por tener la bomba nuclear), Alan Turing (precursor de la informatica moderna que descifró el código nazi Enigma), Leo Szilard (excéntrico físico que pensó en la posibilidad de una reacción nuclear en cadena) y Hugh Dowding (oficial al mando de la RAF tan importante en la batalla de Inglaterra como para que Churchill le dedicara aquello de “Nunca tantos debieron tanto a tan pocos” ) son los protagonistas de un libro de historia sorprendente y hermoso que demuestra que tan importante como los hechos es saber contarlos.

“Entre una cosa y otra, esta obra aborda de forma tangencial tres conocidas controversias cientifico-históricas. La primera es el papel de Heisenberg durante la guerra. La segunda guarda relación con la muerte de Turing. La tercera tiene que ver con la influencia de la bomba atómica en las relaciones mundiales. ¿fue un factor estabilizador o desestabilizador? El hecho de que en los últimos setenta años no haya habido conflicto atómico alguno parece dar la razón a la teoría del equilibrio del terror.

“Soñadores” es un libro ambicioso y deslumbrante. Pero no es un libro fácil. Exige la atención de un lector dispuesto a volver atrás para terminar de comprender una teoría, para acabar de entender un análisis, para volver a disfrutar de las dudas morales de un físico sumergido en un homenaje a Harold Lloyd. El goce de la historia y la ciencia, la belleza de la ilustración, en una obra extraordinaria.

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