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Pensamientos al vuelo

Un motivo para NO ver la televisión

Pensamientos al vuelo.

Autor: Yoshida Kenko.

Editorial: Errata Naturae.

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El placer de tener en las manos esta deliciosa edición de las reflexiones vitales de Yoshida Kenko, eterno pensador japonés, solo se puede superar entrando en su mundo particular, un prodigio de originalidad, lucidez y sensibilidad. Cuentan que este importante señor nacido en 1283 abandonó la élite social y se retiró a una cabaña (¡otro más!) en medio del bosque, desde donde daba largos paseos, contemplaba amaneceres y atardeceres, y escribía textos breves en papeles que colgaba de las paredes de su refugio. El ensayo que hoy nos ocupa recoge los escritos recogidos en 243 de esos papeles. Una fuente inagotable de vida, el reflejo de un talento descomunal.

“También me parece irritante el modo en que la gente propaga las noticias y se sorprende con ellas.

Yo siento una atracción especial por los hombres que, viviendo al margen, no se enteran de las cosas hasta que no están en boca de todo el mundo. Los hombres poco educados, siempre que entre ellos se encuentra algún desconocido, hacen que se sienta extraño mencionando temas o nombres de personas que son familiares a los restantes miembros del grupo, mirándose los unos a los otros y riéndose”.

Como todos aquellos grandes escritores que se confían al recogimiento de la cabaña, Kenkó parece escribir desde la libertad absoluta y la sencillez total. “No puedo imaginar que haya hombres que no se sientan satisfechos con el sosiego y la soledad… No hay felicidad mayor que estar solo, sin nada que nos distraiga y nos entretenga”, asegura. Fuera de presiones externas, lejos de la Corte y el Palacio, el creador se libera de presiones y habla de la muerte y el duelo, de los buenos y malos augurios, del pasado y la memoria, de la sobriedad y la mesura exigibles a los gobiernos, de que solo los necios confían en las cosas. Habla incluso del alcohol o el mal gusto. Y por supuesto de lo indeciblemente bella que es la luna en otoño.

“¿Sólo se deben contemplar las flores de los cerezos cuando están en su mayor esplendor, y la luna cuando no la cubre ninguna nube? Añorar la luna que está al otro lado de la lluvia, retirarse a un cubículo, bajar las persianas y permanecer ahí sin ser conscientes del paso de la primavera es mucho más conmovedor. Una rama que está apunto de estallar en flores y un jardín cubierto de pétalos tienen mucho más interés para nuestros ojos”.

“Pensamientos al vuelo”, clásico de la literatura nipona, monumento al ingenio y la reflexión, se presenta en una edición preciosa, con una traducción impecable. 234 dosis de lectura reposada, de placer inteligente. Una maravilla.

“Nuestra avaricia no se extinguirá hasta que no sepamos, con certeza, que esa gran realidad de la muerte, que pone fin a nuestras vidas, ya está aquí, ya presente, ante nuestros mismos ojos”.