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La lista de Torrijos

El ayuntamiento de Torrijos (Toledo) ha presentado un inventario de canciones machistas, elegidas según criterio propio, para que los dj´s de las fiestas de la localidad no las pinchen durante el llamado “baile de las cañas”. Radio Futura, Loquillo, Alejandro Sanz o La Unión están en una lista negra que, dicho sea de paso, es tan corta como incompleta. No está el Fary.

Mal asunto cuando un ayuntamiento prohíbe canciones, sean las que sean. O sugiere que no se pinchen. Mal asunto porque, entre otras cosas, puede que su sentido de la moral y el orden no coincidan con los de los vecinos de la localidad. ¿Cuáles son las canciones que no deberían sonar en unas fiestas? Julián el fontanero, por ejemplo, quitaba las de Taburete, el grupo del hijo de Bárcenas: piensa que esos instrumentos han sido comprados con nuestro dinero y se le revuelven las tripas. Seguramente Juana, la panadera, eliminaba los pasodobles, por aquello de lo taurino y el maltrato animal. Y su vecino Pablito, que es rapero y de Podemos, suprimía de un plumazo Paquito el Chocolatero y Macarena, ejemplos perfectos de caspa viejuna. Y así hasta que el dj no tuviese material y tuviese que cerrar con un vinilo de Simon & Garfunkel: “El sonido del silencio”.

¿Debe dejar de sonar una canción que habla del maltrato y seguir en cartelera una película que cuenta la historia de un asesino de mujeres? ¿Y qué me dice de aquel libro de un tipo que descuartizaba prostitutas? En Torrijos se han metido, sin necesidad, en un jardín importante.

Un motivo para NO ver la televisión

Fred Cabeza de Vaca

Autor: Vicente Luis Mora.

Editorial: Sexto Piso.

978841667734

Primera gran sorpresa de la temporada. Un libro difícil de clasificar, tremendamente abierto en su planteamiento, sorprendente en su estructura, fascinante en su desarrollo. Y exigente para el lector, que en algunos momentos debe dar lo mejor de sí mismo para no perder el norte en este puzzle diabólico que es la vida de Fred Cabeza de Vaca, un tipo al que adoras en una página y detestas en la siguiente.

Hablamos ni más ni menos que de “el artista español más universal desde Picasso”. Un crítico artístico y comisario de exposiciones de comedida actividad creadora, que triunfa en el mundo de las artes plásticas de manera un tanto original. Despreciable misógino, brillante conversador, genio deslumbrante y vulgar farsante, ambicioso sin escrúpulos y atormentado perdedor. Todas estas cosas, y muchas más, es el protagonista de esta reconstrucción de la vida de un artista fantasma, biografía laberíntica y lunática que sirve de excusa a Vicente Luis Mora para reflexionar sobre las miserias del mundo que rodea el arte contemporáneo. Miserias que son las de nuestros días…

“España es un país contradictorio y esquizoide porque su ley escrita, al vindicar la ética del comportamiento, choca de frente contra la anti-ley, la ley consuetudinaria real que sus habitantes aplican sin pestañear, sin aspaviento alguno, con la mayor naturalidad. Por eso este país puede vivir con ley democrática, porque sabe burlarla de continuo, y también puede sobrevivir sin ella. Este país pasó cuarenta años confortablemente instalado bajo un régimen dictatorial por la simple razón de que nunca ha necesitado de leyes justas para superar el día a día; sus maleables ciudadanos toleran con igual indolencia la legalidad y la falta de legalidad, la reglamentación y la barbarie, porque la justicia nunca ha sido una necesidad metafísica, ni espiritual, ni pragmática. La justicia, para un español, ha sido siempre lo que les pasaba a los otros”.

Nacido en Córdoba en 1970, Mora ha tenido el valor y la habilidad para construir esta obra ambiciosa, enrevesada y contradictoria, a veces dramática y en ocasiones tronchante, que intenta marcar distancias con el soporífero panorama de la actual literatura convencional. Nada de lo cual sería posible si no tuviera las cosas muy claras y escribiese de manera brillante, tomando riesgos y saltándose reglas. Mora decidió echarse un pulso a sí mismo, y ha salido victorioso.