Este verano he tenido la gran suerte de ver volar quebrantahuesos. El quebrantahuesos es la estrella de las necrófagas ibéricas, nuestra carroñera más escasa, amenazada y, seguramente, hermosa, con permiso de los también guapetones, que nadie se ofenda, buitres leonados y negros, y alimoches. Fue en Santa Cilia de Panzano, Huesca, una soleada mañana de agosto. Ornitólogos de todo el mundo se acercan a la Sierra de Guara para observar este ave de espléndido porte, 2,5 metros de envergadura, considerada por los pajareros como una necrófaga galáctica.
Le cuento esto porque nada más regresar a casa, con el olor a buitre aún impregnado en la ropa, me entero de que Nacho Abad, el criminólogo de cabecera de Ana Rosa Quintana, abandona el ala protectora de Telecinco y ficha por Antena 3 para incorporarse al programa de Susanna Griso. Los eternos rivales. Se habló incluso de una cifra astronómica, que Abad negó: medio millón de euros. El equivalente televisivo a los 100 millones de Bale.
No se producía un hurto de estas proporciones entre dos empresas rivales directas desde que los billetes de Florentino Pérez convirtieron en madridista de toda la vida al hasta entonces fiel blaugrana Luis Figo. Esperemos que Nacho Abad no acabe como el extremo portugués, y en los trayectos del tanatorio al plató no tenga que esquivar las cabezas de cochinillo que le lancen los despechados seguidores de la veterana Ana Rosa.
Nacho Abad es a los magazines matinales lo que el quebrantahuesos a la ornitología ibérica. Pero al revés. Me explico… Estamos ante dos estrellas de la carroña. Dos carroñeros estrella, si usted prefiere. Lo que sucede es que mientras el quebranta es el último eslabón de la cadena trófica, al zamparse los huesos de los cadáveres, Abad está especializado en sembrar el planeta de despojos. Es periodista de sucesos. Pero no de sucesos de medio pelo, no. Especialista en esos sucesos sangrientos, macabros y tenebrosos que fascinan a los consumidores de telebasura. Esa niña violada, degollada y troceada por su padre es la materia con que Abad se gana la vida. Con ella y con sus familiares destrozados y sus amigos desolados, y con las hipótesis que rodean el crimen. A mayor daño, más audiencia.
La gran diferencia entre el hermoso quebrantahuesos y el siniestro Abad es, insisto, el papel que desempeñan en la vida, su labor social. Mientras que el ave carroñera cumple una tarea fundamental, al limpiar el medio ambiente de cadáveres, el periodista carroñero siembra el planeta de detalles macabros y contribuye a hacer de la pantalla, esa prolongación del mundo, un lugar más sucio, apestoso y desapacible.
Así las cosas, el cambio de Abad de Telecinco a Antena 3, considerado el gran fichaje del verano, resume de maravilla el momento que vive la televisión en España. Cadavérico.
Un motivo para NO ver la televisión
Billy Bathgate
Autor: E.L. Doctorow.
Editorial: Planeta (1990).
Tras leer este perfil del hampa neoyorkina en plena Depresión, conseguido en un puesto callejero del centro de Madrid por cuatro euros, Doctorow se convierte definitivamente en uno de mis grandes escritores norteamericanos. “Billy Bathgate” es una obra maestra, un libro redondo, una gozada desde la primera a la última página. El escritor del Bronx describe con precisión y brillantez la vida de un chaval de su propio barrio, que se inicia en el mundo del hampa de manera casual. Dutch Schultz, capo mafioso en franca decadencia, adopta a Billy primero como mascota, después como aprendiz, y finalmente como elemento fundamental de su banda.
Rodeado de delincuentes y asesinos, Billy Bathgate crece en un mundo de lujos, personajes famosos y grandes tensiones, muy alejado de la casa de su deteriorada madre, una modestísima vivienda en el este del Bronx. Maneja dinero, come jugosos filetes y se acuesta con chicas guapas. Está en el lado correcto, pese a la violencia que se palpa en el ambiente.
E.L. Doctorow roza la perfección con esta novela espléndida, grandiosa, enorme. Y es que a una historia emocionante y conmovedora añade unos personajes inolvidables, desde el protagonista y su madre, al puñado de pistoleros que deambulan por todas las páginas de este homenaje a una de las épocas más duras y excitantes vividas por la ciudad de Nueva York. Simplemente maravilloso.