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Descuido generalizado

El expresidente del Gobierno Felipe González no cree que exista en la política española “un fenómeno de corrupción”. Piensa que solo se trata de “un descuido generalizado”.

Las declaraciones de González, ese ser superior al que debemos todo, resultan especialmente tronchantes cuando se disfrutan en el entorno que se merecen: el de eldiario.es, medio de comunicación que ha publicado la noticia. Y es que las palabras del que fuera líder socialista aparecen rodeadas de podredumbre: la corrupción popular no parece el trabajo de unos descuideros, sino más bien el de toda una organización criminal.

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Bárcenas, Granados, campañas en B, Valencia, Cifuentes, tribunales, Costa, financiación ilegal, Esperanza Aguirre… Y a un lado, como para no molestar, González y su defensa del “descuido generalizado”. ¿Tendría razón Aznar con aquello del “Váyase señor González”? O si no, por lo menos cállese.

Un motivo para NO ver la televisión

Refugio

Autora: Terry Tempest Williams.

Editorial: Errata Naturae.

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“Refugio” es una gran historia de amor con transfondo conservacionista. De amor a la naturaleza, en forma de lago y de las aves que lo habitan. Y de amor a la familia, sacudida sin piedad por el cáncer. Dos fuerzas de la naturaleza absolutamente ingobernables, la crecida del lago y el desarrollo de la enfermedad, alteran la vida de la protagonista, una activista medioambiental que sabe mezclar con gran ingenio, con enorme sensibilidad, las descripciones del medio natural y sus propios sentimientos. El resultado es un libro estremecedor que engrandece el catálogo de “Libros salvajes”, pero que también encajaría a la perfección en cualquier colección de gran literatura.

“Formo parte de un clan de mujeres con un solo pecho. Mi madre, mis abuelas y seis tías: todas se han sometido a mastectomías. Siete de ellas han muerto. Las dos que aún viven acaban de terminar sendas fases de quimioterapia y radiación.

Yo no me he librado: dos biopsias por temor a un cáncer de mama y un pequeño tumor entre las costillas diagnosticado como “de bajo poder maligno”.

He aquí la historia de mi familia”.

Quizá la culpa sea de la genética, pero también podría ser causa de los ensayos nucleares que se realizaron en Nevada entre el 27 de enero de 1952 y el 11 de julio de 1962. Ensayos que cubrieron “segmentos de población de utilidad relativa” con lluvias radioactivas. La tragedia está en muchas de las páginas de este conmovedor libro, pero también la esperanza y la belleza. Las aves iluminan cada momento, cada trayecto al hospital, cada paseo junto a la madre moribunda. Son la vida: “Las aves y yo compartimos una historia natural. Se trata de una cuestión de arraigo, de vivir en el corazón de un lugar durante tanto tiempo que la mente y la imaginación se fusionen”. Las aves y por supuesto el lago, siempre presente como lugar sagrado, como centro de amparo y acogida: “El refugio para aves siempre ha sido una constante en mi vida. Tan conocido es su paisaje para mi que ha habido veces en las que he presentido una especie mucho antes de verla. Los zarapitos americanos que buscaban alimento en los pastizales a algo más de diez kilómetros del refugio eran aves de fiar. Podía contar con ellos año tras año. Y cuando seis zarapitos trinadores se les unieron, se me metió en la cabeza el concepto de zarapito trinador. Antes de verlos mezclarse con los zarapitos americanos los reconocí como un pensamiento nuevo en territorio conocido”.

“Refugio” es un libro inolvidable, que no solo dejará huella en ornitólogos más o menos avezados, que disfrutarán con cada acertada descripción de las especies, sus características y sus hábitats. Porque “Refugio” es mucho más, es un hermoso canto a la vida sencilla, a la lucha por la supervivencia y a la buena muerte.