You are currently browsing the El Descodificador posts tagged: Upton Sinclair


Poderoso pasaporte español

En el último pleno de legislatura del Ayuntamiento de Valencia la alcaldesa Rita Barberá dijo “punto 25”. El concejal de Urbanismo del Partido Popular en el consistorio, Alfonso Novo, no pudo resistirse y le hizo la popular e ingeniosa rima: “por el culo te la hinco”. Un micrófono abierto nos ha permitido disfrutar de ese momento, un hito en la historia no sólo de la poesía, sino también de la política.

El señor Alfonso Novo continúa en su puesto. Y aquí debería terminar el post de hoy…

La aspirante a alcaldesa de Madrid, Esperanza Aguirre, ha dicho que “La mayor queja de los vecinos es porque hay una serie de personas, generalmente de origen extranjero, formando parte de organizaciones y de mafias que están organizadas no solamente para sobrevivir sino tener un buen vivir a base de estas cuestiones que hay que estudiar y erradicar”. ¿Tener un buen vivir? ¿Durmiendo en la calle? ¡Mendigos fuera!, ladra una Aguirre que, como veíamos ayer, advirtió en su día que “El populismo no ha traído más que miseria y opresión”. Nada raro, puesto que en 2011 dijo lo que entonces le venía bien, que es lo contrario que dijo ayer mismo: “Los servicios sociales pueden ofrecer una cama limpia pero hay gente que no la quiere aceptar, y estos ciudadanos pueden hacerlo porque no se les ha privado de sus derechos… Y no se puede privar a nadie de sus derechos”.

CDoBxsdXIAAwUPe

Aguirre sigue siendo aspirante a la alcaldía de Madrid. Y aquí debería terminar el post de hoy….

Pero vamos a terminar con las palabras de algunos (cuidado, de algunos) de los españoles evacuados de Nepal tras el terremoto del sábado: “Nos han tratado como a perros. Sin agua, ni comida, ni mantas, con frío y lloviendo y con las autoridades con escopeta metiendo presión para sacar a los suyos…. Estoy orgulloso de estar en España, tener un Gobierno como el mío que por lo menos me saca de una catástrofe como ésta y no intenta estafarme como Nepal. Nos han robado, nos han estafado”.

El español orgulloso de su Gobierno debería tener en cuenta dos cosas. La primera, el estado de la población local tras el seísmo, de los nepalíes, uno de los pueblos más pobres, y también duros y solidarios, del mundo. A ellos nadie irá nunca a rescatarles, a “sacarles de la catástrofe”. Ellos vivían, viven, en la catástrofe. La segunda, que el Gobierno de ese turista que se siente orgulloso no es que “intente” estafarle, como asegura ha hecho el nepalí. El Gobierno de ese turista ya le ha estafado: El PP tuvo durante décadas una caja B, pagó su sede madrileña con dinero negro, se niega a que se investigue la corrupción (hoy sabemos que tapan a Pujalte, y que el exjefe de prensa de Javier Arenas se niega a declarar en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel)

Y ahora sí termina el post. Entre el orgullo de tener un Gobierno como el nuestro y la vergüenza de pertenecer al mismo país de Alfonso Novo, Esperanza Aguirre y el Partido Popular. Normal que el pasaporte español esté, según ABC, “entre los diez más poderosos del mundo”.

pujalte-2

Un motivo para NO ver la televisión

El fin del mundo

Autor: Upton Sinclair.

Editorial: Hoja de Lata.

Cubierta_Findelmundo

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto leyendo un libro. Seguramente porque “El fin del mundo” me ha recordado mis primeras grandes lecturas, esas historias iniciáticas protagonizadas por jóvenes en busca de conocimiento, de placer, de aventuras. Con “El fin del mundo” he recuperado al Kim de Kipling y al Huck Finn de Mark Twain. En la página 317 Sinclair escribe sobre la pasión del protagonista, el joven Lanny Budd, por los libros, “algo que ninguna desgracia ni dolor podían arrebatarle a un hombre”. Para dar fuerza a sus palabras recurre a un Montesquieu que “había dicho que el amor por la lectura transformaba los instantes de aburrimiento en pura delicia”.

“El fin del mundo” es una delicia total. Para el lector, que se sumerge en la primera mitad del siglo XX de la mano de unos personajes entrañables. Larry, el principal protagonista de esta historia, tiene 13 años cuando comenzamos a saber de él. No es un pícaro callejero, como lo fueron Kim y Huck Finn, sino todo lo contrario: hijo ilegítimo de un fabricante de armas y una modelo estadounidenses, toca el piano, siente debilidad por el arte, es adicto a la lectura y procura frecuentar buenas compañías, cosa que no siempre consigue. Larry vive una vida maravillosa junto a su madre en la Riviera francesa. Una vida de lujos, viajes y placeres que financia el padre, y que se ve interrumpida por los conflictos que darían lugar a la Gran Guerra.

Larry crece entre las miserias de la vieja Europa, con amigos atrapados en ambos lados de la batalla. Todo el horror y el despropósito de una guerra pasa ante los ojos del hijo del fabricante de armas, instruido por su padre para ser neutral. Pero resulta que tiene amigos alemanes, y que otros caen gravemente heridos en el frente francés. Es el momento de conocer Estados Unidos, la familia, los grandes negocios, la influencia del poder… incluso el papel de la mentira y los medios de comunicación en la información que recibimos: “Recuerda que jamás ha habido una guerra en la que toda la razón estuviera de parte de uno solo de los bandos. Y recuerda que en toda guerra los implicados mienten como condenados. Y esa es solo la mitad de la batalla. También has de mantener alto el ánimo de tus tropas y conseguir todos los aliados que puedas para tu causa. La verdad es solo lo que consigues que la gente crea. Recuerda eso cada vez que leas un periódico”.

“Descubre siempre a quién pertenece el periódico que lees”, aconseja Sinclar, escritor norteamericano de Baltimore muy comprometido, en una de las muchas reflexiones de absoluta actualidad. Porque “El fin del mundo” es un libro clásico que, publicado en 1940, habla de temas atemporales y eternos: el aprendizaje, la amistad y la lealtad, los horrores de la guerra, los entresijos de la diplomacia y la economía, las diferencias sociales, la búsqueda de la felicidad, las miserias del capitalismo…

  • “Oh, por favor, no te preocupes por mí – la cortó el chico-. Yo sería feliz si pudiera quedarme en casa leyendo libros y tocando el piano.
  • Eso crees ahora, hijo mío; pero es solo porque no sabes lo suficiente sobre la vida. La gente como nosotros ha de tener dinero y oportunidades. ¡Descubrirás que hay tantas cosas que necesitas!”.

La excelente traducción de las más de 700 páginas de “El fin del mundo”, un libro de historia y aventuras, hace que sea imposible interrumpir su lectura. La lectura de una obra inteligente, emocionante y vital que describe el alma de una época, que se convierte en el relato vívido de diferentes escenas culturales y sociales. Absolutamente imprescindible.